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Bravely Default: Flying Fairy

Bravely Default es la apuesta más importante de Square Enix para 3DS. Un JRPG de aspecto tradicional con valores modernos que emplea las características online de la portátil para indagar en un género que se renueva con ofertas como estas, que recién salidas del horno en Japón no dejan de recibir elogios allá por donde se deja ver. Magia en estado puro directamente traída desde el país del sol naciente.

En la prensa escrita es habitual responder con alguna abstracción a la pregunta de qué sucederá en el futuro con este o aquel videojuego. La manida expresión “el Tiempo dirá” se convierte a veces en un comodín recurrente para rehuir situaciones comprometidas, aunque a nadie se puede culpar: el escritor no es futurólogo, sino simple comentarista. Años atrás existía un pequeño margen de sorpresa en esta industria; grandes éxitos procedentes de Japón que de la noche a la mañana se convertían en imprescindibles del catálogo de la consola de turno, obras maestras que con el boca a boca escalaban lentamente posiciones en las listas de ventas hasta que su presencia dejaba de ser anecdótica, etcétera. Ese margen del que hablamos ha desaparecido por diversos motivos, con el auge de la información digital como cabeza visible de un cambio que a los más jóvenes sonará a chino.

Buena parte del grueso de aficionados se debate entre el gusto a la sobre expectación que genera el lanzamiento de determinados productos y el desconocimiento con respecto a los productos que no generan una campaña publicitaria llamativa. La era del “humo” y del “hype” ha dado paso a una nueva generación que se sustenta por el contacto en directo: vídeos, demostraciones en tiempo real, conferencias realizadas en streaming. Nada se escapa a la vorágine de información a la que cada día se tiene acceso con un simple click del ratón. E incluso algo tan sencillo como esto se ha perdido en pos de nuevas tecnologías más accesibles.

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Hoy por hoy, decimos, es difícil encontrar videojuegos que sean relativamente desconocidos en Europa. Si un producto triunfa en Japón, a buen seguro que pronto se dará a conocer al otro lado del charco, sea por unos medios u otros. La tendencia actual del mercado invita a pensar que la industria japonesa se encuentra de capa caída, que las compañías que antes marcaban las pautas a seguir son ahora pasto para un reducido grupo de aficionados. Uno de los ejemplos más sangrantes que ilustran lo aquí expuesto es Square Enix, que navega a la deriva entre el espíritu occidental y el asiático, siempre intentando convencer a ambos sin obtener buenos resultados ni en un lado ni en el otro. Y aunque esta forma de entender la realidad del sector no es del todo errónea, este procedimiento lleva a pasar por alto algunos productos de incontestable calidad.

Una secuela muy original
Bravely Default: Flying Fairy es un producto de un pequeño equipo que se encuentra en el núcleo de Square Enix, resultado del trabajo en equipo realizado con Silicon Studios, padres de 3D Dot Game Heroes. La idea original del estudio japonés giraba en torno a la creación de una secuela espiritual de The 4 Warriors of Light: Final Fantasy, un JRPG de corte tradicional que aparecía en el mercado japonés como tributo a los 25 años del nacimiento de la licencia por antonomasia de la compañía. La propuesta se basaba en ofrecer una mecánica con sabor añejo, basada en combate por turnos y en los recurrentes ‘jobs’ (clases o trabajos), donde el jugador encarnaba a un pequeño grupo de cuatro guerreros llamados a cambiar el destino de la humanidad.El lanzamiento español fue bastante discreto por el hecho de llegar a las estanterías íntegramente en el idioma de Shakespeare, aunque su calidad lo situaba entre los diez mejores juegos de rol de corte japonés aparecidos en Nintendo DS.

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Square Enix anunció este proyecto como una secuela que pretendía explotar las novedades de 3DS, con la mirada puesta en la realidad aumentada y en las opciones de conexión entre varios jugadores al unísono, uno de los grandes sueños del gigante japonés desde hace más de una década. La primera exposición internacional potenció la popularidad del cartucho, algo que se debió al desmedido interés de ciertos medios norteamericanos y británicos hacia la propuesta de la que hacía gala, todavía en fase muy temprana de desarrollo. El equipo de Kensuke Nakahara, director, decidió enfocar el proyecto desde una perspectiva distinta a la que habitualmente tiene acostumbrado a los aficionados. Esta vez, lejos de realizar experimentos internos que se saldan con sonoros fracasos en el mercado, se utilizó el feedback de la comunidad de usuarios como principal medida para calibrar el buen hacer del producto en la práctica.

La carta de presentación de Bravely Default es la un JRPG que presume de altos valores de producción. Al igual que en The 4 Warriors of Light, este cartucho exhibe escenarios a medio camino entre el estilo clásico medieval y el tono fantástico de obras como el Señor de los Anillos, inagotable fuente de inspiración para Square Enix. Asimismo también es posible encontrar zonas eminentemente industriales, así como otras futuristas, en un popurrí de tendencias brillantemente llevadas a la pantalla de 3DS. Akihiko Yoshida, un viejo conocido de los acérrimos de la empresa japonesa que ha colaborado en obras del calibre de Vagrant Story, Dissidia y Tactics Ogre, es el encargado de realizar los bocetos de los cuatro protagonistas en torno a los que gira el argumento. Se aprecia su peculiar estilo en los escenarios que ilustran los distintos pueblos y mazmorras que componen la aventura.
Es curioso echar un vistazo a la web oficial del título para descubrir jugosas declaraciones en las que el propio Yoshida comenta anécdotas de la fase de producción, o querencias de las altas esferas de la compañía. En una de las entrevistas se lee lo siguiente: “Decidimos cambiar el diseño de los personajes cuando ya había cerrado el proceso creativo. Alguien me sugirió que los hiciese más adultos, y con más personalidad, fuese mala o buena.” Square Enix ha sostenido desde las primeras fases de desarrollo que es “fundamental” que los títulos que aparecen en el mercado cuenten con rasgos característicos que los distingan de los demás, algo que los diferencie de la competencia. Para conseguir este objetivo se ha apostado por la introducción de novedades al estilo tradicional de juego, entendiendo como tal lo visto y vivido en Final Fantasy III o V, los capítulos que más se mencionan a la hora de estipular parecidos o diferencias entre otras producciones de la misma compañía.

Cuando se habla de un “JRPG de pura cepa” se alude a una serie de rasgos que por tradición se atribuyen al género de los juegos de rol japoneses. Tratándose de un sucesor espiritual de Final Fantasy, se entiende que la mecánica de juego hace uso de los rasgos del género tal y como se han empleado desde hace tiempo en Square Enix. La propuesta del juego sumerge al jugador en una distinta introducción en la que se presentan los elementos más importantes de la aventura, esto es: protagonista, ciudad, compañeros y nudo argumental. Pongamos nombre a cada uno de ellos. El protagonista de la aventura es Tiz Oria, un muchacho de 16 años que sobrevivió a los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar en la provincia de Gardisra, pese a que lamenta la pérdida de su familia. Se muestra como una figura oscura y muy negativa. Son sus compañeros los que tratan de revitalizar al joven, no sin esfuerzos. Agnes Oblige es uno de los mejores amigos de Tiz, y a él se le encomienda la tarea de liberar al Cristal del Viento de la oscuridad que le rodea. Agnes se enfrente a las fuerzas del aire de Eternian, que andan tras su pellejo y tras el de todo aquel que tenga alguna relación con los Cristales del Poder.

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La ciudad, ponte de reunión de la Historia, recibe el nombre de Luxendarc, la tierra de la Luz y de la Oscuridad. En esta región coexisten varios países que pujan por el dominio de las fronteras, por lo que distintos conflictos de origen político se unen a la complicada trama de traición que se cierne sobre Edea Lee, la más joven del grupo, cuyo padre cumple un papel esencial dentro del ejército militar. Ringabell, el cuarto y último protagonista, es el más peculiar de todos, dado que a su peculiar encanto para seducir mujeres se le suma una profunda amnesia. Por si esto fuera poco, porta también un diario denominado simplemente “D” con el que puede prever el futuro para asombro de sus compañeros.

Un JRPG moderno con forma tradicional
Dejando al margen la información sobre el argumento, uno de los aspectos en los que Square Enix ha puesto mayor ahínco es en la mecánica de juego o, más concretamente, en qué fórmula emplear para lograr una mezcla entre el estilo añejo y el moderno. Los primeros combates en los que participa el grupo de héroes muestran el funcionamiento bruto del sistema de combate, y de ellos se obtiene un ejemplo del ritmo dinámico que se emplea en batalla. Cada personaje hace uso de una cantidad específica de ‘BP’ (Brave Points), con los que tiene opción a realizar uno o más ataques. Cada turno concede un punto BP que se puede emplear sobre la marcha o guardar, mediante el comando Default, para obtener así la posibilidad de realizar un abanico más amplio de ataques. La lista de movimientos muestra también la opción ‘Friend Summon’, que permite invocar a un amigo a través de los datos obtenidos con el Streetpass, lo que a la postre potencia la afinidad entre ambos. Este último aspecto trata de incitar a la interacción entre jugadores, uno de los aspectos más importantes de Bravely Default. 

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El abanico de posibilidades para mejorar las prestaciones de cada personaje durante los combates no se acaba aquí. El rasgo característico de Bravely Default en este aspecto es, sin duda, la presencia de un sistema de jobs o trabajos. Esta faceta permite especializar a los personajes en habilidades funcionales, bien sea magia, ataque, defensa, soporto, etcétera, con lo que no sólo cambia su forma de combatir, sino también su aspecto físico. Cuanto más emplee un personaje su trabajo en combate más puntos de experiencia obtendrá para ganar nuevas habilidades. Existen restricciones que evitan el sobre-potenciamiento de algunos ‘jobs’ con la mirada puesta en evitar que el nivel de exigencia de la aventura se simplifique en exceso. Siguiendo la lista de opciones de intercomunicación entre jugadores, Silicon Studios añade una faceta nunca antes vista en el género denominada ‘Abilink’, que permite a un jugador tomar prestadas las habilidades de un amigo durante un corto periodo de tiempo. En total encontraremos 24 clases.

Los momentos de combate se rigen también por el uso de ataques ‘Límite’, que aquí han sido bautizados como ‘Deathblow’ o golpes fatales. Estos límites vienen impuestos por el tipo de arma que porte cada personaje individualmente. Existen tres tipos de límite por cada estilo de arma que tenemos opción a equipar, un número bastante suculento si tenemos en cuenta la posibilidad de personalizar los ‘Deathblows’ en función de los interés de cada jugador. El uso de esta habilidad es fundamental para superar los enfrentamientos más exigentes, algo que se plasma en la propia partida mediante un interesante cambio de ambientación, con una melodía específica para cada ataque especial que se realice. Por otro lado, las invocaciones aportan algo más de variedad a la mecánica, si bien cabe destacar la ausencia de Ifrit y Shiva en el catálogo de innovaciones accesibles.
Si hay algo que se pueda destacar de la edición japonesa de Bravely Default (al margen de la ostentosa edición de coleccionistas que probablemente nunca saldrá de Japón) es la cantidad de detalles que aparecen con cierta frecuencia a lo largo de la aventura. Aunque se trata de un aspecto que generalmente gratifica a los jugadores que más horas invierten en la partida, la compañía japonesa no ha menospreciado la posibilidad de incluir escenas de vídeo dentro de los combates (donde se puede suceder una discusión entre dos personajes), así como un minijuego en el que es menester reconstruir Nolende, la aldea de Tiz, en una odisea que para ser superada lleva consigo un buen puñado de horas de búsqueda (o buenas relaciones adquiridas a través del Streetpass de la portátil). A nivel de detalles basta con hacerse eco de las dos iniciales que sirven como sobrenombre para la aventura: según Square Enix, el título Flying Fairy se ha empleado como homenaje al espíritu de Final Fantasy, con las dos ‘F’ por bandera.

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La apuesta de Square Enix
Desde que Nintendo 3DS se anunciase oficialmente en el mercado el público ha demandado una aventura de rol que justificase la adquisición de la portátil, tal y como sucedía antaño con prácticamente todos los modelos de Game Boy que aparecieron en el mercado. Las miradas se posaron en Square Enix como la encargada de llevar este molesto testigo, y de las primeras propuestas se extrajo el nombre ‘Bravely Default’ como uno de los que potencialmente podían encumbrarse como título-sorpresa. Aunque al principio pocos creyeron en sus opciones de mercado, la aparición en Japón del título se ha saldado con loas que elogian tanto su aspecto visual como jugable. Square Enix confió el buen hacer del título a los propios jugadores, que demostración tras demostración se han encargado de señalar qué debía estar en el cartucho final y qué no.

Con una purga debidamente realizada antes del lanzamiento y con un soporte a través de Internet pocas veces antes visto (desde la web oficial es posible acceder no sólo a un minijuego llamado Bravely Default: Praying Brague cuya beta abría el pasado 1 de noviembre, sino también a logros, secretos y demás material), Bravely Default cuenta con todos los visos para llegar a Occidente como una apuesta fresca que recupere parte del prestigio perdido al JRPG. Por el momento sólo existen rumores sobre su salto al otro lado del charco, pero sería extraño que Nintendo no tomase la decisión de traerlo al menos a Europa, donde esta clase de productos siguen demostrando estar de vigencia entre los aficionados.

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Bravely Default

  • 3DS
  • RPG

Bravely Default es la reedición del RPG de Square Enix para Nintendo 3DS, en una versión mejorada del título original con mejores gráficos, animaciones de personajes en los diálogos, tres nuevos niveles de dificultad, una interfaz más intuitiva y la posibilidad de ajustar el ratio de de los encuentros con enemigos.

Carátula de Bravely Default
9.5