The Last Express
- PlataformaIPH7.5IPD7.5
- GéneroAventura gráfica
- DesarrolladorDotEmu
- Lanzamiento24/09/2012
- TextoAlemán, Español, Francés, Inglés, Italiano
- VocesEspañol, Inglés
The Last Express
The Last Express es uno de esos títulos que son considerados por muchos como algo más que un videojuego; aparecido en 1997 para PC, llega a iPhone, iPad y iPod touch como un obligado juego de culto, una aventura gráfica muy recomendable para los fans del género. Llevado a iOS gracias a DotEmu, los nuevo jugadores pueden al fin conocer un título que marcó una época a finales de los noventa; repasemos en nuestro análisis las claves de este apasionante relato interactivo.
Una historia única, una trama oscura llena de personajes misteriosos y giros de guión inesperados. Así podríamos resumir The Last Express, una aventura gráfica de las de antes, donde el jugador se ve irremediablemente sumergido en un ambiente dominado por la angustia y el misterio. Lanzado en 1997 para PC, el título disfrutó de una acogida más bien fría, a pesar de que con el paso de los años ha sido elevado a la categoría de juego de culto. Ahora –y tras quince años desde su aparición– llega a nuestros dispositivos iOS en un adaptación táctil realizada por DotEmu, con un interfaz algo controvertido pero con su magia y narrativa intactas. Veamos en nuestro análisis el resultado de este port para la AppStore, una oportunidad única para revivir un thriller con un estilo único y unos personajes complejos y profundos.
En esta apasionante aventura gráfica creada por Jordan Mechner –el padre de Prince of Persia– tomamos el rol de Robert Cath, un médico estadounidense que viaja de polizón en el lujoso Orient Express en julio de 1914 rumbo a Constantinopla desde París, para reunirse con Tyler Whitney. Tras descubrir que su buen amigo ha sido asesinado, será cuando Robert empiece a investigar la verdad sobre su frustrado encuentro; a partir de aquí seremos testigos de un thriller lleno de misterios, asesinatos, mentiras, amor y peligros. Lo que consigue diferenciar a The Last Express de otras obras similares es su intrigante historia y un plantel de personajes digno de los mejores largometrajes de Hollywood. Podremos interactuar con más de 30 pasajeros que se comportarán como personas reales, con reacciones espontáneas y hablando en sus propios idiomas.
Cada uno de estos enigmáticos personajes esconderá un propósito oscuro o una peligrosa motivación y será nuestra misión descubrir la verdad tras el asesinato de nuestro buen amigo. Lo que más llama la atención de The Last Express es que el tiempo transcurre en tiempo real; eso no quiere decir que una hora en el juego equivalga a una hora en el mundo real, aunque el juego presenta su propio reloj, algo que deberemos tener claro desde un principio. Si un evento empieza dentro de dos horas del juego –por decir algo– deberemos permanecer atentos al paso del tiempo virtual; quizás no resulte muy impresionante hoy en día, pero en su época fue toda una revolución.
Si cometemos algún error y alguien nos detecta, nuestra partida terminará, con la única opción de rebobinar para volver a repetir esa sección que no podemos superar. The Last Express cuenta con valores de producción realmente espectaculares, con un apartado gráfico y sonoro apabullantes; su característico diseño artístico muestra una gran personalidad. Quizás en las capturas de pantalla no se aprecie en todo su esplendor, mostrándose mucho más vistoso en movimiento. El estilo art-nouveau se antoja perfecto para la ambientación del juego. Además, el apartado sonoro refuerza todavía más la inmersión del jugador, mostrando magníficos efectos de sonido y unas voces con un doblaje ejemplar; escucharemos varias conversaciones a la vez en varios idiomas, unos sonidos muy realistas del tren en movimiento y unas melodías de gran calidad.
Lamentablemente, todas las virtudes de un título ejemplar como el que nos ocupa se ven empañadas por un interfaz táctil poco eficaz, que aleja dicho port de la excelencia del título original. Así, los controles táctiles pueden ocasionar tales dolores de cabeza al jugador que pueden llegar a cuestionar si merece la pena seguir adelante. Navegaremos por las diferentes escenas gracias a iconos y flechas que irán apareciendo según los acontecimientos mostrados en pantalla; sus funciones irán cambiando según el contexto en el que nos encontremos, resultando demasiado incómodo y aleatorio. Entraremos de lleno en un bucle de ensayo-error continuo que dará al traste con toda la experiencia. También podemos optar por ocultar dichos iconos emergentes, pero el resultado será incluso peor.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.