Dishonored, Impresiones Gamescom

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Hacer coincidir las palabras “nueva propiedad intelectual” y “éxito” en una misma frase se está convirtiendo en un reto para las desarrolladoras de videojuegos en estos últimos años de generación caracterizados por el lanzamiento de secuelas, sobre todo el géneros como la acción en primera persona. Arkane Studios, bajo el paraguas de Bethesda, se anima a conseguir esta unión con Dishonored, título que a pocos meses de su lanzamiento –octubre en PS3, Xbox 360, PC– viaja hasta la Gamescom, en Colonia (Alemania) para mostrar sus principales virtudes con una demo jugable.

Nuestra aventura se inicia subidos a una funesta barcaza que parece hacer aguas por todas partes. No viajamos solos, pues estamos acompañados por NPC que nos informa de nuestro objetivo en la zona, acabar con Lady Boyle. Aquí se presenta el primer problema: existen hasta tres mujeres apellidadas Boyle en el escenario. Bajamos del precario navío y nos deslizamos por las aguas del alcantarillado de Dunwall, inspirada en el estilo británico del siglo XIX, pero capaz de aunar este toque clásico con la tecnología avanzada. Una plaga azota a los pobres, que mendigan por las calles y son apresados por el régimen y sus vigilantes. Cada ladrillo de los edificios huele a opresión, muerte y miedo.

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Desde el agua, recibimos el primer aviso con el objetivo de la misión, que apunta hacia la Mansión Boyle, donde debemos infiltrarnos para cumplir nuestro objetivo. Nadamos hacia la primera posición elevada próxima y salimos del agua enfocando nuestra mirada hacia la flecha que indica nuestro punto de interés (se puede desactivar esta ayuda). Sabemos dónde ir, pero desconocemos completamente cómo hacerlo. Un vistazo al escenario, agazapados todavía en el alcantarillado, nos permite vislumbrar guardias armados a pie por la zona y al menos dos Tallboys, soldados a lomos de robots con un ángulo de visión que les permite una perspectiva privilegiada del escenario.

Fácilmente comprendemos que Dishonored no es un shooter al uso. Un primer intento nos lleva a subir las escaleras para realizar un enfrentamiento directo con los enemigos. Caemos rendidos casi al instante. Nuevo asalto. Ahora subimos las escaleras de manera sigilosa, apostando por la infiltración. Esperamos a que el vigilante gigante continúe su ronda para ocultarnos tras una columna. Al fondo, dos guardias conversan y un aviso sonoro advierte a la comunidad, recomendando no salir a la calle por el toque de queda. La ambientación del título muestra su atractivo mediante un mundo donde los apestados por una plaga son prisioneros de su destino e incapaz de rebelarse a esta fuerza opresora que se rinde ante las clases adineradas.

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“Puedes jugar las partidas sin matar a nadie”, apunta el equipo de desarrollo. Y, efectivamente, utilizamos las habilidades de Corvo para avanzar por el escenario sin llamar demasiado la atención. Con el gatillo izquierdo, desplegamos el menú circular de habilidades y las asignamos como activas. Podemos teletransportarnos de un punto a otro del escenario sin recorrer una enorme distancia para esquivar guardias, utilizar la “Visión Oscura” para ver más allá de las paredes, ralentizar el tiempo, etc., todo a cambio de maná, que recuperamos usando pociones. Estas habilidades, incluyendo el uso de armas de fuego y granadas, hacen que la jugabilidad de Dishonored sea lo suficientemente abierta como para que se adapte a las necesidades de cualquier jugador, permitiendo varias opciones posibles para resolver las misiones.

Salvada la primera parte, penetramos en la mansión de Lady Boyle. Toca investigar quién de las tres Boyle –hermanas– es realmente nuestro objetivo en una fiesta donde las máscaras tapan los rostros de los asistentes. Cada una de las Boyle viste una máscara de un color diferente, así que debemos localizar la correcta antes de perpetrar el asesinato. La clave en este punto está en investigar la fiesta e interactuar con otros personajes que nos darán detalles sobre la vestimenta exacta de la chica para llevarnos directamente a su posición. El camino a seguir a partir del hallazgo depende, nuevamente, de nuestro estilo de juego: matar a Lady Boyle en una posición visible hará que los guardias nos detecten y persigan; buscar la manera de apartarla para acabar con su vida en un lugar ajeno a miradas indiscretas.

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Más allá de las posibilidades de interacción a través de las habilidades de Corvo, que son numerosas y se adaptan a diferentes tipos de jugadores –además, desbloquear todas las habilidades requerirá más de una partida–, el título de Arkane Studios se caracteriza por presentar una gran cantidad de formas de cumplir los objetivos. En esta misión, una manera alternativa de acabar con Boyle implicaba interactuar directamente con ella para conquistarla, tras descubrir sus “necesidades humanas”, haciendo que nos lleve a su habitación, donde podemos perpetrar el crimen sin molestias y alejados de los vigilantes.

Dishonored puede considerarse un juego valiente por diversos motivos. El primero de ellos y el más obvio, por apostar por una estética y por un estilo de juego que se aleja de la masa común de shooters. También se trata de un título de nueva creación, vinculado a una propiedad intelectual inédita, que tratará de plantar cara a los lanzamientos multimillonarios previstos para noviembre y octubre (Black Ops 2, Assassin’s Creed III, Medal of Honor: Warfighter, etc.). En Arkane Studios no están preocupados por ello, pues consideran que su proyecto ofrece a los jugadores “un mundo fresco”, nuevo y atractivo, con innovaciones suficientes para justificar su compra y dejar de lado otros títulos de corte anual.

Precisamente, en el estudio de desarrollo se han tratado de desvincular de la estética fotorrealista representada por shooters como Battlefield 3 apostando por un apartado gráfico más próximo a Bioshock e inspirándose en otros universos como el diseñado por Valve en la saga Half Life. Esta decisión da “identidad propia” al juego, lo convierte en un producto lo suficientemente llamativo visualmente y es para Arkane un argumento más para confiar en que los jugadores se rindan ante esta nueva propiedad intelectual. Preguntados por un par de argumentos para comprar este cierre de año Dishonored y dejar de lado otros nombres del género, el equipo de desarrollo hace referencia a la estética, a la ambientación y a la jugabilidad.

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Dishonored saldrá a la venta este octubre para Playstation 3, Xbox 360 y PC. La inevitable pregunta surgió durante la demostración: ¿Por qué no una versión para la inminente Wii U, que se pondrá en las estanterías a finales de año? Arkane Studios sabe que la consola de Nintendo resulta llamativa a los jugadores, pero por el momento descarta trabajar con sus circuitos con Dishonored, porque, de hacerlo, apuntan, solo lo harían con el tiempo suficiente para conseguir una versión diferente, que se adapte a las posibilidades de la consola, y no un port al uso que se limite a trasladar la experiencia de juego actual a la plataforma de sobremesa de Nintendo.

Sea como fuere, el futuro de esta propiedad intelectual es alentador por razones obvias. La estética, la ambientación, el argumento y la jugabilidad hacen de Dishonored un videojuego con un potencial indiscutible a la espera de jugadores ávidos dispuesto a experimentar en un entorno diferente. Pocas nuevas propiedades intelectuales han conseguido abrirse paso en el género de la primera persona en el último par de años, pero Dishonored tiene una nutritiva bandeja de ingredientes para conseguirlo. Y además, goza del apoyo de Bethesda, que no es poco. La utopía comienza en octubre.