Sleeping Dogs, Impresiones
Wei Shen tiene mucho que hacer además de jugarse el tipo infiltrándose en las triadas más sanguinarias de Hong Kong. Sleeping Dogs sigue apasionándonos y nos ha demostrado que la variedad de misiones y trabajitos repartidos por el enorme mapa van a ser uno de sus atractivos centrales.
A nadie se le escapa que Sleeping Dogs, el True Crime Hong Kong, va a ser uno de los juegos del verano. Violento sandbox urbano, amplio y con algunos soplos de aire fresco para el género presidido por Grand Theft Auto, lo nuevo de Square-Enix ya ha caído en nuestras manos en una versión previa que nos ha dejado recorrer una partida convencional, su mapeado y enorme lista de trabajitos durante bastantes horas. Y, ahora más que nunca, qué duda cabe, estamos ante un videojuego enorme y cargado de contenido, bien planteado desde su argumento hasta su apartado gráfico, el manejo o la sensación total de libertad que transmite al jugador. Estamos ante una obra que en muchos aspectos recuerda en exceso a GTA IV, pero que en muchos otros deja al inolvidable de Rockstar bastante por detrás.
Mapa amplio y variedad de armas, coches, locales, eventos interactivos, misiones y hasta sistema de desarrollo del personaje. Sleeping Dogs quiere ir más allá en algunos conceptos del sandbox que empezaban a atorarse. Es una mezcla de géneros y como tal no menosprecia ninguno, buscando profundidad en casa palo jugable que toca, como las peleas cuerpo a cuerpo o los disparos con coberturas. Haciendo un análisis generoso podemos decir que incluso hay algo de plataformeo, de rol o de azar, pues partes como las persecuciones por tejados y otras superficies con obstáculos, la subida de nivel y puntos de experiencia en las diversas categorías o las casas de apuestas de diversas competiciones le dan ese matiz que lo hace completísimo y siempre sorprendete, sobre todo en las primeras tres o cuatro horas cuando no paran de desvelársenos cosas que hacer y momentos en los que interactuar de diversas formas.
Entre la espada y la pared
Uno de los puntos que queríamos confirmar es que Sleeping Dogs empieza fuerte, con una historia interesante y realmente madura que nos pondrá en la piel de un personaje redondo y con un gran conflicto ético al trabajar para la policía infiltrándose nada menos que como matón en las mafias chinas. Wei Shen se presenta ante el jugador en una noche lluviosa con un intercambio en uno de los puertos de Hong Kong. Algo sale mal y la Autoridad acaba encerrándolo. Será aquí donde empiece una violentísima trama de delincuencia, extorsión, guerra de bandas, traición, negocios, respeto y mafia. La capital china y su fabulosa recreación son un marco inigualable para dar cabida a una historia tan gris y donde tendremos que hacer prácticamente de todo: conducir, robar, pasar desapercibidos, disparar, perseguir corriendo, pelear, apostar, comprar, intimidar, hablar, engañar, buscar... Por lo que hemos probado y si el juego completo sigue esta tónica, Sleeping Dogs es todavía más variado que Saint's Row: The Third o que el citado sueño americano de Niko Bellic de 2008.
Quizá sea más serio que los dos antes mencionados, menos disparatado en las armas y las situaciones, con poco sentido del humor ni referencias tan trasgresoras. Pero este enfoque más oscuro le sienta de maravilla argumentalmente y a la hora de exponer las tareas a realizar, muchas de ellas inéditas en los sandbox de ciudad y que aportan un fenomenal toque de variedad a las trilladísimas misiones de "vé, limpia y vuelve". En Sleeping Dogs cada trabajo -sobre todo los de la trama central, los que en el mapa se identifican como puntos verdes- tiene varias partes, y hay que cuidar más detalles que la vida y las balas. A propósito de los tiroteos, esta vez el jugador tendrá bastantes menos y hay muchas más situaciones de carreras a pie, minijuegos oncretos, conducción persecutoria, y peleas cuerpo a cuerpo, con Shen desarmado o con alguna arma blanca. De hecho, Batman: Arkham City también ha dejado huella sobre Sleeping Dogs, que prácticamente calca su formidable y satisfactorio sistema de combate.
A los mandos de Wei
Basado en contrataques y esquivos para luego colar golpes rápidos o fuertes, las peleas callejeras en las que se verá el protagonista siempre son como máximo contra siete u ocho contrincantes. Existe la posibilidad de hacer agarres con un solo botón, agarres que rara vez nos esquivarán y que son, francamente, demasiado poderosos, pues acaban con los rivales de una vez y no supone demasiado riesgo intentar meterlos. Este pequeño detalle, en caso de mantenerse tal cual hemos visto también en las secciones más difíciles y finales del juego, puede hacer a los enfrentamientos cuerpo a cuerpo menos emocionantes. Aunque todo apunta a que no será así, y la IA cada vez más exigente se dejará agarrar menos. En relación a Inteligencia Artificial rival, lo cierto es que hemos echado de menos más desafío, comportamientos más verosímiles y no tanta exposición suicida de los enemigos.
Wei tendrá que matar a sangre fría, torturar, extorsionar y demás trabajo sucio de los distintos jeques de triadas ante los que trabajará, empezando desde los suburbios para acabar codeándose con la élite de la mafia china. El juego no se corta en violencia y visceralidad, con escenas de desmembramientos para interrogar, desagradables torturas, etc. Este punto sádico le aporta un realismo y crudeza que le viene de maravilla a la historia y para lograr sumergir al jugador en los peligros constantes a los que se enfrenta el personaje, siempre entre el bien y el mal, sobrepasando muchas veces sus propios límites para conseguir un fin mayor que justifique los medios. Veremos por tanto así a un protagonista que evoluciona y va cambiando con cada nuevo trabajo delictivo que asume, y este desarrollo también se manifestará en el avance entre los distintos árboles de habilidades que tiene: Puntos de Policía, Puntos de Tríada, Puntos de Prestigio, Salud y Cuerpo a Cuerpo.
Cada vez que acabemos una misión, principal o secundaria, se nos otorgará experiencia en relación a cómo la hayamos hecho (tiempo, número de víctimas, vuelco hacia el bien o el delito, disparos y golpes asestados, etc). Estos puntos irán rellenando unos medidores de cada una de las cinco categorías, llegando al máximo para subir un nivel y obtener un bono que gastar en una nueva casilla de cada árbol de desarrollo, adquiriendo una habilidad, una mejora o una capacidad. Por lo visto hasta el momento, estos "senderos" de casillas que desbloquear para mejorar a Wei son bastante lineales, habiendo solo una bifuración inicial y luego circunferencias que ir destapando una tras otra. Nos hubiera gustado más libertad para potenciar libremente los atributos del personaje, y no que todo parece bastante guiado. Aunque bien es cierto que a medida que desarolla, destapa más, así que quizá los últimos compases del juego contemplen menor linealidad en este sentido.
Dinero y cochazos
El dinero tiene un valor esencial, ya que muchas acciones contextuales y pruebas solo son accesibles con determinadas cantidades. También pagaremos al salir del hospital o la comisaría, y al adquirir pisos francos. Con el dinero se desbloquean además prendas y nuevos estilos para Wei, que aparecerá en todas las cinemáticas con los modelitos y apariencia que llevemos en ese momento, un acierto. Por otra parte permite comprar equipo (chalecos antibalas), armas y consumibles, como alimentos en los puestos ambulantes del mercadillo nocturno, una de las primeras misiones que nos enseña a interactuar con los comerciantes y a extorsionarlos. También hay máquinas de bebidas energéticas que recuperan salud o teléfonos públicos para llamar, taxis que coger o conducir, peleas de gallos en las que apostar -es un minijuego completamente de azar-, casinos, clubes, etc. No faltan la prostitución y las drogas.
El robo de coches, motos, lanchas, autobuses y alguna sorpresa es la tónica general del desarrollo, tan calcado de Grand Theft Auto que hasta las emisoras de radio se cambian con la cruceta. Se puede disparar desde el coche, hacer embestidas y otras maniobras especiales que servirán muy bien para despistar a la Policía o perseguidores. El manejo de las motos es algo ligero, siendo muy fácil caer, lo que también recuerda a la marca de Rockstar. Los garajes son otro sitio donde invertir y guardar las mejores piezas que consigamos, como deportivos rapidísimos o motos de gran cilindrada. Hay conversaciones dentro de los coches y momentos donde tendremos que disparar mientras un acompañante conduce. El teléfono móvil de Shen, además, será otra piedra angular para encontrar puntos con el GPS o llamar mientras conducimos para pedir trabajos.
Más allá de la trama
Como añadido a las misiones centrales y el despliegue de favores que nos pedirán decenas de NPCs, Sleeping Dogs también dispone una galería de desbloqueables y retos que superar, como saltar un número de metros con un modelo concreto de deportivo o encontrar a alguien en una abarrotada plaza. Los desbloqueables son más bien objetos que buscar, como las cajas fuertes dispersas por todo el mapa o los numerosos altares a los que rendir respeto. Además, con el móvil podremos hacer fotos lo que conlleva algún minijuego de búsqueda y captura de instantáneas o misiones donde fotografiar determinadas situaciones. De hecho el celular abre también un abanico de posibilidades interesante para ciertos trabajos, como rastreo mediante triangulación de la señal o atención de llamadas en momentos cruciales.
Luego está el Club Social, un modo extra que recoge nuestras estadísticas y resultados de algunas pruebas y las compara con los de nuestros amigos y el resto del mundo. Además, en esta área online irán llegando periódicamente nuevos desafíos y concursos, de manera que sin llegar a ser una modalidad multijugador al uso sí que funciona un poco como sistema de comunidad en red capaz de mantener vigente el juego durante muchos meses, para que le saquemos el máximo partido. Es una buena idea de Square que sobre un sandbox funcionará de maravilla.
Vistas y detalles
La Hong Kong de Sleeping Dogs es una recreación magnífica de la isla, con la separación por distritos y calles de comercio características. Los rascacielos y el mar forman un horizonte único, arremetido en la noche por letreros luminosos de colores. El nivel de detalle es impresionante, tanto en interiores como en exteriores, con muchos elementos interactivos o destruibles. También están muy logradas las animaciones tanto de personajes centrales como de viandantes anónimos que pueblan las calles. Hay mucho colorido aunque es cierto que quizá todas las áreas se parezcan en exceso entre sí, no hay demasiada distintión de tonalidades y formas. El poping de los rascacielos es perceptible así como algunos errores de físicas disparatadas, también habituales del género sandbox. Pero en general, gráficamente Sleeping Dogs luce de maravilla, es el mejor referente en ciudad abierta del momento. Y en cuanto a sonido, no hemos escuchado temas licenciados en las emisoras pero hay buena variedad de éstas. Llegará doblado al inglés con subtítulos en castellano. Parece ser que hay un buen reparto de voces y efectos.
Perros del crímen
Eran muchos los puntos que había que comprobarle a Sleeping Dogs y muchos los anhelos. Cada vez tenemos más claro que, al menos hasta la llegada del prometedor GTA V, éste será uno de los sandbox criminales mejor cuidados y abiertos de todos los tiempos. La jauría de mafiosos que se nos presentará con sus pintorescas formas de violencia y todo tipo de trabajos para Wei Shen quiere formar un juego redondo y más variado de lo que cabría esperar. Cada género de los que mezcla está cuidado para ser preciso, divertido y profundo, y si sabe mantener esta variedad y complejidad, está claro que hablaremos de un título que nos hará más corto de lo que en realidad es, que será ameno y ambicioso más allá de lo técnico y argumental, también perfectamente cuidado. Llegará a finales de este verano y no son pocas las miradas que tiene puestas encima, entre ellas la de MeriStation. La cara más turbia de Hong Kong nos aguarda, quizá para dejar una imborrable huella emocionante.
- Aventura
- Acción
Sleeping Dogs es un drama policíaco desarrollado por Square Enix que transcurre en un mundo abierto crudo y visceral, ambientado en la vibrante ciudad de Hong Kong. Los jugadores controlan al policía secreto Wei Shen, encargado de acabar desde dentro con una de las organizaciones criminales más temibles del mundo... las tríadas de Hong Kong.