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La fórmula portátil

Los smartphones amenazan a las consolas portátiles, pero, ¿es tan real o tan cercano el peligro? ¿qué preferís vosotros? ¿qué futuro váis a apoyar?

Dicen los entendidos que los nuevos smartphones están cada vez más cerca de desbancar a las clásicas consolas portátiles por potencia y por software. iOS y Android cada vez tienen más y más títulos de gran calidad que –aseguran- pueden competir con los mejores títulos que hay para Nintendo 3DS, PSP o PSVita. Incluso los hay que vaticinan la muerte de las consolas portátiles tal y como las conocemos, y que dejarán su lugar más pronto que tarde a favor de los juegos que se programen para los móviles de nueva generación. Quitando que ya hay algunos títulos que pueden competir tranquilamente con las máquinas de Nintendo o Sony en cuanto a calidad visual (Infinity Blade II, Rage HD, etc.) y otros que lo hacen por su facilidad para ser portados a los móviles y tablets por su control en pantallas táctiles (por ejemplo, Plants vs. Zombies), todavía quedan unos cuantos escollos a mi parecer para que esta aseveración sea global y no sólo aplicable a títulos concretos.

En primer lugar, aunque puede ser lo más fácil de lograr: cambiar la mentalidad de los usuarios. Los que llevamos lustros comprando consolas portátiles, y han pasado por las Game&Watch, GameBoy, GameGear, Nintendo DS, PSP, etc., no vemos en los móviles una figura equivalente a una consola, básicamente por sus controles. Hay multitud de géneros que no pueden tener un control depurado y preciso en una pantalla táctil, mientras que otros juegos sí poseen y se han diseñado específicamente para esos controladores táctiles. La ventaja de las portátiles más nuevas (3DS y PSVita) es que mientras poseen controles físicos para géneros como la lucha, los shooters o los juegos deportivos, también tienen las funcionalidades en pantallas que se pueden utilizar para juegos como Angry Birds o Cut the Rope. La ventaja es clara en este sentido. La jugabilidad en los juegos de portátiles o en smartphones es lo más importante, y mientras en los móviles está muy limitado a géneros concretos en las consolas abarca todos los géneros posibles.

Otro de los problemas con los que se van a encontrar (aunque parezca algo ilógico) es la continua evolución de los dispositivos. En los iPhone o los iPad vemos que salen casi a nuevo modelo por año. Bien es verdad que el software suele ser compatible con varias versiones de los mismos, pero las consolas portátiles eliminan de la ecucación cualquier problema de compatibilidad durante toda la vida del hardware. No hay preocupaciones posibles, no hay equívocos con posibles versiones que no puedan hacer funcionar un juego. Una plataforma para muchos años y sin restricciones de hardware, con lo que ello conlleva principalmente para los padres que les compran a los niños la plataforma (no olvidemos que muchas de las ventas de consolas portátiles, la mayoría en realidad, se destinan a un target infantil) de no tener que andar escudriñando si el juego vale o no vale para su hijo. En este mismo sentido conviene remarcar el totamente cerrado sistema de compra de software. El mercado es totalmente online, que si bien para los usuarios ya “creciditos” no suele ser mucho problema sí lo es para que los niños puedan tener los juegos que quieran.

Mucho más atractivo es el uso que se le pueda dar a los tablets como iPad. Eso es harina de otro costal. Imaginaos un tablet con una potencia gráfica superior a las consolas de la generación actual, que tenga un puerto USB por el que conectar un mando y posibilidad de conectarse a una HDTV para poder ver el juego en vuestra televisión cuando queráis jugar en la sala, y bien llevarla a la cama y seguir jugando allí. Muy llamativo, muy cómodo y no descartéis que pueda ser el futuro de los videojuegos en cuanto a plataformas que permitan las dos variantes. Pero hablando de portátiles, me quedo con las máquinas de toda la vida como futuro inmediato y a medio plazo para seguir disfrutando en cualquier parte de los juegos que más me gustan. Llamadme clásico si queréis, pero PSVita o Nintendo 3DS me llaman mucho más para jugar que mi iPhone4. ¿Que hecho algunas partidas con él? Obviamente, pero los que tengáis las dos posibilidades convendréis conmigo que “no es lo mismo”. Es verdad que la tecnología cambia nuestros hábitos a pasos agigantados, pero espero que sea en este sentido más lento de lo que muchos vaticinan.

Esta columna es una opinión personal del autor que no representa necesariamente la de MeriStation.