El ataque de los clones

Shadowgun consigue adaptar las mecánicas típicas del género, como la cobertura, y lo lleva con soltura al terreno táctil. Así, deberemos utilizar el entorno a nuestro favor, buscando elementos que nos cubran del intenso fuego enemigo. Además, muchos de estos elementos serán destruibles, lo que nos obligará a movernos sin descanso para permanecer con vida. Pero antes de seguir con sus mecánicas ya muy conocidas por todos, veamos qué ofrece a nivel argumental. En el año 2350, corporaciones intergalácticas corruptas dominan la galaxia y utilizan a mercenarios para operar al margen de la ley; a los mejores se les llama Shadowguns. Así, tomamos el papel de John Slade, uno de los caza-recompensas más duros de la galaxia.

Nuestra misión: dar caza al Doctor Edgar Simon, un genio maníaco al frente de su propio ejército mutante. Deberemos infiltrarnos en la fortaleza del malvado científico y luchar contra su guardia personal de cyborgs, droides de combate y soldados mutantes. A nuestro favor tenemos un buen arsenal de armas, naves y la ayuda de S.A.R.A., la asistente cibernética de Slade. Realmente, Shadowgun no encierra mucha originalidad, ya que su argumento no es más que la excusa para dar rienda suelta a la acción más frenética; continuamente encontraremos elementos que nos recordarán a las dos franquicias antes citadas y a muchas otras. Aunque el elemento por el que será recordado este shooter es su apartado técnico.

Shadowgun utiliza el motor gráfico Unity y obtiene resultados realmente alucinantes; podríamos decir que el rendimiento de este motor en portátiles sería comparable al Unreal Engine de consolas de sobremesa. El modelado de los personajes es espectacular, con multitud de detalles y unas animaciones más que satisfactorias. Los escenarios, además, hacen gala de unas texturas muy realistas, con multitud de objetos y personajes en pantalla al mismo tiempo y sin bajadas de rendimiento. A pesar de ser el típico shooter pasillero sin apenas libertad, tenemos la sensación de estar en un mundo vivo y amplio. Como es predecible, el título lucirá mucho más en tabletas gracias a sus generosas pantallas, aunque desde Madfingers Games apuestan por una mayor optimización en el terminal Xperia Play.

Tanto para recargar como para cambiar de arma debemos pulsar sobre sus respectivos iconos en pantalla; resulta intuitivo y podemos hacerlo con cierta soltura. Para apuntar, en cambio, no dispondremos de la precisión deseada, ya que los movimientos de nuestro personaje son algo lentos y toscos. La inteligencia artificial de nuestros enemigos resulta algo limitada, ya que se limitarán a disparar y buscar cobertura de una manera un tanto mecánica; en ciertos momentos, su comportamiento será más que deficiente. Otro de los aspectos negativos del género es la poca variedad de enemigos; Shadowgun padece de este defecto, aunque los jefes finales sí resultan interesantes.

La buena puntería no será recompensada, puesto que no hay apenas diferencia en acertar en la cabeza, cuerpo o extremidades de nuestros enemigos; otro punto negativo a destacar. La campaña resulta intensa, con momentos muy cinematográficos; por contra, tan sólo nos durará unas cinco horas, dependiendo del nivel de dificultad escogido y nuestra pericia con los controles. Para añadir algo de variedad a tanto disparo, se han añadido algunos puzzles que nos permitirán desbloquear cofres o puertas, en los que deberemos repetir una secuencia de números de un panel. Como contenido extra, se puede desbloquear la Shadowpedia, un completo dossier de información y arte sobre el universo Shadowgun.