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Call of Duty: Modern Warfare 3

Call of Duty: Modern Warfare 3

El fin del conflicto

Se termina -al menos de momento- la trama que ha urdido Activision e Infinity Ward para ver nacer a un nuevo gigante de la industria. Modern Warfare 3 ha sido el fenómeno mediático que de él se esperaba, aunque esta vez no sólo ha probado suerte -de entrada- en los canales más favorecidos. Treyarch ha trabajado a destajo para ofrecer al público de Wii una adaptación a la altura de las circunstancias, al igual que hizo en años pasados con Black Ops y Modern Warfare. Aparece la tercera entrega sin haber probado la segunda, en un ejemplo de lo paradójico que resulta el mundo Call of Duty en la sobremesa de Nintendo.

Actualizado a

Nota: Las imágenes empleadas se corresponden con las versión HD de Modern Warfare 3.

Se necesita tiempo para entender la estrategias comerciales de las compañías más representativas de la industria. Sucede un poco lo mismo que con el cine, las series de televisión o con la literatura: a veces el sentido común no impera en la toma de decisiones de los mandatarios sobre los que recae la responsabilidad de éste o aquel comercio. Suponemos que la decisión de Activision de dejar de lado la versión Wii del primer Modern Warfare fue tomada siguiendo alguna clase de absurdo patrón sobre la capacidad técnica de la consola. No hace falta hacer memoria -porque sucedió prácticamente ayer, como quien dice- para recordar la exaltación inicial al recorrer un lúgubre submarino que se partía por la mitad ante la incredulidad de propios y extraños. Habrá quien diga que no fue la primera vez, pero puede que muchos descubriesen sólo entonces la capacidad de un videojuego para combinar un mundo ficticio con la realidad que transcurre por la mente de cada jugador.

Call of Duty: Modern Warfare 3: Pre-Análisis

Dejando de lado aserciones inútiles -mucho nos tememos que las críticas y las quejas ahora caen inevitablemente en saco roto-, lo cierto es que siempre es una buena noticia dar cuenta del desarrollo de un Call of Duty para Wii. Muy al contrario de lo que una gran parte de la comunidad de usuarios puede pensar, Treyarch ha llevado con galones el peso del desarrollo de la franquicia para la sobremesa de Nintendo, primero con World at War, después con una versión mejorada de Modern Warfare -Reflex-, para luego dar el salto definitivo con Black Ops, hoy visto como uno de los mejores shooters que se pueden encontrar en el catálogo de esta consola.

El problema es siempre el mismo: las comparaciones son odiosas. Por todos es sabido que la capacidad técnica de Wii no iguala a la de sus competidoras, así que sobra decir que un port de estas características no pretende competir en la misma liga. La filosofía de Call of Duty en Wii parte de la premisa de emplear un sistema de control que hasta hace poco tiempo era exclusivo de esta consola, y que todavía en la actualidad -y en esta misma edición- sigue ofreciendo resultados que de momento no se pueden comparar con los vistos en Xbox 360 o PlayStation 3. El auténtico protagonista de este port -y sucede aquí al igual que en el resto de adaptaciones analizadas en el pasado- es el binomio wiimote/nunchuk, dejando atrás la posibilidad de jugar con el mando clásico o de hacer uso de modalidades que están ‘capadas' con respecto a las versiones HD.

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De vuelta a la guerra (3)
Como hemos visto en otras adaptaciones de la franquicia, Treyarch se limita a ‘convertir' la parafernalia del título original a la capacidad técnica de Wii, por lo que no hay cambios en lo que respecta a la historia, ni cortes significativos que merezcan ser destacados. Desde principio a fin de la aventura, todas las situaciones de la versión en HD hacen aquí acto de presencia, poniendo de relieve dos aspectos: de una mano, la utilización del mismo motor gráfico que se empleó en la edición de Black Ops; de la otra, un cambio notable en el sistema de control, que aquí permite hacer uso de distintas configuraciones. The Conduit parece haber establecido el rumbo a seguir en este último sentido, otorgando al jugador la capacidad de elegir qué botón prefiere utilizar para llevar a cabo cada una de las acciones que se realizan en el campo de batalla.

Esto se traduce en un protagonismo absoluto del wiimote y del nunchuk, la mejor configuración de todas las posibles, incluyendo el notorio mando clásico pro. La opción de emplear el pad tradicional fue incluida en Black Ops con buenos resultados, aunque el tiempo y la experiencia han demostrado -como bien han reclamado los propios usuarios- que el rendimiento del sensor de movimiento es superior al de cualquier otro esquema que podamos emplear durante la partida. Especialmente a la hora de afrontar el Online con otros jugadores humanos, donde la rapidez de acción (sobre todo en la precisión del disparo) prima sobre la capacidad para moverse cómodamente por los escenarios. Ya se comentó en su día que Treyarch había logrado el imprescindible balance a nivel jugable gracias a la optimización del sistema de control, por lo que no es de extrañar que en esta edición apenas haya cambios significativos en este aspecto.


El interés que suscita esta versión, más allá de la configuración de control, está relacionado con el apartado técnico, posiblemente el más discutido hasta el momento. Decíamos en la página anterior que Treyarch emplea el motor gráfico que tan buenos resultados ofreció en Black Ops, aunque al parecer las exigencias gráficas no son ahora las mismas que las de entonces. Al menos eso parece atestiguar la opacidad omnipresente en la mayor parte de escenarios, con dificultades para apreciar los objetos que se encuentran a cierta distancia, sin posibilidad de cambio en el contraste gráfico o en el brillo. Da la sensación de que Treyarch ha oscurecido la pantalla para esconder la falta de resolución de algunos escenarios en contraste con otros que lucen un aspecto sobrecogedor -Nueva York, por ejemplo-.

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No sabríamos decir si se trata de una insuficiencia en el hardware de la consola o de una simple argucia de Treyarch, pero el oscurecimiento de la pantalla no evita la presencia de ralentizaciones en momentos puntuales (el primer escenario es un buen ejemplo de ello), pese a que la tasa de frames por segundos se mantiene estable en 30. No alcanza las cotas de fluidez de otros shooters de la consola (como tampoco la precisión a nivel de control), pero curiosamente sí es perfectamente capaz de reproducir las escenas de vídeo -aquellas que narran los momentos más importantes del guión- sin desperfecto alguno.

En realidad, esta explicación se acoge a la empleada en el análisis de Black Ops, dado que las taras técnicas de este título son exactamente las mismas que las de su antecesor. A nivel sonoro mantiene un nivel de excelencia incontestable, pero por momento deja entrever problemas inexplicables, como cierta acumulación de clipping y popping  que de cuando en cuando nos permite contemplar libremente en qué posición se esconden nuestros enemigos… mientras están al otro lado de la pared. Este ejemplo viene a subrayar lo explicado anteriormente con respecto a la profundidad que muestran los escenarios y a los contrastes en algunos momentos de acción, como si de una montaña rusa se tratase.

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Contenido
El otro punto crucial para entender la validez de Modern Warfare 3 Wii como una adaptación notable es la selección de contenido que Treyarch ha incluido en esta edición. Hay dos frentes: en Online y las misiones especiales o Spec Ops que se incluyen en el original. Respecto al primero, se toman los modos del resto de ediciones de sobremesa y se extrapolan a esta, añadiendo logros, posibilidad para subir de nivel y el contenido básico del modo DeathMatch, aunque se restringe el número de jugadores a un máximo de 10 (5vs5). En el Online no hay ni rastro de la conectividad con CoD Elite (que mantiene un registro de nuestros datos y estadísticas), pero en contraposición sí que se ofrece la posibilidad de emplear  el Headbanger Headset, sin compatibilidad con el denigrado Wii Speak.

Modern Warfare 3 tiene su propia personalidad en el panorama Online de la consola. Es distinto al visto en PC, X360 o PS3. Sobra decir que la reducción del número de jugadores por partida cambia las reglas del juego, pero esto conlleva a un acercamiento más sólido al estilo corre-y-dispara, sin necesidad de preocuparse sobremanera por el arsenal. Se diría que aquí es el jugador el que determina el éxito o fracaso de las partidas, pero por desgracia hay un elemento que emborrona el buen hacer de Treyarch en este campo: el lag. Sucede más o menos lo mismo que en la edición del año pasado (algo que se puede comprobar echando un vistazo en los foros oficiales), dado que el lag se convierte en un contrincante más al que es menester vencer sea como sea (cambiando la distancia de los disparos, teniendo en cuenta el lag como se hacía antaño con paupérrimas conexiones de Internet, etc.).


Por suerte, Treyarch ha tratado de apaciguar a la comunidad de aficionados aclarando que existe la posibilidad de parchear el juego (como ya se hizo con Black Ops) para limar los filos que quedan en el Online. Lo que no parece que pueda ser solventado es la necesidad de contar con un grupo de amigos en nuestra lista de Nintendo Friends, vía código, la única forma viable de realizar partidas rápidas. Poco sentido tiene volver a criticar un elemento que se ha convertido desde hace tiempo en uno de los males endémicos de la consola, lo que unido a la falta de gana de ciertas desarrolladoras por profundizar en este aspecto, ha llevado a Wii a ser una consola pensada para el disfrute multijugador local, pero no Online.

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Esto nos lleva directamente a centrar la atención en el modo Spec Ops, que debuta por primera vez en la consola. La única opción que está disponible es ‘Supervivencia', con lo que se borran de un plumazo las misiones presentes en la edición original. Además, no ofrece la posibilidad de jugar en pantalla dividida ni nada que se le parezca, con lo que se le resta otro plus de dinamismo. Asimismo, la omisión de determinado arsenal -misiles Predator o el AC-130- exigen por necesidad cambiar el planteamiento de juego que se utiliza en el resto de ediciones. Del propio foro se extrae (en opinión de los jugadores) que esta experiencia nos lleva a un plano 'de enfrentamiento visceral y frontal', con lo que se confirma lo que se comentaba anteriormente sobre el clásico corre-y-dispara. Incluso así, es difícil encontrar en Wii shooters que sean capaces de ofrecer un contenido tan versátil y variado como este.

Conclusión
Imaginamos que lo que hoy sucede es una rara avis dentro del mundo de los videojuegos, que pocas veces en el futuro se dará la posibilidad de analizar hasta tres veces el mismo juego, todas ellas con resultados distintos. Modern Warfare 3 es uno de los abanderados de la nueva generación de videojuegos, al igual que lo es la sobremesa de Nintendo, aunque por motivos totalmente dispares. Activision ha decidido confiar a Treyarch el desarrollo de la franquicia, en un movimiento triunfal que ha llevado a disfrutar de tres adaptaciones notables, si no sobresalientes, que hoy por hoy encarnan la mejor oferta en versión shooter que se puede encontrar en el catálogo de la consola. Una vez el motor gráfico y el sistema de control fue configurado (labor que se ha ido desarrollando entre Reflex y Black Ops), sólo quedaba descubrir de qué manera se adaptarían las modalidades Online, y si realmente Treyarch sería capaz de emular aquí el dramatismo de las ediciones HD.

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Como decíamos al comienzo del texto, las comparaciones son odiosas. Modern Warfare 3 Wii tiene de su lado la posibilidad de optimizar el control del wiimote, que pese a ignorar uno de los pocos periféricos que podría potenciar aún más su calidad (Wii MotionPlus), otorga a esta adaptación un planteamiento totalmente distinto al del resto de versiones. A nivel técnico se abusa de la degradación de colores para evitar resaltar la pobreza de algunas texturas que parecen sacadas directamente de algún pobre procesador de imágenes, las ralentizaciones hacen acto de presencia en momentos de gran calado visual, el Online -al igual que en Black Ops-, no cuenta con el mismo número de opciones que la versión HD. Además, el lag sigue estando presente (al menos hasta que aparezca un parche), en un hándicap que ya estaba presente en la edición anterior.

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Pese a todo esto -taras que se repiten versión tras versión-, Modern Warfare 3 ofrece también suficientes motivos como para ser tenido en cuenta como una adaptación fidedigna. A fin de cuentas se trata de un shooter que sigue una temática tan interesante como dramática, a medio camino entre el videojuego y el filme, que mantiene la esencia de sus compañeros pese al evidente desfalco técnico. Para combatirlo, otorga a los jugadores una libertad de acción en cuanto al sistema de control se refiere casi infinita, además de respetar el global del contenido original. Todo ello hace de esta edición un justo merecedor de la licencia que representa, y siempre es de agradecer que un año más se ofrezca la posibilidad al jugador de Wii de poder disfrutar de esta aventura, con sus virtudes y defectos. Eso sí, es conveniente no perderse la segunda entrega en alguna otra consola, dado que Activision ha decidido, a juzgar por las apariencias, saltarse directamente Modern Warfare 2. ¿Quizás el próximo año?

  • El Online brilla con luz propia.
  • La mecánica de control encaja como anillo al dedo a las necesidades de Modern Warfare. 
  • El contenido se respeta de la edición original -aunque con cortes-. El Spec Ops está ahí. 
  • Demostrar nuevamente que la calidad no está reñida con la potencia gráfica. Un port notable.
8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.