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Rayman Origins

Rayman Origins

La alegría de jugar

Cuando todo parecía acabado para el bueno de Rayman, Michel Ancel recupera sus orígenes y los de su personaje emblema. Tras el sobrenombre del juego, "Origins", no se esconde sólo una palabra o una historia, sino toda una filosofía de diseño y desarrollo que se ha plasmado en un inmenso plataformas.

Incluso hoy en día, en plena ebullición indie y con una cantidad inusitada de juegos 2D en todas las plataformas posibles, no es siempre posible encontrar con un juego que conecte del todo con las esencias de antaño. Se han visto plataformas 2D diseñados de forma impecable, como Super Meat Boy o New Super Mario Bros Wii, o plataformas realizados con un soberbio gusto audiovisual como es el caso de Donkey Kong Country Returns o Kirby's Epic Yarn. Pero todos esos juegos tienen ciertas debilidades en comparación a algunos de los clásicos de antaño, cuando los plataformas eran la estrella y el nivel de exigencia en ese género era máximo a todos los niveles: los tiempos de Sonic 2, Earthworm Jim, Super Mario World y tantos otros. Se echaba en falta un plataformas que nos mostrara, sin género de dudas, qué sería de los plataformas hoy en día si hubieran continuado su evolución natural a nuestros días. Rayman Origins viene a ser la respuesta más aproximada que se pueda encontrar a esa pregunta.

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Cuando se anunció como 'juego por episodios', Rayman Origins llamó la atención lo justo. Sí, gran estilo visual, pero la estructura por episodios no encaja de todo bien todavía en la cultura del videojuego para la gran mayoría de los géneros. Hay compañías que le sacan partido dentro de juegos cuya estructura se presta a ello, caso de Telltales y sus aventuras por 'temporadas'. Pero un gran plataformas no es algo que se construya por episodios, necesita de una evolución a lo largo de la partida, aprendizaje, cambios de ritmo... necesita ser un juego completo para aspirar a lo más grande. Por suerte, Michel Ancel era plenamente consciente de eso y pudo convencer a sus jefes para que dejaran a él y a su poco ortodoxo pequeño grupo de Montpellier concebir a este título como algo completo, fundamental para llegar a las cotas de calidad a las que han llegado.

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Origins en teoría tiene ese nombre porque su 'argumento' va sobre los orígenes de Rayman, el célebre personaje aparecido en 1995 y protagonista de numerosos títulos, desde los primeros plataformas 2D hasta pasarse a los polígonos en sucesivas entregas. Pero el Origins parece apuntar a algo más profundo, una vuelta a las raíces de la saga y a un modo de trabajar distinto, más osado y menos encorsetado que el de muchos de los desarrollos modernos, sin por ello renunciar a la calidad ni a los valores de producción de un juego comercial compartiendo estantería con los multimillonarios lanzamientos de estos meses. Repasando la trayectoria de la serie, se podía apreciar que a cada nueva entrega se perdía algo de vitalidad por el camino y también parte de la belleza del juego original, una maravilla multicolor con bellos fondos sobrecargados de detalles, capaz de enamorar al instante a cualquier amante de los sprites tradicionales-.

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Siguiendo con el significado 'oculto' de Origins, lo primero que se aprecia es que la primera vuelta a esos orígenes viene con el regreso a la perspectiva bidimensional del título original. La decisión no es caprichosa ni se limita a ofrecerla buscando invocar la nostalgia. Es 2D porque Rayman simplemente funciona mejor en esa perspectiva, habilidades como planear o lanzar sus puños sin extremidades para acabar con los enemigos se encuentran cómodas con la limitación de profundidad, e incluso el mismo personaje y su singular diseño parecen ganar carisma y encanto plasmado de esta forma. Pero lo que verdaderamente da sentido al acierto de elegir esta perspectiva no viene por la perspectiva en sí, sino por el excelente diseño del juego alrededor de ella.

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Librados de la carga, tamaño y esfuerzo de realizar un juego 3D hoy en día, el equipo liderado por Ancel ha podido disfrutar del privilegio de poder concentrar sus esfuerzos en aspectos muy concretos de la progresión y desarrollo del plataformas, una oportunidad que han aprovechado a las mil maravillas para crear un título disfrutable desde el primer minuto y orientado a toda clase de público, con un impecable ejercicio de equilibrio de dificultad que invita a cualquiera a jugar, pero que también es capaz de ofrecer un reto para aquellos que quieran aceptarlo, sin perjuicio de los usuarios menos experimentados o los que simplemente prefieren un recorrido sin retos demasiado elevados. Por un lado, su curva de aprendizaje está trazada de manera experta, dejando los primeros mundos centrados en ir acumulando mecánicas en forma de nuevos poderes que Rayman va ganando de manos de las voluptuosas hadas rescatadas, permitiendo al jugador familiarizarse con ellos de forma gradual hasta que llega el momento de usarlos todos en conjunto. Por otro lado, el título está concebido para recorrerse con relativa facilidad, pero ocultando gran cantidad de secretos que no sólo están ahí para alargar la vida del juego, sino que ofrecen retos a una gran altura para cualquier amante de los plataformas.

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Rayman Origins está dividido por mundos, con cada mundo compuesto de una serie lineal de fases que se pueden ir desbloqueando según se vayan completando; al final de cada una aguarda una jaula con Electoons, simpáticas criaturas cuyas largas melenas suponen la clave para acceder de un mundo a otro. Además, las fases también están plagadas de Lums, que vienen a ser el objeto coleccionable constante que todo buen plataformas debe de tener y que ayuda a mantener un sentido de ritmo a la progresión durante los fases. Además de la mencionada jaula, las fases pueden contener diferentes formas de desbloquear Electoons, ya sea a través de lugares escondidos, acumulando un número suficiente de Lums, o bien superando el modo contrareloj que ofrecen algunos niveles cuando se han cumplido ciertas condiciones. La dificultad del juego nunca es trivial y va ganando intensidad a lo largo de la partida, situando su cénit en unas fases especiales de 'caza del tesoro' en el que hay que conseguir dar caza a un cofre en medio de un circuito complejo, que obligará a usar el considerable abanico de habilidades de Rayman en el momento preciso.

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Fases largas, bien diseñadas, con gran sentido del ritmo y que además no dejan de sorprender, ofreciendo grandes variaciones y retos que suben poco a poco el listón, evitando que el jugador se acomode y por tanto que llegue a aburrirse. A eso también contribuye la aparición de fases especiales intercaladas en las que Rayman se monta en un mosquito y protagoniza momentos de Shoot'em Up clásico con scroll horizontal, haciendo al juego más y más rico a cada momento que pasa. Como colofón, el modo 'cooperativo' para hasta cuatro jugadores pone el broche de oro a lo que el juego ofrece, ya que aparte de la diversión evidente de jugar con amigos al lado -se pueden conectar y desconectar en cualquier momento-, ese modo está diseñado alrededor de la idea de que se puede tanto ayudar al compañero como perjudicarlo, lo que conduce a momentos hilarantes cuando lo que era un salto fácil se convierte en un auténtico reto cuando a tus compañeros les da por hacer la gracia -y luego por supuesto siempre llega la vengaza-.

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Pero además de ser un plataformas clásico cuidadosamente diseñado, Rayman Origins tiene otra gran virtud: la de ser posiblemente el juego 2D más bello de esta generación -y uno de los más impactantes visualmentes de toda la historia del género-. Para desarrollar este título, el estudio de Montpellier creó un motor llamado UbiArt, que podría ser una auténtica revolución dependiendo de cómo Ubisoft gestione el tema de su licencia. Sin entrar en detalles técnicos, la idea era ofrecer una plataforma orientada exclusivamente a poder llevar el trabajo de los artistas directamente al juego, sin que éstos tuvieran que preocuparse del proceso de conversión desde sus tabletas digitales al modelo in-game. La posibilidad de trasladar ese trabajo artesanal de ilustradores y animadores directamente al juego, en 1080p y con una tasa de frames clavada en 60 por segundo, resulta realmente alentadora y emocionante para cualquier usuario con debilidad por los tradicionales 2D.

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Puesto que Origins es la puesta de largo de ese motor, el equipo de Montpellier no se ha cortado ni un pelo a la hora de ofrecer un juego desbordante en lo visual. Está claro que las bondades de estas herramientas han liberado al estudio de muchas cargas propias del desarrollo de juegos 2D de nuestros días, lo que se ha trasladado en un título sumamente generoso a la hora de ofrecer sorpresas, ya sea a través de impactantes escenarios con decenas de capas moviéndose de forma independiente -el clásico Parallax Scroll pero elevado a la enésima potencia-, gran cantidad de enemigos dotados de elaboradas animaciones, personajes capaces de exhibir una gran personalidad gracias a su enorme cantidad de detalles... En algunos momentos, este nuevo Rayman parece más una serie de animación tradicional que un videojuego, lo que abre inmensas posibilidades de cara al futuro -Ancel ha manifestado que le gustaría poder ofrecer el motor de forma gratuita y crear alrededor de él una comunidad de grupos independientes interesados en el desarrollo de juegos 2D, pero eso ya estará en manos de los directivos de Ubisoft-.

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Ancel y sus compañeros además han tenido el acierto de plasmar la libertad de la que han disfrutado en un juego que exhibe una marcada personalidad desde el primer segundo, en el que parece que se ha dado rienda suelta a cualquier idea que pasara por la mente de sus creativos. Ya sea a través de parodias de Angry Bird, o de recreaciones grotescas de grandes monstruos finales, Rayman Origins no deja de sorprender en lo visual, con fases que retuercen además viejas concepciones clásicas del género, mostrando un reflejo distorsionado y original de temas  clásicos como las fases basadas en elementos en el fuego o el hielo. Todos los mundos ofrecen algo digno de mención, elementos inesperados que contribuyen a su concepción audiovisual, pero incluso dentro de ese grado de excelencia general, algunas fases consiguen quitar el aliento por su combinación de belleza y diseño, particularmente algunos escenarios acuáticos que son absolutamente espectaculares. La banda sonora, realizada con el mismo espíritu irreverente, creativo y poco ortodoxo del resto del juego, termina de contagiar un ambiente de juerga y diversión constante al jugador.

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9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.