Supremacy MMA
- PlataformaPS34.5360
- GéneroAcción
- DesarrolladorKung Fu Factory
- Lanzamiento23/09/2011
- Editor505 Games
Golpéalo hasta que se rinda
La lucha más brutal bajo historias duras reales. Supremacy MMA había llamado a la polémica y a caras conocidas para toda su labor de promoción. Sin embargo, los puñetazos han acabado convirtiéndose en ridículos abrazos de luchadores y el frenetismo prometido en frustración por un manejo tosco.
Cuando una editora basa su campaña de publicidad de un determinado juego en el morbo de la sangre porque sí y promesas como "podrás romper el cuello a tus rivales" o "llénalo de moratones", es que algo va mal en el desarrollo como juego en sí. Para hacer frente a las propuestas de THQ y Electronic Arts, Supremacy MMA se anunció como el arcade definitivo de lucha de artes marciales mixtas, un título que además de ponernos en el fulgor de los combates más viscerales nos narraría duras historias de luchadores reales, como MalaipeLt, Michele "Diablita" Gutiérrez o Jerome Le Banner. La idea parecía atractiva, y solo faltaba que la implementación de los controles, el ritmo de juego y las diferencias entre luchadores estuvieran a la altura. Pues bien, nada de esto ha ocurrido, y finalmente Supremacy MMA es una incongruente y mediocre producción que poco tiene de divertido y mucho de frustrante o chabacano.
505 Games, compañía muy centrada en productos más orientados para jugadores ocasionales, como Cocina Conmigo, Juega con tus Palabras, Zoe: Salón de Belleza o algún que otro título de puzles de calidad aceptable, se lanza de lleno junto a la desconocida hasta ahora Kung Fu Factory en esto de los juegos de lucha, y juntas apuestan por lo que consideran salvajismo extremo, que finalmente acaba no siendo otra cosa que golpes muy sonoros y sangre y magulladuras por todos lados, de forma gratuita y poco verosímil, sin explicación física. Supremacy MMA buscaba impactar al jugador, despertar su adrenalina, pero con su apartado gráfico y la experiencia jugable que propone, no llamará la atención más allá de la primera hora de juego, donde se presentan algunas ideas que ojalá se hubieran llevado mejor a cabo, pues son innovadoras en esto de la lucha .
Para empezar están los personajes, 14 en total, cada uno encasillado en un estilo de lucha aunque todos se enfrentarán entre sí con las reglas menos marcadas que conozcamos, donde todo vale y el combate solo acaba cuando alguien no puede más o cae al suelo perdiendo el conocimiento. Supremacy no nos muestra estadios oficiales de este salvaje tipo de competición ni árbitros que miren por el cumplimiento de las normas. Todo se sucede en recintos clandestinos, como un bar, una prisión o hasta subterráneos de alguna gran ciudad occidental. Los 12 luchadores y 2 luchadoras no entrecruzan sus historias tal cual, sino que nos narrarán sus "duras" vidas de decisiones, problemas legales e importantes pérdidas "salvadas" por entrar a este tipo de combates.
Algunas de estas historias, las de los personajes reales representados en el juego, son bastante parecidas a las turbias vidas que los han acompañado. De hecho, 505 Games proclamaba nada más anunciar este juego que experiencias e historias como la de Malaipet o Diablita Gutiérrez les habían inspirado para embarcarse en este proyecto, género que nunca habían tocado pero con el que llevan más de 20 meses bastante ilusionados. Como decíamos, toda esta ilusión es bastante en balde, pues el título no llega ni siquiera a unos niveles mínimos de presentación de interfaz o menús notables, lo mismo que ocurre con las historias personales de cada luchador, que se nos narran con un poco acertado estilo cómic en color sepia que ya podría haberse dotado de más detalles agradables, pues peca de sencillísimo.
Con voz en off en inglés y subtítulos en nuestro idioma, Supremacy MMA nos contará la procedencia de cada protagonista, su vida y las desventuras que ha tenido que pasar hasta que llegó a la lucha libre y su vida giró para mejor. Con viñetas estáticas y en tonos monocromos de amarillo y negro, la verdad es que el título hace suya la identidad y no deja indiferente, pero siendo críticos el resultado de estas secuencias es muy mejorables y se hacen bastante pesadas, máxime cuando lo que estaremos todo el tiempo será ansiosos de que empiece cada round, aunque todos se parezcan lamentablemente entre sí y poco o nada tengan que ver con la historia de cada luchador, simplemente que es con X personajes con los que le tocó vérselas en su vida ficticia creada por el juego para explicar los encuentros. Sobre esto hay un detalle importante, las féminas solo podrán luchar entre sí, y solo hay dos para elegir...
No obstante, lo mismo da que manejemos a un fornido luchador de boxeo que a una de estas aparentemente ágiles féminas, todo el manjo y comportamiento del juego se mantiene, sin haber demasiada distinción entre la velociudad y potencia de los golpes de un karateka a los del boxeador, incluso en las patadas, aunque los puños siempre serán más dañinos y abusaremos de ellos. Dos botones -cuadrado y triángulo en el mando de PS3- sirven para los golpes, con el primero los puñétazos y con el segundo las patadas. El botón principal -equis en PS3- inicia los agarres y el restante pulsado a tiempo permite bloquear ciertos golpes o parar los pocos combos que tiene el juego. Todos estos botones deben presionarse mientras con el stick izquierdo mantenemos arriba o abajo para defender en ese área del cuerpo de nuestro personaje. Y con los gatillos desencadenaremos algunos movimientos especiales, como el ataque cargado o, cuando la barra de adrenalina esté al máximo, una especie de tiempo bala que además hace más potentes nuestros golpes.
Bien, esto es en teoría. En la práctica Supremacy MMA hace un poco lo que quiere ya que el reconocimiento de los comandos que ejecutemos al pulsar los botones no es instantáneo, y sin embargo el juego pretende llevar una velocidad endiablada. Y aquí está el principal fallo en la jugabilidad pura del título, que su búsqueda de ritmo y fluidez acaba siendo un toma y daca por turnos entre los personajes en los que no siempre éstos ejecutan el movimiento que queríamos o en el momento preciso, lo que lleva a combates muy injustos, que llegan a hacerse frustrantes contra la CPU si jugamos en solitario, y realmente angustiosos en su modo online. Además, todo en pantalla parece moverse con una rapidez exagerada, sin necesidad de ello, lo que da la sensación de que este ritmo de imágenes es simplemente un truco de su desarrolladora para mejorar levemente la experiencia de juego tosca que ofrece, o para que no captemos los errores gráficos que comentaremos luego.
Los agarres con el botón principal son un tira y afloja de ambos personajes por ver quién se lleva al suelo a quién, viniendo esto determinado únicamente por nuestro direccionamiento arriba y abajo con el stick izquierdo, que por supuesto también nos mueve lateralmente. No podemos movernos en tridimensionalidad, por ejemplo pulsaremos abajo para agacharnos y dar golpes bajos, no para girar y acercarnos a la pantalla. Tampoco usar la cruceta, ideal para juegos de lucha. Esto lo enclaustra y empeora aún más. Y volviendo a los agarres, una vez en el suelo, el personaje que esté arriba tendrá cierta ventaja para encajar golpes a su adversario, pero éste podrá removerse para dar la vuelta y cambiar las tornas. De nuevo con arriba y abajo, lo que hace que no controlemos muy bien qué va a pasar y nos sorprendamos a veces de cómo nos tiran sin explicación o consiguen quitarnos de encima cuando teníamos controlado a un adversario en el suelo. También, estos forcejeos se solucionan con un pequeño quick time event que nos pide mover rápidamente el joystick para ganar en ello a nuestro rival.
Los forecejeos en el suelo y diversos agarres, bastante variados en posición de ambos luchadores e incluso ángulos de cámara, nos dejan los momentos más tensos del combate pero también los más cómicos y ridículos, ya que los personajes más que expresar agresividad y fuerza, parece que se abrazan, se acarician, como maniquís bastante robóticos que no encuentran su posición cómoda y chocan entre sí, se acercan demasiado las cabezas o restriegan los cuerpos con frenesí innecesario. En definitiva, una situación patética que poco o nada tiene que ver con la pelea casi a vida o muerte y que, desde luego, la representa de forma bastante poco natural y como con muñecos de plástico, como decimos.
Y es que gráficamente Supremacy MMA es una decepción considerable. Ni las animaciones, muy bruscas, rapidísimas y poco fluidas, ni los escenarios, llaman la atención por ningún lado. El número de polígonos empleados es bastante pobre en comparación con lo que otros juegos de lucha nos han enseñado, el público está alienado y balbucea sin sentido, gritando en ciertos momentos de tensión y el K.O. pero con poca variedad en sus voces o animaciones corporales. Los escenarios son muy grises y oscuros, sin ningún elemento interactivo y sin texturas especialmente definidas, mucho menos en la lejanía. Son muy parecidos entre sí. Y lo mismo ocurre con los luchadores como comentábamos antes, de diversas artes marciales pero calcados en animaciones y manejos, salvando algunas puntualizaciones. Se atraviesan entre sí y no se comportan con una física natural. Sí hay que destacar en cambio las heridas, muy visuales y la física de la sangre, que sale a borbotones con cada golpe y cae a la pista. En cambio, todo esto aparece tan rápido que pierde el realismo que podrían haber conseguido con ello. Al primer golpe nuestro personaje ya tendrá la cara llena de magulladuras y lesiones vistosas.
La banda sonora incorpora temas rockeros estándar, nada destacable ni con excesiva ariedad. Sí tenemos que hablar en cambio de los efectos de sonidos, muy esmerados en mostrar golpes e impactos, tanto, que hasta al movernos por los menús cada opción sonará como un puñetazo o patada distintos, muy marcados. También, al realizar alguno de los pocos combos que tienen los luchadores o derribar hasta el suelo a un enemigo para empezar a pegarle tumbados encima de él, oiremos un par de punteos de guitarra eléctrica indicándonos que hemos hecho o nos han hecho algo especial, más allá del habitual intercambio de puñetazos que acaban siendo todos los combates, "ahora tú, ahora yo". También hemos mencionado antes que toda la presentación es bastante sobria, sosa podemos decir, con un menú principal básico que nos propone modos tradicionales, como recorrer la Historia de cada luchador, enfrentarnos online, recorrer el tutorial o enfrentar a las luchadoras, separadas como categoría "Mujeres Fatal".
Sobre el modo online, el manejo poco preciso y tardío en responder de Supremacy MMA lo hará un modo con bastante inevitab le aleatoriedad, donde un jugador novato que pulse rápidamente los dos botones de ataque y sepa defenderse en el suelo podrá ganar a nuestro fornido luchador de nivel de experiencia elevado. No hay mucha personalización en los encuentros online, y se aprecia cómo sus desarrolladores han buscado ofecer en cambio una experiencia algo más profunda, trascendental y narrativa que la que ofrecen este tipo de juegos. Aunque finalmente nos hayan dado el título de lucha libre más superficial y poco atractivo, variado o vistoso de los últimos tiempos.
Conclusiones
Tenía buenas ideas y hay que saber reconocérselas. Supremacy MMA ha intentado encontrar una posición más arcade y directa a la hora de entender la lucha de artes marciales mixtas virtual, con dos botones de ataque (patada y puñetazo), uno de agarre, uno de defensa y un panel de especiales. Sin embargo, este esquema de manejo es lamentablemente básico hoy y esta búsqueda de lo simple y similar entre luchadores para hacer un juego accesible ha descuidado aspectos vitales que todo producto de peleas debe tener, como variedad muy marcada entre los estilos de lucha, golpes más fuertes y más flojos que nos exijan saber cuál elegir en cada momento, combos y, lo más importante de todo, absoluta interpretación en pantalla de las órdenes que estamos dando a nuestro luchador desde el mando. No puede haber fisuras en este sentido, y Supremacy MMA tiene verdaderas grietas en manejo, precisión y respuesta.
Si el control entorpece la experiencia jugable, el apartado gráfico y toda la presentación en general le dan un indiscutible aspecto de juego de poco presupuesto, desarrollado por un equipo pequeño y sin experiencia en el género. Sus eslóganes y carteles llamaban a la violencia y el espectáculo de poder hacer auténticas barbaridades. Pues ni eso se ha mantenido realmente, el juego no es tan espectacular como busca con los bruscos sonidos que oiremos todo el tiempo o ángulos de cámara que pretenden que suframos de dolor junto al luchador. Nada de esto, su paupérrimo apartado de animaciones y físicas de los personajes no expresa el sufrimiento que algunos golpes generarían. Y, para terminar, ni rastro de lucha libre entendida en sentido clásico o profesional que pueda apasionar a los amantes del deporte, todas las peleas son de estilo callejero, en bares, cárceles o plazas preparadas. Al menos, cuesta 49,95 en vez de los 69,95 habituales. Este tipo de violencia sin sentido, sin control y sin visualización perfecta no puede valer más.
Mediocre
Podía ser pero no ha sido y tras pasar unos breves minutos con él quedará archivado en la estantería para no jugarlo nunca más. No lo compres, no digas que no te lo advertimos.