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Classics HD: ICO & Shadow of the Colossus

Classics HD: ICO & Shadow of the Colossus

Bajo la sombra de dos clásicos

La recopilación de ICO y Shadow of the Colossus en un solo disco nos permite disfrutar de las dos primeras y magnas obras del Team Ico, como anticipo a la llegada del esperado The Last Guardian. Dos títulos que definieron un nuevo lenguaje entre juego y jugador y que trascendieron el calificativo de videojuego para declararse como auténticas piezas artísticas.

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Hablar de ICO o de Shadow of the Colossus es hablar de dos de los máximos exponentes de la pasada generación. Pero decir esto sería quedarse corto. Explicar en qué consisten las dos primeras obras de Fumito Ueda junto a su Team ICO no es tarea fácil, pues su impacto visual y su ambientación son tan sobrecogedoras que es una labor casi imposible comprender lo que son capaces de transmitir cuando estás jugando. Y es por ello que no podemos más que congratularnos por tener ocasión de volver a disfrutarlos o conocerlos por primera vez, en alta definición, con trofeos e incluso en 3D. Todo para hacer más llevadera la larga espera que sufrimos para la llegada de The Last Guardian, en algún momento del año que viene.

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Especialmente interesante es el caso de ICO, que tuvo una acogida más tenue y limitada que la que logro Shadow of the Colossus. Tras el éxito de este último, Sony tuvo a bien relanzarlo en territorio europeo y, aunque estuvimos a punto de quedarnos sin él en España, finalmente salió de nuevo, eso sí, con una cantidad casi simbólica. Nadie estaba preparado para un juego así cuando apareció en el mercado, lo que sumado a la baja promoción que recibió, lo relegó a un segundo plano hasta que fue redescubierto por encontrarse bajo la sombra de otro gran coloso, su continuación, o precuela espiritual. Sí, ICO y Shadow of the Colossus son dos obras conectadas, si bien no por un hilo argumental, sí por múltiples lazos que te llevan a pensar que una es la antesala de otra, aunque tengan lugar en distintas regiones y tiempos, con diferentes protagonistas.

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ICO nos ponía en la piel de un niño maldito que debía escapar de un inhóspito castillo, mientras llevaba de su mano a una jovencita. La historia de ICO y Yorda es una historia de amor y la confianza, sin necesidad siquiera de hablar un mismo idioma. Ueda fue muy habilidoso al dejar sin traducir las palabras de Yorda, para que nos identificáramos más con ICO y percibiéramos esa barrera, que es capaz de romperse y llegar al entendimiento con las formas más primitivas de comunicación. Aunque aquellos que opten por disfrutar del juego por segunda vez, tendrán la oportunidad de ver traducidas esas crípticas palabras.

Por el contrario, Shadow of the Colossus es un viaje en torno a la soledad. Un joven  y su caballo, cabalgando entre parajes desolados a la búsqueda de terribles criaturas. Cada enfrentamiento con un coloso es una batalla de uno contra uno. Tú contra un gigante, en una lucha a muerte. La presencia de Agro, la montura de Wander, el protagonista, es lo único que en ocasiones nos separa de estar completamente abandonados en nuestra epopeya.  El objetivo, devolver la vida a una chica llamada Mono. Una entidad incorpórea que responde al nombre de Dormin puede hacerlo, pero sólo cuando hayamos acabado con los 16 colosos que protegen la zona prohibida.

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El principal aspecto que hizo trascender las producciones del Team ICO más allá del propio término videojuego fue la recreación de un mundo de fantasía en la antigüedad que, en lugar de perpetuar los tópicos, está al servicio de lo que se quería transmitir al jugador. Nada estaba puesto como mero adorno y cada objeto colocado en el escenario estaba pensado al milímetro. Basta ver lo vacías que estaban las salas del castillo de ICO, donde apenas se apilaban unas cajas y barriles, evitando sobrecargar las escenas. Tal austeridad a su vez era un contrapeso para cuando salíamos al exterior y nos dejábamos llevar por los paisajes y los contornos del castillo desde fuera.

Quizá tal teoría fuera llevada al extremo en ICO, pero la idea se mantuvo fiel en Shadow of the Colossus, aunque dando más riqueza a un paraje salvaje. Algunos alegaron que tales lugares, completamente vacíos y carentes de importancia en el juego, eran completamente prescindibles. Todo lo contrario. Cabalgar entre acantilados, cruzar un río por un estrecho paso o escalar una intrincada montaña, todo eran medios para embaucar al jugador y ponerlo en situación ante lo que iba a encontrarse. Se podría haber simplificado al máximo y haber colocado simplemente unos menús para saltar de un coloso a otro, pero eso habría desprovisto de toda lírica a un título donde nada de lo que ocurre es casual.

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Otro de los factores que contribuyen a encumbrar estas dos obras es un apartado técnico puesto al servicio de lo que se quieren contar y mostrar, y no lo contrario. Aquí no importan los fotogramas por segundos, el número de polígonos, la cantidad de shaders que se ejecutan o la infinidad de efectos que se aplican, para presumir cuantitativamente. Estamos ante dos aunténticos portentos gráficos que, sin embargo, no recurren a artificios para proclamarse como los que mejor aprovecharon el potencial de PlayStation 2.

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Hay que tener en cuenta que ICO salió en 2001, en los primeros tiempos de PlayStation 2 y trasladado desde la anterior generación, pues la primera PlayStation no cubría sus necesidades. Hace una década ya utilizaba técnicas avanzadas como 'bloom lighting', una forma de utilizar la iluminación para resaltar a los protagonistas o una zona del la imagen. Del mismo modo, las animaciones fueron más allá de lo que era propio en la época, emplear la más directa pero menos realista captura de movimientos, realizándolas cuidadosamente, fotograma a fotograma, y consiguiendo una gran naturalidad en los movimientos.

Si algo destacaba visualmente por encima de todo eso era la enorme distancia de visión y dibujado de los escenarios. Eso era algo que comenzábamos a captar en ICO cuando nos asomábamos al exterior del castillo, pero que llegaba su culmen en Shadow of the Colossus. Prácticamente cualquier punto de la región prohibida era visible desde cualquier otro, siempre que estuviéramos en alto, obviamente. Eso ayudaba a dar cohesión, a sentirnos realmente dentro de ese vasto terreno. La capacidad para mover a los colosos y mostrarlos en su plenitud, sin nieblas ni artificios, nos sorprendió a todos en aquella época.

Podemos decir que son juegos que han envejecido bien y han soportado el paso del tiempo, algo complicado en la era de los polígonos, que con cada generación sube un listón en la escala de realismo. El lavado de cara a la alta definición logra que disfrutarlo en pantalla grande no suponga ver imágenes borrosas y textos difícilmente legibles. No obstante, al igual que ocurría con los God of War Collection, nos hubiera gustado un mayor trabajo a la hora de traernos estas obras maestras a PS3.

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Donde sí salimos ganando claramente es en la fluidez de la imagen. Shadow of the Colossus fue en algunos casos más allá de lo que realmente era capaz PlayStation 2 y las caídas en el rendimiento fueron su principal tara. Ahora la capacidad de procesamiento de PlayStation 3 se despliega para apoyar un juego que necesitaba una máquina de ese calibre para mostrarse en todo su esplendor, permitiéndonos jugar sin sufrir parones. Por contra, las 3D no aportan demasiado y una vez más vuelven a estar por estar, en juegos no pensados para aprovecharla. Estamos seguros de que si Ueda y compañía hubieran dispuesto de esta herramienta en su momento, lo habrían aprovechado para dar aún más valor visual a su trabajo.

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Mención aparte merece la música, que llena los vacíos de un argumento parco en palabras, donde los protagonistas reservan los diálogos para momentos muy concretos. Si las composiciones realizadas para ICO ya eran magníficas, destacando el tema principal, las melodías de Shadow of the Colossus componen una de las mejores bandas sonoras de la historia de los videojuegos. Su uso, además, es brillante, ya que se emplean en las situaciones adecuadas para ensalzar los sucesos en la batalla contra los colosos, aumentando en intensidad conforme nos acercamos más a acabar con el gigante al que nos enfrentamos en ese instante. Quizá se echa en falta que los cambios de canción fueran más progresivos, algo parecido a lo que Nintendo logró con Super Mario Galaxy, pero más allá de ese detalle, jugar a este juego con el sonido quitado es un pecado imperdonable.

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Ambos títulos no sólo comparten un mismo mundo, sino también un mismo propósito jugable. Disfrazados aparentemente de juegos de acción, en realidad se acercan mucho más a una mezcla de puzles y plataformas. En ICO, debíamos escapar del castillo activando mecanismos y buscando formas de permitir que Yorda avanzase. Las peleas con las sombras eran más una cuestión de estrategia que de acción pura y dura, eligiendo qué objetivo atacar primero y no dejando nunca desprotegida a nuestra damisela en apuros.

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Estos dos aspectos fueron potenciados al máximo en Shadow of the Colossus. Derribar a los titánicos enemigos no era una labor de realizar combos y acertar en QTEs, sino de estudiar al enemigo, encontrar sus puntos débiles y seguir una pauta para conseguir alcanzar los puntos críticos. A ello se suma la complejidad de escalar auténticas montañas vivas en movimiento y que no dudan en sacudirse para tirarnos al suelo. Así pues, podemos ver cómo ICO sentó unas bases que fueron explotadas al máximo por su continuación, pese a que a priori pueda dar la sensación que no tienen nada que ver entre sí.

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9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.