[E3] Resistance 3, Impresiones
La humanidad está condenada, las Quimeras han tomado el planeta y apenas unos escasos supervivientes continúan luchando contra estas criaturas. Ya no hay ejércitos, sólo pequeños grupos luchando desorganizadamente. Conviértete en la última esperanza en Resistance 3.
Pocas veces un historia de ficción, ya sea un libro, una película o un videojuego, acaba mal para los héroes y protagonistas. Pueden sufrir, incluso algunos caer por el camino, pero el desenlace suele ser de signo positivo. Por ello sorprende un caso como el de Resistance, donde hemos visto que la amenaza representada por las Quimeras fue ganando terreno en el primer y segundo juego y la balanza se volcó completamente de su lado. La situación es crítica para la exigua resistencia que aún queda en pie y eso ha tenido un impacto muy directo en el diseño de Resistance 3, tanto a nivel de ambientación e historia como en la jugabilidad.
Alerta destripe (salta al siguiente párrafo si no terminaste Resistance 2): el final de la segunda entrega fue absolutamente devastador. Tras combatir en varios lugares del planeta vimos cómo todas nuestras acciones resultaban inútiles y, finalmente, el protagonista caía. Consumido por el virus Quimera, Joseph Capelli, quien lo había acompañado en numerosas misiones, puso fin a la vida de Hale justo en el punto culminante de su transformación en una de esas horribles criaturas contra las que tanto había luchado. 'Perdóneme señor, ha sido un honor' fueron las palabras que cerraron el juego y nos dejaron un escenario apocalíptico y sin esperanza para los que aún aguantaban.
Capelli es ahora quien toma el rol protagónico, con lo que viramos de controlar a un ser con los poderes añadidos derivados de la infección del virus Quimera, como era Hale, a un humano corriente y sin habilidades especiales. No es baladí este cambio, dado que Insomniac ha aprovechado la circunstancia para introducir un cambio fundamental que afecta enormemente a la mecánica de juego: se acabaron las regeneraciones espontáneas de vida. Ya no basta con esconderse detrás de una roca y comenzar a sanar, ahora hemos de buscar botiquines a la vieja usanza. La sensación de que puedes morir en cualquier momento se ve muy mermada en los juegos que implementan este sistema, pues muchas veces con correr un poco y guarecernos basta para salir como nuevos a luchar otra vez.
Eso no es así en absoluto en Resistance 3, donde no vale aquello de exponerse gratuitamente a las balas enemigas sabiendo que al momento estaremos como si no hubiera ocurrido nada. Cualquiera diría que es algo nuevo en los tiempos que corren, pero no deja de ser lo que nos ofrecían clásicos como Doom. No obstante, en este caso se trata de transmitir la sensación de que estamos tratando de sobrevivir en un ambiente hostil, aunque según los propios desarrolladores no han querido ser excesivamente perversos complicándoles en demasía la vida a los usuarios. Esto quiere decir que, aunque muramos, no reapareceremos en el punto de control con una vida ínfima, sino que si no llegamos a un cierto mínimo la barra aparece con un nivel por defecto más elevado. Tampoco hemos visto una gran escasez de medicinas en las demos presentadas, pero hará falta conocer más niveles para saber realmente cuál es la distribución de medicamentos.
Los eventos de esta tercera entrega tienen lugar aproximadamente cuatro años después de lo acaecido en la anterior. Las Quimera tienen un ambicioso plan para convertir el planeta Tierra, preparándolo para un fin del que aún no hemos obtenido información. Para ello emplean unos enormes dispositivos llamados 'Terraformers', que recorren la superficie arrasándola. Quizá esté relacionado con el hecho de que el territorio óptimo para la forma de vida de las Quimera son las zonas heladas y de hecho recorreremos algunos de estos parajes cubiertos por la nieve a lo largo de la campaña, en busca de respuestas. Capelli realizará un viaje de Oklahoma a Nueva York en el que tratará de detener, con apenas soldados para ello, la labor de terratransformación de las Quimera.
En una de las paradas, en Saint Louis, se unirá a un grupo llamado los 'reminents', rebeldes que aún resisten y que están utilizando tecnología de las Quimera para su propio beneficio. La misión consiste en un asalto a un carguero para robar unos núcleos de energía y es ahí donde comenzamos a ver el juego en movimiento. Lo primero que notamos es una ambientación y un entorno más trabajados, con una fuerte lluvia cayendo, o más adelante en la demostración, el efecto de los 'Terraformers'. Su fuerza despliega un viento que dificulta la visión e incluso produce un ruido que complica hasta escuchar a los enemigos.
Los escenarios son más abiertos en esta ocasión, lo que supone que el mapeado sea menos pasillero. Solemos luchar en zonas relativamente abiertas, donde tenemos una cierta libertad para movernos e incluso meternos en edificios o subir a ellos, para encontrar los mejores lugares desde los que atacar o defendernos. Es un componente estratégico que Insomniac ha querido dar a su juego, permitiendo que el jugador elija su propia táctica a la hora de afrontar una escaramuza. Llegamos incluso a ver un bosque poblado por francotiradores y con algunas grutas donde, siendo habilidosos, podíamos pasar desapercibidos sin ser descubiertos, incluso aunque ésa no es la manera que elegirían los propios desarrolladores.
Otro pilar en esa intención de dar más opciones al jugador viene de la mano de un completísimo arsenal. En lugar de forzarnos a emplear un determinado equipamiento según la parte del juego en la que estemos, la mayor parte seremos capaces de emplear cualquiera de las armas que ya hayamos conseguido. Eso no significa que no hayan creado planteamientos en los que tiene más sentido emplear un arma en lugar de otra, como por ejemplo una que es capaz de marcar a los enemigos para que las balas vayan luego teledirigidas hacia ellos, ideal para Quimeras que apenas se están quietas, o el rifle de francotirador cuando tenemos a soldados del bando contrario apostados en alto equipados del mismo modo.
Como no puede ser de otro modo, habrá mezcla de armas nuevas con otras provenientes de los anteriores juegos. Entre las primeras el premio gordo se lo lleva una especie de cañón que dispara un agujero succionador. Hay que verlo para entenderlo realmente, pero imaginaos un agujero negro flotante que atrae hacía sí lo que hay a su alrededor. Útil para acabar con grupos de enemigos o contra droides. Entre los regresos podríamos contar el rifle que es capaz de desplegar un escudo protector delante nuestro de forma que las balas rebotan contra él. Ideal cuando no tenemos nada más cerca donde cubrirnos.
Las armas se mejoran automáticamente cuanto más las usemos, lo que de nuevo refuerza la forma que cada cual tenga de jugar, pues las que utilice más habitualmente serán las más potentes. Hay hasta tres niveles de crecimiento, aunque no variarán las características sino sólo su desempeño. Para que os hagáis una idea, hay un arma que es capaz de de ver a los enemigos a través de las paredes y dispararlos. En el siguiente nivel, en lugar de lanzar una bola de energía es capaz de generar hasta tres. Hay que recordar también que cada pieza de nuestro arsenal tiene siempre un uso secundario, como un tiro cargado en el rifle francotirador que de acertar de lleno acaba con la víctima que recibe el impacto al instante.
Los enemigos no serán mancos, que se suele decir, y habrá un amplio rango de especies de Quimeras, desde las más básicas, los híbridos, humanos reconvertidos por el virus, hasta monstruos gigantescos formados a partir de multitud de cuerpos. Dispondrán de las mismas armas que nosotros, con lo que las ventajas que hemos mencionado en los párrafos anteriores desaparecen cuando ellos las tienen igualmente a su alcance. Un ejemplo lo tenemos con el escudo antibalas, el cual, eso sí, puede deshabilitarse lanzando una granada de impulso electromagnético. Hemos visto además otro tipo de campo de fuerza generado por unos droides que se colocan encima de las Quimera, a los que hemos de disparar para poder atacar a continuación a las criaturas directamente.
Ahora bien, no todo es de color de rosa en Resistance 3. No solemos ser muy críticos a estas alturas del desarrollo de un juego, pues muchas veces hay errores y fallos subsanables y que no terminan llegando a la versión final, o elementos en un estado precario a los que aún les falta tiempo para estar terminados. Sin embargo, en lo que se refiere a la IA del juego podríamos calificarla de limitada, siendo bondadosos. Los patrones que siguen las Quimera son demasiado básicos y no reaccionan con prontitud a nuestras acciones. No haremos sangre de este asunto, esperando a ver cómo evoluciona, pero es quizá lo que más preocupados nos ha dejado.
La experiencia de pasar de formar parte de un ejército a no ser más que un miliciano con un puñado de compañeros mal armados se trasladará también al multijugador. Las multitudinarias batallas de los dos primeros Resistance han sido empequeñecidas sustancialmente, al igual que el tamaño de los mapas, con la intención de que las partidas se desarrollen de un modo más intenso. De este modo, los combates se realizarán con 8 contra 8, pues según los propios desarrolladores es un número que han encontrado ideal para que la acción no decaiga en ningún momento. Como parte de esta política de recortes, también han optado por eliminar las misiones cooperativas, centrando esta opción el modo para un jugador que, de nuevo, según la misma gente de Insomniac, es lo que los jugadores les reclamaban.
Resistance ha sido siempre algo así como la hija fea de PlayStation 3, la menos querida y valorada, aunque fuera por motivos justos. Este año tiene la oportunidad de reivindicarse como un título con credenciales propias, tras realizar varios avances en el terreno jugable que le permiten diferenciarse más de sus competidores. Quizá siga estando algo por detrás en lo que se refiere al apartado técnico, pero hay que tener en cuenta sus otras virtudes, añadiendo a la receta una historia cada vez más apasionante y en la que aún quedan muchas incógnitas por resolver. No falta tanto para que veamos cuántas de esas reciben por fin respuesta.
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