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No More Heroes: Heroes Paradise

No More Heroes: Heroes Paradise

El paraíso de los asesinos

Travis Touchdown da el salto a PlayStation 3 con el remake de su primera aventura para Wii. Un aspecto gráfico remozado se suma a otra serie de extras y mejoras respecto al juego original. Conviértete en el asesino número uno y deja un rastro sangriento a tu paso.

Actualizado a

Goichi Suda sorprendió a todos con una obra muy particular, en su estilo, hace ya algo más de tres años, bajo el nombre de No More Heroes. En lugar de salir en Xbox 360 y PS3, el creador nipón optó por una consola, Wii, que no parecía propensa a esa clase de juegos y acertó de pleno, al combinar el control por movimiento con un manejo más tradicional. Aquel juego nos permitía convertirnos en asesinos, asumiendo el papel de Travis Touchdown, un joven de 27 años que malvive en un motel. Partiendo de la undécima posición, debíamos ascender en la escala de asesinos hasta convertirnos en el más grande, con intensas batallas contra una decena de jefes finales.

Ahora ese juego está viendo un renacer gracias a la conversión a las máquinas de Sony y Microsoft. Heroes Paradise no es más que el remake del primer No More Heroes, aunque con los apropiados extras para paliar el tiempo transcurrido. El punto negativo es que la distribución a occidente corre a cargo de Konami, y ésta ha optado por traernos únicamente la versión de PlayStation 3. No obstante, la editora ha tomado una buena decisión respecto al espinoso tema de la censura. Al contrario de lo que ocurrió con el juego original, donde la abundante sangre era sustituida por una especie de ceniza al morir lo enemigos, esta vez nos llegará intacto y los amantes del gore podrán disfrutarlo plenamente.

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Si eres nuevo en la franquicia, has de saber que No More Heroes es pura acción. Controlamos un único personaje que debe afrontar misiones en las que le esperan multitud de enemigos, a los que debe vencer con su katana láser. Generalmente los enfrentamientos no son multitudinarios, sino contra pequeños grupos de secuaces que protegen a un jefe final. Éste, por su parte, es uno de los mayores asesinos del momento y nuestro objetivo ese usurpar ese puesto. Para ganar acceso a esos combates, antes hemos de conseguir dinero mediante retos secundarios, donde nos aguardan más peleas junto a otros desafíos más peculiares, empezando por una recogida de cocos.

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Todo esto se desarrolla en la ficticia ciudad de Santa Destroy, aunque típica de los Estados Unidos, de donde es nuestro protagonista. Podemos desplazarnos por ella con cierta libertad a lomos de una potente moto, aunque los lugares donde se puede interactuar están bastante delimitados. Hay pocas zonas donde la ciudad se convierta en escenario y generalmente sólo nos movemos por ella para ir a la siguiente misión o a nuestra base. Siendo además un juego fuertemente atado a una argumento que, además, implica un determinado orden a seguir según el listado de enemigos, la linealidad es inherente si obviamos las misiones secundarias.

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Hablando de la historia, su contenido no es en sí mismo importante, sino la forma en la que nos lo trasladan. Aquí es donde más se nota el sello del gran Suda, con unos personajes extravagantes y unos diálogos de lo más ingeniosos. La expresividad de los protagonistas nos permite esbozar una sonrisa nada más verlos gesticular, empezando por el mismo Travis, sobre todo cuando comparte escena con la bella Sylvia.

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Visualmente no se aprecia el salto que esperábamos al pasar de Wii a PlayStation 3. Hay apartados claramente mejorados, como la iluminación, mientras que otros parecen adolecer de los mismos fallos, como la definición de las texturas del escenario. Los modelados han sido refinados, reforzando aún más el estilo "cell-shading" dado a los personajes. No hablamos por tanto de un portento gráfico, pese a que tampoco intenta serlo, pero cuyo paso a la alta definición no ha sido completo. Además, no está exento de fallos, siendo el primero en la lista una cámara que no logra colocarse donde debe tan rápido como nos gustaría. En consecuencia, se nos exige manejarla manualmente más a menudo de lo conveniente (aunque al menos esta vez tenemos la opción) o tener que usar el botón de fijar objetivo, lo que igualmente no siempre es adecuado.

El control es uno de los elementos que más hay que tener en cuenta en No More Heroes. Al contrario de lo que intuitivamente cupiera pensar sobre el manejo de una espada con el Wiimote o, en este caso, PlayStation Move, los ataques se realizan principalmente utilizando un botón. Es decir, nada de agitar el mando en varias direcciones, lo cual no es óbice para darle otros usos, más específicos, a los sensores de movimiento. Baste decir que, cuando logramos acabar con un enemigo, tenemos la opción de rematarlo, y en ese momento nos aparecen una serie de flechas en pantalla indicando la dirección en la que hemos de mover el periférico, a modo de QTEs.

Aparte de ataques normales, tenemos golpes físicos que al embestir son útiles para anular la guardia del rival. Usarlos es arriesgado, pues en caso de que nos alcancen antes de impactar nosotros o seamos esquivados nos convertimos en un blanco fácil. De nuevo, únicamente hay que apretar un botón, mayor precisión en los enfrentamientos. Los enemigos que logremos golpear se quedan aturdidos, de manera que quedan a nuestra merced. El siguiente paso normalmente es agarrarlos para, a continuación, y de modo muy similar a cuando realizamos un combo de ejecución de un enemigo, hemos de seguir unas flechas en pantalla. Esto desembocará en unas llaves al más puro estilo lucha libre.

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Otra manera de emplear el sensor de movimiento es en los choques de espada, que se producen cuando Travis conecta con el arma de un enemigo y ambos quedan enzarzados. En ese momento, hemos de girar el mando rápidamente según la dirección que nos indiquen y, de hacerlo correctamente, ganamos ese miniduelo y podemos liquidar al enemigo. Por otro lado, la inclinación del mando indica hacia dónde van nuestros golpes, tanto con la katana como físicos. No es algo sofisticado, únicamente hay dos posiciones, arriba o abajo, pero es una variable más para complicar los combates, pues los enemigos se pueden cubrir de cualquiera de las dos maneras y nosotros hemos de alcanzarlos en la opuesta.

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No es de extrañar, visto lo visto, que hayan optado por añadir la opción de manejar el juego con un mando tradicional. No hay acciones que no puedan ser simuladas con un DualShock 3, empleando las palancas analógicas para esos gestos que requieren desplazar el mando en una dirección determinada o girarlo. Incluso se ha hecho uso del Sixaxis. Con cada golpe, la katana va perdiendo energía, con lo que llegado un momento hemos de pararnos a recargarla. El gesto a realizar con Move casi es mejor no describirlo, con Travis sujetando el alargado periférico como una extensión sobre su zona baja, y agitándolo arriba y abajo. Con el DualShock 3 ocurre lo mismo.

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El sistema de juego no ofrece muchos misterios. Llegamos a un lugar, avanzamos por diversos pasillos y acabamos con todo aquel que salga a nuestro paso hasta alcanzar al jefe final. Algo tan simple aparentemente no ofrece variedad alguna en gran parte de su mecánica, pero aquí es donde Suda 51 se distingue del resto. Podemos ir corriendo por el estadio y, de repente, encontrarnos una fila de lanzadores de bolas de béisbol uno detrás de otro. Cuando nos queremos dar cuenta, estamos repeliendo sus bolas de fuego como si nos acabáramos de convertir en bateadores, y según la fuerza con la que hayamos logrado golpear se mide a cuántos de estos lanzadores conseguimos derribar. Una escena para verla, aunque muchos seguro ya la conoceréis, y que a posteriori se convierte en una de las misiones secundarias.

Tal mecánica se ve adherezada con los ataques del "lado oscuro". En el capítulo de mejoras de esta versión entra el poder acumular estos ataques especiales. Cada vez que realizamos una ejecución, aparece en pantalla algo que se asemeja a una máquina tragaperras. Si las tres ruedas coinciden, ese icono se añade a un pequeño inventario en la parte inferior derecha que indica que tenemos ese poder disponible y lo podemos emplear cuando más nos interese. Tenemos la posibilidad de almacenar hasta tres, aunque siempre los gastamos en un orden estricto. Estas técnicas son especialmente útiles cuando estamos rodeados de varios enemigos.

La ciudad de Santa Destroy es la gran desaprovechada de No More Heroes. Nos movemos por ella con el mismo objetivo que si nos desplazáramos por un menú, sin más gracia que ir de un apartado a otro. Uno de los más importantes es el de misiones secundarias. Las hay de dos tipos. Las primeras son sencillas y se trata más bien de minijuegos que acarrean acciones tan curiosas como realizar una recogida de cocos para un vendedor o cortar el césped en un pequeño jardín. A su vez, estos retos nos abren otros más complicados y propios de nuestra tarea de asesinos, debiendo ir a algún lugar para acabar con los enemigos allí presentes. Ambos tipos, en cualquier caso, tienen como utilidad que nuestra cuenta bancaria aumente y así podamos pagar la cuota necesaria para enfrentarnos al siguiente asesino de la lista, hasta llegar al número uno.

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El otro punto de interés en la ciudad es el taller donde podemos mejorar nuestra arma principal, dotándola de más potencia de ataque. También podemos ir al gimnasio a incrementar nuestros atributos, mientras que las técnicas de lucha libre que empleamos aumentan su repertorio al recoger máscaras que se encuentran justo antes del enfrentamiento con los principales asesinos. Aparte de eso y como buenos otakus, tendremos a nuestra disposición en una tienda de ropa un buen repertorio de camisetas frikis junto a otras prendas para vestir a Travis a nuestro gusto.

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Otro de los añadidos en PlayStation 3 son los sueños y las pesadillas. Los primeros nos permiten volver a ver alguna de las cinemáticas que ya hayamos desbloqueado, con lo que tienen un interés más reducido. Las segundas, por contra, nos invitan a revivir los combates contra los jefes finales, de manera que si alguno de ellos nos gustó especialmente estamos de enhorabuena, podremos volver siempre que queramos. Más allá de estas pequeñas cuestiones y algún que otro ajuste, no obstante, no habrá prácticamente nada que no viéramos ya en Wii.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.