BulletStorm, Impresiones
Se avecina un auténtico vendaval de acción pura y dura, donde pondremos en práctica mil y una técnicas para matar salvajemente a un enemigo. Bajo esta premisa nos llega Bulletstorm en apenas un par de semanas, invitándonos a ser originales en el cruel arte del asesinato y poniendo todos los medios para ello. Atentos a uno de los FPS más originales que saldrán a la venta en esta generación.
Con el patrocinio de Epic y el auspicio de Electronic Arts, los chicos de People Can Fly se han atrevido a lanzar un juego sin pelos en la lengua, sin cortarse en nada y haciendo casi apología de la violencia (virtual, entiéndase). Bulletstorm no va de una oscura y realista campaña en tal guerra, y ni siquiera es comparable a ciertos juegos con marines espaciales musculados que se enfrentan a monstruos de todo tipo, es algo muy distinto. Los cargadores no se emplean en llenar de plomo al enemigo sin más ni más, sino que hemos de practicar el arte de matar, acabar con todo el que sale a nuestro paso con estilo. Cuanto más sangrienta sea la muerte, mejor.
Nos ponemos en la piel de un ex-soldado de la Confederación, que tras realizar varias misiones de infiltración acabando con determinados objetivos, se percata de que en realidad está matando a inocentes. Con argucias y engaños, su general, llamado Sarrano, los está utilizando, así que tanto él como su equipo deciden abandonar el ejército y exiliarse, trabajando como mercenarios. Unos años después surge la curiosa coincidencia de encontrarse de repente con el Ulises, el gran crucero espacial de guerra de la Confederación, y en un acto de locura y llevado por la rabia, Gray, como así se llama nuestro personaje, decide atacar con su pequeña nave. El acto, absolutamente suicida, se salda sin embargo con la caída del Ulises a un inhóspito planeta, donde también aterrizan de emergencia los protagonistas. El objetivo, por tanto, es salir de allí, y para ello lo mejor es llegar hasta la nave de Sarrano y apoderarse del equipo de rescate que vaya a buscarlo.
Nos acompaña en todo momento Ishi, un medio-humano, medio-robot, que tras el accidente, donde resulta dañado, debe luchar para que su cerebro electrónico no tome el control de sus actos y sus emociones. Sin embargo, su presencia no será de mucha ayuda, ya que ninguno de los compañeros controlados por la IA hacen mucho daño que digamos a los oponentes a los que disparan. Su utilidad es más bien ayudar a que la historia no sea un monólogo, y es que este aspecto es fundamental en Bulletstorm, no tanto porque estemos ante un argumento especialmente original o sorprendente, sino por cómo está contado.
Su seña de identidad es un humor sarcástico, negro en ocasiones, y donde no se escatima en tacos y otros improperios. Nos lo pasaremos realmente bien escuchando los diálogos entre los personajes, las chanzas entre ellos. A eso ayuda enormemente el gran trabajo de doblaje realizado, ya que el elenco de voces escogido realmente encaja con el personaje al que interpreta cada uno. Al contrario de lo que ha sucedido en la versión original, donde se puede rebajar el nivel de violencia en las palabras, en español tendremos que lavarnos los oídos tras cada partida. Podemos decir que tienen poco que envidiar al inglés.
Como seguro muchos ya habréis comprobado en la demo, Gray va armado con una especie de látigo de luz que roba del fallecido cuerpo de un soldado de la Confederación. Este artefacto es la causa de que tengamos que matar de las maneras más originales posibles. No es una cuestión de sed de sangre y maldad, es simplemente una cuestión de supervivencia salida de la retorcida mente de Sarrano. Resulta que el general decididió que prescindiría de los peores soldados privándolos de suministros como munición o mejoras para sus armas, ya que hay una serie de cápsulas diseminadas por el planeta capaces de leer a través de nuestro látigo las "puntuaciones" obtenidas al hacer nuestro trabajo. Accediendo a ellas tenemos opción de recargar las armas o adquirir accesorios para las mismas, usando precisamente estos puntos.
El látigo será nuestra principal herramienta para lograr puntos de habilidad y matar a ciertos enemigos. Hay que tener en cuenta que aquí se acabó el ir cubriéndose en parapetos y disparando a la cabeza de los enemigos sigilosamente, no hemos de buscar el ser prácticos sino ir a pecho descubierto a causar el mayor daño posible. Este concepto quizá a algunos les cueste asimilarlo cuatro o cinco minutos, pero en cuanto estamos metidos en faena empezamos a ver las cosas de otra forma. Ya no nos fijamos dónde están los objetivos, sino más bien en el entorno, qué podemos usar contra ellos. Apenas nos tenemos que preocupar por nuestra seguridad, pues morir en Bulletstorm es complicado, salvo en zonas muy concretas. De hecho, lo normal es que nos maten antes por estar dedicados a crear el caos y matar con arte, descuidando nuestros flancos, que por la dificultad en sí de la situación.
La complejidad de las combinaciones es muy variable. Partimos de la "patada más bala", que es la más simple, teniendo únicamente que propinar un puntapié a un enemigo y lanzarlo hacia delante, disparándole hasta que muera y antes de que caiga al suelo. Durante el tránsito en el aire se mueve a cámara lenta, facilitando el que más balas atraviesen su pecho. Lo mismo ocurre cuando lanzamos a alguien por los aires agarrándolo con el látigo y con otras acciones similares. Es una pequeña ayuda para lograr la combinación buscada. Otras formas de matar relativamente simples consisten en arrojar al sujeto a un poste eléctrico, ensartarlo en un montón de pinchos o sencillamente lanzarlo al vacío. Pronto identificaremos esos patrones cuando nuestra pantalla se vaya llenando con nombres como "Muñeco Vudú" o "Vértigo" y un numerito al lado.
Las armas que iremos recolectando a lo largo de nuestra aventura serán el otro medio de matar de singulares maneras. La principal es una metralleta típica y nos acompañará siempre en nuestro viaje. En cuanto al resto, las hay de muy distinto tipo, como una escopeta, un rifle fracotirador en el que manejamos la bala en primera persona, un lanzador de bolas explosivas o un disparador de cadenas que apresan al enemigo y tienen estallido retardado. Todas, además, cuentan con un modo de disparo secundario que utiliza otra munición distinta, mucho más costosa, pero cuyo poder de devastación es proporcional al precio. Para ilustrarse, nada mejor que echar un vistazo a algún vídeo, pues sin verlo no se termina de captar la esencia de Bulletstorm, y menos aún sin jugarlo.
Generalmente no se encadenan todas las acciones que hacemos respecto a los puntos que sumamos. Es decir, si hacemos un "patada bala" pero la víctima cae por un precipicio, es eso último lo que cuenta, lo que el pobrecito vio cuando la palmó. Hay alguna excepción a esa norma, no obstante, pero mejor que descubráis por vosotros mismos qué es lo que mejor encaja. No tendréis que ser del todo adivinos, ya que tenemos una completa guía a nuestra disposición al alcance de un botón, y que se va expandiendo según vamos descubriendo enemigos (algunos tienen formas especiales de acabar con ellos) o armas (sus distintos usos provocan diferentes efectos). Es, además, una buena forma de conocer cuánto hemos descubierto de todo lo que ha salido de las imaginativas mentes en People Can Fly.
La estructura de la campaña es más bien típica, en el sentido de que es absolutamente lineal y nos presenta situaciones variadas, con enemigos cada vez más fuertes y fases que se salen algo de lo común al ir, por ejemplo, montados en un vehículo. No faltarán los jefes finales que requieren dedicación exclusiva y donde, en ocasiones, nos olvidaremos un poco de encadenar técnicas para centrarnos en un desafío algo más complejo. Es una buena manera de romper la monotonía. Ahí se acaban, eso sí, todos los parecidos con el resto de representantes del género. El resto del tiempo nos dedicaremos a lanzar a los enemigos por los aires y hacerlos explotar en conjunto, atar una bomba a uno y darle una patadita para dirigirlo a un grupo, lanzar una espora a la cabeza de uno, dejándolo sin visión, y luego reventársela... podríamos estar todo el día dando ejemplos. Sólo un apunte más: tienen especial obsesión con lo que viene tras la espalda.
Tras acabar el modo historia tendremos oportunidad de volver a pasar por ciertas secciones en el modo Echo, para tratar de maximizar nuestra puntuación y con una menor restricción en cuanto a armas o munición. Eso es lo que se ha podido probar en la demo y desde Epic aseguran que ha sido todo un éxito, con muchísima gente repitiendo una y otra vez hasta conseguir unos pocos puntos más. La otra opción para entretenernos tras la campaña será el modo Anarquía, en el que jugaremos en cooperativo contra hordas de enemigos y descubriremos nuevas técnicas conjuntas. En cada ronda hay una puntuación mínima para que se nos permita pasar a la siguiente y os podemos asegurar que si no hay trabajo en equipo, es imposible conseguirla, así que hay que buscar la coordinación. Sin duda estamos ante uno de los juegos más originales del año y nos encanta lo salvaje y atrevido que es en todos los sentidos. Menos mal que falta poco para que llegue.
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