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Mario Sports Mix, Impresiones

Mario sigue siendo una referencia ineludible dentro del panorama nintendero, que pese a la saturación a la que expone al fontanero logra aprovechar su tirón, esta vez a manos de Square Enix. La compañía japonesa colabora con Nintendo en la elaboración de un pequeño popurrí de deportes -cuatro en total-, cada uno con sus propias normas, aunque compartiendo un mismo estilo de juego. La apuesta se realiza por la diversión, sin marginar al apartado gráfico, haciendo del multijugador un aspecto clave. Mario Sports Mix debuta en Japón dispuesto a arrasar en la campaña navideña.

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No se le acaban nunca las pilas al fontanero. Ha resistido estoicamente toda aparición pública independientemente del género en el que haya tenido que probar su valía: desde golf a fútbol pasando por tenis o beisbol. Ha sido protagonista de aventuras que le han llevado a surcar el espacio y sus galaxias, después de rescatar a la sempiterna princesa en apuros Peach, con la ayuda de Yoshi, Toad, Luigi y el resto de la tropa.  Cuando pensábamos que era momento de dejarle descansar durante unos meses, Nintendo vuelve a sorprender a propios y extraños con una recopilación deportiva en la que se presentan los personajes emblemáticos de la licencia bajo el pretexto de disputar una reñida competición a cuatro bandas. Orquestra Square Enix, que se lía la manta a la cabeza para demostrar nuevamente que junto a Nintendo es una de esas pocas compañías que puede tocar practicamos todos los géneros de la industria sin desprestigiar el nombre que le representa.

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Mario Sports Mix fue uno de tantas presentaciones que Nintendo realizó durante el pasado E3, celebrado en Los Ángeles a principios del mes de junio. Nadie esperaba un resurgir tan potente a manos de la mascota, primero con Super Mario Galaxy estableciéndose como el referente de esta generación en lo que plataformas tridimensionales se refiere, luego con el regreso de un estilo de juego (las plataformas bidimensionales) que ha arrasado en tiendas especializadas y grandes superficies bajo el nombre de New Super Mario Bros. Quizás solapado por el peso de sus anteriores aventuras, el gran público apenas recaló en Mario Sports Mix, presentado como un popurrí de juegos deportivos que básicamente llega al mercado con la querencia de ofrecer la esencia Mario Kart en cuatro disciplinas atléticas muy diferenciadas entre sí, aunque todas con un protagonista en común: el balón (salvo en hockey, deporte donde se emplea un PUCK o DISCO).

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A través de él se teje una nueva infraestructura de juego, principalmente destinada al disfrute multijugador, en el que Mario y compañía se enfundan el mono de entrenamiento para sacar el máximo partido de sus habilidades innatas, expresión ésta que tiene un significado mucho más importante del que podría aparentar a simple vista. Voleibol, baloncesto, brilé (o balón prisionero según nos cuenta la RAE) y hockey sobre hielo son las modalidades elegidas para presentar una vez más la clásica esencia que Nintendo imprime a sus producciones de corte menor, aquellas que se desarrollan antes para satisfacer las demandas de los usuarios que para recibir los aplausos de los críticos de turno. El lanzamiento del título se producía durante la última semana de noviembre, obteniendo un éxito considerable en Japón.

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Cuatro deportes, una mecánica
No es la primera vez que Mario se propone protagonizar un videojuego de corte deportivo en el que sus amigos se convierten en rivales por un día. Mario Strikers es un buen ejemplo de ello, con una mezcla homogénea entre realismo y arcade. Aquí lo que realmente importa es que el usuario pase un buen rato frente al televisor, ya sea en compañía o en solitario, sin prestar demasiada atención al aspecto visual de la obra. Para ello se pone en práctica una fórmula de eficacia probada, bajo la cual cada personaje reúne unas condiciones físicas muy determinadas que hacen de él un virtuoso de la velocidad, de la resistencia o de la habilidad que se muestra sobre la cancha.

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Da exactamente igual si el deporte de marras es nuestra especialidad o si simplemente lo conocemos por las retransmisiones televisivas: comenzar a disfrutar es casi un automatismo, guiado por la experiencia que dejan tras de sí anteriores apariciones deportivas del fontanero. Basta con elegir una de las cuatro modalidades que se exponen desde el menú principal, cada una de ellas representada por un icono específico (Bowser ejemplifica el contacto físico del hockey, por ejemplo, mientras que Peach la sutileza del voleibol). En nuestra experiencia nos decantamos por el baloncesto como prueba de fuego que, además, sirve también como botón para tener un correcto entendimiento de la mecánica que se aplica en otras disciplinas. Antes, no obstante, hay tiempo para presenciar una breve escena animada que trata de dar sentido a esta divertida competición.

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La caída de una especie de meteorito trae consigo el descubrimiento de cuatro piedras preciosas que albergan en su interior el artefacto que representa cada una de las cuatro modalidades que se dan cita en el juego. Un pequeño Toad recoge un fragmento y, sorprendido, rememora los tiempos en los que Mario se caracterizaba por ser una gran estrella deportiva, en uno de los guiños que Square Enix pone sobre la mesa a modo de declaración de intenciones: puede que este título no haya sido desarrollado por Nintendo (al menos no de forma íntegra), pero desde luego que seguirá las pautas marcadas por la empresa afincada en Kyoto en lo que a jovialidad y sentido del humor se refiere. Digamos que se respira la esencia de la Gran N por los cuatro costados, aún sin contar con un despliegue visual de los que se han dejado ver en Mario y Sonic en los Juegos Olímpicos.

Tampoco sale especialmente aventajado Mario Sports Mix de compararse con la ‘otra' colaboración que Nintendo ha llevado a cabo durante esta generación (esta a manos de Sega), aunque se comprende que se repita el exitoso mecanismo del ejemplo anteriormente citado. Pocos fueron capaces de vaticinar un impacto tan notorio en el mercado como el de la aventura de estas dos mascotas, repetido en dos ocasiones (ampliando sus miras en Nintendo DS, también con fortuna). En cualquier caso, y dejando al margen cuestiones comerciales que ahora no nos atañen, nos centramos en el baloncesto como primera prueba de fuego para descubrir qué esconde este Mario Sports Mix en sus adentros.

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El concepto de equipo
Antes de comenzar a jugar es menester elegir una de las dos modalidades que se ofertan como carta de presentación. Sólo encontramos Partida Rápida y modo Carrera, siendo este último la prolongación de las competiciones que conocimos en anteriores spin-off deportivos. Mario Kart se convierte nuevamente en la primera referencia que aparece por la mente, en tanto se aplica la misma mecánica para obtener experiencia. El modo Carrera ofrece la posibilidad de enfrentarse a distintos equipos para conquistar la copa de turno. A medida que obtenemos victorias y dominamos el sistema de juego el nivel de dificultad comienza a ascender, aunque sin llegar a convertirse en un reto significante. Terminamos la copa champiñón sin recibir ni un solo punto en contra y con palizas auténticamente surrealistas.

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El dato es más interesante de lo que aparenta, ya que pone de relieve dos características propias de la jugabilidad del título. Por un lado, la facilidad con la que se domina la mecánica de juego, y por el otro el público para que ha sido diseñado. Centrémonos en el primer punto, crucial para comprender la filosofía de MSM. Es posible escoger entre el binomio wiimote/nunchuk para mover a los personajes por la cancha y el mando en horizontal, opción esta última que no termina de funcionar en la práctica, si bien es la más adecuada de cara a los jugadores que encuentren más dificultades a la hora de dominar el sistema de juego. Los partidos se juegan entre cuatro o seis jugadores, dos y tres respectivamente por cada bando, y en ellos es determinante las habilidades especiales que cada figura emblemática pueda aportar a la partida. Mario es el jugador equilibrado por antonomasia, Yoshi es veloz pero endeble, Donkey es un portento físico que no deja de robar balones, pero es lento y pocas veces anota a canasta cuando la oposición impide moverse con soltura.

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Se da la misma coyuntura en las cuatro disciplinas de juego. Habiendo seleccionado el primer estilo de control (wiimote + nunchuk), el manejo de los personajes resulta sencillo e intuitivo. Para disparar realizamos un movimiento ascendente con el mando, lanzando la bola justo cuando ésta parpadea para encestar a canasta sin problema alguno. Robar un balón es tan fácil como pulsar el botón A delante de un rival, lo mismo que fintar o proteger el balón cuando llevamos la voz cantante en la partida. También es posible realizar mates a canasta de forma sencilla y sin grandes artimañas que confundan al jugador. Todo ello de forma espectacular y sin dejar de lado la ambientación o el peculiar estilo que Nintendo imprime a estos spin-offs, disputándose los partidos en decorados fácilmente reconocibles por todo aquel que haya disfrutado de alguna aventura del fontanero.

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Luego existe un pequeño espacio para que el jugador abogue por el uso de su imaginación en lo que a jugadas espectaculares se refiere. Manteniendo pulsado el botón A podemos dirigir la posición de nuestros compañeros en pista. La Inteligencia Artificial es por regla general la que se encarga de manejarlos y de buscar una alternativa viable cuando la partida se pone en nuestra contra, pero es el jugador el que tiene la última palabra para decidir hacia dónde mover el balón. Esto es aplicable al balón prisionero, al hockey y al voleibol, disciplinas ligeramente más complejas que el baloncesto por definición, pero que igualmente se simplifican para la causa. De hecho, si en basket es bastante fácil obtener la victoria durante los primeros torneos, en hockey esta condición se vuelve irrisoria. Basta con hacernos con el puck (o disco de juego), disparar y habremos anotado el primer gol ante la extraña manía del portero rival para quitarse de la portería justo cuando vamos a realizar un tiro.

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Resulta tan fácil superar los retos que pone sobre la mesa este Mario Sports Mix que es inevitable preguntarse hacia qué público ha mirado Square Enix a la hora de establecer un nivel de dificultad que se ajuste a las necesidades de todos los miembros de la familia. Esta es otra característica que se palpa en balón prisionero, una modalidad poco común en el mundo digital que se presta a la sorpresa (por aquello de su poca presencia). Nuestro objetivo es golpear al rival con la pelota sin que este pueda cogerla antes de que toque el suelo, en un rectángulo dividido en dos partes, cada una propiedad de un equipo. Normalmente se suele aplicar en el Instituto para fomentar la coordinación del cuerpo con la mente, pero lo cierto es que cuando se practica a niveles superiores puede llegar a ser una experiencia agotadora, diríamos incluso única por sus propiedades.

En Mario Sports Mix se simplifica su estilo de juego, aunque siendo necesario el uso del ingenio para saber cuándo se debe pasar la bola al jugador que ha quedado brilado a espaldas de nuestros jugadores. Es más difícil obtener la victoria aquí que en el voleibol, que de nuevo ve cómo sus principales virtudes se reducen hasta la base para que ningún jugador se pierda durante el proceso de aprendizaje. En tanto hablamos de la edición japonesa y no de la occidental, es de prever que el nivel de dificultad general se ajuste para que represente un reto para los usuarios y no un simple paseo triunfal sin oposición alguna. Por suerte, el hecho de no haber tenido que sudar apenas para obtener la gloria en el hockey sobre hielo ha permitido realizar un recorrido por otra de las virtudes del juego: la presencia de un gran contenido secundario en concepto de desbloqueable.

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Desbloquéame
Si contamos con cuatro disciplinas que pese a su filosofía no difieren demasiado entre sí a la hora de ser disfrutadas sobre la cancha de juego, se entiende que han de ser las piezas que forman el tablero las que otorguen algo de variedad a la propuesta de juego. Decíamos anteriormente que cada jugador cuenta con sus habilidades propias que lo caracterizan y le confieren cierta independencia respecto al resto, un hecho especialmente importante a la hora de entender el esfuerzo que Square Enix ha volcado en la inclusión de personajes secundarios. Al igual que sucedía con el encuentro entre Mario y Sonic, la compañía japonesa funde dos universos de gran calado entre los usuarios, llevando al tapete a las mascotas actúan a modo de emblema. Así, no sólo es posible jugar con Mario, Luigi y cía., sino también con Moogle o con Slime.

Hasta qué punto cambia la experiencia de juego con estas figuras en nuestro equipo es algo que se deberá comprobar cuando la exigencia es absoluta, ya que, repetimos, en esta edición superar los retos y las pruebas secundarias resulta una tarea excesivamente asequible. Puede que en parte esta sensación refleje la sorpresa que representa la ausencia de modalidades que vayan más allá de lo comentado a lo largo de este primer contacto. Nintendo pone a disposición del usuario la posibilidad de realizar regalos a otros usuarios o de contemplar un registro exacto de cuántos partidos hemos jugado, cómo, en qué hemos fallado y a qué hora lo hemos hecho, pero no pruebas destinadas al público multijugador que coloreen el aspecto monocromo de este spin-off en cuanto a opciones de juego.

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De todas formas y obviando los hándicaps anteriormente mentados, Mario Sports Mix cuenta con el aval de ser una obra que combina dos universos que pocas veces se han interconectado, lo que viene a representar un mundo de posibilidades en lo que a situaciones inverosímiles se refiere. Probablemente los problemas relacionados con el nivel de dificultad del juego vengan impuestos, en parte, por la necesidad de ir escalando niveles hasta que por fin se ha desbloqueado suficiente material como para comenzar a desgranar la mecánica del juego, algo que ha sucedido en cierta manera en nuestra experiencia. De nuevo volvemos a poner la lupa sobre el hockey, donde efectivamente aumenta el reto en el stage final, donde es menester enfrentarnos ante una criatura de colosal tamaño para obtener la victoria.

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Son esos pequeños guiños los que siempre han caracterizado los spin-offs de Mario y no parece que esto vaya a cambiar en esta ocasión. El lanzamiento del título está previsto para el 28 de enero, justo después del periodo navideño (habrá que preguntar a Nintendo por qué se ha desgranado de esta manera el calendario de lanzamientos, con Kirby y Mario quedándose fuera de las previsiones en un momento crucial para las ventas como es la campaña navideña, aunque quizás con este se pretenda centrar la atención del público en títulos capitales como Donkey Kong Country Returns y Epic Mickey). Para entonces habrá ocasión de saborear en profundidad las mieles de este título que, alejado de cualquier grandilocuencia, se preocupa principalmente por ofrecer una experiencia de juego tan entretenida como recomendable, a juzgar por lo visto.

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El veredicto llegará, como decimos, a finales del mes que entra. Por el momento Wii se sigue prestando a disfrutar de ella con obras originales y tremendamente entretenidas, situación esta que cuenta con visos a extenderse al menos hasta marzo del próximo año. En la cresta de la ola es como Nintendo se sienta más cómoda. Al menos, es lo que está demostrando en los últimos meses. 

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Mario Sports Mix

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Minijuegos deportivos con todos los personajes clásicos de Nintendo.
Carátula de Mario Sports Mix
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