The Sly Collection, Impresiones

La llegada de The Sly Collection continúa la senda iniciada por God of War y que pronto seguirán los títulos del Team ICO, Shadow of the Colossus y el propio ICO. La idea, nada novedosa por otro lado, es traer al presente juegos que significaron algo la pasada generación y que tendrán continuidad de un modo u otro en la presente, de manera que la gente que los jugó puede refrescarse la memoria y quienes se lo perdieron tienen una nueva oportunidad de disfrutarlos. Dicha continuidad es bien clara en la saga God of War, no tanto en The Last Guardian, que va más bien a nivel espiritual. En cuanto a la trilogía de Sly, es la manera de presentar a los personajes que luego participarán en Heroes on the Move, junto a los protagonistas de Ratchet & Clank y Jack and Daxter, y quizá más adelante vuelvan a tener juego propio.

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Lo primero que hay que tener en cuenta al ponerse frente a este título es que no es un "remake" propiamente dicho, ya que no se puede considerar que realmente lo hayan vuelto a hacer. Sobre el original, han mejorado diferentes apartados, pero es difícil olvidarse que estamos ante un título de PlayStation 2, con todo lo que eso conlleva respecto al acabado final. Desde el mismo diseño de los menús a todo el apartado visual, se aprecia que no ha sido diseñado con un motor nuevo y se encuentra a mucha distancia de las entregas de Ratchet para PS3, que para muchos es lo más parecido a una película de Pixar que hemos visto en videojuegos. Dicho esto, tampoco podemos negar que gráficamente el juego cumple, teniendo en cuenta el estilo que tiene, que se puede permitir algunas licencias al no tratar de ser realista, a lo que ayuda ese toque de "cell shading".

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Para todos aquellos que no lo conozcan, los juegos de Sly siguen en la línea de los mencionados Ratchet o Jack en el sentido de que es un plataformas con grandes dosis de acción. A eso se unen los pequeños puzles, la búsqueda de objetos para desbloquear nuevas habilidades (útiles, pero no imprescindibles) y, cómo no, los enfrentamientos con jefes finales al estilo clásico, es decir, con patrones a aprender y evitar. Sly es un mapache, descendiente de una larga estirbe de ladrones "buenos", que sólo roba a los malvados. Siempre va acompañado de Bentley, una tortuga especialista en informática y tecnologías avanzadas, que si bien en el primer juego sólo interviene en las comunicaciones, más adelante toma un papel más activo. Junto a ellos dos también encontramos al hipopótamo Murray, un tipo bonachó y algo bobo que hace las veces de conductor para las huidas y al que podemos controlar en más de una ocasión no sólo al volante.

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Normalmente tenemos niveles con un principio y un final definidos y una serie de obstáculos a sortear, que van desde los saltos del propio escenario a rayos láser de detección de presencia (no olvidemos que como cacos hemos de evitar ser pillados). No faltan los enemigos a los que podemos vencer con nuestro bastón con garfio incluido, que además es útil para otras acciones como cerrar trampillas abiertas o distintas habilidades que aprenderemos con el tiempo. Dicho esto en cuanto a las fases, curiosamente otro elemento que caracteriza a esta serie son las pruebas especiales que se alejan de la mecánica general del juego. Hablamos de carreras de karts con nitros incluidos, un arcade de naves a lo "Geometry Wars" o un concurso de beber limonada apretando botones lo más rápido posible. Son esos momentos los que añaden más variedad a unos de por sí bien pensados y diseñados niveles, rompiendo un poco la rutina.

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Los juegos se complementan con una divertida historia aderezada con un magnífico doblaje al castellano. En las tres entregas hay elementos comunes como los tres componentes de la banda de Sly, la presencia de la detective Carmelita Fox que siempre va tras ellos o el hecho de que se enfrenten a bandas de criminales a los que persiguen por los lugares más insospechados. Lo importante no es el argumento en sí, que no pasa de típico y tópico, sino los diálogos y las situaciones en las que desembocan, que luego se convierten en pruebas que debemos jugar, o los irónicos toques de humor como que Sly deje una máscara como seña de identidad en el lugar donde realiza el hurto.

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Como hemos comentado anteriormente, esta revisión de la saga de Sly Cooper es idéntica a la original en cuanto a contenido, salvo por los obligados trofeos que seguro muchos aprovecharéis. Lo realmente novedoso son unos minijuegos que hacen uso del nuevo periférico de Sony, PlayStation Move. Los mismos se desbloquean jugando a las tres entregas incluidas y en realidad son bastanta sencillos, por lo que no aportan mucho a la experiencia y quedan como mera anécdota. Hay que destacar, eso sí, que soportan hasta cuatro jugadores, cada uno con su correspondiente mando, así que para algunas partiditas con amigos puede valer, pero no esperéis mucho.

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Para que os hagáis una idea, uno de ellos simplemente consiste en un tiro al blanco y hemos de usar el mando a modo de pistola moviendo un puntero por la pantalla. En otro controlamos un pequeño helicóptero radiocontrol con una cámara trasera que se mueve automáticamente por el escenario. El objetivo es recolectar puntos y evitar chocar con las minas electrónicas. El tercero de los minijuegos nos invita a recoger objetos que caen del cielo, diferenciados con nuestro color. También podemos disparar a los objetos de nuestros oponentes para evitar que ellos hagan lo propio. El último es más de lo mismo, disparar a enemigos para conseguir puntos. Como podéis ver, no solo no son gran cosa, sino que encima resultan poco originales entre sí.

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De todos modos, e ignorando un extra totalmente prescindible, The Sly Collection sigue siendo un producto de lo más atractivo para estas navidades, sobre todo si no lo jugasteis en su época. Dadle una oportunidad a este caco y su banda y os aseguramos que no os defraudará, con su planteamiento de niveles de lo más ingenioso y una gran variedad de situaciones a afrontar. Y si tenéis una televisión que soporte 3D, ya sabéis.