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Front Mission Evolved

Front Mission Evolved

Lavado de cara

Una de las franquicias más apreciadas por los jugadores nipones, pero más desconocidas en occidente, cambia de género, argumento y planteamiento para llegar al público internacional. Un movimiento interesante, pero que no parece que vaya a contentar ni a los aficionados ni a atraer al gran público.

La franquicia Front Mission ha gozado, a lo largo de sus siete entregas principales, de una gran popularidad en Japón. Una serie de juegos de estrategia y rol protagonizados por grandes mechs y con argumentos intensos, dignos de las mejores producciones del género del J-RPG. Sin embargo este éxito no contó con una réplica en el mercado internacional, donde tan solo llegaron a salir a la venta un par de entregas que no gozaron de un gran éxito (en parte normal, ya que el lanzamiento de entregas sueltas sin contar con los capítulos anteriores, con los cuales se conforma un todo, no tenía demasiado sentido). Contra todo pronóstico, Square Enix ha decidido dar un nuevo impulso a la franquicia adaptándola a ese mercado occidental, el cual está gozando de gran fama entre los desarrolladores nipones hoy en día.

Puesta en manos de un estudio de desarrollo occidental como es Double Helix, Front Mission se vio completamente reconvertido, dejando atrás su estilo propio para adaptarse a lo que se considera una jugabilidad más adaptada al mercado internacional; Front Mission Evolved es, por tanto, un juego de acción en tercera persona, protagonizado por mechs, claro está, en el que la simpleza de su presentación y lo accesible de su sistema de juego son sus principales bazas, pero también su peor enemigo, ya que es muy difícil alejar a la gente de la idea que se puede tener tras tantas entregas de la franquicia original. Un juego claramente orientado a quienes no han tenido nunca una toma de contacto con los Front Mission originales, pero que le ha faltado frescura para apuntar más alto.

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Argumento
La historia del juego nos enmarca dentro de la cronología principal de los títulos anteriores, pese a que por su aspecto pueda parecer más bien un spin-off que sigue unas líneas diferentes; así pues, nos encontramos 50 años después de los sucesos que vivimos en Front Mission 5: Scars of War. Estamos en el año 2171, la raza humana se ha expandido cada vez más por todos los recovecos del planeta, hasta el punto de haber llegado a la órbita, lugar desde el cual se está potenciando la investigación espacial. Para comunicar las estaciones orbitales con la población terrestre se construyeron ascensores, que permitían un rápido, veloz y seguro medio de transporte orbital. No obstante, uno de los ascensores que estaba construyendo la USN de Norteamérica ha sido atacado y destruido por fuerzas desconocidas.

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Dylan Ramsey, un simple ingeniero civil, se ve casi sin quererlo involucrado en una guerra entre dos grandes potencias enfrentadas: la OCU y la USN. Convertido en militar por necesidad y por estar en el momento equivocado en el lugar erróneo, Dylan deberá demostrar su habilidad a la hora de pilotar mech y llegar así a evitar un conflicto internacional que podría acabar destruyendo el planeta. El argumento está cargado de tensiones políticas, una gran carga filosófica y abundancia de situaciones y momentos cargados de intensidad narrativa, con algún que otro giro interesante. Desgraciadamente, las sorpresas no son tantas como cabría esperar en un momento, y por fases da la sensación de que el argumento se convierte solo en una mera excusa para trazar unas líneas maestras muy básicas en torno a las cuales justificar las secciones de acción.

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Aunque pueda parecer innecesario más en un juego de acción en tercera persona, lo cierto es que es preciso recordar que estamos ante un Front Mission, una franquicia que ha destacado desde siempre por su gran profundidad argumental, con personajes muy cuidados y elaborados e infinidad de situaciones imposibles por superar. En este aspecto, el juego se queda varios escalones por debajo de los estándares del propio nombre que luce en su carátula, lo cual es una pena, porque los aficionados a la serie se llevarán una decepción en este aspecto. Es comprensible que se haya simplificado el argumento para facilitar la accesibilidad al título de un nuevo público, pero tampoco ofrece grandes ideas como para satisfacer a los neófitos, al no destacar en prácticamente nada (salvo en las espectaculares secuencias de vídeo).

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Sistema de juego
Pero donde el argumento falla, la jugabilidad brilla con luz propia, ya que se convierte sin problemas en uno de los mejores juegos de acción protagonizados por mech, a nivel jugable, que hayan llegado a nuestras fronteras. El control sobre las bestias mecánicas, que aquí se conocen como wanzers, es prácticamente total, aunque con un estilo eminentemente arcade, no un simulador puro. Desde el primer momento aprenderemos todas las funciones básicas de nuestro wanzer y, desde entonces, estaremos libres para afrontar las diversas fases del juego como consideremos más apropiado, desarrollando nuestras propias tácticas y estilos de combate. El control es tan suave y agradecido que por momentos conseguiremos olvidar que estamos a los mandos de una gran máquina y disfrutaremos de nuestras propias habilidades.

El abanico básico de opciones de combate abarca disparos, golpear con el brazo, saltar y usar misiles, además de la opción de movernos rápidamente o realizar esquivas en cualquier dirección (y el añadido del sistema EDGE, que será parte del eje central del argumento, quenos permite ralentizar la acción). Todo esto se divide entre los diversos botones del mando, siendo de fácil acceso y muy accesible para utilizar varios movimientos a la vez. Pero aunque pueda parecer que la variedad es escasa, nada más lejos de la realidad, ya que habrá infinidad de combinaciones diferentes a la hora de personalizar nuestro mech, pudiendo emplear diversos tipos de armas. Y como es lógico, según la opción que hayamos elegido, la jugabilidad variará acorde, debiendo amoldarnos y aplicar diferentes tácticas según el arma que estemos utilizando.

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Como es lógico, no será igual disparar con metralletas que con un rifle francotirador, como es lógico, de igual modo que podemos potenciar los ataques cuerpo a cuerpo o aplicar diferentes mejoras concretas en diversas secciones del mech (ya que podremos personalizar brazo izquierdo, brazo derecho, cuerpo, hombros…). Eso sí, tendremos que prestar especial atención al equilibrio general del wanzer, ya que habrá un límite de peso que pueda soportar y que no podremos superar bajo ningún concepto. La cantidad de opciones a nuestra disposición es muy importante, hasta el punto de que para los que no estén acostumbrados a este tipo de dinámicas pueden verse sobresaturados por la profundidad y las escasas indicaciones, por mucho que el interfaz intente ser lo más accesible posible.

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De hecho, por momentos el juego nos obliga a recurrir a esa excesiva personalización al ser altamente necesaria en determinados niveles. Afortunadamente, habrá modelos predeterminados que evitarán el complejo proceso de ajuste del wanzer a los que no deseen sumergirse en estas complejidades, pero hace patente que hay un problema de diseño en el propio equilibrio del aspecto personalizador del juego, que se convierte en el eje central de la aventura, para bien o para mal. Poco más hay que contar en cuanto a la aventura principal, ya que a partir de este punto la jugabilidad es muy básica y nada que no hayamos visto en otras incursiones en el género. Es decir, recorremos ciudades a bordo de nuestro wanzer, acabando con todos os enemigos que nos salgan al paso.

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Será importante saber buscar cobertura detrás de edificios para recuperar nuestros escudos, y habrá elementos por recoger o destruir ocultos por los escenarios, lo cual puede favorecer un poco la rejugabilidad del título, pero nada especialmente llamativo. En ocasiones, tendremos misiones a pie, que sorprendentemente dejan que desear; son escasas, muy sencillas en planteamiento y resolución, y hacen las veces de nexos argumentales entre secciones de wanzer, pero están más capadas que las misiones de mech (incomprensible que un robot salte pero un humano no lo haga, por ejemplo), y bastante poco inspiradas, convirtiéndose en un añadido hasta cierto punto innecesario.

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En general, el juego resulta bastante divertido, pese a lo repetitivo de la mecánica o las carencias que presenta en cuanto a jugabilidad. Tiene algún que otro momento frustrante (sobre todo en niveles de dificultad elevados, ya que en fácil el juego es un paseo en el que es casi imposible que nos destruyan), pero nada que no incite a los usuarios a seguir intentándolo hasta superar las adversidades, teniendo en cuenta desde el principio, claro está, que se trate del público potencial del juego. Además de la aventura principal, el juego ofrece un interesante multijugador, no muy variado pero que alarga mucho la vida del título y resulta una alternativa que mantiene muy bien el nivel.

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Su único problema nos lo encontramos en la escasez de modos de juego () y de mapas (con solo 5), ya que tras tan solo unas partidas el juego comenzará a adolecer de una preocupante sensación de repetición que lastra bastante a este modo multijugador. Si tenemos en cuenta que se irán ganando puntos de experiencia a lo largo de las partidas y que podremos alcanzar un nivel máximo de 70, algo que no será nada fácil, serán muchas las horas que se deben invertir y, tal vez por eso mismo, la sensación de repetición en las limitaciones del modo multijugador se hacen todavía más evidentes. Además, cada una de las partidas es muy larga, debido a los requisitos de victoria exigentes o al amplio límite de tiempo.

Apartado técnico
Visualmente, Front Mission Evolved no explota al máximo el potencial que tiene a su disposición en ninguna de las tres plataformas (Xbox 360, PlayStation 3, PC), lo cual es una pena porque tiene destellos de calidad que hacen pensar que se podría haber alcanzado un conjunto muy superior. Por ejemplo, los wanzer son una verdadera delicia a todos los niveles, con un diseño muy atractivo, bien modelados y con animaciones creíbles; además, hay varios niveles de destrucción de los mechs, ya que podremos destruir brazos y piernas de los enemigos (y viceversa), con efectos visibles en todo momento, incluso desde el momento en el que haya daños sin ruptura. Sin embargo, los personajes humanos están un paso por debajo, con modelados correctos pero carentes de la garra en pantalla de la que sí hacen gala los artefactos mecánicos.

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Los escenarios sufren un poco a la hora de recrear la gran escala de los wanzers, produciéndose un efecto de perspectiva algo mejorable, que sin ser tan drástico como en el caso del antiguo Slave Zero, hace que nos olvidemos de estar pilotando un robot de grandes dimensiones en muchas ocasiones, sobre todo con los caminos abiertos a las máquinas gigantes. Las texturas de los wanzers son muy buenas, pero no así los escenarios, que en muchos casos parecen bastante planos y carentes de vida. Se podría decir que son escenarios ideales para destruir sin ningún tipo de remordimiento, pero tampoco podremos destruirlos demasiado, ya que tan solo provocaremos daños menores en los entornos, lo cual es una pena ya que juega en contra de la credibilidad del uso de un mech gigantesco.

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Destacan sobre todo, eso sí, las secuencias de vídeo CG, muy espectaculares y con momentos cargados de épica, propios de las obras de Square Enix. El apartado sonoro, por su parte, no es ninguna maravilla. Sin ser especialmente malo, la banda sonora tiene detalles interesantes pero no pasará a la historia ni llama especialmente la atención; tampoco el doblaje (en inglés con subtítulos) resulta del todo convincente y satisfactorio. Una pena, ya que el juego es divertido, y si la jugabilidad, bastante satisfactoria, hubiese contado con un apartado técnico algo superior se habría visto potenciado y dejaría en general un mejor sabor de boca. La aventura, en total, gira en torno a las 10 horas, divididas en cinco actos; una duración que se antoja escasa, sobre todo si tenemos en cuenta la duración tradicional de los títulos de la franquicia, que superan con creces esa cifra.

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6.5

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.