NBA Elite 11

Varios años van en que una de los productos estrella bajo el sello EA Sports no termina de levantar cabeza. Durante este tiempo, sobre todo en la presente generación, NBA 2K ha sido el referente en el deporte de la canasta y NBA Live no ha sido más que su sombra, muy inferior en multitud de aspectos. Los distintos intentos de mejorar el juego no terminaron de dar sus frutos y en Electronic Arts decidieron cortar por lo sano, acabar con un título histórico y presentar, bajo un nuevo nombre, un juego que rompa moldes con estilo propio.

El claro espejo en el que debería mirarse NBA Elite es FIFA, un título que en sus últimas entregas ha barrido y pasado por encima a su competencia más directa, Pro Evolution Soccer. Con un motor completamente nuevo, brillante en cuanto a las físicas y los choques entre jugadores, e ideas nunca antes vistas, ha conseguido que muchos fieles del "Pro" se pasen a él. La propuesta de NBA Elite 11 pretende ser la misma: olvídate de NBA Live, esto es distinto. Al menos, es lo que pretenden los desarrolladores y no van por mal camino, aunque queda mucho trabajo por hacer.

Uno de los principales cambios y el primero que notarán los jugadores serán el control. El clásico esquema de palanca de control y botones ha sido desterrado y nuestro pulgar se desplazará unos centímetros más abajo para manejar el "stick" derecho. Los cuatro botones superiores de los mandos de Xbox 360 y PS3 serán los únicos que tendremos que presionar en algún momento, a modo de modificador de la acción que llevamos a cabo, más que para realizar algo. Salvo por el pase, que de momento sigue estando en un botón.

Como ya ocurría en NBA Live, una de las principales aplicaciones de la palanca derecha es para driblar y controlar la pelota. Esto significa que no sólo hacemos fintas y giros, sino que también podemos simplemente poner el balón a un lado u otro del cuerpo para evitar los robos. Este sistema permite evitar robos fáciles por parte del contrario y nos da un manejo total sobre el balón en todo momento, más cercano a la realidad. Todo ello se realiza mediante gestos con los que podemos hacer todo tipo de piruetas para dejar sentado al rival. Mucho más avanzado que en entregas anteriores. Por ejemplo, para cruzar la bola de una mano a otra rápidamente basta con desplazar la palanca de un lado a otro. Los reversos, por otro lado, siguen un mecanismo tan lógico como dar media vuelta con la palanca hacia el lado al que nos queremos ir. Esta vez no perderemos la posesión con tanta facilidad ni los movimientos serán tan lentos que no nos llevarán a ninguna parte. No obstante, la habilidad del jugador que controlamos influye notablemente, no es lo mismo llevar a Pau Gasol con sus dos metros y pico de altura que al veterano base de los Lakers, Derek Fisher.

La otra función de la palanca analógica recae en los tiros. Básicamente, para lanzar a canasta basta con elevar la palanca y soltarla en el momento justo, que variará dependiendo de si queremos hacer un tiro en suspensión o una bandeja. Demasiado tarde, o demasiado pronto, y fallaremos estrepitosamente quedándonos cortos o pasándonos. Lo mismo ocurre si en vez de apuntar realmente al frente, lo hacemos ligeramente hacia un lado, ya que es muy probable que la bola no se dirige al aro. Además, no podemos olvidarnos de los tiempos que requiere cada jugador. El sistema no se queda aquí, sino que tenemos otras habilidades como tirar a canasta pasada haciendo un cuarto de vuelta desde un lado hacia arriba. Los mates, por contra, se ejecutarán de forma automática si vamos directos al tablero.

Los tiros libres siguen esta mecánica, aunque quizá terminen siendo demasiado sencillos dado que lo único que debemos hacer es elevar el analógico hacia el frente hasta caer en la zona "verde", es decir, en la que la potencia es adecuada, la cual obviamente variará de tamaño dependiendo de las cualidades del que está en la línea. En cuanto a la defensa, más de lo mismo. La palanca es una extensión de nuestros brazos, y allá donde apuntemos es donde cubriremos. Si la bajamos, intentaremos hacer un robo y si la subimos saltaremos por el rebote o tratando de taponar.

No nos podemos olvidar de la palanca izquierda, pues si una controla las manos, la otra hace lo propio con los pies. Esto va más allá de simplemente desplazar al jugador, podemos indicar incluso la posición del cuerpo en el tiro. Es decir, si la echamos hacia atrás mientras tiramos el jugador hará lo propio en el salto. En combinación con algún otro botón podemos hacer fintas mientras vamos a canasta o colocar nuestro cuerpo protegiendo la bola de espaldas al contrario, mientras con la palanca derecha situamos el balón todavía más lejos de su alcance. Las posibilidades, a priori, son casi inimaginables y en teoría todo se genera automáticamente gracias al nuevo motor de físicas, no hablamos de animaciones predefinidas.

En este sentido, vemos claramente cómo han copiado la idea de FIFA y se han mejorado otros temas como los contactos entre jugadores o con la pelota. Aún vemos muchos errores típicos de "clipping", como que el balón atraviese algún que otro brazo, pero recordemos que hablamos de que el desarrollo aún no ha terminado. Los movimientos de los jugadores son más naturales y en ocasiones sorprendentes, viendo cómo se tiran al suelo y rescatan una bola a punto de salir fuera o cómo sale despedido un contrario en un choque directo. El poderío físico de las estrellas de la NBA se mostrará en todo su esplendor.

En otros apartados tenemos más dudas del progreso que conseguirán. La caracterización de los jugadores sigue sin convencernos y en general visualmente no parece que haya habido una gran evolución. Las cámaras en el juego tampoco terminan de funcionar del todo y es que el darnos tantas posibilidades en primera persona obliga a situarla de formas un tanto insólita. De hecho, la cámara por defecto es la trasera, y no en el lateral, lo cual estabilizados en ataque o en defensa hace bien su trabajo, pero en cuanto la posesión del balón cambia el giro de 180º nos confunde durante unos segundos.

Respecto a las incógnitas que nos despierta el control, van por dos vías. Por un lado, juntar tantas acciones en la palanca derecha puede desembocar en que hagamos cosas que no queremos en cada momento. Puede pasar que nos descuidemos y realizando una media vuelta acabemos con el analógico demasiado arriba y ejecutemos un tiro que realmente no queríamos que sucediera. El tiempo de adaptación seguramente sea largo, acostumbrados a tener una forma más directa de lanzar mediante un simple botón.

Nos da la sensación de que la inteligencia artificial es más variable y ofrece partidos más dinámicos, tanto en cuanto a nuestros compañeros como respecto a los adversarios. De todos modos, aún tienen que pulirla notablemente, sobre todo cuando optamos por manejar a un único jugador de nuestro equipo a lo "Be a pro". Aquí parece que si no intervenimos nosotros en la jugada no son capaces de elaborar con suficiente soltura.

En definitiva, es pronto para saber si NBA Elite 11 funcionará o se quedará en un experimento interesante que no logró su objetivo. Las premisas son buenas y lo que hemos visto hasta ahora nos gusta, pero quedan flecos por cerrar y errores que corregir y no debemos celebrar antes de tiempo. Eso sí, una cosa clara, NBA Elite 11 no es NBA Live 11 con un nuevo nombre, realmente ha habido cambios fundamentales en el sistema de juego que prometen nuevas oportunidades y un acercamiento mucho más realista al baloncesto. Veremos en qué queda.