La última proteína

Los servicios de descarga de todas las plataformas están sirviendo para que lleguen a nosotros propuestas no habituales de todos los géneros. En esta generación estamos viendo cómo los contenidos descargables tienen atractivo más que suficiente como para que las compañías creen títulos de desarrollo mucho más económico que los juegos en formato físico, o bien para que aprovechen y den rienda suelta a sus ocurrencias más alocadas e inesperadas. Desde luego, no se puede negar que Muscle March para WiiWare entra en este segundo grupo, ya que es un título muy simple pero con un único enfoque: la diversión desenfadada y desmedida, sin más pretensiones que conseguir que nos pasemos un buen rato en un universo imposible.

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Se podría decir, en cierto modo, que su universo es primo-hermano del de Katamari Damacy, también obra de Namco Bandai, por su gran colorido y elementos imposibles que conviven con normalidad con la gente de a pie. Además, conserva un sentido del humor y del ridículo similar a la odisea del Príncipe del Cosmos, aunque su objetivo último es muy diferente. Sobre todo porque, cuando decimos simple, hasta nos quedamos cortos, dado que es uno de los juegos con planteamiento más simplista que hayamos visto en los últimos años. Pero vayamos por partes, y comencemos por explicar el por qué de Muscle March y sus alocadas persecuciones.

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Muscle March es un prestigioso y exclusivo club de culturistas, amantes de su cuerpo y de sus músculos, que recorren el mundo transportando proteínas de todo tipo. Sin embargo, en su periplo habrá varios malvados ladrones que les robarán su proteína más preciada, por lo que se verán obligados a recuperarla persiguiendo a los ladrones. Así pues, se inicia una marcha a toda velocidad en la que los ladrones se irán abriendo paso por las paredes de distintos edificios y lugares, debiendo nosotros aplicar una forma similar a la figura que han creado ellos para pasar por el hueco y no perder el ritmo. Y eso es todo a lo que se reduce Muscle March, a poner poses de culturismo para no perder el ritmo de los ladrones.

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Tendremos dos modos de juego disponibles. El primero de ellos responde al nombre de Muscle March, y es el modo para un jugador. Podremos seleccionar a uno de los siete personajes protagonistas: Tony (Estados Unidos), Radimov (Rusia), Abebe (Ghana), Pedroso (España), Rio Hamao (Japón), Rossi (un oso polar de Noruega) y Brenda (Reino Unido). Todos ellos igual de ridículos y, más allá de la estética, sin grandes diferencias entre sí a nivel jugable. Posteriormente, seleccionaremos el lugar (ciudad, aldea o estación espacial) y comenzará la partida. Cada lugar cuenta con tres zonas, es decir, tres ladrones distintos que deberemos atrapar, y al completar o perder todas nuestras vidas en cada una, recibiremos una puntuación acorde con nuestra actuación.

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La otra opción de juego es Endless Rush, que como su propio nombre indica, se trata de una competición constante y sin fin, hasta que perdamos todas nuestras vidas (aunque en este modo, en vez de cinco, tendremos sólo tres). Aquí entra el multijugador, pudiendo competir en solitario o hasta cuatro jugadores. La dinámica de juego es tan básica como representar las poses que se aparecen en pantalla (a velocidad cada vez mayor); los personajes corren solos, el mando de Wii es el brazo izquierdo, y el nunchaco el derecho. Las poses a realizar son tan simples como tener ambos mandos arriba, abajo, o uno arriba y el otro abajo. Obviamente, la rapidez con la que se pueden suceder las poses provoca que necesitemos una rapidez de acción importante.

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