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No More Heroes 2, Impresiones

La venganza de Travis ha visto la luz en Estados Unidos y, para regocijo de los aficionados, el regreso del ex asesino #1 no podría ser más espectacular e impactante. La notable cantidad de novedades que se incluyen en esta secuela junto con una puesta en escena mucho más lograda hacen de Desperate Struggle un firme candidato a entrar en el top 10 del catálogo de la sobremesa de Nintendo. De una cosa podemos estar seguros: No More Heroes es ahora más sangriento, más largo, más interesante, más ácido… Totalmente SUDA51, como podéis comprobar en nuestras primeras impresiones.

La venganza de Travis ha visto la luz en Estados Unidos y, para regocijo de los aficionados, el regreso del ex asesino #1 no podría ser más espectacular e impactante. La notable cantidad de novedades que se incluyen en esta secuela junto con una puesta en escena mucho más lograda hacen de Desperate Struggle un firme candidato a entrar en el top 10 del catálogo de la sobremesa de Nintendo. De una cosa podemos estar seguros: No More Heroes es ahora más sangriento, más largo, más interesante, más ácido… Totalmente SUDA51, como podéis comprobar en nuestras primeras impresiones.

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Aunque muchos no lo crean, Goichi Suda no las tenía todas consigo tras comprobar el resultado de su obra más importante después de varios años de inactividad en el mercado. Las expectativas del artista (considerado a sí mismo como tal) se alejaban de la capacidad técnica que ofrecía Wii en su primera etapa, notable aunque no lo suficientemente potente para poder llevar a cabo su proyecto. Fueron varios los detalles que impidieron que Suda51 se sintiese orgulloso de un hijo que ha recibido las loas de la prensa especializada a nivel mundial y que todavía hoy se considera un exponente como pocos de una vertiente artística que en los últimos años ha venido a más en la industria de los videojuegos. No More Heroes tenía la esencia, el carácter, la diversión, pero nada era suficiente para que el padre de la criatura fuese capaz de mirar a su hijo con orgullo.

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Nadie debería sorprenderse por este hecho; se conoce por las innumerables entrevistas que el creativo ha ofrecido su nula capacidad para conformarse con su trabajo. Es una mente inquieta, un trabajador incansable cuya mente está (o lo pretende) constantemente inventando nuevas fórmulas de entretenimiento con su sello personal. Tampoco se ha mostrado nunca especialmente satisfecho con Killer7 (todo lo contrario de lo que ha sucedido con Flower, Sun and Rain, por curioso que parezca). Lo quiso demostrar cuando a poco de anunciarse la secuela de NMH comentaba alegremente que el proceso de creación sería más complejo de lo que la mayoría podía imaginarse. No quería, o al menos eso afirmaba, limitarse a escribir otro guión que siguiese la fórmula de su antecesor.

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Para conseguir este propósito primero tenía que asegurarse de no tener ninguna clase de presión comercial, administrativa o de ningún otro tipo en lo que respecta al contenido, a la forma de llevar a escena sus ideas. Fueron las presiones, de nuevo según el criterio del japonés, las que le obligaron a introducir elementos que quizás se hubiese planteado dos veces añadir en otras circunstancias. No sólo le otorgaron la libertad creativa que tanto anhelaba, sino también un jugoso presupuesto para trabajar a sus anchas, tiempo para pulir su obra y la garantía de que la censura no sería esta vez uno de sus enemigos. Mucho tuvo que sufrir el artista para dar a luz a esta criatura que no deja de ser una versión ampliamente mejorada del título que aparecía en el mercado hace ahora poco menos de dos años. Son esos retoques los que hacen de Desperate Struggle una aventura única, espectacular desde el minuto 1 de partida.

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Ritmo
Travis Touchdown se retiraba del mundo del asesinato a poco de alcanzar el primer puesto por el que tuvo que sudar sangre. Sencillamente le dejó de importar desde el momento en el que se sintió el ser humano más letal sobre la faz de la Tierra. Hizo lo que hacían los héroes de casta que fueron parte de nuestra infancia: retirarse, dedicarse a cultivar la mente y el espíritu rodeado de series anime, revistas eróticas y de Jeane, su gata con sobrepeso. Aislado del ajetreo que conoció en su vida pasada, Travis se confiesa una persona feliz. De vez en cuando ha de enfrentarse contra los rumores del pasado; es imposible mantenerse al margen de algún que otro loco que le ataca de vez en cuando en el lugar más inesperado, clamando venganza por algún crimen que nuestro héroe cometía hace ya demasiados años para recordarlo. Por no hablar del poco respeto que demuestra hacia sus rivales, que se sienten de todo menos alagados con las atrocidades que vuelan desde la boca del asesino.

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Así pasa la vida Travis, con poco ajetreo y mucho tiempo libre. Nuestra historia comienza precisamente en uno de estos días en los que, sin saber muy bien por qué, el héroe va de camino hacia la azotea de un edifico. Se escucha el ruido de un ascensor, que se detiene para recibir un baño de plomo. Las puertas se abren, cae la especie de chaqueta que había sido puesta a propósito para distraer al asesino, a quien no parece importarle demasiado este hecho. Es entonces cuando aparece por primera vez Touchdown, vestido con su indumentaria habitual (con un toque renovado, chaqueta más apretada y pantalones a la moda), para plantar cara y exigir unas cuentas respuestas. Todo sucede apresuradamente, sin tiempo para entender qué está ocurriendo exactamente en la pantalla de nuestro televisor. Pronto lo comprenderemos. Y matizamos el adverbio temporal: justamente a continuación.

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Desperate Struggle coincide con su antecesor en la esencia y quizás en las formas que emplea para representar la acción, pero poco más. El resto ha cambiado a mejor, se ha pulido de forma evidente. Esto es algo que comprobamos a las primeras de cambio, con la propia introducción que se realiza para ponernos en situación a nivel argumental. No hay un menú principal que nos dé la bienvenida o el clásico sistema al que estamos acostumbrados para seleccionar el nivel de dificultad o el resto de aspectos (subtítulos, velocidad de mensajes, sonido…) que podemos ajustar a nuestro antojo. Todo va unido con la presentación del juego, de forma que apenas se pierde el contacto entre el guión y el jugador que acaba de empezar a jugar. Es justamente el momento en el que se debe llamar la atención de la persona que esté tras los mandos; Suda51 lo sabe y trata de sacar el máximo provecho de esta situación.

Antes de conocer quién es la persona que ha acudido a retarnos (con alguna clase de mensaje oculto en sus palabras que tendremos que esperar para descubrir a lo largo de la historia) nos vemos controlando a Travis, siguiendo los primeros pases de un tutorial que nuevamente se integra a la perfección dentro de la mecánica de juego. Las directrices básicas son las de siempre: con el wiimote hacia una u otra dirección pulsamos el botón central del mando para atacar con la espada láser de la que hace gala el héroe, mientras que también existe la posibilidad de realizar ataques físicos. Varios golpes representan una cadena que no se indica específicamente en pantalla, pero que sí nos concede energía extra para desencadenar al tigre que se esconde tras la piel de Touchdown.

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La puesta en escena ha cambiado, como decíamos anteriormente, pero no es el único aspecto que se ha renovado para la ocasión. Contamos con más posibilidades en lo que a ataques especiales se refiere (representados por el tigre de marras que citábamos pocas líneas atrás), en un sistema mucho mejor optimizado que el de la aventura original. Toda la mecánica se explica en unas cuantas pantallas a medida que desestimamos los recursos del rival, que como primera prueba de fuego no exige demasiado a Travis. La acción es trepidante pese a que las ralentizaciones hacen acto de aparición de cuando en cuando, lo que despierta un pequeño halo de preocupación por la eficacia del motor gráfico en las escenas con mucho decorado de por medio. La cosa mejora notablemente después de terminar el combate, con la aparición de una vieja amiga.

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Let's Punk
Sylvia, la atractiva regidora de la matanza que protagonizamos, baja del helicóptero que la transporta con un mensaje en sus labios: 'Felicidades, has vuelto a entrar en juego'. Travis se había opuesto a la idea de volver al ruedo hasta este enfrentamiento que le deja como Asesino #51 del mundo con una larga lista de adversarios por delante a los que retar. El miembro de la UAA (la Asociación de Asesinos Unidos) trata de convencerle de volver a la acción seriamente creando incertidumbre en la psique del héroe. Sin saber qué responder, decide marcharse para pensárselo mejor. Desgraciadamente para él, los actos precipitan su decisión. Bishop, su mejor amigo, muere en una escena hilarante que tiene lugar en el videoclub del aficionado al porno barato. Los que hayan jugado a la aventura original le reconocerán rápidamente por su implicación como vendedor de material de dudosa calidad en Santa Destroy, la ciudad en la que se desarrolla la acción por segunda vez.

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Todo esto sucede en el primer sector del juego. Es el prólogo, la introducción a la lucha, pero curiosamente (y a diferencia del título original) no basa todo su contenido únicamente en el ascenso de Travis hasta lo más alto de la lista de asesinos por segunda ocasión. Su única motivación es cazar al responsable de la muerte de su compañero, que pronto descubrimos resulta ser el Asesino #1 de la ciudad, un magnate que posee gran parte de los negocios de Santa Destroy. Para poder acceder hasta él hay que pasar por el resto de candidatos, que a su vez nos retarán a nosotros mediante fax que de paso ofrecen información jugosa sobre el paradero de los asesinos de Bishop. Hay, por lo tanto, varios aspectos en los que el guión centra la atención. Más rico y variado que el original, sabiamente presentado, encuentra su mejor aval en el renovado motor gráfico que presenta este Desperate Struggle.

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Todo lo relacionado con el plano argumental, al menos los primeros pasos, ha de ser tenido en cuenta para valorar el resto de novedades que hemos conocido en nuestra andadura. Sin duda el más llamativo, así como el que mejor habla de la nueva perspectiva que ha tomado esta secuela, es la desaparición de las fases de exploración en la ciudad. La mecánica del juego en lo que se refiere a las acciones que hemos de realizar es ligeramente distinta; para acudir del hotel hasta la zona de combate a la que debemos dirigirnos sólo debemos seleccionar el destino y en cuestión de unos instantes estaremos ahí. Tanto como tarde el DVD en cargar, y mucho ojito con este punto porque a más de uno le sorprenderá que, pese al considerable número de cargas que realiza el juego, ninguna de ellas nos mantenga ocupados durante más de tres o cuatro segundos. El ritmo del juego es trepidante; ya no es necesario adquirir dinero para hacer frente al siguiente Asesino de la lista, con lo que esto conlleva.

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La optimización de los recursos es la clave. La desaparición de las fases de exploración conlleva menos carga de texturas para la CPU. Los recursos son utilizados por lo tanto en áreas en las que ya destacaba el original, que ahora se ven potenciadas. Es impactante la calidad con la que se representa a Travis Touchdown o a Sylvia, convertida esta última en un auténtico objeto sexual que no se cansa de mostrar sus atributos femeninos cada vez que aparece en pantalla, como también el entorno en el que se desenvuelven. Nunca nos cansamos de apreciar las escenas que se encargan de narrar la trama, ni de contemplar los múltiples chispazos que emanan del sable láser cuando estamos en acción. Por suerte se ha ampliado el abanico de localizaciones en las que peleamos; ahora es más variado, mostrando enemigos con diversos diseños que otorgan variedad al producto.

La violencia y el erotismo, parte del sentido del humor de Suda51, son ahora dos aspectos más latentes que en la aventura original. Este punto requiere una explicación en profundidad para ser comprendido en su justa medida, por lo que optaremos por realizar un breve resumen: Desperate Struggle no llegará censurado. Ya nos podemos olvidar de la ceniza que se desprendía al aniquilar a un enemigo, ahora la sangre rodea el escenario con animaciones más vivas y efectivas delante de la cámara. No sería correcto hablar de un Travis reformado en lo que a las técnicas de combate se refiere, ya que a grandes rasgos utiliza las que ya conocimos en NMH, pero sí es cierto aquel mensaje que lanzaba el creador de la franquicia hace unos meses; hay una cantidad considerable de nuevos agarres que esta vez nos permiten eliminar a un contrincante con un golpe final o hacer un daño considerable al Asesino de turno al que nos enfrentemos.

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Toque retro
Que no sea necesario pagar una cuota fija por combate no quiere decir que no tengamos que abonar dinero para rellenar el armario del piso de Travis con ropa de todas las clases y colores. El piso nos ofrece desde un principio básicamente las opciones con las que terminábamos la primera aventura. De este modo podemos sentarnos tranquilamente en el sillón para terminar el último juego de moda (un shoot ‘em up absolutamente freak, un guiño divertido con el que podemos pasar el rato), pasar un rato en el armario cambiando la indumentaria o hacer un poco de caso a Jeane. La gatita de Travis es otro ejemplo más de la variedad de contenido que ofrece Desperate Struggle. Si en NMH apenas contábamos con opciones para interactuar con ella, en esta segunda entrega tenemos la sensación de ser más libres en lo que a acciones se refiere. Lo cual quiere decir que jugar con la gata ayudándola a bajar de peso no es una simple gracia que nos haga sonreír unos instantes, sino otro elemento más en el que debemos de centrar nuestra atención un ratito todos los días.

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Puede que la omisión de la exploración haya sido el detonante para mejorar el ritmo de la partida. Con un click nos vemos en el gimnasio, delirante entrenador de por medio, desde donde podemos mejorar las aptitudes físicas de Travis. Lo mismo sucede si queremos dar una vuelta por la casa de Naomi, nuestra particular inventora de armas, o sencillamente hacer unas compras rápidas en Airport51, la tienda de ropa local que regenta un viejo amigo. Por supuesto de aquí se extrae la necesidad de convertirnos en un trabajador normal y corriente para ganar algo de dinero con el que pagar nuestros vicios. Son ocho los trabajos que podemos realizar de una forma tan peculiar como sorprendente, haciendo uso de minijuegos que bien podrían pertenecer a la época de NES en los que debemos realizar tareas sencillas, ya sea recoger cocos en la playa, entregar pizzas en moto (con el engine de los juegos de velocidad de antes) o preparar una jugosa carne a los clientes que se pasen por un bar cualquiera.

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El uso de esta técnica, que se expande en otras disciplinas del juego (al superar a un Asesino, por ejemplo, como en el pasado), no hace otra cosa más que garantizar el regocijo de los aficionados que busquen un título 100 % Goichi Suda, con su espíritu, forma de pensar y tradicionales fetiches. Si en la aventura original las opciones al margen del hilo principal eran totalmente secundarias, aquí sí se percibe como algo necesario mejorar nuestra forma física para que los enemigos no nos destrocen al avanzar, o simplemente acudir a Naomi para que nos consiga algún arma de última generación que podemos intercambiar en mitad del combate para mejor efectividad en este sentido. El capítulo que juega Naomi en el juego es sencillamente sublime, ahora con unos atributos exageradamente resaltados. A poco de comenzar a jugar comprendemos qué se siente al controlar un mastodonte de hierro tradicional en la cultura japonesa al más puro estilo Mazinger Z, entre otras sorpresas grotescas que hemos tenido ocasión de disfrutar durante la aventura.

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Puede que en otra circunstancia no tuviese mayor importancia desvelar los acontecimientos que se suceden después de la primera media hora de partida, pero Desperate Struggle hace del misterio el motor por el que seguimos avanzando. La historia cuenta con un protagonismo evidente, como bien podemos comprobar en las misteriosas conversaciones telefónicas que mantienen dos personajes cuya identidad desconocemos a priori. Hay que tener en cuenta que esta vez Suda51 no tiene reparos en mostrar la sensualidad femenina desde todos los ángulos, otro hecho que pone de relieve el peculiar sentido del humor del artista japonés. Para muestra otro botón: la primera vez que Sylvia y Travis se encuentran discuten acaloradamente mirando de cuando en cuando hacia la cámara, refiriéndose hacia los propios jugadores. Si buscamos reírnos de lo lindo con la originalidad de un argumento, Desperate Struggle debería figurar el primero en vuestra lista de juegos más esperados.

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Evidentemente no todo es de color de rosa. Las ralentizaciones castigan solemnemente la agilidad con la que se muestran las escenas de vídeo, las conversaciones no siempre son igual de interesantes, como tampoco los escenarios en los que combatimos. Son aspectos en los que el juego no destaca, aunque no necesariamente quiere decir esto que técnicamente no esté a la altura, de hecho ya hemos podido comprobar que Desperate Struggle ofrece uno de los entornos gráficos más destacados que hemos tenido ocasión de ver en Wii. Puede que sea este el motivo real por el que la consola nos somete a estos tirones esporádicos que no entorpecen la dinámica de las escenas, pero evidentemente tampoco ayudan a formar una impresión excelente del juego en este sentido. En cualquier caso ya habrá tiempo de comentar en profundidad los puntos que menos nos han convencido en el correspondiente análisis, que mucho nos tememos tardará un tiempo en llegar.

Sin fecha de lanzamiento
Puede que Suda no estuviese bromeando al ser preguntado por el origen de esta secuela, que afirma que en primer lugar nunca estuvo en su mente. Si fue el éxito lo que le llevó a comenzar a trabajar en Desperate Struggle, por una vez hay que agradecer el buen hacer de un título en el mercado, especialmente si añade la cantidad de novedades que trae este NMH2 en su interior. Hemos querido ofrecer una visión global de las sensaciones que transmitía el juego durante nuestro primer recorrido por la aventura y en base a ello no queda otro remedio que afirmar que este Desperate Struggle nos ha sorprendido gratamente. Es difícil mejorar una obra ya de por sí sobresaliente; lo que finalmente se ha conseguido es mantener la sorpresa y el interés dos años después, siguiendo un estilo de trabajo que inconfundiblemente nos recordará a otros títulos del propio Suda51.

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En cualquier caso el público europeo tendrá que esperar, como decíamos anteriormente, para conocer la fecha de lanzamiento del título por estos lares. La versión NTSC incluye el castellano entre sus opciones (sólo subtítulos, ya podemos olvidarnos de un doblaje), por lo que se entiende que el trabajo de desarrollo del juego ha terminado. Sólo es cuestión de que Ubisoft indique en qué momento pretende sacarlo al mercado, algo que probablemente no tendrá lugar hasta pasado el primer trimestre del año. Al menos podemos garantizar que la espera vale tanto la pena como lo mereció el antecesor de un Desperate Struggle que, en palabras de su creador, representa a día de hoy las querencias que el artista había depositado sobre la sobremesa de Nintendo. O dicho en otras palabras: que está satisfecho con su obra, algo tan extraño como poco frecuente en la personalidad de Suda. Por algo será.

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No More Heroes 2: Desperate Struggle

  • PC
  • NSW
  • Wii
  • Aventura
  • Acción

Tres años después de llegar a lo más alto en la clasificación de la Asociación de Asesinos Unidos, Travis Touchdown termina descendiendo al puesto 51. Por si no bastase con eso, otro asesino llamado Skelter Helter jura vengarse de Travis por haber matado a su hermano. ¡Impulsado por sus propios deseos y por la sed de venganza, el asesino otaku más letal desenfunda su katana láser una vez más y se lanza de cabeza a un nuevo enfrentamiento! No More Heroes 2: Desperate Struggle es una aventura de acción a cargo de Grasshopper Manufacture para Wii, Switch y PC.

Carátula de No More Heroes 2: Desperate Struggle
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