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Napoleon: Total War, Impresiones

Una de las figuras históricas más importantes de la humanidad se convierte en la protagonista de la nueva entrega de la franquicia Total War. Hemos podido disfrutar las primeras campañas y batallas de la vida de Napoleón Bonaparte.

Una de las figuras históricas más importantes de la humanidad se convierte en la protagonista de la nueva entrega de la franquicia Total War. Hemos podido disfrutar las primeras campañas y batallas de la vida de Napoleón Bonaparte.

Se podrían decir mil cosas de la franquicia Total War, y todas ellas muy buenas. The Creative Assembly ha ido asentándose como una de las grandes desarrolladoras de juegos de estrategia desde que en 1999 sorprendieron a todo el mundo con su Shogun: Total War. Política y combates en el Japón feudal, que le permitieron consagrarse en el mercado dentro del género de la estrategia para PC; el éxito fue tal que no tardaron en llegar más entregas, como Medieval (2001), Roma (2003), Medieval II (2006) y Empire (2009), así como diversas expansiones. En cierto modo, podría decirse que se habían cubierto los grandes periodos de la historia, pero la desarrolladora no deja de demostrarnos que aún hay mucho donde arañar en el legado bélico de la humanidad.

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Tras el Japón feudal, el Medievo, el imperio romano y la época colonial, la nueva apuesta nos lleva un paso más adelante en la línea del tiempo para narrarnos la vida de un hombre, más que una época: Napoleón Bonaparte, el emperador que intentó conquistar el mundo bajo la bandera francesa. La elección no es descabellada, dado que no sólo se trata de uno de los estrategas más importantes de todos los tiempos, sino que los aficionados lo pedían con insistencia; no nos olvidemos que Rome tuvo un mod hecho por aficionados que nos narraba las campañas napoleónicas bajo el nombre de Napoleonic: Total War 2. Escuchando las voces de su público, The Creative Assembly se animó por fin a dar forma a la vida de una figura histórica en un juego de estrategia. Una alternativa arriesgada, pero que funciona a la perfección.

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Vida y obra de un emperador
Lo cierto es que, en una primera toma de contacto, se antoja un tanto extraño el hecho de que un Total War se centre en un solo personaje, alrededor del cual gira todo lo demás. En otros juegos podíamos elegir una facción, y debíamos cumplir los objetivos concretos de cada una; pero aquí tenemos, de forma más marcada que nunca, un trasfondo, un objetivo, una evolución temporal bien marcada, una profundidad de desarrollo argumental que no sólo se antoja una excelente alternativa para el juego, sino que por momentos nos hace sentirnos ante un documental completo sobre el emperador francés. Pese a que el entorno es el de un Total War tradicional, concretamente bastante similar a Empire, al centrarse en un personaje central todo adquiere matices y toques particulares, que provocan que desarrollemos una sensibilidad especial hacia el personaje.

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En la versión a la que hemos tenido acceso no pudimos ver todos los modos de juego; es decir, principalmente hemos disfrutado del modo para un jugador, y este estará centrado en torno a la figura de Napoleón. La primera opción de juego es la de Campañas napoleónicas; este sería el modo historia, donde empezaremos con un adolescente Napoleón saliendo de su Córcega natal (el tutorial) y llegaremos hasta su caída final en Waterloo (la última campaña). Las limitaciones temporales son muy restrictivas en estas campañas, ya que los años son exactamente los que la vida de Napoleón impone; tras el tutorial, deberemos conquistar Italia (1976-1979), Egipto (1798), Europa (1805-1812) y, finalmente, completaremos nuestra labor como emperador en Waterloo, el 18 de junio de 1815.

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Las Campañas son el clásico modo de juego Total War; es decir, el mapa del mundo, con ciudades, donde deberemos ir reclutando tropas, mejorando nuestras ciudades, investigando tecnologías, conquistando enemigos, firmando tratados, combatiendo… Hay que decir que cada Campaña tiene su propio mapa; es decir, pese a que hay un mapa de Europa en el tutorial, si por ejemplo nos adentramos en la Campaña de Italia tendremos un mapa más próximo, con más ciudades, que abarca todo el norte del país y se centra en él. La sensación que transmite esto es inmejorable, ya que es como si tuviésemos un mapa general y luego debiésemos adaptarnos a cada nuevo terreno, aprendiéndonos sus particularidades, ciudades y dificultades del entorno. Un acercamiento mucho más realista que el tener un gran mapa invariable que siempre es igual en sus regiones y características.

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Todo el sistema de juego es el ya conocido y tradicional de la franquicia: tendremos turnos en los que podremos hacer determinados movimientos o acciones con nuestras tropas y ciudades. Con el ratón daremos todas las órdenes, y tendremos un minimapa inferior para movernos rápidamente por el entorno; las zonas desconocidas estarán oscuras y deberemos ir explorándolas para conocer qué nos espera más allá. A partir de este esquema básico, se expande la retahíla de menús que abarcan distintos ámbitos de la vida política y militar. Por ejemplo, en la pestaña de Gobierno tendremos varias opciones de gestión; para empezar, podremos ver un resumen de cómo está nuestro imperio, la riqueza que genera, la satisfacción de los ciudadanos, etcétera.

Asimismo, tendremos la opción de Política, donde controlaremos los impuestos de nuestro imperio, pudiendo subirlos o bajarlos y diferenciando entre las clases altas y las bajas. Esto será muy importante, ya que de la felicidad de la gente dependerá el que tengamos revueltas en las ciudades, huelgas de trabajadores y otras reivindicaciones similares; en ese aspecto, los impuestos juegan un papel crucial en la felicidad de nuestros ciudadanos, pero también hay que tener cuidado para no quedarnos sin ingresos para nuestras campañas. Otra opción de Gobierno es poder ver nuestros Ministros, así como los de la oposición. Y por último, está el Comercio, donde tendremos acceso a otra importante fuente de ingresos para financiar nuestras campañas.

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Regresan, como es lógico, las relaciones diplomáticas. Napoleón, además de ser un gran estratega, destacó por su gran habilidad política para firmar tratados que le permitieron llenar sus arcas a la par que prometía la paz a sus aliados. Como en otras entregas de la franquicia, podremos firmar tratados comerciales, declarar guerras o firmar la paz, pero está muy cuidado el aspecto de obligar a los demás a que firmen lo que nosotros deseamos, mediante asedios, piratería de las rutas comerciales y bloqueos. Los ingresos que obtengamos no se limitarán a convertirse en más tropas, sino que igual de importante será mejorar las diversas estructuras de nuestro imperio: carreteras (con las que nos moveremos más rápido), edificios (astilleros, universidades, factorías, centros de ocio para que la gente disfrute y aumente su felicidad, etc.), armamento…

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Las universidades y el dinero serán una relación inseparable, ya que la cultura y la formación de nuestra población reportará jugosos beneficios y nos permitirá desarrollar nuevas tecnologías más potentes. Entra aquí la figura del gentilhombre, una unidad que nos permitirá, entre otras cosas, desarrollar nuestras universidades y nuestro nivel cultural con mayor rapidez. Regresan también los espías, bastante similares a los gentilhombre, pero con métodos más oscuros; podemos infiltrarlos en las ciudades enemigas e investigar los edificios más importantes de la misma, los generales y el ejército disponible en la misma, u obtener otras informaciones; si le damos bastante tiempo, creará toda una red de escuchas que nos desvelará todos los secretos del enemigo y podremos desarrollar estrategias elaboradas con pleno conocimiento de causa de lo que nos vamos a encontrar.

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Toda la información, tanto nuestra como de los enemigos (agentes, flotas, ejércitos, regiones poseídas, estadísticas y habilidades, explorar edificios, repasar los objetivos, etcétera), estará fácilmente accesible desde el menú inferior de la pantalla, con la posibilidad de acceder rápidamente a donde queramos con sólo entrar en el menú concreto. Para conquistar al enemigo, la dinámica es similar a la de otras entregas: podremos conformar un gran ejército (de miles de soldados en esta ocasión, con caballería, infantería, artillería…) y atacar, o bien asediar la ciudad para forzar su rendición. Los combates no tenemos por qué jugarlos si no queremos, pudiendo simular el resultado de la contienda; en este aspecto, no mucho ha cambiado, pero sigue siendo un sistema que funciona y deja un gran sabor de boca.

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La otra opción de juego son las Batallas napoleónicas. Si las Campañas son el modo más completo, en este se elimina todo el elemento político para centrarse en los grandes enfrentamientos. Podremos revivir las siguientes batallas clásicas: Trafalgar, Dresde, Auterlitz, Borodino, Arcole, Batalla del Nilo, Las Pirámides, Ligny y Waterloo. El funcionamiento de los combates es idéntico al de otras entregas, con opciones de avance de tropas, ataque o defensa, pudiendo dar órdenes a grupos individuales o a todo el ejército. Eso sí, destaca especialmente el tamaño tan gigantesco de los mapas, que refleja claramente el período histórico en el que nos encontramos; el gran número de tropas obliga a una cámara lejana para, así, poder controlar todas las zonas del combate. Si intentamos tomar una ciudad, deberemos crear distracciones e intentar diseminar las tropas enemigas, forzándolas a salir de sus sitios seguros; los ataques directos no siempre funcionan bien, ya que si nuestros soldados ven la cosa muy mal, optarán por huir.

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Primera impresión
A juzgar por lo que hemos podido ver del juego en esta versión previa, Napoleon: Total War es un digno representante de la franquicia a la que pertenece. Partiendo de la misma base jugable que ya se ha convertido en seña de identidad de la serie de The Creative Assembly, se añaden algunos pequeños retoques y se liman algunas asperezas para ofrecer un título que conserva todo el espíritu y el encanto de los Total War. Eso sí, se ha prestado especial atención a la figura del emperador francés, quien se convierte en el eje central de los modos de juego principales, un completo documental de su vida que ofrece un enfoque distinto y una marcada sensación de progresión. Sabiendo que hay más modos de juego y, obviamente, multijugador, no podemos sino esperar cosas todavía mejores de la versión final, que llegará el próximo mes de febrero. La promesa es la de un más que digno homenaje a Napoleón.

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Napoleon: Total War

  • PC
  • Estrategia
Napoleon: Total War continuará con las batallas en 3D por tierra y mar que han hecho líder en su género a la franquicia. La campaña basada en turnos se divide en tres campañas diferentes dirigidas por una historia, que narran el auge y la caída de Napoleón Bonaparte a través de sus batallas más famosas.
Carátula de Napoleon: Total War
8.5