El rumbo perfecto

Las nuevas aventuras de Guybrush Threepwood ya han sobrepasado la mitad de esta temporada episódica y por ello desde TellTale Games empiezan ya a encarrilar a los personajes y al propio devenir de la historia. Los dos capítulos previos han supuesto una importante fuente de sugerencias desde la propia comunidad, que parecen haber repercutido positivamente en la calidad final de este tercer episodio.

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La historia continúa donde lo dejó el capítulo anterior, con nuestro barco siendo devorado por un gigantesco manatí y llevándonos a las profundidades de su estómago, hecho muy similar al que le ocurría al personaje de Carlo Collodi, Pinocho. No obstante no estaremos solos, contaremos con la ayuda de nuestro segundo de a bordo, Winslow, y nos aliaremos con Morgan LeFlay, la cazapiratas que nos perseguía durante el episodio anterior, a pesar de declararse a sí misma fan del propio Guybrush.

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Lejos de encontrarnos en un desolado paraje, como puede aparentar a primera vista el estómago de una criatura, nos reuniremos con el explorador Coronado De Cava y su tripulación, que desaparecieron mientras buscaban la legendaria Esponja Grande, objeto que nos encomendó buscar la Señora del Vudú para curar la infección vudú provocada por Guybrush al convertir a Lechuck en humano. No obstante, Coronado ha sufrido un motín de sus aliados, que prefieren quedarse en el estómago del manatí en una fiesta eterna, antes que continuar y finalizar la misión de encontrar el preciado objeto.

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La misión principal, que nos llevará más de la mitad de este capítulo, será unirnos a una sociedad democrática que han creado los miembros de la tripulación de De Cava, quienes tienen el secreto para escapar de la prisión estomacal. Así que tendremos que ganarnos la confianza de los cuatro nuevos personajes a través de los divertidos puzles que bien nos tienen acostumbrados desde TellTales.

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Si bien los duelos de insultos no han vuelto como tal, ni tampoco afortunadamente el Monkey Kombat, para este tercer episodio se ha diseñado un divertidísimo duelo de muecas. La finalidad de tal duelo será ganar al rival modificando varios aspectos de nuestro rostro. Un puzle que, a buen seguro, os tendrá ocupados durante un buen rato mientras lo completáis.

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Al margen de este divertido duelo, los puzles basados en diálogos tendrán un alto protagonismo. De hecho, tendremos dos ocasiones para disfrutar de ellos y con formas totalmente originales para cada uno. Nos valdremos por tanto de nuestro ingenio a la hora de seleccionar frases para conseguir completar dichos puzles.

La guinda de este tercer episodio lo pone sin duda el regreso de uno de los personajes más queridos de la serie, que se estrenaba por todo lo alto en The Curse of Monkey Island, pero que tenía un triste papel en la cuarta entrega. Nos referimos a Murray, la calavera demoníaca, que tendrá en la aventura de TellTale el protagonismo que se merece y que estará presente prácticamente a lo largo de este tercer episodio. Una vez más, Denny Dell será quien ponga la voz en su versión original al aclamado personaje y con unas líneas de diálogo muy acordes a las que tenía acostumbrado dicho personaje, llenas de violencia y humor muy negro, salpicadas con toques de comedia.

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Los distintos escenarios a visitar se ven reducidos en este tercer episodio. Al estar encerrados en el interior del manatí, solo tendremos acceso a dos únicos escenarios, en los que estará concentrado el grueso de la aventura. Sólo al final de la misma podremos visitar otros tres, pero cuya presencia es mucho más limitada aunque no menos divertida. Pero no hay de que preocuparse en este sentido, la duración de esta aventura es prácticamente la misma que la de las dos anteriores y se ha cuidado mucho el aspecto visual de las diversas localizaciones.

Por otro lado, TellTale ha cuidado uno de los aspectos que más nos preocupaban y era la reutilización demasiado explícita de modelados de personajes. Afortunadamente han aprendido de sus errores, y los nuevos personajes secundarios empiezan a gozar de un aspecto mucho más personal y propio, aunque aun hay camino para recorrer y mejorar en este sentido.

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