Elige tu propia aventura

Sin duda, una de las franquicias más importantes de rol en PC durante los últimos años ha sido Gothic. La obra del equipo de desarrollo germano Piranha Bytes nacería en el año 2001 en colaboración con otras compañías europeas, tales como CD Projekt (quienes a día de hoy nos asombran con The Witcher, un juego que pese a la licencia no puede negar haber aprendido un par de cosas de Gothic); el éxito cosechado sería importante, recibiendo alabanzas tanto de crítica como de público. Sólo un año más tarde, esta vez bajo el manto de dos grandes distribuidoras como son JoWood y Atari, llegaría la segunda entrega, en la que Piranha Bytes repetiría éxito con un juego más grande y más cuidado en todos los aspectos, aún pese a que técnicamente no se alejaba demasiado del original por motivos temporales obvios.

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No hay dos sin tres, aunque la tercera entrega de Gothic se haría esperar algo más, hasta finales del año 2006. Pese a la, por lo general, buena recepción de crítica y público, lo apurado de su desarrollo y las urgencias de cara al lanzamiento provocaron que el producto no estuviese tan pulido como era de esperar; no se podía negar la calidad y el potencial del juego, pero este contaba con demasiados errores de programación. Posiblemente estos factores hayan sido decisivos de cara a la separación de Piranha Bytes y JoWood, que tuvo lugar en el año 2007. Sería JoWood quien se quedaría con la licencia Gothic, de la cual pudimos ver los primeros pasos del cuarto capítulo, ArcaniA, durante la Gamescom; no obstante, sería Piranha Bytes quien se quedaría con todo el talento que hizo posible la franquicia.

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Forjarían una nueva alianza con Deep Silver, y se pondrían manos a la obra para crear un nuevo título siguiendo las directrices de lo que mejor se les da: un RPG de corte medieval, en el que un héroe sin nombre no sólo deberá mejorar sus habilidades y acabar con una amenaza incipiente, sino que también deberá tomar mil y una decisiones que influirán sobremanera en el devenir de los acontecimientos. En todos y cada uno de sus aspectos, Risen nos recuerda a Gothic, y eso es el mejor elogio que se le puede hacer a un título capaz de sumergirnos en nuestra propia aventura con una habilidad pocas veces vista. Un más que digno heredero de la reconocida franquicia anterior de Piranha Bytes que, al mismo tiempo, supone un nuevo comienzo.

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El héroe sin nombre al que daremos vida se despierta en una playa de una isla cercana, cuyo nombre es Faranga, y que será el escenario en el que se desarrollará nuestra aventura. Como no podía ser menos, Faranga es una isla mediterránea con una gran diversidad de entornos y climas, desde profundas junglas hasta zonas costeras o volcanes; sus habitantes, como descubriremos a medida que avancemos, van desde humanos con los que podemos relacionarnos hasta criaturas fantásticas de todo tipo, tales como Guhls, gnomos o esqueletos. Pero no adelantemos acontecimientos, ya que nuestro héroe todavía está tumbado en la arena de la playa, buscando entre los restos del naufragio y unos cuantos cadáveres de sus antiguos compañeros.

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Sin embargo, habrá una persona viva, una mujer cuyo nombre es Sara. El motivo de encontrárnosla tan al principio es para que se convierta en nuestro tutorial de conversación, de recibir misiones, e incluso de las decisiones importantes y cómo estas afectarán al futuro. Vamos a profundizar en este ejemplo dado que es el primero, y gracias a él se puede transmitir la amplitud del título sin desvelar más de la cuenta; no en vano, la gracia de Risen es disfrutar de nuestra propia historia, de tomar las decisiones que consideremos más acertadas en cada momento, y que el mundo tome forma según nuestra actitud. De hecho, consigue transmitirnos la sensación de que, aunque en nuestra primera partida nos equivoquemos, ese error forma parte de nuestra aventura; el salvar y cargar, y probar con otra combinación no resulta tan satisfactorio como en otras ocasiones.

Posiblemente esto se deba a que no hay elecciones buenas y malas en nuestro camino, y todas serán válidas. Volvamos al caso de Sara; nuestra labor con ella será la de encontrarle un refugio y darle algo de comer, y una vez asentada en una casa abandonada relativamente cerca de la playa, la mujer decidirá quedarse allí mientras seguimos explorando. Avanzaremos, y tendremos la posibilidad, más adelante, de hablarle de ella a distinta gente a la que pediremos ayuda por distintos motivos. Si, por ejemplo, le hablamos de ella a Neil el bandido, Sara se unirá a esta facción y nos la volveremos a encontrar en la granja de Rhobart; si le decimos dónde está a Tristán el novicio, Sara reaparecerá en el campamento de artefactos de Severin; si no le decimos nada a nadie, morirá pasto de los lobos en donde la dejamos.

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La relevancia de Sara en la historia es prácticamente nula, pero nos sirve como muestra (y experimentación, en los primeros compases del juego) de lo complejo que es el entramado de decisiones. Por ejemplo, no mucho después intentaremos llegar a Ciudad Puerto para intentar encontrar un trabajo, y saber más sobre la isla en la que estamos. Podremos pedir que nos guíen hasta ella, pedir ayuda para colarnos ya que está altamente vigilada, e incluso una vez dentro de nos veremos en medio de un enfrentamiento entre dos hombres poderosos, debiendo tomar parte por alguno de ellos (o no, según cómo afrontemos la situación). Según lo que decidamos, nuestro futuro será muy diferente, y pese a que así dicho pueda parecer clave la elección, lo cierto es que no lo será tanto.

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Es posible que no nos guíen hasta allí, y teniendo en cuenta la inmensidad del mapa, que nos perdamos. Al hacerlo, nos daremos cuenta de que todas las advertencias que nos han venido haciendo sobre las jerarquías de la isla no eran en absoluto exageradas. Sobre todo nos han hablado de la Inquisición, un grupo que domina políticamente la isla y que está reclutando un ejército para enfrentarse a la onda oscura; oprimen al pueblo en sus intentos de mantener el orden, y admiten, claro está, a voluntarios para formar parte de sus filas. Los voluntarios pueden ser forzosos, y todo aquel que sea descubierto con una actitud sospechosa será detenido en el acto y llevado a su campo de entrenamiento. Si nos perdemos y nos descubren, como desconocido que somos que llega de fuera de la isla, en vez de llegar a Ciudad Puerto nos veremos encerrados en el monasterio de la Inquisición.

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Allí, según nuestra actitud, podremos tener una instrucción sencilla, rápida y muy interesante, o bien vivir un auténtico infierno en el que nos ganemos las iras de nuestros superiores. Esta será una de las tres grandes facciones del juego, a la que podremos unirnos, sea voluntariamente, por resignación, o por distintos motivos; su especialidad será la lucha con bastón y lanzas, que será lo que aprenderemos dentro de sus muros. Enfrente están los bandidos, que exploran las ruinas de la isla, procedentes de la onda oscura, con el único fin de enriquecerse; son luchadores y trabajan muy duro para salir adelante. Por último, están los magos, cuyo objetivo principal es proteger la Llama Sagrada que apareció en la fortaleza del volcán, y observar desde la barrera el devenir de los acontecimientos; obviamente, su especialidad serán los ataques mágicos.

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En nuestras manos quedará ayudar a unos u otros, aprender las artes de combate de cada facción, o bien limitarnos a seguir nuestro camino. Además, habrá muchas misiones secundarias, de personajes menores, que nos permitirán hacer diferentes cosas como ayudar a una pobre mujer enferma a superar su estado, o ayudar en labores de granja. Cada personaje, tanto principal como secundario, tendrá su propia rutina y su propia personalidad, y la IA es muy buena en todo momento, no pasándonos ni una si metemos la pata. Por ejemplo, si estamos ayudando a una de las facciones, los otros dos bandos se mostrarán reacios a relacionarse con nosotros. Además, es preciso ser muy cuidadosos con las palabras que empleamos y, sobre todo, con lo que hacemos.

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Si queremos hurtarle algo a alguien, más nos vale ser precavidos y cuidadosos, ya que si nos descubren podremos ganarnos un enemigo de por vida. Por ejemplo, si un herrero que nos estaba enseñando las artes de la herrería nos encuentra robándole en la trastienda, no sólo nos dará una buena paliza, sino que nos retirará la palabra, alegando no querer saber nada de ladrones como nosotros. Lo mismo se puede decir si nos dedicamos a matar los animales de granjeros, si irrumpimos en la vivienda de alguien sin su permiso, o si despertamos a alguien durante la noche y se llevan la desagradable sorpresa de ver que estamos robándoles mientras descansaban. Las relaciones sociales son muy importantes, y en cierto modo el resumen es claro: no se puede hacer nada en Risen que esté mal visto en la vida real, porque las reacciones serán las mismas.

Del mismo modo, si queremos golpear a alguien, lo más seguro es que esa persona no se lo tome muy bien (a no ser que se trate de un duelo surgido del mutuo acuerdo); al derrotar a otro personaje, podremos robarles mientras están inconscientes (ellos harán lo propio si somos nosotros quienes caemos derrotados), e incluso darles el golpe de gracia, eliminando a ese personaje para el resto del juego. Afortunadamente, no se puede matar a los personajes principales, por lo que nunca nos atascaremos en nuestra aventura por un error fatal; eso sí, pueden odiarnos por haberles robado o insultado, viéndonos obligados a recuperar su confianza (algo para lo cual existe el conjuro 'gastar broma', aunque sólo afectará a los aspectos más básicos para poder avanzar, manteniéndose su impresión general sobre nosotros). Eso sí, hay que decir que la incomprensible ausencia de puertas en Faranga hará que cometer crímenes sin quererlo sea extremadamente sencillo, y hay que tener mucho cuidado en todo momento.

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Podremos perfeccionar el combate con espada, con hacha o con bastón, o bien ser expertos en el uso de arco y flechas o de ballesta; estas últimas son muy útiles pero a largo plazo, ya que mientras nuestra experiencia y habilidad sea baja, fallaremos más que acertaremos. A nivel de magia, tendremos hasta diez niveles por subir para el lanzamiento de proyectiles mágicos, bolas de fuego o escarcha. El mundo de Risen está pensado de tal forma que tanto las tres facciones principales como sus ataques respectivos están perfectamente equilibrados, por lo que lo ideal es llegar a dominar, al menos hasta cierto punto, todas las habilidades de combate. No obstante, cada cual llevará la aventura a su manera, y es perfectamente posible llegar hasta el final perfeccionando una sola técnica de combate.

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Nuestro equipo estará bien distribuido, pudiendo llevar al mismo tiempo un casco, una armadura, un amuleto, un arma cuerpo a cuerpo, un arma de proyectiles (con su munición), un escudo, y dos anillos (con distintas habilidades potenciadoras, si tenemos suerte), lo cual favorece ese equilibrio entre distintas técnicas de combate. Pero esto no será todo, ya que también podremos perfeccionar nuestras habilidades artísticas creándonos nuestro propio equipo. La alquimia nos permitirá crear pociones a partir de plantas (que podremos recoger en todo momento a lo largo de nuestro camino, y que se podrán utilizar de forma convencional aunque sin efectos potenciados), mientras que la herrería nos abrirá las puertas de la confección de armas y joyas.

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Para ambos casos necesitaremos el material esencial de cara a la creación, como yunques o mesas de alquimia. También podremos potenciar nuestra habilidad para buscar minerales, con los que luego forjar nuestras espadas y joyas; o desollar animales, para lo que requerimos un equipo especial y obtenemos más material de los animales que matemos. A nivel mágico, podremos mejorar el sello para potenciar nuestra magia, o crear nuestros propios pergaminos con nuevas fórmulas. Del mismo modo, tendremos acrobacias para sufrir menos daños en las caídas desde puntos elevados, y sigilo para avanzar en las sombras y actuar sin ser vistos. Todas estas habilidades son muy sencillas de utilizar, por lo que no requieren una mayor explicación más allá de la experimentación a medida que las vayamos necesitando; además, los maestros en cada materia nos ayudarán a iniciarnos, y estarán siempre dispuestos a, por un módico precio, darnos un curso intensivo.

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Si lo que nos interesan son las artes de dudosa moralidad, tendremos la opción de sustraer objetos a la gente, o bien abrir cerraduras. Para estas necesitaremos una ganzúa y acertar con la combinación; afortunadamente, estas serán sencillas, ya que sólo tendrán como posibilidad izquierda o derecha, y deberemos acertar combinaciones de entre cuatro y ocho dígitos. Si fallamos, perderemos una ganzúa, por lo que es recomendable llevar siempre en abundancia si nos queremos dedicar a estas artes. Y por supuesto, ya fuera de habilidades que necesitamos aprender, tendremos la posibilidad de comerciar con otros personajes, escalar por salientes, utilizar antorchas, dormir en cualquier cama que nos encontremos vacía (tanto tiempo como deseemos, tanto para hacer avanzar el día como para recuperar vida y maná), freír y cocinar…

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Su sistema de combate sigue las directrices del género, y es bastante sencillo, dando lugar a alternativas entre los contendientes involucrados. No obstante, no es como otros RPG en los que basta con golpear para infligir daños: aquí es necesario acertar en nuestro enemigo, dándole un toque de Action-RPG en el que no se profundiza demasiado, pero que resulta satisfactorio. Los enemigos son conscientes de este hecho y esquivarán nuestros ataques, incluso rodeándonos si están en grupo, complicándonos mucho las cosas. Será vital aprender a defendernos y reconocer los momentos ideales para contraatacar, sobre todo contra rivales humanos, ya que ellos sabrán romper nuestra defensa y atacarnos con violencia cuando estemos desprotegidos.

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El HUD es muy simple también, y está reducido a la mínima expresión, algo de agradecer ya que no se llena la pantalla de información salvo que sea estrictamente necesario. De este modo, se potencial el observar todo cuanto nos rodea, y ser conscientes de nuestras opciones en cada momento. Risen nos presenta, en general, un planteamiento muy satisfactorio que nos incita a seguir adelante sin hacerse repetitivo ni aburrir con facilidad; la gran cantidad de misiones, tanto principales como secundarias, nos aseguran un importante número de horas, así como las abundantes alternativas e importantes decisiones nos permitirán que, si volvemos a jugar, podamos vivir una experiencia completamente nueva.

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Hay que destacar, eso sí, que pese al empeño puesto en evitarlos, el juego todavía presenta algunos bugs importantes que pueden interferir con la jugabilidad (como atascarnos en un punto del que no podemos salir y debemos reiniciar nuestra partida). La gracia de Risen, no obstante, radica en vivir nuestra propia aventura, y la infinidad de opciones es tal que podremos afrontar cada situación de mil y una manera diferentes, y todas ellas serán válidas, aunque modificarán la evolución de nuestra aventura. Aunque a diferencia de otros RPG no se puede crear nuestro personaje, que nos viene dado por defecto, esto ayuda a que partiendo de una misma base siempre se pueda ver una evolución distinta de un mismo hombre. Reconocemos que al principio choca la ausencia de un editor, pero es algo que se olvida pronto.

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Esto contrasta un poco con la sencillez de otros aspectos, principalmente algunas texturas del entorno que parecen casi no existir. Las animaciones de los personajes tienen algunos momentos mejores que otros, y en ocasiones da la sensación de que nuestro protagonista flota sobre el escenario al avanzar. En definitiva, un buen acabado visual, aunque sin grandes alardes y con algún que otro error de programación que resulta molesto. Sobre el apartado sonoro, no podemos evitar destacar la excelente banda sonora (la cual viene incluida con el juego en esta versión de PC), con temas potentes y épicos por igual, que se adaptan a la perfección a todas las situaciones. Los efectos de sonido están también muy conseguidos, así como un buen trabajo de doblaje (en inglés, con subtítulos en español) que nos consigue sumergir en el mundo de Risen.

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