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Moon

Moon

  • PlataformaDS7.5
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorRenegade Kid
  • Lanzamiento28/08/2009
  • TextoEspañol
  • VocesInglés

Perdidos en el espacio

Los chicos de Renegade Kid siguen trabajando con el motor gráfico que patentaban hace pocos meses en Dementium, solo que esta vez trasladando al jugador a un entorno completamente nuevo. En un hipotético futuro no demasiado distante el hombre se dirige hacia la estrella más cercana para seguir colonizando en universo. A solas en la profunda oscuridad del espacio, esta vez es momento de combatir criaturas alienígenas en una interesante aventura que mejora todo lo que no cuajó en su antecesor.

Cuando se hace bien el trabajo no queda margen a error. Renegade Kid es consciente de sus propias posibilidades cuando se trata de desarrollar una aventura en primera persona para la portátil de Nintendo, lo demostraba hace unos meses con Dementium: The Ward -una envolvente historia de terror psicológico que sorprendía al público gracias a su frescura- para ahora hacer lo propio con su última producción. Ya comentábamos en su momento que esta obra se considera una secuela espiritual de la ópera primera de la compañía por seguir la misma línea de trabajo, un hecho que aquí toma especial relevancia de cara a comprender los pormenores de este análisis.

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La historia que se esconde tras Moon no es, por fortuna, tan enrevesada como la de Dementium. El título aparecía en el mercado norteamericano para recibir los elogios de una prensa especializada que no ha sabido ponerse de acuerdo a la hora de valorar su calidad. Para algunos es poco menos que una forma de explotar un buen motor gráfico sin poner demasiada atención en el argumento, mientras que para otros es otra expresión de calidad que viene a confirmar el buen estado de este grupo de programación. No cabe la menor duda que en todos los sentidos se ha realizado un trabajo que mejora todo lo que había realizado este estudio en el pasado -como bien podremos comprobar a continuación- pero la sensación que transmite la aventura no logra despuntar por encima de los grandes de la portátil.

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Se ha elegido un buen momento para el lanzamiento europeo -con su correspondiente traducción al castellano, que una vez más deja un gustoso sabor de boca-, justo cuando se cumplen 40 años desde que el hombre pisara por primera vez la Luna. Tiempo suficiente para que la humanidad se cuestione si realmente ha valido la pena la carrera espacial, esa tremenda ansiedad por derribar fronteras que finalmente se ha convertido en un espectáculo que los medios de comunicación nunca se cansan de explotar. La pregunta que lleva por bandera esta historia sería la siguiente; ¿Qué pasaría si, una vez explorada la Luna, se descubriese una enigmática instalación alienígena cuya procedencia genera en cuestión de horas más de una docena de desaparecidos? Sólo un hombre tiene respuesta a esta pregunta.

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Solo contra el mundo
El Mayor Kane afronta su misión más complicada en años de servicio. Destinado a la misión espacial, un extraño suceso ha tenido lugar en la superficie lunar, por lo que su equipo es obligado a acudir al lugar con el fin de averiguar de qué se trata, qué esconde en su interior o por quién ha sido construido. 'Ahora sabemos que no estamos solos', reza el héroe en la introducción de la partida. Aunque su definición no podría ser más acertada, lo cierto es que dentro de las ruinas lunares encuentra una amalgama de tecnología secreta que curiosamente emplea métodos humanos para funcionar. Kane se encuentra en una difícil tesitura; continuar o abandonar a sus hombres, que desaparecían bajo extrañas circunstancias. Las medidas de seguridad del local son muy elevadas, los enemigos no cesan de aparecer para crear una ambientación opresiva.

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El militar se adentra en un lugar del que probablemente nunca logrará salir, si bien cuenta con el apoyo de dos unidades que le aconsejan desde el improvisado centro de mando. No hay nadie más con vida, tan sólo el comandante de la misión y un técnico que ayuda a Kane a salir de las situaciones más embarazosas. Su aventura transcurre con normalidad hasta que la aparición de enormes máquinas asesinas rompe el clímax, generando un halo de preocupación en los miembros de la misión. No hay marcha atrás, la única vía para conocer qué es exactamente lo que ha liquidado a los hombre de su pelotón es continuar hacia adelante tratando de no perder la cabeza por el camino. Cuando la suerte le abandona sólo queda el papel del jugador a los mandos de la consola para dirigir la situación, momento que aprovechamos para echar un vistazo somero a los aspectos técnicos del cartucho.

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Conocer el contexto de la misión es enormemente útil para saber con qué clase de entorno se encontrará el Mayor Kane tras aterrizar por primera vez en la superficie lunar. Varios astronautas les reciben en el lugar. La cinemática es elocuente de cara a conocer la calidad gráfica que atesora este título, sobradamente conocida gracias a la que ya mostraba en su día Dementium. El motor gráfico es el mismo, pero la ambientación ha cambiado por completo para ofrecer texturas más nítidas, personajes mejor trabajados, etcétera. No se debe confundir la calidad gráfica con la variedad de efectos que encontramos durante los primeros compases de juego; la mecánica de juego obliga al jugador a dividir la jugabilidad en varios sectores donde cabría destacar la exploración, la acción y los momentos de sosiego.

Renegade Kid realizaba hace varios meses unas declaraciones en las que admitían haber desarrollado el título como una experiencia más compleja que la de Dementium, una historia en la que el jugador se vea envuelto de una forma u otra. Esta es la primera sensación que transmite la aventura gracias a una mecánica que ciertamente recuerda a Metroid, si bien el sistema de juego prefiere ceder el protagonismo a la acción antes que que a las zonas de investigación. Por suerte la apariencia que transmite en primera instancia deja tras de sí muy buen sabor de boca; es interesante comprobar la recreación de los exteriores de la Luna, cómo todo el entorno es perfectamente capaz de coexistir dentro de una Nintendo DS sin generar una sola ralentización que estropee la puesta en escena.

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También se aprecia un aumento considerable en la cantidad de armamento que maneja el personaje principal, así como una ristra de efectos lumínicos cuyo rol principal es el de mejorar la ambientación del recinto donde transcurre la práctica totalidad de la aventura. La atmósfera del juego es sin lugar a dudas uno de sus principales alicientes; sabe aprovechar los recursos de la consola -con algún que otro punto donde cae la tasa de frame, especialmente ante los enfrentamientos contra enemigos de proporciones considerables- sin menospreciar ninguno de los aspectos que por tradición nunca han tenido aceptación en portátil. Hay algunos problemas que tener en cuenta, no obstante, que también tienen mucho que ver con el desarrollo del argumento y con la propia mecánica de juego.

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Escasa variedad
Donde los diseños son loables, las cargas entre escenarios inexistentes y la ambientación poco menos que sublime, la escasa variedad de diseños dificulta las fases de exploración, entorpece la caza de enemigos e incluso consigue causar tedio por la monotonía de los elementos que decoran cada escenarios. El problema real de los escenarios reside en la falta de originalidad de prácticamente todo el entorno, que rara vez se preocupa por variar reutilizando las mismas texturas que conocíamos al principio de la aventura para dar forma a la recta final. Máquinas que realizan la misma operación en circunstancias de la misión completamente opuestas, los mismos enemigos pululando por los alrededores sin descanso o incluso sistemas de vigilancia que se repiten hasta la saciedad.

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Parte de culpa tiene la mecánica, que pese a las buenas perspectivas de las primeras horas cae en picado ante la incapacidad de la historia por llamar la atención del jugador. Es un cliché demasiado masticado que a estas alturas podría ofrecer mucho más de sí, exactamente el mismo problema del que adolecía Dementium. Una cosa lleva a la otra; si el argumento no está a la altura de las circunstancias, tampoco la mecánica debería ser capaz de ofrecer nada del otro mundo a los aficionados. Ciertamente el mayor requisito que hemos de cumplir durante la aventura pasa por acceder de un punto a otro para eliminar a un enemigo determinado, o simplemente para adquirir una determinada herramienta que nos permita acceder al siguiente capítulo. La ambientación espacial ya ha sido tratada por muchas compañías antes que Renegade Kid en el pasado: en este sentido no se puede decir que se haya innovado precisamente en el género.

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Durante su misión, Kane cuenta con el objetivo de conocer la verdad sobre los sucesos que tienen lugar en el recinto alienígena. En su camino se cruzará con interminables obstáculos que sólo podrá sortear mediante un droide teledirigido -RAD, presumiblemente tecnología de otro universo- capacitado para lanzar cargas eléctricas que inmovilizan a los enemigos durante unos segundos, lo suficiente como para poder escapar lo antes posible. Este pequeño robotito será el encargado de desbloquear sistemas de seguridad, como también de ayudarnos a atravesar puertas infranqueables o incluso capar la atención de los enemigos para tomar buena cuenta de ellos cuando estén mirando hacia la dirección equivocada.

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Ya comentábamos anteriormente que el sistema de juego es exactamente el mismo que en Dementium, lo que nos lleva a disparar con la L mientras que los movimientos de dirección se realizan con la cruceta. Cualquier enfoque que queramos tener desde la escafandra del personaje se dirige con el stylus, estando la acción en la pantalla superior, mientras que la inferior muestra o bien información adicional sobre la misión o un mapa -otro de los grandes ausentes de Dementium- que permitirá al jugador orientarse prácticamente sin problema alguno. Un arma dibujada en el hud hace posible intercambiar objetos en apenas segundos, el resto de la información adicional cubre el nivel de salud del protagonista.

El nivel de detalle del juego es también admirable, ya no sólo por el interesante juego que se realiza con el visor del protagonista -limitando el campo visual como si de una escafandra auténtica se tratase-, sino por la cantidad de guiños que se prestan hacia películas de ciencia ficción, así como a literatura o incluso a otros videojuegos del sector. Obviamente no es este el punto más destacado del producto, pero es una de las virtudes que han caracterizado a Renegade Kid desde que comenzase a trabajar en esta portátil; su obsesión por mimar al máximo absolutamente todos los detalles que rodean a la ambientación. Quizás por esa también se ha decidido incluir voces en el cartucho original que lamentablemente no se han doblado, aunque por suerte la traducción al castellano nada tiene que envidiar a su antecesor, muy destacado en este sentido.

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Secretos ocultos
El pequeño robot posibilita a Kane acceder a pequeños recovecos donde encuentra fragmentos alienígenas que desbloquean episodios de entrenamiento adicionales para conocer más datos sobre el argumento. A la hora de la verdad esta faceta se destapa como una mera excusa para obligar al jugador a explorar absolutamente todas las localizaciones que ofrece el título, aunque también es cierto que alarga la vida útil del cartucho toda vez que aporta algo de variedad a su desarrollo. La aventura perece necesitar un empujón para arrancar, más profundidad que haga sentir al jugador dentro de un First Person Shooter que realmente no pretende limitarse a la acción. Las fases de exploración son poco menos que irrisorias, complejas por la monotonía de las localizaciones que el jugador se cansará de contemplar a lo largo de esta epopeya espacial.

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Quizás esa profundidad de la que hablamos se hubiese obtenido ofreciendo más protagonismo a los elementos accesorios de la aventura; más posibilidades para el RAD o para el 4x4 que sirve como transporte para movilizar al héroe de un sector a otro de las instalaciones, siempre sobre terreno lunar. Nada cambia a los mandos de este vehículo salvo el pesado movimiento que realiza sobre la estepa lunar, a medida que aparecen hordas de enemigos a los que también deberá derribar el usuario haciendo uso del arsenal con el que cuenta. Los propios enemigos se comportan de forma mucho más coherente que en Dementium, ahora ya no vuelven a aparecer al abandonar una instalación, e incluso se toman el lujo de soltar munición y vitalidad una vez hemos terminado con su vida. Incluso la cuestión de los puntos de guardado se ha solucionado; ahora encontramos terminales cada varios pasos, siempre en el preludio de un enfrentamiento o situación importante.

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7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.