La franquicia Blood Bowl había tenido hasta la fecha pocos acercamientos hacia una versión en forma de videojuego. Cyanide, que ya demostró su buen hacer llevando a PC su particular visión de este estilo de juego, en Chaos League. Después de probar intensivamente su beta multijugador, cuyas impresiones podéis leer aquí , toca ahora echarle el guante a la versión definitiva del juego, disponible ya para su comercialización. Por supuesto, el título no ha recibido cambios mayores desde la beta antes mencionada, confirmándose los buenos augurios respecto a su calidad final, tanto técnica como a nivel de jugabilidad.
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Para poner en situación a los que no conozcan el juego de mesa, Blood Bowl es una afamada licencia de miniaturas, que Games Workshop creara hace ya veinticinco años. Encuadrada desde hace bastante tiempo dentro de la línea de juegos de especialista de la compañía, es un producto veterano y bien conocido por una legión de aficionados. Se pueden encontrar sin demasiada dificultad grupos de jugadores habituales, que celebran competiciones y encuentros para disfrutar de entretenidos partidos con sus equipos de figuras en miniatura. La ambientación medieval fantástica del universo Warhammer sirve de rico trasfondo para ofrecer todo tipo de criaturas al jugador.
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Gráficos
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Visualmente, Blood Bowl lleva a nuestras pantallas una recreación cuidadosa y tremendamente fiel de los personajes del universo que retrata. Habiéndo visto ya otros juegos basados en Warhammer, el cuidado en la representación de los jugadores no llega a sorprender, aunque el listón se sitúa a buen nivel. Dado que la atención de las partidas se centra en un pequeño número de personajes, se ha puesto el máximo interés en hacer que éstos sean perfectamente diferenciables, permitiéndose la personalización con trofeos, insignias y demás añadidos a los atuendos que portan. El resultado final es remarcable y en la línea artística de la licencia, ofreciendo una representación muy agradable y colorista.
En movimiento, el conjunto es todavía mejor, con multitud de animaciones para golpes y derribos, así como para los momentos en los que los jugadores quedan aturdidos, golpeados por el público o fuera de juego. El nivel de detalle alrededor del campo tampoco pasa inadvertido, con gradas pobladas por todo tipo de personajes, además de las animadoras de cada equipo. Se ha buscado que el ambiente que se respire sea en todo momento el que evoca el trasfondo, y se ha conseguido perfectamente. También hay que destacar los diferentes terrenos de juego, muy bien recreados y variados entre si. En este punto, la cámara ofrece desde perspectivas prefijadas hasta control libre, permitiéndonos situarla en el lugar más cómodo para nosotros en cada momento.
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También destaca el cuidado puesto en recrear todos los aspectos que rodean a los propios partidos, desde el cuidado interfaz hasta los variados objetos que podemos otorgar a nuestros jugadores para causar cuantos más destrozos mejor. Para finalizar este apartado, no podemos cerrar sin mencionar la buena optimización del título, que funciona realmente bien incluso en equipos de gama media. Las múltiples opciones de configuración consiguen adaptar de forma solvente el rendimiento, lo que permitirá a todo tipo de jugadores disfrutar de las virtudes del título.
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Música y Sonido FX
En lo sonoro, Blood Bowl llega hasta nosotros con la narración de un par de comentaristas que harán más amenos los partidos. Sin llegar a resultar especialmente interesantes, aportan comentarios jocosos, eso sí, en perfecto inglés. Para aquellos menos sensibilizados con el idioma, la opción de los comentarios puede ser una de las que se eliminen sin demasiados problemas. Por otro lado, lo que más escucharemos serán los golpes y sonidos típicos del partido, como el ruido ambiente de los aficionados, el crujido de los huesos de los jugadores y las caídas al suelo de los mismos. La sincronía no acaba de ser del todo correcta, ya que los eventos tienden a producirse unos instantes después de que el sonido haya aparecido, sobre todo si jugamos en el modo por turnos.
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La banda sonora consigue pasar totalmente desapercibida, quedando relegada a un segundo plano por la intensidad del juego y por que durante la partida se está más atento a las jugadas que al sonido de fondo, que en este caso está ocupado por los efectos sonoros. El conjunto final se antoja algo pobre, ya que tan solo escuchamos sonido ambiental salpicado ocasionalmente con alguna que otra frase de los comentaristas, que pasan más tiempo hablando de otras cosas que del propio partido. Con todo, y a sabiendas de lo complejo que resulta ponerle música a un título deportivo, el repertorio sonoro cumple con su labor, aunque como decíamos, no brilla por su excelencia.
Jugabilidad
Donde Blood Bowl consigue destacar por su propio mérito es a la hora de ofrecer al jugador el auténtico sabor del juego de mesa. Nos encontramos sin duda ante la recreación más fiel a un juego de miniaturas de la compañía inglesa de las que se han realizado hasta la fecha. Dándonos la opción de jugar con las reglas oficiosas del juego o con una versión diferente de las mismas, que permite la mejora de jugadores y otro conjunto de añadidos, el título nos plantea una campaña basada en llevar nuestro equipo hasta la cima, partiendo desde la base más absoluta. Una vez elegida una raza, de entre las ocho que se incluyen, deberemos invertir nuestro dinero y el de nuestros patrocinadores en conseguir ganar competiciones.
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Como no podría ser de otra forma, elegir diferentes equipos hace que nuestra táctica sea bien diferente. Dispondremos de distintos tipos de jugadores, especializados en diferentes áreas, que poseerán habilidades para cumplir tareas específicas. Combinando el estilo de juego de nuestro equipo con una distribución adecuada de roles podremos formar equipos bien diferenciados y basados en aspectos bien distintos, como incapacitar al contrincante, realizar un juego rápido o poseer una defensa inquebrantable. De forma idéntica al juego de mesa, todas las acciones se realizarán con tiradas, cuyo resultado podremos ver en pantalla, y con las que interactuaremos en el modo de juego por turnos. Si disfrutamos de un encuentro en tiempo real será la IA la que seleccione automáticamente el mejor resultado de las tiradas, siempre que tengamos que hacerlo.
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En general, los partidos en tiempo real resultan caóticos, quizá por que un juego tan basado en reglas que requieren meditar las decisiones resulta complicado de adaptar a un enfoque en el que se prescinde de turnos. Sea como sea, el intento de Cyanide de dotar de dinamismo a los partidos se ha quedado en una extraña melé que rápidamente acabará con multitud de jugadores caídos y en los que, en general, no resulta raro que no podamos influir demasiado en el resultado. En este modo de juego, podremos establecer la actitud de cada uno nuestros jugadores como ofensiva, defensiva o netural, en cualquier momento. Mas allá de ello, podemos tomar control de cada uno en cualquier momento, aunque los que no están gobernados por nosotros tienden a actuar de forma algo aleatoria.
Mejor con más tiempo
Si pasamos al juego por turnos, la cosa cambia, y disponemos del mismo sabor, exacto, que se ofrece en una partida de miniaturas. Los turnos pasan ahora de ser un continuo de tiempo a una sucesión alternada de oportunidades de movimiento y acción para cada jugador. Aquí, una decisión mal tomada hace que perdamos el turno y la oportunidad de avanzar, al contrario que en el juego en tiempo real, donde todo continúa aunque perdamos el balón o un jugador caiga derribado. Este sistema, pese a ser mucho más estricto es el más fiel con el juego, y probablemente el que más guste al aficionado que ya conoce la mecánica del juego de tablero. También es mucho más sencillo de gestionar, y ofrece el cien por cien de posibilidades para sacar el máximo rendimiento de las habilidades de nuestro equipo.
Fuera de los partidos, se propone una gran cantidad de tipos de juego, desde el mencionado modo historia hasta la posibilidad de jugar partidos amistosos o entrar online al completo modo de torneos existente. La gran cantidad de opciones puede despistar a la hora de navegar entre ellas, ya que las diferentes pantallas del interfaz están muy pobladas de botones que nos ofrecen acceso a multitud de elementos. Desde mejorar nuestro equipo con refuerzos hasta invertir el dinero conseguido en sobornos al árbitro o armas contundentes, todo está permitido en Blood Bowl, donde lo único que vale es ganar. Durante el juego, seremos testigos de una gran cantidad de eventos, muchos de los cuales no tienen más representación visual que un cuadro de texto explicándonos lo que ha pasado. No habría estado de más implementar algún tipo de animación para dichos eventos, además de explicarle al jugador qué es lo que está ocurriendo exactamente.
Para concluir, hay que hacer mención al completo repertorio de tutoriales que Cyanide ha implementado, dispuestos perfectamente para entender todas las bases jugables del título. De hecho, se intentan explicar casi todas las reglas existentes, desde el sistema de placajes hasta las opciones de gestión del equipo, algo que es de agradecer. En un título como este, que bebe de un conjunto de reglas relativamente complejo, es realmente necesario un sistema que permita a los nuevos jugadores acceder a las posibilidades que se les ofrece, algo que en Blood Bowl se hace de forma acertada. La curva de aprendizaje, no obstante, es algo inclinada por el escalón inicial que supone comprender como funciona el juego a nivel interno. Una vez superado este escalón, los partidos son mucho más rápidos y accesibles para todo tipo de usuarios.