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Fantasía o realidad

La demostración de Final Fantasy XIII ha dejado tras de sí innumerables comentarios, reseñas y opiniones dispares. ¿Es tan bueno el juego como dice Square Enix? ¿Será el próximo clásico atemporal que prometían?

Apenas han transcurrido unos días desde que la famosa demostración jugable de Final Fantasy XIII ha aparecido en el mercado japonés. Lo suficiente, visto lo visto, para que usuarios y prensa especializada hagan un juicio precipitado sobre la validez del juego, la implicación de la compañía, el despilfarro económico que ha supuesto desarrollarlo… Así, un sinfín de temas populares que son pasto de comunidades de aficionados y foros. Unos apuestan por Square Enix por su herencia, otros la vituperan por la dudosa calidad de los productos que han lanzado en los últimos años. Es el debate de siempre, solo que esta vez toma un cariz mucho más trascendental que de costumbre para el futuro de la compañía.

Los de Yoichi Wada han depositado toda la fe de la nueva generación en esta franquicia. Las prisas, la necesidad de anunciar a los cuatro vientos la creación de esta decimotercera entrega o cualquier otro motivo empujó a la compañía a cometer el error de presentar el título al público antes de lo mandado, con un proyecto muy verde que se fue sosteniendo con el paso de los meses a base de vídeos que apenas mostraban información sobre el sistema de juego, el motor gráfico y el resto de apartados esenciales para hacer una idea sobre la clase de producto que uno se va a encontrar a su llegada al mercado.

De lo poco que conocimos fue el uso de un nuevo kit de desarrollo, el Crystal Tools, con el que se quería empezar desde cero y patentar la calidad técnica de la franquicia. Mientras que el resto de los títulos que han visto la luz hasta la fecha han sido concebidos para el Unreal Engine 3, la trilogía Fabula Nova Crystalis -al menos las ediciones de sobremesa- se apoya en un motor gráfico que ha costado años desarrollar. Ahora los usuarios se preguntan si realmente esta supuesta innovación era necesaria para ofrecer la calidad técnica que ha dejado entrever la demostración de marras, poniendo en tela de juicio el parco diseño de los escenarios-como si acaso se hubiese mostrado gran cosa- o incluso la extraña similitud entre los personajes principales y los de Final Fantasy VII -de nuevo, a falta de argumentos se inventan otros nuevos-.

Lo mismo sucede con la historia, ese aspecto fundamental en un RPG que prima por encima de cualquier otro, y del que hasta el momento apenas conocemos información. Sobre el sistema de juego, que se suponía iba a revolucionar el género, sí que hay que estar de acuerdo en que lo que se ha podido ver parece una simple evolución de lo visto en Final Fantasy X: no se ha de menospreciar por este hecho pero es obvio que nada tiene que ver con ese revolucionario estilo de juego que se prometía, entre tantas otras cosas, cuando se anunció el título. ¿Qué nos queda, entonces, para poder valorar positivamente esta demo? Las declaraciones del binomio Kitase / Toriyama, padres de la criatura, dejando patente que esta versión de prueba representa el 50 por ciento de la calidad de la edición que llegará a las tiendas japonesas en invierno de este año.

Square se lavó las manos. Los avisos eran lo suficientemente explícitos para saber de antemano que de aquí no se iba a poder extraer gran cosa, y así ha sido. Una autopista falta de chicha, pocos personajes, un sistema ATB tradicional que 'no refleja la evolución final', falta de interactividad -es imposible perder la vida-…, un largo etcétera de inclemencias que o bien se pueden criticar o bien entender como lo que realmente son; la obligación de la compañía por mostrar algo al público. Lanzar un globo sonda al mercado para comprobar cómo reaccionan los aficionados no es una estrategia tan ajena a la de muchas otras compañías occidentales, aunque ya se sabe que en Japón todo lo que sea Final Fantasy se vende más por el nombre que por la calidad del producto. Tampoco sorprende que se haya aprovechado el lanzamiento en Blu-Ray de la edición especial de Advent Children en una admirable jugada empresarial.

Admirable, digo, porque aquí el objetivo último siempre es vender, sea como sea, y lamentablemente desde hace largo tiempo este es el único objetivo de Square Enix, pese a quien pese. Va a ser difícil que la compañía reembolse todo el dinero invertido en uno de los proyectos más longevos y dolorosos que se recuerdan dentro de la industria japonesa del Rol. Para más inri la demostración no es un simple regalo añadido, hay que pagar un extra por ella, otro ejemplo más de los delirios de grandeza que se gasta la compañía por esos lares. Toda la parte empresarial no sólo puede, sino que debe ser criticada para evitar que esto siga sucediendo. No obstante hay que saber diferenciar lo que tiene que ver con Square Enix como empresa a lo que atañe únicamente a Final Fantasy XIII como videojuego. Lo que en este gremio se llamaría separar lo emocional de lo profesional.

Lo único realmente cierto, la única verdad incontestable después de tanto esperar por esta demo es que apenas tenemos nuevos datos, información exclusiva o cualquier otro indicio de que con ella se haya tratado de ofrecer algo nuevo a los aficionados acérrimos. Es decir, que recoge todo lo que ya conocíamos y lo vuelca en una película interactiva para contentar a las masas a medida que se acerca la fecha de lanzamiento. Ni más ni menos. Habrá usuarios a los que les haya encantado, otros a los que el producto les parezca una tomadura de pelo, incluso algunos renegarán por completo de la franquicia de ahora en adelante. Sea cual sea la percepción popular está claro que no ha dejado indiferente a nadie, con lo que Square Enix se asegura volver a la palestra de la actualidad (he aquí, en esta columna de opinión, un ejemplo de ello).

Poco a poco hemos vuelto al punto de origen, desde el que partíamos al comienzo de este texto. No se puede criticar esta decimotercera entrega por una demostración. Tampoco olvidar que hablamos de una compañía que se lo juega todo a una sola carta, cuyo éxito o fracaso esta generación depende plenamente de Final Fantasy XIII. Hay que romper una lanza a favor del videojuego porque atendiendo a la realidad no sólo es el RPG más interesante del futuro, sino también el más cuidado de todos los que están por venir. En él se ha volcado al completo el esfuerzo de una compañía que bien podía haber tomado un camino muy distinto, llegando a extasiar al propio Kitase, como bien declaraba hace algunos meses. 'Sólo espero terminar este proyecto para poder descansar, este ha sido el proyecto más agotador de mi carrera', decía el productor, uno que generalmente suele ser honesto y del que se conoce una lealtad ciega hacia los consumidores.

Ahora toca esperar. Es el momento en el que por tradición Square Enix comenzará a lanzar información a raudales para vender el producto a los aficionados japoneses. Queda mucho por conocer del argumento; un sistema de juego ‘innovador' que no se ha dejado ver; un elenco de personajes del que apenas se conoce un tercio, un motor gráfico que por el momento para nada aprovecha el cien por ciento de la capacidad de PS3 y mucho más. Cuando el título llegue a Japón será el momento de hablar de la famosa edición de 360 -número de DVDs que ocupará, fecha de lanzamiento en occidente-. Después de tanto tiempo en la espesa niebla parece que por fin se vislumbra la luz al final de túnel, para desgracia de muchos y beneplácito de otros. Quizás entonces también se ofrezca algo de información -algo más que un rancio tráiler, sin duda-, de esos dos títulos tan importantes que son Versus y Agito.

De lo que no cabe duda es que 2010 será el año occidental de Square Enix y de Final Fantasy XIII. Sólo entonces podremos realizar un análisis realista sobre esta nueva fantasía final que tanta controversia ha generado hasta la fecha.

Final Fantasy XIII

  • PS3
  • 360
  • RPG
Decimotercera entrega de la saga Final Fantasy, dividida en varios capítulos y llamada a cubrir los 10 próximos años de la serie.
Carátula de Final Fantasy XIII
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