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MotoGP 08

MotoGP 08

  • PlataformaWii3.5
  • GéneroSimulación, Conducción
  • DesarrolladorCapcom
  • Lanzamiento24/04/2009
  • EditorCapcom

Salida de pista

Más vale tarde que nunca, dice el dicho. Es una lástima que en el caso de Moto GP no tengo ningún valor por la pésima conversión que Capcom ofrece a los usuarios de Wii. La compañía japonesa tira por la borda una buena oportunidad de levantar un género de capa caída por las limitaciones gráficas y jugables de un título que se sale de pista antes de comenzar si quiera la carrera. Mucho nos tememos que los aficionados de la velocidad van a tener que seguir esperando a la aparición de un simulador que sea digno de mención.

Las idas y venidas de MotoGP han dado como fruto una franquicia que nadie reconoce y que pocos aficionados son capaces de valorar en su plenitud. Este año hemos tenido que sufrir la inexperiencia de Capcom en el sector después de haber pasado por las manos de THQ y Namco, dos compañías que dentro de lo que cabe habían logrado ofrecer una mínima garantía de calidad. Temporada tras temporada, los aficionados de las dos ruedas nos hemos conformado con productos de dudosa calidad que pese a sus buenas maneras siguen a años luz de los resultados obtenidos por otras compañías en el campo de la automoción. Este año ha sido la gota que ha colmado el vaso por la alarmante pérdida de realismo, consecuencia del giro casual que Capcom quiso otorgar al producto.

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Lograr desarrollar un título que guste a todos los aficionados, accesible para todos los públicos, con un aspecto técnico que evoque los momentos más emocionantes de este deporte. Esos eran los sueños de Capcom, sueños que obviamente jamás se vieron cumplidos. Milestone ha hecho su trabajo en las consolas next-gen recibiendo el beneplácito de unos y las duras críticas de otros, pero al menos ha mantenido un mínimo de calidad general en todos los sentidos, pese a que para muchos se ha eliminado la vertiente más realista, la de la simulación. Con todo cabía esperar que el anuncio de un MotoGP para Wii fuese sinónimo de un trabajo elaborado, de una de esas obras de esmero y dedicación a las que nos tiene acostumbrados Milestone.

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Qué duda cabe que cometimos un error al no saber limitar nuestras expectativas. La compañía japonesa ha querido simplificar al máximo el concepto de esta franquicia en Wii para ofrecer al jugador un título pobre en todos los sentidos, que nada tiene que ver con sus homónimos salvo la portada y el elenco de pilotos que se presenta para esta temporada. Sólo ellos sabrán contestar el porqué de un lanzamiento que llega ni más ni menos que seis meses después de que las versiones originales viese la luz en el mercado, como también qué les impulsó a editar un videojuego que luce un aspecto digno de la primera hornada de PlayStation 2. Y lo que es peor; da la razón a los que defienden que esta consola no es capaz de reproducir un motor gráfico que abogue por la calidad, por un sentido común en el desarrollo que en muchas empresas parece hacer desaparecido.

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Pocas virtudes, demasiados defectos
La propuesta no podría ser más sencilla. Contamos con el habitual elenco de pilotos que en la actualidad se disputan el mundial de motociclismo, tanto en 125cc como en 250 y la denominada serie ‘GP', donde compiten los mundialmente conocidos Valentino Rossi, Dani Pedrosa, Casey Stoner, Toni Elías, Randy De Puniet, Jorge Lorenzo, Nicky Hayden, Loris Capirossi… cada uno haciendo uso de una escudería y de una motocicleta de características técnicas similares, pero dispares, una afirmación que tiene su sentido pese a lo aparentemente absurdo de la misma. La clasificación viene medida no sólo a raíz de la cilindrada del vehículo, también depende plenamente de las cualidades del piloto que esté al volante, como bien hemos podido comprobar en los últimos tiempos gracias al éxito prominente de varias figuras españolas.

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Conscientes de ello en Capcom no se han andando con rodeos para ofrecer una amplia variedad de modalidades de juego que en todo caso no va más allá del percal común en este género; carrera rápida, campeonato, modo reto y el más importante de todos ellos; la modalidad Trayectoria en la que cual seleccionamos un equipo al azar, una moto, un nombre y un piloto para comenzar desde lo más bajo y ascender a medida que nos alzamos con la victoria en las múltiples carreras a las que tenemos acceso. No podemos hacer menos que aplaudir la inclusión de todas las posibilidades que encontrábamos en las ediciones homónimas de Xbox 360, PlayStation 3 y PC, un signo de que después de todo no se ha menospreciado las posibilidades de la consola en este sentido.

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Técnicamente nefasto
Contemplamos las opciones que nos ofrece el menú principal, al que accedemos tras pasar por una introducción sin nada destacable. La opción sonora que se ha aplica pasa por rock duro que en cualquier caso no deja de ser una mera adaptación de la edición que pudimos disfrutar hace algunos meses. Este es uno de los problemas más notables de esta versión, ya que básicamente (y pese a omitirse el dato numérico de la portada), estamos ante una adaptación de marras en la que poco o nada nos sorprende. Confiamos en que desde Milestone hayan optado por la vía fácil: mismas opciones, modalidades y sistema de juego modificando el control al siempre exigente wiimote y nunchuk, sea cual sea la combinación que hayamos elegido en las opciones del menú principal antes de comenzar la partida.

Tendremos tiempo de profundizar en esta cuestión a continuación, porque inevitablemente lo que capta la atención del usuario en la primera toma del contacto con el juego es el motor gráfico, y no precisamente por razones que se puedan considerar halagadoras. Más bien sucede todo lo contrario. Asistimos con la boca abierta a un desfile de texturas propias de la primera época de PlayStation 2; poca o nula definición, ausencia de ese aspecto tan importante en un espectáculo visual deportivo que es la ambientación, público acartonado, y así un largo etcétera de barrabasadas visuales donde sólo se puede tener en cuenta el diseño de los circuitos, que al menos respeta el trazado original y nos permite ceñirnos a la jugabilidad.

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Por mucho que nos esforcemos no podemos evitar la sensación de estar jugando con un título totalmente desfasado, que no aprovecha absolutamente ninguna de las cualidades técnicas de la consola en la que corre. No sería justo hablar de una adaptación que ha tenido poca suerte; hay que ser críticos, tajantes ante un motor gráfico en el que se ha eliminado el blur propio de la franquicia al ganar velocidad, con un motor de colisiones que resta aún más realismo a las pocas afortunadas carreras que disputamos en el comienzo. Tanto si corremos de día como de noche, la apariencia de los entornos es poco menos que nefasta. Los vítores del público pasan totalmente desapercibidos, no existe apenas sensación de velocidad, no encontramos nada que se pueda destacar en conjunto.

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La jugabilidad redentora
Es triste que Milestone se haya querido conformar con un motor gráfico incapaz de ofrecer las sensaciones de la serie en PlayStation 2. Lleva a la consola de Nintendo a la época de su primera etapa pese al notable esfuerzo que se ha realizado de cara a representar las motos de forma fidedigna, así como los circuitos de los que hablábamos anteriormente. En este sentido el título adolece de un hándicap que le resta todo el posible atractivo visual del que pudiese haber gozado en un principio, por desgracia para los seguidores que esperaban uno de esos videojuegos tapados de la temporada. Existe un motivo por el que Capcom no le ha querido dar publicidad y a medida que vamos descubriendo el resto de apartados percibimos paulatinamente la falta de dedicación que se le ha puesto al factor diversión.

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Entendemos por lo tanto, al igual que lo hicimos hace pocos párrafos atrás, que Milestone se ha centrado por completo en la jugabilidad del título. Entonces descubrimos que estamos equivocados, ya que nada más lejos de la realidad, el sistema de control por defecto nos invita a poner el wiimote en horizontal, obviando el wiimote y obligándonos a realizar precisos movimientos en función de la dirección en la que queramos rotar la motocicleta. Existe tres estilos de conducción: arcade, avanzado y simulación. El primero resulta absurdamente sencillo de superar incluso colocando la Inteligencia Artificial en el mayor grado posible (realista, especifica el juego), el último se hace prácticamente imposible de controlar para todo aquel que no haya gastado buenas horas haciéndose con la mecánica de juego.

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El caso es que aunque decidamos ponernos manos a la obra, el control inicial es insuficiente para sentir que tenemos el dominio de la motocicleta, más aún a altas velocidades o cuando nos vemos obligados a tener una precisión quirúrgica al tomar una curva. Entre los cuatro estilos de juego que podemos seleccionar al comienzo de cada carrera el más coherente es el tercero, una conjunción entre nunchuk para desplazar la moto y wiimote para frenar. Milestone ha tomado el riesgo de hacer posible acelerar emulando el comportamiento del acelerador de una motocicleta real, es decir, empuñando el wiimote y haciendo  girar de arriba abajo en función de la potencia que queramos aplicar en cada momento. Es una lástima que en la práctica sea un total fiasco pese a la buena apariencia que luce en la teoría, aunque por otra parte no deja de equipararse al nivel del resto del juego.

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De las tres posibilidades de juego lo más coherente es aplicar la ‘avanzada', una mezcla entre el arcade -donde podemos conducir como nos venga en gana sin perder en ningún momento el control de la moto- y simulación, esta última especialmente tediosa si pretendemos pasar un momento de asueto y no una experiencia ridículamente exigente en donde el primer roce con el césped o la gravilla se traduce en una triste caída. Es imprescindible por lo tanto emplear el nunchuk. A poco de comenzar a jugar dominamos la mecánica, siempre y cuando tengamos la suficiente paciencia para ello, para descubrir que en este caso al menos existe una mínima coherencia entre los movimientos que realizamos en el pad de control y los que se plasman en pantalla.

EL problema de Moto GP es que en ningún momento transmite la sensación de estar pilotando una moto auténtica, algo que han corroborado los diversos jugadores que hemos invitado a ponerse a manos del sistema de control. No sólo por lo absurdo del manejo de las mismas, sino también por la intención de Milestone de elaborar un título para todos los públicos que en esencia se queda a medio camino entre los profesionales y el público casual. Sí, existen opciones para modificar los aspectos esenciales del sistema de juego, pero no ayudan a que nuestra percepción de título cambie en ningún momento.

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Multijugador sin infraestructura
Sólo podemos resaltar el sonido, que por momentos sí que emula al de una moto auténtica, pese a que la música tampoco encaja con la temática del videojuego. Entre todos los modos de juego se echa en falta una mayor profundidad del apartado multijugador, que sólo nos permite disfrutar con un amigo de una partida individual. Si los gráficos ya parecen de la generación anterior a pantalla completa, basta imaginar cuál puede ser el aspecto de jugar a pantalla partida. No cabe en la cabeza entender por qué se ha devaluado este apartado de una forma tan vil y macabra, ya que en ausencia de cualquier tipo de sensación de publicidad o agentes externos que contribuyan a mejorar la ambientación, no es comprensible el aspecto técnico que luce el juego.

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Sin novedades con respecto a los homónimos que vieron la luz hace algunos meses, hay que tener en cuenta la ausencia de una infraestructura para disfrutar del título online (algo que tampoco alcanzamos a comprender), aunque por la cantidad de modalidades de juego al menos podemos garantizar bastantes horas delante del televisor, siempre y cuando seamos capaces de aceptar la calidad global del título que tenemos ante nuestras narices. Moto GP produce una profunda sensación de desamparo, retrógrada en todos los sentidos, sencillamente imperdonable y que hace un flaco favor a la reputación de Wii en cuanto a la efectividad de los juegos de carreras en esta consola. Por mucho que Mario Kart haya demostrado que es perfectamente posible.

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3.5

Malo

La idea era buena pero se ha llevado a cabo de forma desastrosa. No te lo compres, está mal terminado.