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Sonic y El Caballero Negro

Sonic y El Caballero Negro

  • PlataformaWii6
  • GéneroPlataformas
  • DesarrolladorSEGA
  • Lanzamiento13/03/2009
  • EditorSEGA

El cuento de nunca acabar

Sonic regresa a Wii con un nuevo cuento que recorre las aventuras del erizo a través de la mitología del Rey Arturo. Con un apartado gráfico sencillamente impresionante, la mascota de Sega padece de una jugabilidad demasiado inestable pese a la buena propuesta que Sonic Team ofrece para la consola de Nintendo. Un título relativamente corto, plagado de extras donde lo más destacado es el trabajo artístico que se ha llevado a cabo ante la carencia del soporte de un sistema de juego a la altura de su protagonista.

Poco a poco vamos perdiendo la fe en el Sonic Team, el grupo de desarrollo que se ha encargado del erizo azul desde tiempos inmemorables. Si Sonic y los Anillos Secretos fue para la mayoría de los aficionados una pobre vía para introducir a la mascota de Sega en Wii, no cabe duda de que el título que hoy analizamos corre una suerte muy parecida, sólo que dos años más tarde y con un mercado que ya ha visto prácticamente de todo en la consola de Nintendo. Cada momento atiende a un contexto histórico, y es obvio que muchos medios -entre ellos el presente- dieron por bueno el resultado del primer ‘cuento' virtual de Sonic, pese a que ofrecía un resultado que en nada recuerda a las clásicas aventuras del héroe azul.

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Cada usuario baraja una forma de pensar, un gusto que se recicla a cada nueva aventura que ve la luz en el mercado, por lo que establecer una verdad absoluta acerca de la calidad que atesoran las últimas ediciones de Sonic es, cuanto menos, una tarea bastante complicada. Desde Sonic Team se han empeñado en asegurar que el erizo volvería a sus raíces antes de que nos diésemos cuenta, o al menos esa fue la intención de Sonic Unleashed. Pero una vez más parece que las ganas y el entusiasmo acabó por perder a los desarrolladores del título que se llenaron la boca de promesas sin tener en cuenta las consecuencias de vender al público un título que ofrecía una de cal y otra de arena.

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 El paso de los meses no ha hecho más que confirmar el recelo con el que los usuarios reciben cada nueva aventura de Sonic. Hasta los aficionados más acérrimos se ponen a temblar cuando escuchan las nuevas propuestas de Sega. Había algo extraño en el desarrollo de este Sonic y el Caballero Oscuro, muy poca publicidad, escasa repercusión pública por parte de los medios especializados, algo que no se podía comprender a tenor de las imágenes y vídeos que se presentaban del juego a poco de ver la luz en Estados Unidos. Con el resultado final entre nuestras manos, y después de pasar numerosas horas probando lo mejor y lo peor del título, podemos afirmar que una vez más estamos ante un producto que se queda a medias en cuestión de jugabilidad, mientras que técnicamente se destaca como uno de los videojuegos más vistosos de Wii. Extraña mezcla.

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Viaje al pasado
La propuesta de Sonic Team en Wii ha quedado clara desde un principio, no exenta de originalidad y de sentido del humor. Si el Sonic y los Anillos Secretos descubríamos los entresijos de Las mil y una Noches, con El Caballero Oscuro pasamos directamente a conocer las aventuras de El Rey Arturo y los Caballeros de la mesa redonda, uno de los grandes mitos de la literatura inglesa que ha sido tratado por diversos autores e historiadores desde los albores del siglo XI. Entre ellos John Steinbeck fue uno de los más prolíferos a la hora de relatar los sucesos que teóricamente tuvieron lugar cuando esta figura histórica reinaba en la prefectura anglosajona. El punto de vista que aquí se emplea trata de visitar la historia de una forma bastante ligera, utilizando el sentido del humor y algún que otro anacronismo para poner al jugador en situación.

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La introducción nos pone en la piel de una joven maga -Merlina- que en un momento dado se encuentra rodeada por unidades enemigas. Por medio de sus poderes mágicos invoca a un ayudante legendario que, cómo no, resulta ser Sonic, quien cae desde las alturas protagonizando un sketch bastante cómico acerca de su comida favorita, los perritos calientes. Al erizo sólo le preocupa comer, ya que librarse de los enemigos es poco menos que moco de pavo, y apenas requiere unas cuentas carreras para hacerlos desaparecer. No obstante no es capaz de comprender dónde se encuentra ni por qué motivo le han invocado hasta que percibe la presencia de un extraño caballero oscuro montado a caballo, de imponente armadura y ronca voz. Cinco minutos de argumento que desvelan todo lo necesario para comprender el argumento de ahora en adelante.

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El caballero del viento
Sonic es el elegido para salvar al pueblo de las terribles garras del Rey Arturo, que se ha pasado al lado oscuro por culpa de una extraña vaina que ha convertido al legendario personaje en un némesis en toda regla, apenas capacitado para hablar correctamente. Para ello ha de emplear necesariamente la legendaria espada Excalibur  que sólo puede ser portada por un caballero de nobles intenciones y de noble corazón. Las primeras misiones nos sitúan dentro del contexto en el que transcurre la historia, pero es cuestión de minutos que Sonic descubra la espada para comenzar posteriormente su particular búsqueda para derrotar a Arturo. El otrora noble rey ahora se declara inmortal por culpa de la susodicha vaina maligna, por lo que hará falta algo más que fuerza bruta para darle caza.

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Como podréis ver, la historia no es precisamente un punto que destaque por su originalidad, ya que a excepción de los nombres que los que se bautiza a los personajes y la apariencia de los mismos, el cuento no tiene nada especial que ofrecer más allá de la moraleja que ya conoce sobradamente el público. No en vano por este motivo es gracioso por cómo se desenvuelve Sonic por el argumento, sin ninguna sorpresa ni giro argumental que nos empuje a seguir disfrutando de la aventura. En cualquier caso, hay que elogiar la decisión de Sonic Team de cara a narrar estas escenas por medio de artes conceptuales animados, un auténtico guiño a los que gusten de esta forma narrativa, y sin duda un auténtico despliegue artístico que también se percibe en el diseño de los escenarios.

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La trama tiene poco que ofrecer al jugador. Está ahí, se agradece su presencia, pero en ningún caso se perfila como un motivo de peso para disfrutar de este juego. Sin embargo su puesta en escena encaja perfectamente con el despliegue visual que se ha elaborado para dar vida a Sonic and The Black Knight. Parece que desde el estudio japonés han aprendido la lección en este sentido, y si en los Anillos Secretos el apartado gráfico era uno de los puntos más criticados, en esta ocasión sucede todo lo contrario. La introducción cinemática del juego resume a grandes rasgos lo que tenemos por delante, que en esencia son varios niveles con sus características propias y la necesidad imperiosa de pasar por verdes praderas, cuevas, ciudades fortificadas y demás localizaciones.

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Elogiable trabajo técnico
El motor gráfico del juego es una evolución en toda regla de su antecesor. Si la mecánica de juego nos lleva a un pasacalle de velocidad a través de escenarios en 3D, gráficamente tiene que existir una respuesta ante la rapidez del erizo y las docenas de enemigos que nos atacan por doquier a la mínima ocasión de cambio. Y efectivamente, pese a que algunos escenarios presentan un aspecto más bien regular y poco destacado, hay otras localizaciones que llaman poderosamente la atención por la cantidad de detalles que podemos observar en pantalla, desde el césped moviéndose al compás del viento pasando por escenarios ambientados en la época para terminar con efectos lumínicos que nos ciegan al salir a toda velocidad de un túnel o de cualquier estancia en la que reine la oscuridad.

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El diseño de Sonic es el idóneo, interactúa perfectamente con los elementos que le rodean, no hay defectos que empañen las visuales de un juego que apuesta sin tapujos por ofrecer toda clase de atrezos, caminos alternativos y demás alternativas que garantizan que en este aspecto desde Sonic Team se ha puesto toda la carne en el asador. Hay algunos problemas puntuales para acceder a los cofres y barriles que nos conceden anillos, y por supuesto no todos los enemigos cuentan con un diseño tan espectacular como los primeros que nos reciben, pero en regla general nos encontramos ante un apartado muy completo en todos los sentidos. El punto más destacado es sin duda el de los artes conceptuales que narran la historia como si de un auténtico cuento se tratase, al igual que el fabuloso aspecto que lucen prácticamente todos los escenarios por los que transcurre la partida.

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No hay diversión sin jugabilidad
Sonic y el Caballero Oscuro es un juego de contrastes. Hasta el momento todo lo descrito presenta un nivel notable -sin tener muy en cuenta la pobre participación del argumento, al que tampoco le vamos a pedir más en un título de estas características-, y lo lógico sería pensar que la línea se mantiene en el resto de apartados, especialmente en la jugabilidad donde Sonic ha demostrado ser siempre un producto que garantiza un mínimo de diversión que destaque de la media. Desgraciadamente no es el caso. La mecánica nos invita a tomar a Sonic desde una misión de entrenamiento, donde confirmamos que la dinámica es la misma que la de su antecesor, transcurriendo la acción por un sendero predeterminado por el que debemos pasar a la mayor velocidad posible al tiempo que eliminamos a los enemigos que se cruzan por nuestro camino.

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Esla idea estándar que Sonic Team lleva tratando de enderezar desde hace algunos años, y que curiosamente da muestras de cansancio incluso sin haber llegado nunca a eclosionar por completo, limitándose a ofrecer un resultado discreto y poco eficiente. Manejamos a Sonic empleando el nunchuk para moverle y cambiar de dirección, mientras que el wiimote hace las veces de espada. Hay que sacudir el pad para asestar un golpe que Sonic realiza hacia cualquier dirección indistintamente de la dirección en la que hayamos realizado el movimiento original. El wiimote se limita a cumplir su cometido sin transmitir una sensación de agilidad o que realmente nos haga sentir los portadores de la espada.

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El erizo cuenta con una línea de movimientos bastante limitada. Además de correr y saltar -con doble impulso- puede asestar golpes, subirse a cualquier bordillo (automáticamente, no a petición del jugador) para deslizarse por él, emplear la espada como punto de apoyo para escalar por una pared, e incluso pasar a un modo de concentración mediante el botón B que ralentiza el tiempo, fijando al enemigo en una mira y posibilitándonos posteriormente acabar con la vida de estos seres sin el menor esfuerzo. Para poder realizar este ataque hemos de rellenar una pequeña barra situada en la parte inferior izquierda de la pantalla, algo que sólo podemos hacer capturando por el camino un número determinado de hadas rojas, que también nos ayudan a obtener mayor puntuación al finalizar la misión de marras.

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Velocidad terminal
Por supuesto Sonic no se limita a correr, también salta para aferrarse a cualquier borde a una velocidad vertiginosa. La cámara cambia de ángulo en situaciones determinadas (normalmente siempre está a espaldas de personaje) para ofrecer una mejor visual, lo que contribuye a mejorar la puesta en escena. En general todos los movimientos que Sonic realiza de forma automática son muy vistosos y pasan por buenos de cara a valorar el juego como una correcta adaptación de la esencia del erizo azul, sólo que en esta ocasión hay una notable ausencia de loopings y/o grandes saltos que nos obliguen a hacer uso de nuestros reflejos para no perecer en combate. En el caso de recibir un golpe enemigo perdemos anillos, que a su vez podemos recuperar destrozando los objetos que encontramos a lo largo y ancho de los escenarios.

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La mecánica de juego se divide en misiones, con un número determinado por nivel. La aventura no se realiza de forma lineal, sino que saltamos de un nivel a otro realizando distintos encargados. Asimismo cada misión tiene unas determinadas exigencias para ser cumplimentada, ya sea eliminar a un número concreto de enemigos o sencillamente intercambiar anillos con los lugareños que pululan por algunos escenarios -por medio de un QTE tremendamente molesto que rompe el ritmo de juego-. Al finalizarla recibimos una puntuación que oscila entre cinco estrellas y que a su vez nos otorga reputación entre los aldeanos. Cuantos más aldeanos se sientan fascinados con nuestras acciones mayor será nuestro nivel de experiencia, aunque en este punto el jugador apenas puede intervenir en el desarrollo del personaje.

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Sería un error considerar este Sonic como un híbrido entre la acción, las plataformas y el RPG, ya que al menos en este último aspecto sólo existe un contador de habilidades que ponemos en práctica de forma automática durante los combates. La posibilidad de hacer el lock-on previamente comentado sólo es posible si reunimos una cierta cantidad de admiradores, lo que viene a ser un sistema bastante elemental para obligarnos a repetir la misma misión en busca de obtener más nivel y, por lo tanto, mejores habilidades. Al final obtendremos una recompensa en forma de pequeños iconos que podemos intercambiar con un amigo, otro factor impuesto con el claro objetivo de invitarnos a retomar la partida una vez hayamos finalizado con la historia principal.

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Esto sucede en apenas cinco o seis horas, menos aún si nos limitamos a seguir la historia principal sin pararnos a cumplir las pocas misiones secundarias que aparecen la primera vez que realizamos la partida. La mecánica de juego no ofrece muchas posibilidades en este sentido, ya que durante las misiones sólo podemos correr, tratar de no ser dañados por os enemigos (Sonic dispone de un modo para defenderse pulsando la Z del nunchuk, aunque de optar por ello el erizo se para en seco obligándonos a perder velocidad) y cumplir los pocos objetivos secundarios a nuestro alcance. Hay algunas misiones divertidas, otras que simplemente están ahí como relleno, y muchas, muchas posibilidades que se han desechado o que apenas entrar en juego más de una o dos veces a lo sumo.

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Pero entre todos los posibles hándicaps de la jugabilidad, el peor viene impuesto por la supuesta mayor novedades y atractivo del producto; el uso de la espada. No es de extrañar la reacción del público cuando se anunció que en esta ocasión Sonic pasaría a portar una espada, una decisión que no agradó a los aficionados, y no sin razón. A este título no le pesa tanto el concepto en sí como su puesta en escena. Todos los movimientos del erizo se controlan con relativa facilidad (pese a que es imposible acercarse a un borde, donde generalmente suelen estar los barriles que esconden los anillos, otro aspecto incomprensible) a excepción del uso de la espada, que no responde de forma precisa a las indicaciones del wiimote. Es habitual saltar, mover el mando y contemplar cómo Sonic ignora por completo nuestro mandato, o perder varios anillos por efectuar la misma acción frente a un enemigo.

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Extras
Tenemos que olvidarnos de la precisión, de poder asestar un golpe en el momento justo, de esperar hasta el último segundo para efectuar alguna filigrana que garantice la victoria rival. El sistema de control es tan limitado que ni de cara a enfrentarnos ante los jefes finales existe aquello que se conoce por variedad, ya que en todos los casos (salvo en la batalla final, especialmente tediosa y capaz de desesperar al más paciente) basta con defendernos y esperar a que el rival termine de atacar pasar asestar varios golpes justo en ese momento. Es curioso que sean estos enfrentamientos los más prolíferos para obtener las cinco estrellas y batir todos los récords, un hecho que habla por sí solo de las carencias del juego en este sentido. Se entiende que debería existir un reto que nos presione, pero no lo encontramos por ninguna parte.

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Al menos contamos con un variado elenco de extras para paliar todas las insuficiencias de la jugabilidad y de la corta duración del título, que pasan por los iconos anteriormente mentados, nuevo equipo para gozar de atributos específicos durante las misiones (invulnerables ante el veneno, más tesoros a final de nivel, etcétera) e incluso una excelsa galería donde debemos cumplir una serie de requisitos para poder desbloquear todos los artes conceptuales, escenas cinemáticas, melodías… Precisamente el sonido es otro de los puntos regulares del título, con una selección apropiada de melodías aunque poca variedad, además de la posibilidad de seleccionar el japonés como idioma para el doblaje, ya que el original deja bastante que desear, como suele suceder en estos casos.

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Batallas entre amigos
El último cartucho de Sonic pasa por las opciones del multijugador, que nos invita a disfrutar del modo batalla entre varios amigos o de una clasificación online general para tratar de obtener la mejor puntuación de la red en las distintas misiones que se ofertan desde esta modalidad -las mismas que en el modo historia pero en otro contexto-. Dejando a un lado el ranking clasificatorio, que no ofrece ninguna opción especialmente destacable más allá de su mera presencia, sin duda las posibilidades de batalla son las más importantes para disfrutar del juego con varios amigos.

Aquí disponemos de varias alternativas; batalla, donde hemos de derrotar a todos los adversarios que encontramos por el escenario, supervivencia, donde prima ser el último que queda en pie después de la acción, batalla fantasma / batalla de titanes, donde hemos de dar buena cuenta de los soldados y de los titanes, seres de un tamaño algo superior al habitual. Todos ellos se basan en la cooperación en equipo con la motivación añadida de conseguir más puntos que nuestros compañeros al finalizar la partida. No obstante hemos de desbloquear estas modalidades en el modo historia, por lo que nos vemos obligados a terminar el juego antes de pasar directamente por esta alternativa.

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.