Emergency 4, Impresiones
No bajarás a gatitos de los árboles, ni asistirás a un marido atragantado por un brócoli; te enfrentarás a auténticos desastres que sólo tú podrás solucionar. Esta es la propuesta que FX Interactive nos trae con Emergency 4, la última entrega del simulador de servicios de emergencia.
No bajarás a gatitos de los árboles, ni asistirás a un marido atragantado por un brócoli; te enfrentarás a auténticos desastres que sólo tú podrás solucionar. Esta es la propuesta que FX Interactive nos trae con Emergency 4, la última entrega del simulador de servicios de emergencia.
Más allá de las típica estrategia en tiempo real (es decir, la típica premisa 'construyo mi poderoso ejército y vapuleo el tuyo'), el sub-género de la gestión ha abierto un campo lleno de posibilidades a lo largo de los años: hemos visto parques de atracciones, vidas de piratas, hospitales, unidades familiares, compañías de cine, ciudades enteras, microorganismos que avanzan hasta conquistar el espacio y por ahí entre medias, títulos que juegan con la gestión de los servicios de emergencia. Y ahí es donde, valga la redundancia, entra en el ruedo este Emergency 4, distribuido por FX Interactive en nuestro país y creado por los alemanes Sixteen Tons Interactive.
La saga Emergency lleva ya casi una década dando guerra, pero no siempre con buenos resultados. Su trayectoria se ha definido por intentar llevar el máximo realismo de los servicios de emergencia a un juego de simulación, pero en ocasiones este mismo planteamiento les llevó a cometer algunos errores en su época en 2D. Con Emergency 3: Mission Life comenzó la perspectiva 3D, pero siguió cometiendo algunos errores de accesibilidad a pesar de mantenerse en su franja de títulos económicos. Esta cuarta parte, subtitulada Global Fighters For Life, nos sigue poniendo al mando de los distintos servicios de emergencia, pero esta vez ante desastres globales, tanto en el sentido físico de la palabra como de la importancia que tendrán las 20 misiones propuestas como reto. Probamos tres de ellas en su versión beta.
Gráficamente no podemos esperar un salto cualitativo que lo ponga al nivel de otras grandes producciones. Al menos, en términos de física sí que sabe lidiar con factores sorpresa como derrumbe de edificios, fuegos que se extienden según el material que devoren, o choques entre vehículos. Las unidades son por lo general parcas en detalle y animaciones, pero ambos saben ser reconocibles. Sus bajos requerimientos serán sin duda un atractivo para muchos -PIV 2,5 GHz, 1GB de RAM, 128 MB de tarjeta gráfica-, si bien a cambio deja unos cuantos detalles poco atractivos a la vista. En términos de sonido y música cumple su objetivo, añadiéndole espectacularidad a las situaciones, amén de contar con un doblaje correcto para el tipo de producto del que se trata.
El total de misiones a completar serán 20; por nuestra parte hemos visto algunas que nos dejan a entrever en términos representativos cuán graves serán las emergencias con las que tendremos que lidiar. La primera de la beta que hemos probado se sitúa en alguna parte del África profundo, en un país con una guerra civil a punto de estallar y con un convoy esperando ser escoltado al punto de objetivo. Por el camino podíamos encontrarnos con campos de minas o con los guerrilleros de turno, teniendo que coordinar y proteger a los equipos que enviamos para, finalmente, dejar al convoy en lugar seguro. Habiendo varios caminos por los que elegir moverse y teniéndolos que cubrir todos por si las moscas, la cosa se complica.
Primero, debemos gestionar los recursos económicos a nuestra disposición. Para ello contamos con un equipo básico recomendado, más luego unos cuantos huecos que queremos llenar según veamos conveniente, y según nos lo permita nuestra cartera y nuestro espacio. Hay varios tipos de efectivo, ya sean ingenieros, médicos, asistentes o francotiradores. Tampoco hay que desestimar los vehículos; un helicóptero puede ser perfecto para detectar minas o allanar el camino, o un camión bien equipado puede hacer de avanzadilla si tememos fuertes efectivos rebeldes por el camino. La mayor virtud de Emergency 4 se encuentra en la libertad para resolver las misiones según nos venga en gana.
Cada unidad tiene sus propias habilidades: el ingeniero podrá abrir puertas, detectar elementos, desactivar bombas; el GEO será la fuerza bruta de cara una situación difícil; el médico podrá tratar a los heridos con ayuda de su asistente, y, en definitiva, cada uno tiene su lista de comandos. En esta entrega, a comparación de las anteriores, se ha intentado simplificar el interfaz no sólo para hacerlo más cercano a los jugadores no habituales, sino para agilizar el ritmo de juego y poder manejarnos rápidamente por situaciones peliagudas que requieran dividir nuestras fuerzas en distintos lugares. El mayor pero' se encuentra en tener que llevar a los bomberos manualmente, cosa que puede hacernos perder un tiempo valioso, pero por lo general cuenta con bastante dinamismo en este aspecto.
Yo sólo quería hacer una hoguera
Uno de los mayores problemas de la saga se veía en la dificultad, y, quizás por los ya mencionados cambios de interfaz, ésta resulta ahora menor que en el resto de entregas. No obstante hay algún que otro factor que ayudan a lo contrario, aunque sea hasta la exageración. Y es que el fuego se expande rápido. Demasiado rápido. De una pequeña llama a una catástrofe van sólo unos pocos minutos, y tendremos que coger varios camiones de bomberos llenos de personal para acabar con él, despistando nuestra atención de otros asuntos. A veces también las misiones se asientan demasiado en la mecánica ensayo-error; algo comprensible en un título cuya estructura nos incita a investigar entre posibilidades, pero que normalmente con algo de planificación previa no debería hacernos perder la misión por nimiedades mientras nos tiramos de los pelos.
Las situaciones en las que se nos pone son de lo más variopintas, desde un enorme terremoto hasta una explosión en una fábrica de fuegos artificiales, pasando por una situación en la que un hacker deja sin corriente eléctrica a toda la ciudad, o la destrucción de un puente que sostiene una autopista. Todas muy espectaculares, todas requiriendo nuestra especial atención, al contrario que las pequeñas misiones freeplay' entre una y otra. Más cotidianas, más del día a día, pero un añadido que le da bastante frescura y contrasta con el catastrofismo de la campaña principal. Quizás, eso sí, se hagan demasiado anodinas conforme vamos completando el juego, pasando de ser una curiosidad a un mero trámite.
- Estrategia