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Ultimate Band

Ultimate Band

Rockeros de medio pelo

Disney ha triunfado en la nueva generación con su apuesta por los juegos musicales. A nadie le cabe la menor duda: los adolescentes encuentran en sus productos todo cuanto pueden desear, combinando a partes iguales la iconografía de sus series con canciones pegadizas. Esta es también la premisa de Ultimate Band, un producto muy básico que ofrece poco más que la posibilidad de pasar un buen rato.

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Música, ritmo y diversión son conceptos que van de la mano en el día a día. Ha sido la clave para que Harmonix y su Guitar Hero abriese la caja de Pandora obteniendo después una repercusión que pocas veces si había soñado en esta industria. Y eso que muchos repudiaban la idea de disfrutar simulando tocar un instrumento virtualmente, cantar con un micro ‘falso' o fingir que somos capaces de reproducir un espectacular solo con una guitarra de plástico donde los trastes son representados por medio de colorines. Demasiado infantil, carente de profundidad, incapaz de irrumpir con fuerza en el mercado… la historia de los juegos musicales se mira con recelo porque somos conscientes de que esta clase de fenómenos dejan de serlo de una forma tan inesperada como llegaron a nuestros hogares.

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Es evidente que por el camino habían de unirse compañías alternativas a Activision y Harmonix, más allá de lo que hasta el momento ha aparecido en el mercado y del fracasado intento de Konami por regresar a un género que, de un modo u otro, forma para inherente de la historia de compañía. Rock Revolution es sólo uno de los muchos ejemplos que nos invitan a experimentar nuevas vertientes musicales ajenas al sistema arcade que conocemos hoy día. Ultimate Band se une a esa lista de la mano de Disney Interactive en un producto desarrollado por Line Fall Studios que busca satisfacer a los usuarios mediante un sistema de juego basado exclusivamente en el nunchuk y en el wiimote.

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Dicho en otras palabras: no necesitamos hacer una inversión en instrumentos específicos, sencillamente adquirir el juego y comenzar a inmiscuirnos en su mecánica, una francamente asequible que no representa ningún tipo de reto para los que busquen experiencias exigentes al estilo de Guitar Hero o Rock Band. Desde su aspecto hasta la manera de plantear su sistema de juego, Ultimate Band se perfila como un producto pensado para todos los públicos donde priman unas visuales tan simples como efectivas que superan el aroma inconfundible de Disney. Un buen ejemplo de ello es que el título llega completamente doblado, lo que a su vez representa un buen ejemplo para comprender en qué se diferencia este título de sus ‘competidores' -aunque no se puede considerar tal cosa-.

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Una historia. Un sueño.
Cuatro amigos ensayan un día cualquiera en su local habitual. La televisión está encendida y a través de ella se anuncia un concurso para bandas estatales que compartirán escenario en una batalla a muerte por ser galardonado como el grupo revelación de la temporada. Atónitos deciden embarcarse en una aventura que les llevará a desfilar por los principales escenarios del país a medida que obtienen más fama y popularidad mediante ‘perfomances' muy particulares de sus canciones favoritas. Y para ello han de entrenar, practicar y ensayar hasta que logren dominar a la perfección el sincronismo que se ha de tener en todo momento para reproducir una melodía a cuatro bandas sin un resultado criminal para nuestros oídos.

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No debemos preocuparnos por este hecho en ningún momento, ya que a la hora de subirnos al escenario y comenzar a tocar sólo importa el estilo con el que lo hagamos. No es necesario que las notas coincidan con la representación que se lleva a cabo a través de una guitarra, batería, bajo o micrófono -sí, micrófono, aunque nada de cantar al wiimote-, tan sólo debemos tener bien presente que el público es el principal aliado de todo grupo musical que planee irrumpir rápidamente en la meca del éxito. Para ello nos dirigimos sin más dilación a analizar los fundamentos del modo historia, sin duda alguna el más importante de todos los que podemos seleccionar durante la primera partida que disputamos. Indistintamente de si contamos o no con varios amigos que nos respalden, toca dar la cara y demostrar la valía de este grupo de aficionados.

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Tocando a la intemperie
Una breve introducción desvela los secretos que nos empujan a protagonizar una aventura singular en la que en primer lugar debemos seleccionar y personalizar a los personajes con los que vamos a interpretar las canciones. Por defecto aparece en pantalla una banda que recibe por nombre ‘Ultimate Band', con sus respectivos miembros que supuestamente conforman el grupo protagonista del argumento. En cualquier caso, queda completamente a la elección del jugador definir varios aspectos básicos de sus músicos. Podemos cambiar el peinado, los instrumentos, la indumentaria y por supuesto varios rasgos físicos como el perfil de la cara o el contorno del cuerpo. Nada que llame la atención o que no hayamos visto anteriormente.

Lo realmente interesante se descubre una vez nos subimos al escenario, o previamente si decidimos participar en el conciso tutorial que se ofrece para descubrir cuál es la mecánica que hemos de seguir para tocar. La guitarra nos obliga a posicionar el wiimote en el rasgador, con el nunchuk pasando a representar el mástil de la guitarra. Como es de imaginar, es necesario mover el wiimote justo en el momento en el que la nota aparece en pantalla, mientras que con los botones del nunchuk cambiamos el traste -entre cuatro posibilidades en el modo ‘difícil'-. Hemos de tocar la nota en el momento justo al tiempo que reproducimos diferentes movimientos extraordinarios como aplaudir,  rasgar las cuerdas o hacer filigranas para entretener al público en el caso del cantante principal.

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El bajo emplea exactamente el mismo sistema salvo que obligándonos a desplazar el nunchuk de forma vertical para cambiar de traste. Los mandos de la consola no siempre representan el movimiento que queremos realizar, lo que se traduce en una pérdida instantánea del multiplicador de puntos. La batería es arena de otro costal, ya que sencillamente nos ofrece una posición estándar a medida que las notas transcurren por la pantalla de forma vertical -la guitarra y el bajo se muestran horizontalmente-. La sensación que transmite tocar este instrumento es ligeramente más satisfactoria que la del resto, ya que nos limitamos a seguir el ritmo de la canción agitando ambos mandos según las exigencias de la canción. Sólo contamos con dos paneles a los que debemos prestar atención (las dos cajas centrales), mientras que el resto de accesorios pasan poco menos que desapercibidos. 

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Tocando aunque no se corresponda…
La mecánica del juego está basada no tanto en corresponder los movimientos con el sonido como en tocar todo lo que se muestra en pantalla en el momento justo. No existe ese punto realista que tanto se agradece al interpretar una canción, es puro entretenimiento y como tal ha de ser afrontado. El modo historia nos lleva de gira por diferentes localidades, tocando tres canciones en cada una de ellas. Para pasar al siguiente nivel hemos de recibir una serie de elogios por nuestra actuación, algo que sólo se obtiene si representamos la misma melodía con varios instrumentos. Es decir, no afrontamos la gira en la piel de un músico en concreto, sino que representamos a todo el grupo. Esto nos fuerza a tener que volver a tocar la misma canción en más de una ocasión con el fin de avanzar en este modo historia, así como en cualquier otro en el que deseemos obtener el 100%.

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Si hablamos del caso concreto de los tres instrumentos básicos para cualquier canción -guitarra, batería y bajo, este último quizás no tan imprescindible- es innegable que hasta cierto punto cobra sentido. No obstante, el hecho de que no exista un micrófono para interpretar vocalmente las canciones plantea una duda tan válida como preocupante; ¿Qué papel juega en esta ecuación el cantante principal? Desde Disney han querido ofrecer un cierto punto de innovación al producto, esto es algo que se da a entender desde la primera vez que entramos en contacto con el título. Pero, ¿hasta qué punto esto ha resultado realmente útil? La única función del cantante es la de entretener al público realizando toda clase de filigranas y piruetas ridículas que no tienen ninguna utilidad práctica (ni sentido) a la hora de la verdad.

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La música, esencia y alma
El repertorio de canciones es el punto más a tener en cuenta en estos casos. Ante la marcada ausencia de temas ‘reales', la totalidad de las 40 composiciones que encontraremos a lo largo del título han sido representadas por dos músicos independientes que interpretan absolutamente todas las canciones del juego. Encontramos temas de Avril Lavigne, Maroon 5 entre otros más clásicos, aunque en cualquier caso sólo aparece el título de la canción, obviando al artista por algún motivo que no acertamos a descubrir.  'Girls Not Grey', 'Complicated', 'Hanging on the Telephone', 'Song 2', 'I Want You To Want Me', 'All Right Now', 'Anna Molly', 'Club Foot' o  'Won't Go Home Without You' son parte de la selección definitiva, con un estilo eminentemente rock-pop.

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Cuando el argumento toca a su fin -algo que sucede antes de que nos queramos dar cuenta- tenemos a nuestra disposición las modalidades habituales en los juegos musicales, desde una divertida batalla entre varios amigos a un modo de práctica en el que podemos representan las canciones a nuestro antojo. Dentro de las canciones podemos disputar minijuegos que nos ayudan a aumentar la puntuación que adquirimos, distintos movimientos que hemos de realizar de cara a motivar al público, aunque una vez más la imprecisión de los mandos nos juegue una mala pasada en el momento más inoportuno. Si esto nos parece poco siempre podemos optar por cambiar la dificultad de las canciones buscando un reto algo más exigente, que en ningún caso supondrá un impedimento para poder disfrutar.

La curva de dificultad es tan amplia que permite que cualquier aficionado pueda entretenerse sin traumas. Ninguna canción se vuelve imposible, no hay solos desesperantes, nada que pueda ser característico de los juegos musicales más conocidos. Todo el que quiera exprimir al máximo las posibilidades del juego ha de centrarse en los extras -más ropa, nuevas guitarras…-que tratan de alargar la vida útil del juego sin demasiado éxito. Da la sensación de que estamos ante un producto en versión ‘light' de los grandes pesos pesados, un sentimiento que en el caso de la edición de Nintendo DS pasa un tanto desapercibida por su peculiar propuesta. Ultimate Band no se conforma con Wii, también ha querido probar suerte con la portátil de Nintendo, obteniendo a cambio un resultado paralelo al comentado hasta el momento.

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Comparando versiones
Nintendo DS cuenta con un hándicap obvio técnicamente hablando, un aspecto secundario dado que aquí prima la diversión y el entretenimiento. La propuesta es exactamente la misma, con un pequeño grupo que quiere ir de menos a más acompañado de las modalidades ya expuestas en la edición de Wii. Existen, no obstante, dos diferencias básicas; la primera y más importante es el hecho de reproducir todos los instrumentos a través del stylus, haciendo uso de las filigranas y movimientos absurdos que tampoco aquí tienen ningún sentido. Así, cualquiera que sea el instrumento que tengamos en nuestras manos hemos de marcar el ritmo pulsando la pantalla táctil, mientras que en la superior se refleja el instrumento en concreto, tratando de aportar algo de realismo a lo que estamos haciendo.

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La segunda diferencia pasa por la lista de canciones, que incluye melodías de otra índole con el fin de posibilitar la interconexión de ambas versiones y de disfrutar de ellas al unísono. 'Move Along', 'Rock Lobster', 'First Date', 'Whip It', 'Take Over the Break is Over', 'Hold On', 'Our Time Now'… prácticamente 15 canciones exclusivas de esta edición que no ofrece absolutamente nada destacable por encima de lo ya comentado. Francamente es una pena que no se hayan aprovechad mejor las posibilidades de la edición portátil, aunque a buen seguro nos proporciona un divertido entretenimiento durante un breve periodo de tiempo.

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5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.