Spore: Galactic Adventures, Impresiones
El hecho de que Will Wright es un genio es algo que no sorprende a nadie hoy en día, lo que no nos para de sorprender en cambio, es su capacidad creativa a la hora de plasmarla en todas y cada una de sus obras en forma de videojuego. Con Galactic Adventures, el Sr. Wright nos cede la batuta de la creatividad a nivel de edición planetaria, y es nuestra imaginación -una vez más- la que pone los límites.
El hecho de que Will Wright es un genio es algo que no sorprende a nadie hoy en día, lo que no nos para de sorprender en cambio, es su capacidad creativa a la hora de plasmarla en todas y cada una de sus obras en forma de videojuego. Con Galactic Adventures, el Sr. Wright nos cede la batuta de la creatividad a nivel de edición planetaria, y es nuestra imaginación -una vez más- la que pone los límites.
Cuando un jugador llega al cénit de Spore contempla la culminación de la evolución, de cómo una vasta civilización capaz de surcar el espacio surgió de un primigenio ser unicelular, de cómo fue testigo y responsable directo de su evolución en diferentes estadios, y lo que es más satisfactorio aún: de cómo su especie se diferencia notablemente de las especies creadas por sus amigos, compañeros de clase, del trabajo, de su vecino, o de cualquier otro jugador de la comunidad Spore, una comunidad de más de tres millones de usuarios que comparten todo lo que las diferentes herramientas incluidas dan de si.
Los editores incluidos variaban dependiendo de la fase de desarrollo de nuestra criatura, siendo estas fases la limitación más palpable del juego; de hecho, el planteamiento tan básico de algunas de ellas resultaba en algunos casos tedioso, ya que eliminando las herramientas de edición en la ecuación, la sombra del aburrimiento pesaba desde la concepción arcade de la parte unicelular, hasta la simpleza de los combates en las etapas primitivas. No era hasta el momento en que manejábamos una tribu camino de la civilización donde Spore demostraba todo su potencial. Si bien las posibilidades de juego en su faceta creativa son ilimitadas, crear una nueva raza, un nuevo vehículo, una nueva edificación o una nave espacial no dejan de ser algo relativamente pequeño en comparación con la expansión que se avecina, y no es de otra forma sino la de modelar todo un planeta a nuestro gusto, y promover todas las situaciones y eventos que acontezcan en él.
-Geografía: Todo planeta digno de albergar vida fue originariamente una enorme roca yerma y solitaria, en el caso del videojuego que nos ocupa, se convierte en el lienzo donde vamos a plasmar nuestra obra de arte. Aunque tenemos disponible la opción de que surja automáticamente un planeta aleatorio, decidimos empezar desde cero. En primer lugar daremos forma a los continentes elevándolos sobre el terreno en forma de mesetas, y una vez estructuradas las plataformas continentales, optaremos por crear los océanos subiendo el nivel del mar como creamos conveniente. Ya disponemos de un planeta básico, momento ideal para dotarlo de cordilleras, valles y depresiones, con suaves laderas o picos escarpados si así lo deseamos. Incluimos también algunos ríos serpenteantes, lagos, e islotes de diverso tamaño para dotar de mayor variedad orográfica, aprovechando para definir con superficies arenosas y gravilla algunas playas y un gran desierto. Por último damos color a la roca y al agua para dar un toque diferente al clásico concepto que tenemos de un planeta habitable como La Tierra. Tras comprobar que nos satisface el trabajo realizado, pasamos a definir su atmósfera.
-Clima: ¿prefieres un planeta de agradables temperaturas, un gélido mundo donde el hielo lo cubre todo, o quizás una abrasadora climatología? Nosotros no pudimos elegir una sola opción, así que decidimos hacer mitad y mitad como las pizzas a domicilio, dotando a un hemisferio de un clima tropical, y al otro con suma sequedad y altas temperaturas como si fuera un desierto. No contentos con el resultado, optamos por congelar los polos y sumirlos en una nubosa borrasca.
-Flora y Fauna: Llegados a este punto, nada mejor que dirigirnos a la Sporepedia, la gran comunidad de Spore desde donde podremos descargar tantas criaturas como podamos imaginar, dado que con el editor de criaturas que llegó antes que el propio juego original los jugadores crearon mayor número de especies diferentes que las que hay descubiertas en la realidad. Resulta imposible plantearse que no encontraremos los bichos adecuados con los que poblar nuestro planeta, que va camino de convertirse en una pequeña obra de arte, pero la cosa no acaba ahí, ya que si queremos, tenemos la opción de definir el comportamiento de las criaturas, si son agresivas, pacíficas, o inteligentes. Por supuesto dadas las condiciones climatológicas, procedemos a decorar con una verde pradera las zonas tropicales, así con diversa variedad de árboles y plantas, e incluso algunos arbustos resecos para la zona desértica. Una vez finalizadas las tareas de dar vida a nuestro mundo, es el momento de edificar construcciones para una mayor variedad y diversidad.
-Edificios: Es la hora de crear espacios habitables, de la misma manera que en los estados de tribu y civilización, aunque ahora sin límites, así que decidimos crear una gran fortaleza en la falda de una empinada montaña, como si de Minas Tirith se tratase. Las torres, murallas y almenas se integran a la perfección. También nos da por hacer un castillo en medio del mar, sin tener muy claro que uso darle, pero al fin y al cabo, es nuestro planeta y lo definimos como se nos antoja.
Volviendo al dragón (al que decidimos llamar Tío del Cigarro), lo seleccionamos y establecemos un rango de activación para posteriormente abrir el menú de órdenes, lo que nos permite escribir un bocadillo de texto encargando al jugador la misión a cumplir cuando éste se acerque. El dragón le explica que unas perversas criaturas del desierto le han robado sus huevos y pide ayuda para recuperarlos, para ello seleccionamos cinco huevos del menú de objetos, y los repartimos por el desierto en medio de una manada de criaturas terriblemente agresivas previamente situadas. Una vez colocados los huevos, les damos opción de ser recogidos por el jugador y los relacionamos con un nuevo script de tal manera que, cuando sean recogidos en su totalidad esquivando a las criaturas enemigas, el dragón emita un nuevo texto agradeciéndonos los servicios prestados al volver a su lado.
Podríamos seguir extendiéndonos con más detalles, pero de hacerlo este avance no tendría fin, ya que son infinitas las posibilidades que Galactic Adventures ofrece. Asombra la facilidad con la que podemos crear el planeta y elaborar intrincadas fases y misiones con la complejidad que consideremos oportuna: fases de carreras con vehículos, de plataformas, arenas de combate donde enfrentar a civilizaciones con varios jugadores, proteger a criaturas aliadas, inclusión de powerups tales como jetpacks, armas, súper saltos, etc. Podemos hacer casi todo lo que se nos ocurra, para luego compartir nuestra obra con los demás jugadores y las de ellos con nosotros, resultando ser un juego sin fin arropado por toda una legión de fans ávidos de crear y compartir, y todo de una manera insultantemente sencilla y eficaz.
- Estrategia