Rock Revolution, Impresiones
Konami se sube al carro de los juegos musicales contando con una compañía potente, autora de títulos como Dance Dance Revolution o BeatManía. Contando únicamente con bajo, guitarra y batería y excluyendo a las voces, el mejor rock de los ochenta será el protagonista de un nuevo competidor en este popular género.
Konami se sube al carro de los juegos musicales contando con una compañía potente, autora de títulos como Dance Dance Revolution o BeatManía. Contando únicamente con bajo, guitarra y batería y excluyendo a las voces, el mejor rock de los ochenta será el protagonista de un nuevo competidor en este popular género.
Si hace diez años alguien llegase y nos dijese que ahora estaríamos disfrutando como enanos gracias a bandas virtuales tocando instrumentos de plástico, poco menos que le tacharíamos de loco. Probablemente con razón, además. Pero el fenómeno creciente que fabricó Guitar Hero ha demostrado ser no sólo un juego de éxito y para todos los públicos, sino además una vía alternativa de ventas para los artistas y sus discográficas, con resultados ciertamente lucrativos. Pero el acabose de esta tendencia lo llevan a cabo Rock Band y, en consecuencia, Guitar Hero World Tour. Son los dos titanes de la música, luchando entre sí para ver por quién se decanta el usuario final a la hora de emular a un grupo completo. Algo que sinceramente sienta de lujo a un género que está en su máxima ebullición. De la competencia se beneficia el comprador, al menos en teoría.
Así que, por lo menos en teoría también, las distribuidoras orientales deberían apuntarse a la pelea y sacar a su púgil al ring lo antes posible. Konami era la más preparada para tal reto, y así finalmente ha sido. Su prestigio en el ámbito lúdico-musical es intachable: podríamos decir prácticamente que plantaron la semilla de un árbol muy, pero que muy verde. La división de juegos Bemani -anteriormente conocida como Games & Music Division- lleva desde hace diez años obsequiándonos con entregas de varias sagas que podrían denominarse como pilares de esta tendencia. Dance Dance Revolution nos hacía mover los pies, Beatmanía retaba nuestras habilidades como scratcher' y DJ, mientras que GuitarFreaks y DrumManía nos ponían a emular tanto guitarra como batería independientemente. De hecho y curiosamente, otra de estas series fue Karaoke Revolution -título que inspiró a todo el fenómeno SingStar de Sony-, creado por Harmonix, quienes fueron padres de Guitar Hero y lo son actualmente de Rock Band.
El hecho es que a pesar de sentarse en Japón las bases del género, Konami no ha visto su oportunidad para llevar una banda completa hasta hoy. Un momento precisamente bastante delicado puesto que los estándares se encuentran muy exigentes. Pero la intención y la ambición parece que pueden contra esta situación, y el convenientemente nombrado Rock Revolution caminará impasible hacia nuestras estanterías. Hemos echado un vistazo a todas sus versiones, ya a la venta en territorio americano, y os contamos qué os podéis esperar de cara a un posible lanzamiento, todavía no planeado en nuestro territorio.
Y a la hora de representar el típico mástil en perspectiva desde la que se ven venir todas las notas, nos encontramos con una vista desde el vertical donde, con forma de círculo, observamos deslizarse cada botón a pulsar. Bastante poco útil porque apenas nos deja un tiempo de reacción en dificultades mayores, amén de lo poco estético que resulta a la vista el panorama general. Con la batería, además, surge un problema enorme: dado que hay tantos botones, y ni siquiera se ha querido ahorrar uno añadiendo una barra horizontal para que haga las veces de bombo, saber entre tantos matices de colores cuál corresponde a qué de la batería se hace una Odisea, algo que requiere bastante tiempo lejos de la inmediatez que nos pueden ofrecer cualquiera de sus alternativas.
Los métodos tanto para puntuar como para ejecutar las canciones son los mismos, aunque existe algún que otro añadido que podría resultar interesante. El primero es una sección de solos incluida en momentos muy concretos donde, toquemos la nota que toquemos, saldrá afinada. De esta manera se nos da un poco de libertad en este sentido para poder realizar pequeñas improvisaciones. Por lo demás, la compenetración de cada miembro de la banda sigue siendo fundamental; se nota, no obstante, la gran ausencia del micro, más contando con versiones en vez de con masters originales. La dificultad de las canciones no raya ni de lejos el reto de Guitar Hero, pero tampoco busca esa complejidad y variedad rítimca que tiene Rock Band. Se desmarca, resultando aburrida sobre todo para las secciones de bajo.
Cabe comentar además el modo carrera, demasiado básico para lo que puede dar de sí y con tan sólo algún momento divertido, donde, por ejemplo, se te obliga a evitar ciertas notas durante las canciones, o se te pone un límite de puntos. Por lo demás, ir paseándonos por el tracklist con los lastres que contamos no parece un viaje muy divertido. Tampoco lo será su pequeño estudio de creación, puesto que además de excesivamente complejo para comenzar a fabricar canciones, no cuenta con una base de sonidos ni lo suficientemente amplia ni lo suficientemente buena como para que hagamos de tripas corazón y nos pongamos manos a la obra en el proceso compositivo. Lo mismo pasa con los modos multijugador, más que básicos para un título del estilo y sin posibilidad de cooperativo online.
Con la guitarra y el bajo nos encontramos ante lo mismo de siempre, hacer tocar las cuerdas arriba y abajo emulando la púa, o en círculos si así nos sentimos más cómodos. Es algo extraño puesto que no tenemos trastes como ocurría con el periférico de Guitar Hero: On Tour. Por otro lado, la batería resulta de nuevo descomunalmente frustrante respecto a lo que se podría esperar; demasiados golpes en demasiados sitios diferentes que tendremos poco menos que memorizar -su posición incluida, puesto que estamos hablando de tener la batería en la pantalla inferior y las notas a tocar en la superior-.
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