Wario Land: The Shake Dimension, Impresiones
Bajo la apariencia de ese rechoncho y avaro, aunque entrañable personaje de Nintendo, se esconde uno de los plataformas más clásicos que podría dar a luz Wii. Con estética anime y en perspectiva 2D, Wario vuelve a la carga más ambicioso, más ruín, y sobre todo más vivo que nunca. Le controlamos en la versión final del título.
Bajo la apariencia de ese rechoncho y avaro, aunque entrañable personaje de Nintendo, se esconde uno de los plataformas más clásicos que podría dar a luz Wii. Con estética anime y en perspectiva 2D, Wario vuelve a la carga más ambicioso, más ruín, y sobre todo más vivo que nunca. Le controlamos en la versión final del título.
Sin tener en cuenta sus numerosas apariciones en los productos Nintendo, su saga WarioWare -que ya dio su entrada triunfal en el lanzamiento de Wii- y el personal Wario World que apareció para Game Cube, el avaro antihéroe apenas ha aparecido como protagonista en un juego de sobremesa. De hecho, su aclamada saga Wario Land siempre se ha desenvuelto en un entorno portátil. Por lo tanto, el anuncio de este Shake Dimension - 'Shake It!' en territorio americano- se hizo un tanto extraño, pero poco después conoceríamos las intenciones de Nintendo y la desarrolladora encargada, Good-feel , respecto al proyecto.
Y es que estamos hablando de un plataformas 2D, algo bastante atípico salvando algunas buenas entregas como la del curioso Paper Mario. Una apuesta que le encantará a los más clásicos pero que a la vez representa un gran atractivo por la manera en la que se ha presentado, ofreciéndonos un apartado gráfico por Production I.G. -hacedores de series como Ghost In the Shell, entre otras- que incluye una secuencia introductoria y un final de bastante duración. Es la primera vez que Wario abandona los píxeles y se decanta por este estilo de animación, un cambio de rumbo creemos acertado para ofrecer variedad de oferta dentro del estudio de Kyoto.
Así que de nuevo tenemos al rechoncho protagonista aburrido en su garaje, cuando se le aparece un ser de la llamada Dimensión Agitada pidiéndole ayuda. Al parecer, su princesa ha sido secuestrada por el malvado pirata Rey Agitador, algo que le traería al pairo de no ser porque junto a ella el malvado se ha llevado una bolsa de monedas sin fondo. De ello le informa la capitana Sirope, antigua enemiga de Wario que ahora pretende ayudarle para llegar más fácilmente a sus propios intereses. De hecho, ella regentará su propia tienda pirata para ayudarle a conseguir preciados ítems durante la aventura.
Así que tendremos un mundo lleno de peligros, un tesoro por descubrir y una serie de criaturas a las que rescatar, todos ellos súbditos de la princesa. Así se nos presenta todo el conjunto, sin más objetivo que el de darnos momentos divertidos, saltos ajustados y profundidad jugable dentro de un género que se mantiene con seguidores aún con el paso de las décadas. Lo que sí es cierto es que, a pesar de todo esto, debe aportar la suficiente personalidad propia como para atraer al público, y en ese sentido The Shake Dimension tiene unos cuantos detalles.
Lo es por ejemplo la animación, como ya os comentábamos antes. Se elimina completamente la perspectiva panorámica: la acción se centra en Wario y a ambos lados vemos la series de objetivos a cumplir. Los fondos están llenos de detalle, compuestos de varias capas e incluyendo animaciones y más de un elemento sorpresa, configurando entornos vivos. De hecho todos ellos tienen la suficiente variedad, con algunos elementos clásicos, como el típico desierto, barco o bosque. Todo ello en una enorme resolución, que decididamente pocas veces se ha visto a este nivel para regocijo de los más nostálgicos.
Tampoco hay que obviar el aspecto de la animación. Wario está más vivo que nunca, y eso se ve desde el momento en el que presenciamos con una sonrisa en el rostro los primeros minutos introductorios. Pero lo mejor de todo es que mientras jugamos esta sensación no cambia en absoluto: salta, corre, se cabrea, se quema... sin duda, gracias al uso de esta perspectiva el motor gráfico se resiente menos y se puede aplicar con más calidad un sinfín de efectos. Ante todo, depende de las preferencias del propio usuario su opinión sobre esta elección, pero es innegable el mimo puesto por la desarrolladora en dejar un apartado redondo.
Como decíamos, desde el primer momento dejaremos el mando de Wii en posición horizontal, usando nuestra cruceta para movernos, 2 para saltar y 1 para realizar un empujón y romper ciertos elementos. El nombre del título viene por la de ocasiones en las que tendremos que agitar el mando, tanto para abrir cofres como para eliminar a algunos enemigos. Aunque no será el único, ya que en ocasiones lo inclinaremos para apuntar en ciertas direcciones cuando nos metamos dentro de un cañón o queramos lanzar cualquier elemento para resolver pequeños puzles.
También tomará relevancia el peso de Wario para hacer caer determinados bloques al suelo. Con un movimiento seco del controlador, haremos temblar el suelo a nuestro alrededor haciendo caer o levantando todo lo que se preste a ello; del mismo modo, algunos bloques los romperemos simplemente chocando contra ellos con el botón 1, mientras que el resto harán que tengamos que saltar desde bastante altura o encararlos con el máximo de velocidad posible.
Todos estos elementos secundarios están integrados con gran inteligencia para dar paso a situaciones exigentes a la par que divertidas: por ejemplo, al entrar en ciertos tubos saldremos disparados cual Sonic y tendremos que saltar en el momento oportuno para no tropezarnos y perder velocidad; o podremos meternos en ciertos cañones con una rueda, inclinando el Wiimote para desplazarnos. También, al más puro estilo Donkey Kong, algunos de estos serán estáticos y otros se moverán en términos limitados, teniendo que coordinarnos para llegar al lugar indicado con éxito.
Pero, en realidad, llegar al final de un nivel es relativamente sencillo: tendremos a la criatura enjaulada, y luego volveremos hasta el punto inicial en un tiempo limitado para no quedar atrapados y perder una vida. En muchas ocasiones esto supondrá recorrer zonas previamente bloqueadas, utilizar recursos para hacerlo lo más rápido posible, o interactuar con elementos inesperados que se nos presentarán. Así, se elimina la sensación de, simplemente, recorrer de nuevo el camino previamente andado.
No lo es, ni de lejos, completarlo con todos los objetivos completos; por un lado, están tres tesoros esparcidos por cada zona, todos ellos escondidos en lugares aparentemente inaccesibles y que requerirán de bastante paciencia y de más de un salto ajustado para que los logramos abrir; por el otro, habrán pequeñas misiones a modo de retos, variables según el nivel pero todas ellas rozando en los mismos términos, como por ejemplo eliminar a cierta clase de enemigos, volver a la puerta dimensional en un intervalo corto de tiempo, conseguir una cierta cantidad de monedas
Si bien al principio durante nuestro periplo por los primeros mundos hemos llegado con éxito al pleno en este aspecto, más tarde no tardamos en comprobar el aspecto rejugable de Shake Dimension. Prácticamente se hace obligatoria una segunda vuelta por todos los mundos si queremos llegar al 100% del contenido, eso sin contar zonas secretas a las que accederemos únicamente mediante determinados mapas esparcidos por el lugar. El resto los compraremos a golpe de monedas a nuestra querida pirata, y serán necesarios para poder avanzar en el juego.
Además de esto, tenemos elementos extras clásicos como pistas de audio con canciones clásicas para oir y las escenas de video, para volver a ver cuando queramos. En general, todo ello no deja de ser un enorme incentivo para descubrir todos los secretos que esta Dimensión Agitada nos tiene preparados. De esta manera, tanto el jugador más ocasional como el tradicional tienen su parte cubierta: el primero, para llegar al final de un juego tremendamente simpático y divertido; el segundo, para exprimir el último centímetro de un mundo con varios niveles de profundidad lúdica.
Wario Land: The Shake Dimension
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