Xbox 360 y Microsoft ya podían presumir de un nutrido y capaz catálogo de videojuegos dentro del género del rol. Poco a poco y con paciencia, los de Redmond se han ido haciendo con títulos sumamente interesantes, de acabado notable, que han conseguido conquistar a buena parte de los usuarios. Una de las primeras compañías que dio el salto fue Mistwalker de Sakaguchi, maestra del RPG y capitaneada por el padre de Final Fantasy que tras abandonar su retoño made in' Playstation encontró cobijo en el sistema de Microsoft. Blue Dragon, Lost Odyssey o el occidental Mass Effect han superado las expectativas de los usuarios y se han consagrado como grandes juegos.
Sin embargo, pese a las interesantes iniciativas de Microsoft, que ofrece y continuará ofreciendo apoyos económicos a desarrolladoras, aún quedaba mucho camino por recorrer dentro de la conquista del mercado de los juegos de rol. Un catálogo indiscutiblemente excepcional, pero al que aún le faltaba alguna gran joya adicional, emblemática, de renombre, un incunable como Final Fantasy XIII, hasta ahora exclusivo de Playstation 3, que sorprendentemente y ante las miradas de miles de personas, confirmó hace escasas horas su llegada Xbox 360 en la conferencia de Microsoft, aquí en el E3 de Los Angeles.
Sí. Sorprendente. Inesperado. Único. Faltan las palabras para calificar este anuncio que no termino de creer, al igual que muchos de los periodistas desplazados hasta el estado de California. De hecho, ni en las más esperpénticas quinielas de rumores habría aparecido registrado este hecho. Es más; de haber aparecido en la red días atrás, muchos de nosotros habríamos tomado la fuente como un fake' en toda regla. Ciertamente, nadie podía esperar que el presidente de Square Enix Yoichi Wada tendiese la mano a Microsoft de esta manera.
El mismo Wada ha demostrado que esta generación no se da prioridad a la exclusividad de antaño. Aquí se apoya al líder, al mejor posicionada, al que más vende. Y si tiempo después tu caminar como empresa de videojuegos o consolas no es tan positivo como si se podía esperar, si te he visto no me acuerdo. Final Fantasy XIII ha pasado de ser un exclusivo intocable de Playstation 3 a un videojuego multiplataforma que llegará al mercado simultáneamente para ambos sistemas. ¿Quién podía pensar que esto sucedería? ¿Quién, sin temor a equivocarse, podría opinar que los juegos principales de la serie de Square Enix llegarían a ser multiplataforma?
Mítica e histórica ruptura de una exclusividad que, a buen seguro, será recordada durante las próximas décadas. Que Xbox 360 se apropie de una versión de Final Fantasy XIII no quiere decir, no obstante, que el spin-off' Final Fantasy Versus XIII también esté siendo desarrollado para el sistema de Microsoft. Al menos ésa es la versión oficial de Square Enix, que visto lo visto y sobre todo si acompañan las futuras ventas del juego -¿Alguien lo duda?- seguro correrá por los circuitos de Xbox 360.
El soldado de Hideo Kojima, uno de los últimos exclusivos que se resiste fervientemente a dar el salto a la multiplataformidad con su cuarta entrega -permitidme que, tras vivir el caso FFXIII, comience a dudar del eterno compromiso de Snake-, diría que 'La guerra ha cambiado'. En esta generación del ocio digital donde los desarrollos son cada vez más caros cuesta sangre arriesgarse a apoyar una sola plataforma. Siguiendo con Square Enix encontramos otro ejemplo igual de esperpéntico, el lanzamiento en PC (Games for Windows) de The Last Remnant, un exclusivo de Xbox 360. La ecuación costes elevados igual a desarrollo multiplataforma está más que presente en el cuaderno de bitácora de los desarrolladores contemporáneos.
Aconseja el refranero popular no hacer leña del árbol caído. No es que Sony con Playstation 3 no esté logrando sus objetivos y posea un atrevido catálogo de juegos, pero sí que la pérdida de Final Fantasy XIII duele. Y mucho. Todo sea por el bien de los usuarios, que podrán disfrutar de este emblemático videojuego en las dos consolas seguidoras de la Alta Definición más actuales. En cualquier caso, este anuncio sorprendente y hasta imposible sólo sirve para demostrar que el mercado está en constante movimiento, y que nunca se puede bajar la guardia ni mucho menos infravalorar a la competencia. Tomen nota, señores.