La versión definitiva de un gran juego

Es difícil encontrar juegos que sean capaces de salirse de los tópicos, o ni tan siquiera de coger buenas ideas y adaptarlas a algo nuevo, divertido en incluso original. Es mucho más fácil copiar y añadir cuatro cosas que apenas tienen relevancia para conseguir que el usuario se embarque en su enésimo viaje en contra de los Nazis, los marcianos o cualquiera que sea el enemigo en esta ocasión -hasta en eso hay tópicos-. Overlord es un gran ejemplo de un estudio con imaginación y talento, con la capacidad de coger ideas poco convencionales y adaptarlas a un juego diferente.

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Overlord tiene bastante de Pikmin, algo de rol convencional y algo de acción, pero adaptado a un nuevo escenario y con una serie de retos que lo diferencian mucho de la obra de EAD, lo suficiente para reclamar su identidad propia, algo que se hace más obvio a medida que se avanza en el juego, cuando se propone al jugador una serie de retos de creciente dificultad que hacen necesarias unas considerables nociones tácticas y estratégicas.

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La historia es una simpática y algo corrosiva sátira de libros de alta fantasía, con El Señor de los Anillos como gran referente. Es una historia fantástica al revés, donde el jugador se pone en el papel del señor oscuro, dispuesto a reconstruir su torre oscura y volver a sumir en el caos a la población. Sin embargo, aunque supuestamente eres el "malo" de la película, en realidad en muchas ocasiones da la sensación de estar combatiendo a un mal todavía mayor y no hay muchas opciones de hacer cosas realmente maléficas, así que ese ángulo está algo desaprovechado.

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En muchos casos, el desarrollo del juego es claramente lineal, con algunas alternativas de por medio. Hay que progresar en cierto orden en algunos momentos para recoger poderes o habilidades determinadas que permitan realizar acciones concretas y resolver ciertos puzles zonales que requieren de una habilidad específica. Hay varios tipos de hechizos disponibles, además de diferentes criaturas que puedes invocar para que formen tu pequeño ejército particular.

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La mecánica del manejo de las criaturas funciona de forma sencilla e intuitiva. Pudiendo asignarlas a puntos específicos o dirigirlas manualmente con el stick para que lleguen a sitios específicos. A medida que vas consiguiendo nuevos tipos de criaturas, es posible controlar tipos específicos, algo necesario ya que cada clase tiene habilidades muy distintas, que van a cosas como estilos de ataque a resistencias específicas. Gran parte del juego radica en combatir, pero también hay una buena porción de puzles, en los que hay que usar a las criaturas de forma inteligente para poder seguir adelante.

El Overlord no está indefenso, es capaz de lanzar fieros ataques cuerpo a cuerpo y poderosos hechizos a medida que va liberando elementos de la torre oscura. La combinación de acción directa con el control de las criaturas proporciona una agradable sensación de variedad y de no estar jugando a un título lleno de tópicos. Además, las posibilidades de mejora del personaje, que puede ser equipado con mejores piezas de armaduras y armas, crea una sensación de progresión que hace que el juego resulte más interesante, si bien no hubiera estado de más que el protagonista tuviera más variedad de ataques y un mayor abanico de hechizos.

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No es un juego espectacular en ningún sentido, ni tampoco es que ofrezca una mecánica de juego que se pueda considerar revolucionaria, pero es extremadamente sólido en todo momento, con una buena variedad de objetivos y criaturas con las que combatir. En los comienzos puede resultar un juego demasiado sencillo, en el que la superioridad numérica de tus pequeñas criaturas basta para acabar con la mayor parte de los enemigos. Pero más adelante se hace obvio que mandar enjambres de tus seres al enemigo no es una gran táctica, corriendo el riesgo de perderlos a todos de una sola vez si se realizan las cosas a ciegas.

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El juego tiene un tiempo ya en el mercado, pero no ha perdido brillo visual ya que cuenta con una notable dirección artística. Obviamente no está al nivel de juegos más recientes y ya en su día no era una maravilla técnica, pero se ha mantenido bastante bien con el paso del tiempo frente a otros juegos de su misma época. Los paisajes son visualmente variados y aunque no son muy amplios para recorrer, sí tienen una buena cantidad de detalle y escenas en las que merece la pena quedarse unos segundos a observar.

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Pero el elemento principal de los gráficos de Overlord consiste en la personalidad, especialmente las de tus criaturas, una especie de Gremlins desarrollados que no sólo golpearán a todo lo que se ponga en su camino, también tomarán objetos como armas y armaduras, o incluso detalles ornamentales fruto de los elementos que rompan. Hay muchos detalles que se pueden descubrir de la personalidad de estos malvados gamberros observándolos y haciendo que vayan a sitios específicos, es sorprendente encontrar el grado de detalle que se ha puesto en darles algo de vida y que no sean meramente un grupo de figuras automatizadas.

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Otra gran arma de Overlord está en los diálogos y la historia en general, no es un juego que se preste a la épica, pero todo está perfectamente definido y guarda momentos genuinamente divertidos, con algunos personajes que realmente destacan no sólo en el juego, también en general. Es el primer trabajo en videojuegos de Rhianna Pratchett -fue seguido de Heavenly Sword-, la hija del creador de Discomundo, Terry Pratchett, y está claro que ha heredado ciertos ragos de su padre a la hora de plantear personajes que se salen del tópico -o que usan el tópico para darle una espectacular vuelta de tuerca-. Combinado con un sólido trabajo en la composición musical, y con un buen doblaje al castellano, es un título impecable en este aspecto, lleno de pequeños toques que lo hacen especial.

El tiempo con la versión para PS3 ha sido bien invertido y se han mejorado múltiples elementos del juego original: un sistema de cámaras más robusto con el pad, mejor I.A y seguimiento de rutas para las criaturas, además de algunos ajustes en las mismas. En el modo multijugador se han añadido varios mapas y modos de juego, lo que ofrece un contenido más a la alturas de las circunstancias en esta faceta, además de que el juego cuenta con el material descargable que se añadió al original por medio de pago, añadiendo una nueva y gran zona en el propio infierno, que hace de éste un juego considerablemente largo, lleno de sustancia. Incluso se ha añadido un simple mini-mapa, que soluciona algunos problemas a la hora de navegar por los entornos y encontrar lugares concretos.

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