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Dragon Quest Swords: La reina enmascarada y la Torre de los Espejos

Dragon Quest Swords: La reina enmascarada y la Torre de los Espejos

Cuenta con mi espada

Por fin una de las grandes sagas de Enix hace acto de presencia en la sobremesa de Nintendo. DQ Swords nos ofrece la posibilidad de, hoy más que nunca, ponernos en la piel del protagonista de la aventura, usando nuestro Wiimote cual espada y escudo para desentrañar el misterio de la reina enmascarada y la torre de los espejos en primerísima persona.

Actualizado a

Si habéis estado atentos al goteo constante de información que os hemos ido ofreciendo con este juego, ya sabréis que no nos encontramos ante un RPG clásico como el resto de Dragon Quests hasta la fecha, si no que estamos ante una especie de mezcla entre juego de acción en primera persona, RPG, y arcade sobre raíles. Esta combinación, que a priori podría vaticinar un juego que intenta abarcar mucho, pero que aprieta poco, resulta ser uno de los títulos más interesantes y sorprendentes de esta primera mitad del año. A continuación os ofrecemos un pormenorizado análisis del juego en sí, aunque primero, repasaremos brevemente la trayectoria de esta franquicia en nuestro país.

Dragon Quest Swords: La reina enmascarada y la Torre de los Espejos (Wii)

Hasta hace un par de años, hablar de Dragon Quest en Europa era hablar de una de las sagas más anheladas e incomprensiblemente maltratadas en nuestro territorio. Mientras que en Japón se había alcanzado ya la cifra de más de 15 títulos entre episodios principales y spin offs con más de 40 millones de unidades vendidas en total, convirtiéndose en uno de los mayores rivales de la franquicia Final Fantasy, en el viejo continente aún no se había publicado de forma oficial ninguna de sus aventuras desde que en 1986 viese la luz el primer título que dio nombre a esta enorme máquina de hacer dinero en Japón. Como ya hemos dicho, algo incomprensible.

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Afortunadamente, todo llega -aunque sea tarde- y en 2006 pudimos disfrutar por primera vez de la entrega inaugural de la saga en nuestro idioma, el magnifico Dragon Quest VIII para PS2. Sus más que aceptables ventas y la gran acogida por parte del público de este videojuego basado en los diseños de Akira Toriyama, hicieron que desde entonces ni una de las siguientes aventuras no pasase también por nuestro país, disfrutando desde entonces del peculiar Rocket Slime, del sorprendente Monster Joker, o dentro de no mucho de su novena entrega, todos ellos disponibles exclusivamente para la portátil táctil de Nintendo.

Dragon Quest Swords: La reina enmascarada y la Torre de los Espejos (Wii)

Pero hoy el juego que nos toca analizar no es para DS, si no que nos encontramos con la primera toma de contacto de la franquicia en Wii, un nuevo spin off que pretende aprovecharse de la versatilidad del Wiimote para rememorar y mejorar la impactante experiencia jugable que resultó ser Kenshin Dragon Quest, el primer título que utilizó una espada y un escudo 'reales' para vivir en primera persona las aventuras de nuestro protagonista desde casa. Este título promete sorprender a todos los usuarios dado su radical giro de 180 grados en el tipo de juego que se espera de un RPG como él, y después de que en Meristation nos hayamos pasado varios días jugándolo una y otra vez, os prometemos que no va a dejar a nadie indiferente...

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El juego

Dragon Quest Swords, pese a ser una mezcla de tres tipos de géneros distintos, se podría encasillar completamente sin muchos problemas dentro del género de shooters sobre raíles. Aunque en esta ocasión, en vez de una pistola o sucedáneo, utilizaremos una espada, un escudo, y una extensa variedad de magias e items con los que profundizar en el apartado jugable. Las reminiscencias de RPG o de juegos de acción que se presentan colateralmente, son relativamente tan poco profundas, que no llegan a pasar por encima de los raíles en sí, así que si esperabais gestionar minuciosamente los combates por turnos de vuestros personajes, o moveros por amplios mapeados cargados con vuestra espada liquidando monstruos y conversando con los PNJs, os podéis ir olvidando desde ya mismo.

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La premisa básica del juego, resumida brevemente, consistirá en hablar con determinado personaje en la ciudad, dirigirnos a una fase de las que componen los 10 capítulos en los que está dividido el juego, y durante el camino, siguiendo siempre el itinerario prefijado -salvo algún momento en el que podremos elegir entre varios caminos, cosa que no afecta al argumento- ir cortando en rodajas finas finas a todo aquel monstruo que nos salga al paso y que se interponga en nuestro camino, para finalmente, llegar al jefe de fase, y tras derrotarlo, descubrir un nuevo capítulo de la historia.

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Esta mecánica es tan simple como efectiva. No tendremos la posibilidad de perdernos durante horas buscando un determinado item o personaje con el que hablar como puede suceder en un RPG, ni tampoco se nos dará todo tan masticado como en un juego de acción puro y duro. DQ Swords es un poco de todo, y a la vez, un poco de nada, ya que no se llega a profundizar lo suficiente en ninguno de los géneros como para conseguir una experiencia más 'tradicional'.

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Dentro de este 'cacao de géneros', nos encontraremos con un juego que pese a poder superarse en unas 8 horas la primera vez, nos ofrece la posibilidad de revisitar los escenarios superados para conseguir nuevos objetos con los que fabricar nuevas y más poderosas armas, conseguir más experiencia y nuevos ataques, descubrir nuevos caminos en los que nos aguardan suculentas recompensas, superar todos los minijuegos de hasta cuatro jugadores, finalizar los varios side-quests ocultos, y en esta 'versión internacional' del juego, disfrutar en exclusiva de una nueva fase, cuatro enemigos finales que no salían en la versión japonesa del juego, y un modo de juego 'destroyer' llamado Payback, con el que volver a jugar de nuevo la aventura completa, pero con un arma lo suficientemente poderosa como para hacer que tus enemigos se arrepientan al instante de cruzarse en tu camino.

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En el apartado de personajes, además de a nuestro protagonista, podremos controlar a tres personas más. Fleurette, una ex monja con pintas de Gothic Lolita colorista, Dago, el presuntuoso hijo de la reina de Avalonia, y Mandoble, el padre de nuestro protagonista. Todos ellos son grandes expertos en la magia, y de hecho, su misión en el juego será únicamente la de respaldarnos con sus conjuros durante los combates mientras que nosotros hacemos el trabajo sucio con la espada, pudiendo llevar a la vez y como máximo a uno sólo de ellos en cada fase como compañero.

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La historia

Una vez presentados los protagonistas del juego, y a modo de rápida introducción, os comentaremos brevemente el argumento de los primeros compases de la historia, digno del más clásico y puro de los Dragon Quest numéricos.

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En esta ocasión, nos encontramos como punto de partida el reino de Avalonia, una pequeña ciudad que hace cinco años sufrió el ataque de Xifos, El Verdugo, un monstruo implacable que ansiaba destruir el reino y a todos sus habitantes. Afortunadamente para los avalonienses, varios guerreros le plantaron cara, aparentemente encargándose de él para siempre aunque a un precio bastante caro.

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En la actualidad, un lustro después de la apocalíptica batalla, el reino celebra el día de la victoria sobre Xifos con una gran fiesta, en la que la cerveza, la risa y el festival de esgrima para rememorar el poderío de los guerreros avalonienses no puede faltar. Es en este festival donde nos encontraremos por primera vez con nuestro protagonista, un joven a punto de cumplir los dieciséis años y que se presta a participar en un combate de demostración con el gran maestro espadachín Dao.

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Tras la fiesta, al día siguiente, nuestro protagonista cumple años, y como manda la tradición, deberá partir a superar el Paseo de la Valía para demostrar que ha alcanzado la madurez y la fortaleza suficiente como para ser proclamado oficialmente como un guerrero de Avalonia. Una vez completada esta misión, descubriremos que la reina ha desaparecido misteriosamente, ofreciéndonos entonces como guardaespaldas del príncipe en la búsqueda de su madre.

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Será a partir de este momento cuando la oscura sombra de Xifos vuelva a planear sobre Avalonia, descubriendo en nuestro viaje nuevos detalles que nos lleven a pensar que la reina está tramando algo peligroso, y que sólo nosotros podemos evitar que la desgracia caiga de nuevo sobre el reino. Nuestro protagonista, Dago, Mandoble y Fleurette serán los nuevos encargados de proteger Avalonia del mal oculto en la Torre de los Espejos dentro del castillo real. ¿Podrán volver a salvarla como ya sucediese cinco años atrás? ¿A qué precio?

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Gráficos y sonido

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Aquí tenemos uno de los juegos más resultones gráficamente hablando hasta el momento para Wii en lo que a third parties se refiere. Esta afirmación, que en un principio podría parecer de lo más positiva, objetivamente es un arma de doble filo. El juego tiene un aspecto de lo más agradable, con buenos gráficos -aunque demasiado parecidos a lo que llevamos viendo varios años en PS2-, escenarios detallados pero muy limitados, y el siempre incalculable look Toriyama de los personajes. Lo malo viene cuando al enfrentarnos con un apartado técnico bastante light, y por culpa de muchos de los títulos mediocres del catálogo actual, se nos hace creer que eso es casi todo lo que Wii puede ofrecernos, obviando descaradamente que la consola es más potente que una GameCube, que de hecho, ya era más potente que una PS2, no molestándose en ofrecernos ese 'algo más' que se nota que le falta en el apartado gráfico.

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Una de las mayores limitaciones en este aspecto la encontraremos en la única ciudad que visitaremos en toda la aventura, Avalonia. Los personajes que en ella habitan pecan, pese a tener un diseño bastante acertado, de estar poco trabajados, un hecho que queda en evidencia en las pobres expresiones faciales o en las insulsas animaciones de la boca al hablar. Por otro lado, nos encontramos con que la ciudad, pese a ser bastante pequeña -apenas un par de plazas y unos cuantos caminos- llega a tener hasta tres momentos de carga diferentes al ir accediendo a distintos lugares del pueblo, y eso sin contar de nuevo las cargas cada vez que entramos a un edificio. Estos 'Cargando' no llegan a ser muy pesados, ya que nuestra estancia en la ciudad será muy puntual, corta, y en las fases de combate no existen dichas cargas, pero de nuevo queda en evidencia el poco trabajo a la hora de optimizar el juego al máximo.

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Respecto al apartado de sonido y de localización, nos volvemos a encontrar con una de cal y otra de arena. El juego está íntegramente subtitulado en castellano, con un trabajo de lo más notable dada la gran variedad de acentos distintos y la forma de representarlos al trascribirlos que nos encontraremos. Aunque algo empañará este gran trabajo, ya que veremos -o mejor dicho escucharemos- cómo la excelente labor realizada con el doblaje del juego, como ya sucediese con DQ8, no se haya llevado a cabo en castellano, un detalle que hubiese hecho mucho más positiva la valoración del juego.

Dragon Quest Swords: La reina enmascarada y la Torre de los Espejos (Wii)

En lo que respecta a las melodías y demás efectos sonoros no habrá de qué preocuparse, ya que como viene siendo habitual, la labor realizada en este apartado es intachable, con las ya típicas melodías de la saga DQ más las nuevas composiciones orquestarles exclusivas de este Swords.

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Jugabilidad

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Como ya hemos dicho anteriormente, el jugar a un juego dando espadazos 'reales', aunque a día de hoy pueda parecer un concepto innovador y que sólo podía aparecer en Wii, realmente se remonta al año 2003, donde fue publicado en Japón un título basado en la franquicia Dragon Quest que al igual que este Swords, centraba su experiencia de juego en agitar una espada frente a la televisión para acabar con los slimes y otros enemigos clásicos.

Dragon Quest Swords: La reina enmascarada y la Torre de los Espejos (Wii)

El utilizar en esta ocasión el Wiimote y no un simple accesorio nos permitirá el ahorrarnos otro periférico, además de contar en esta 'nueva versión' con nuevos movimientos y con la posibilidad de apuntar a la pantalla tanto para hacer más cómodas las charlas con los personajes, como la búsqueda de items ocultos en las fases o aumentando nuestra precisión en los combates. Por lo tanto, podríamos decir que la evolución del control ha sido completamente satisfactoria y adecuadamente implementada en el Wiimote.

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Por lo tanto, y como podréis deducir, el apartado del control será la joya de la corona de este DQ Swords. Comenzar a jugar y a derrotar enemigos tan sólo nos llevará un par de segundos, ya que el control exclusivamente con el Wiimote es completamente intuitivo y sencillo. Para movernos por la ciudad nos bastará con dirigir a nuestro personaje con la cruceta direccional, pulsando el gatillo B si queremos esprintar, o el botón 1 si queremos acceder a los menús.

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Este sistema, aunque realmente cumple con lo que se espera de él, deja mucho que desear en el apartado de la comodidad a la hora de movernos, ya que controlar a un personaje por escenarios 3d basándonos únicamente en cuatro direcciones, hace del control algo arcaico y poco satisfactorio, llevándonos en varias ocasiones a chocarnos con diversos objetos a la hora de girar, o teniendo que realizar maniobras de lo más engorrosas cuando nos movamos por escenarios con obstáculos de por medio.

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Este inconveniente se podría haber solucionado fácilmente incluyendo la posibilidad de conectar el Nunchaku a nuestro Wiimote, permitiéndonos movernos haciendo uso de dos ejes distintos, uno en cada mando, aunque parece ser que la decisión de utilizar únicamente el Wiimote pesó demasiado para no incluir este sistema de control más cómodo y satisfactorio frente al actual, que es un auténtico engorro anacrónico.

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En lo que respecta al sistema de combate, siempre y cuando tengamos un pulso firme, la experiencia de acabar con nuestros enemigos a base de espadazos será de lo más gratificante. Como habréis visto en las imágenes, nuestros movimientos con el Wiimando pueden ser de cuatro maneras distintas, permitiéndonos realizar cortes en vertical, horizontal, diagonal y frontalmente. Con estos cuatro movimientos, más el de apuntado y fijado de blanco con el botón A, tendremos que acabar con todos los monstruos que se crucen en nuestro camino, pudiendo además devolverles los proyectiles que nos lancen con un espadazo, parando sus ataques con el escudo si tenemos pulsado el botón B y apuntamos a la zona de peligro, o realizando los Golpes Maestros, unos ataques especialmente devastadores que se realizarán con una serie de movimientos del mando en el momento adecuado y que sólo podremos utilizar cuando nuestra barra de límite esté completamente llena.

La gran variedad de movimientos individuales se verá complementada con el apoyo de nuestros compañeros, que dependiendo del tipo de configuración que escojamos, actuarán automáticamente, curándonos cuando nuestra barra de vitalidad esté demasiado baja, atacando constantemente a nuestros enemigos con sus ataques más potentes, o manteniendo un equilibrio entre magias ofensivas y defensivas. Afortunadamente,  los amantes de la gestión y del riesgo podrán anular estas actuaciones automáticas por parte del juego, decidiendo nosotros en cada momento si queremos que nuestro compañero nos ayude con un conjuro, o se quede en un segundo plano ahorrando los valiosos puntos de magia para los enfrentamientos más peligrosos y duros.

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El único pero que podríamos achacar al sistema de combate es que si no realizamos completamente bien los gestos de los espadazos, nos podemos encontrar con un control ligeramente frustrante, llegando a dar espadazos al aire en diagonal cuando lo que queríamos era cortar a tres murciélagos en horizontal con un solo espadazo, o viendo como una roca nos arroya por no golpearla frontalmente cuando el movimiento que realmente ha reconocido el mando es uno vertical. Pero como sucede en la mayoría de juegos de Wii, esto sólo nos ocurrirá durante las primeras partidas, ya que cuando le cojamos el punto al control y aprendamos a realizar correctamente los movimientos, nos convertiremos en un auténtico espadachín capaz de acabar sin un sólo fallo con El Verdugo.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.