Caótica velada

En los últimos tiempos, gracias a Internet y a la rápida difusión de los fansubs, el manga y el anime están viviendo una segunda juventud en España que nada tiene que ver con el pasado gran éxito de series míticas como Dr. Slump, Dragon Ball o Los Caballeros del Zodiaco. Pero mientras que hace unos años las grandes editoras decidían cuánto y cómo de este material llegaba a nuestras tierras, siendo nosotros meros espectadores -nunca mejor dicho- de estas decisiones, ahora, gracias al 'temor' de que estas historias lleguen a nuestras manos antes por otros medios que de forma de pago, los usuarios somos los que tenemos la sartén por el mango, obligando en cierta medida a que las compañías se preocupen en 'saturar' el mercado lo antes posible, ofreciéndonos prácticamente todas las series punteras en Japón en dosis generosas para evitar grandes pérdidas por culpa de los retrasos.

Por desgracia, y como veréis a lo largo de nuestro texto, desde este mismo punto el juego comenzará a flaquear poco a poco. Sin entrar en detalles y spoilers sobre la historia, diremos que el camino a la gloria de Ippo no será un simple paseo, sufriendo varias derrotas y situaciones límites durante su aventura. ¿Cuál es el problema? Pues que el juego no está lo necesariamente implementado que debiera en la historia, y tras un combate maravilloso en el que la dificultad de nuestro rival es casi nula, permitiéndonos una victoria aplastante, podemos encontrarnos al acabar el combate tumbados en una camilla agonizando como si la pelea hubiese sido titánica y agonizante para el joven Ippo. De la misma manera, y siempre para seguir la trama original, pese a poder ganar un combate y verse esto reflejado en las estadísticas de después del mismo, en más de una ocasión veremos cómo en la siguiente escena, todos se lamentan de la humillante derrota que hemos sufrido. ¿Derrota? ¡Pero si habíamos ganado!

En lo que respecta al resto de modos de juego, además de este extraño modo historia, podremos disfrutar de un modo versus -la verdadera esencia del juego, con 25 personajes disponibles tras desbloquearlos en el modo historia- y un modo 'diario' en el que podremos repasar las estadísticas de los combates de nuestros personajes tanto en el modo historia como en el modo versus. Como podéis ver, de nuevo el juego vuelve a tropezar, ofreciéndonos una cantidad de modos insuficiente a todas luces, junto a un modo historia que se puede superar en un par de horas sin muchos problemas.

En el apartado gráfico, a nuestro pesar, seguiremos sufriendo esos pequeños detalles que hacen que el total del juego no acabe de convencer plenamente, ya que pese a tener uno de los cell shadings más resultones y originales para Wii, las escenas intermedias correspondientes a la historia nos causarán una sensación tan poco agradable que emborronarán definitivamente este aspecto.

Durante los combates, efectivamente, el trabajo gráfico cumple de sobras, presentándonos a nuestros personajes tal cual salen en el manga y el anime y con unos detalles bastante curiosos como son los trazos a lápiz. Lástima que durante las escenas intermedias, alguna cabeza pensante de Grand Prix decidiese que era mejor colocar un recuadro pequeño en mitad de la pantalla y que ahí se desarrollase la historia, dejando a los cuatro lados de la acción un gran vacío negro que no sirve de nada. Bueno, sí, para que nos preguntemos qué hace ahí y por qué no ocupa su lugar una versión aumentada del pequeño recuadro en el que se nos presenta la historia.

Puede ser que a estas alturas del análisis todavía haya alguna persona con un atisbo de esperanzas de que pese a los inconvenientes anteriormente citados, el juego pueda salvarse de la quema por su tremendamente adictiva, acertada y divertida jugabilidad. Si hay alguien que de verdad piense así, ya puede abandonar toda esperanza, porque siguiendo la tónica habitual de este título, tampoco este apartado satisfará plenamente a nadie.

La idea de controlar completamente a nuestro personaje con los sensores de movimiento del Wiimote y Nunchaku puede parecer atractiva a primera vista, aunque una vez nos encontremos con las manos en la masa, veremos lo caóticos en vez de precisos que pueden ser los mandos de Wii en manos de un mal programador. Lo que debería haber sido el abanico más amplio de movimientos capaces de ser reconocidos por el Wiimote, se ha convertido en la agrupación más caótica de controles vista hasta el momento en Wii.

Podremos movernos hacia los lados, retirarnos, avanzar hasta nuestro rival, agacharnos, e incluso golpear de más de 20 formas distintas a nuestros rivales (todas ellas extraídas fielmente del manga), y todo esto con unos cuantos movimientos de mano y apenas pulsando un par de botones. Lo que pasa es que la implementación de todas estas acciones es demasiado confusa y alocada, consiguiendo que en demasiadas ocasiones cuando queramos lanzar un golpe, acabemos realizando otro, o que cuando nos queramos alejar de un rival para reponernos de una buena tunda, nuestro personaje se ponga a girar en torno a nuestro contrincante a la vez que intenta realizar un gancho -por ejemplo-.