Bully: Scholarship Edition, Impresiones
Jimmy Hopkins aparece una vez más en nuestras pantallas después de su sobresaliente lanzamiento en PS2. Desglosamos las bondades del control con el Wiimando, los nuevos niveles, el añadido del modo multijugador y el remozado motor gráfico. También comprobamos cómo le sienta a la academia Bullworth la Alta Definición en la versión de Xbox 360.
Jimmy Hopkins aparece una vez más en nuestras pantallas después de su sobresaliente lanzamiento en PS2. Desglosamos las bondades del control con el Wiimando, los nuevos niveles, el añadido del modo multijugador y el remozado motor gráfico. También comprobamos cómo le sienta a la academia Bullworth la Alta Definición en la versión de Xbox 360.
A pesar de que Rockstar suele estar en el ojo del huracán siempre que estalle alguna polémica en el mundo del ocio electrónico, sus productos son todos de una indudable calidad y eso es algo que ni crítica ni público se pueden atrever a contradecir. Canis Canem Edit fue otro ejemplo de ello, de cómo hacer que una mecánica supuestamente reutilizada hasta la saciedad vuelva una vez más a mantenernos enganchados, y sobre todo de cómo todas las acusaciones que se cernieron sobre él resultaron ser totalmente falsas.
Así que, una vez agotada toda la polémica, se dieron el lujo de recuperar su nombre original, Bully, y de volver a darnos nuestra ración de instituto en las plataformas actuales. Un movimiento acertado en parte para todos aquellos que no pudieron disfrutar en su momento de ello -los menos- y a la vez un nuevo acercamiento con nuevos contenidos para el resto. Por si echábamos de menos a Jimmy Hopkins y su memorable incursión en la academia Bullworth.
Los añadidos son variados y responden de manera muy distinta a cada versión. Por eso, desde las oficinas de Take2 en Madrid se nos dieron a probar ambas para que os pudiésemos detallar, como hacemos a continuación, qué os cabe esperar para cuando aparezcan en nuestras estanterías.
Prepara tus puños
Mientras Nintendo espera como agua de mayo a los títulos preparados específicamente para Wii, se va nutriendo poco a poco de remakes de PS2, algunos más logrados que otros, con el atractivo que es el poder usas las propiedades del Wiimando en ellos. En este caso no sólo tenemos este pequeño atractivo, sino que a esto se le añade un apartado técnico completamente cuidado, creado desde cero, que le da otra dimensión al universo que rodea a nuestro rebelde protagonista.
En lo primero que notamos el cambio es en la eliminación total de cualquier caída de framerate. Si en la negra de Sony podía mover a duras penas todo el mundo en constante cambio que teníamos que recorrer, ahora no sólo puede hacerlo sin ningún tipo de dificultad, sino que además se han permitido el lujo de mejorar otros aspectos que se descuidaron anteriormente. Entre ellos encontramos las texturas, por supuesto, más definidas y sólidas por lo general; también podremos contemplar más arquitectura en la lejanía o más definición en los rostros de los protagonistas, aunque su falta de expresividad nos deje entrever que no todo se ha podido arreglar.
Pudimos controlar a Jimmy a través de los primeros compases de la aventura, cuando es dejado a su suerte a las puertas de la academia y se le introduce al ambiente de hostilidad presente desde nuestro primer paseo por allí. Las propiedades del control de Wii responden no sólo a los minijuegos de las distintas asignaturas, de las cuales se han agregado 4 -Geografía, Lengua, Música y Química- a las ya existentes, sino en lo referente a la mecánica en sí. Con el nunchuck moveremos a Jimmy por el escenario, usando tanto A como B para las labores de interacción, mientras que con la detección de movimento podremos tanto apuntar con cualquier arma arrojadiza como para el cuerpo a cuerpo.
Acto seguido se nos mostró el nuevo componente multijugador, que cobra otra dimensión para convertir las divertidas asignaturas en minijuegos competitivos para dos jugadores. A través de una sucesión de pruebas que irán eligiendo los mismos contendientes sobre la marcha, podremos combinar varias de estas pruebas. No existe ni la posibilidad de traer más mandos a la partida ni la forma de añadirle alguna variación al método estandar. También echamos de menos algún factor online vía WiFi o pruebas en las que ambos puedan cooperar para conseguir ciertos objetivos, pero por lo general le otorga esa rejugabilidad necesaria hoy en día.
Se nos dio la posibilidad de probar varias de esas nuevas asignaturas. En Lengua, por ejemplo, se nos daba una serie de letras y debíamos crear palabras de tres, cuatro, cinco y hasta seis letras con resultado satisfactorio pero que no explota el potencial del mando. No fue el mismo caso que la clase de Biología, donde tuvimos que diseccionar varios animales lo más rápidamente posible, recordándonos al genial Trauma Center por momentos por tener que manejar varias herramientas según nos indicaba el proceso. La de Geografía nos ponía una serie de banderas a situar en un mapa mudo; no obstante, tuvimos que lidiar con un mapa de norteamérica, si bien esperamos que sea Europa el territorio a rellenar en la versión final. Música es un reto simple, que bebiendo de la influencia de Rayman Raving Rabbids, nos pide que toquemos la pieza en cuestión agitando tanto Wiimando como Nunchuck según se nos pida.
Bullworth en todo su esplendor
La versión de Xbox 360, por su lado, responde a un planteamiento más enfocado a traer la experiencia de PS2 a un sector de usuarios que no hayan tomado contacto nunca con él. Se mantienen los añadidos, se mantiene el factor multijugador, pero con el handicap de usar el mando de 360, más tradicional, para ello.
Lo que está claro es que se ha puesto el máximo empeño en que Bully no palidezca a comparación con los juegos que están llegando a la consola. Y no es que no lo consiga; de hecho, dista mucho de ser el típico port de PS2 de los que recibió hornadas en su lanzamiento, pero hay algunos aspectos mejorables -aunque se nos enseñó una beta muy básica-. Es de destacar la definición de las texturas, la capacidad de visión de Jimmy, muchísimo más amplia que en Wii, y sobre todo los efectos de iluminación junto con la fluidez conjunta del motor.
En la lista de 'peros' se lleva la palma el diseño de personajes. Las caras están mucho más logradas, pero no existe apenas expresividad en ellas, y las animaciones siguen esta misma tendencia. Cosa lógica dado el esfuerzo que supondría dedicarse a ello, pero que no podemos evitar que sea remarcado. Luego también fallan los escenarios, demasiado vacíos y en exceso luminosos, que a veces dan la sensación de ser azulejos recién estrenados en vez de asfalto castigado por el tráfico.
La jugabilidad no varía demasiado respecto a PS2. Podemos controlar la cámara, apuntar hacia un objetivo determinado, y hacer las peleas con la única pulsación de botón. De esta forma aprovechamos para jugar más nuevos contenidos y algunos antiguos; por ejemplo, tuvimos que ayudar a un Greaser -tribu urbana con chupa de cuero y peculiar tupé- a destapar la infidelidad de su novia con un amigo, ayudándonos de la cámara para ello. Luego visitamos a un peculiar Papá Noel, uno nuevo del plantel de secundarios, con serios problemas con la bebida y con su cuidado de cara al público. Le ayudaremos a acabar con la competencia, destruyendo un escenario mientras lidiamos con unos molestos elfos, recoger materiales en la calle para construirse un trono como se merece, o hacer fotos a los niños mientras sonríen usando nuestros más hábiles reflejos.
Los logros, por su parte, no nos provocarán demasiados dolores de cabeza. Para aquellos ávidos de nuevos gamerpoints, completar el juego les dará buena parte de tan preciado botín. Si se completan el resto de misiones secundarias como recados, carreras de kart y bicicleta se desbloquearán el resto. La ventaja que tiene es que la mayoría son cuantitativos, de modo que mientras nos preocupamos por terminar la historia podemos hacerlo sin que ello tenga mayor repercusión en las horas a los mandos.
Nuestras impresiones
Canis Canem Edit fue un título excelente, de eso no hay duda alguna. Sobre si era necesaria dos conversiones para la nueva generación a estas alturas para la nueva generación no hablaremos, pero sí que hay que nombrar las particularidades de cada una de ellas.
Wii tiene a su favor un control diferente, que no rompe con nada de lo ya visto si tenemos que ceñirnos a su catálogo pero que cumple, resulta divertido y le añade un componente extra tanto por los minijuegos como por las peleas y el sistema de apuntado. 360, por el contrario, se centra más en la calidad gráfica, y aunque no llega a sorprender, sí que ofrece un conjunto más vistoso que el resto. Además, para los cazadores de logros será una bonita prueba a superar, dado el sudor que nos costará llegar a los ansiados 1000 gamerpoints.
Bully: Scholarship Edition llegará a dichos sistemas a principios de Marzo, a un precio de 49,95 €, resultando en un precio normal en Wii y reducido en 360. En cuanto el lanzamieno sea efectivo os daremos buena cuenta sobre lo que ofrecen finalmente tanto uno como otro.
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