Tarr Chronicles: Sign of Ghosts, Impresiones
Acción a raudales en el espacio
Ser piloto es uno de esos deseos que sólo unos pocos elegidos pueden cumplir. Manejar un caza de combate, en una frenética batalla a vida o muerte con el frío espacio como único testigo de nuestras hazañas, es una de esas experiencias que solamente podrían llegar de la mano del ocio electrónico... ¿o alguien conoce una forma mejor?
Por esa razón, Akella y Quazar Studio nos traen Tarr Chronicles, un simulador de combate espacial que presume de contener ciertas características propias de los RPG. Las similitudes más acertadas las encontramos entre títulos clásicos como X-Wing o Tie Fighter, Wing Commander o Freespace. Mismo estilo, pero en diferentes ambientaciones.
La historia nos transporta a una galaxia maldita, donde una terrible guerra acaba de irrumpir en escena. A un lado, los Mea'Tarr, una raza de nobles señores. Al otro, los De'Khete, quienes un día formaron parte de los Mea'Tarr, pero han caído en la desgracia por culpa de la Oscuridad, una fuerza que ha cambiado para siempre sus cuerpos y almas.
Nuestro papel será el de un piloto de caza miembro de uno de los escuadrones de élite Mea'Tarr. Localizados en un lejano sistema planetario y dispuestos a realizar todas las misiones posibles con tal de medrar en nuestra carrera militar y salvaguardar la paz, nuestro destino caminará, irremediablemente, junto al de toda la galaxia.
El escuadrón estará formado por cuatro cazas, nosotros entre ellos, pertenecientes a los cruceros de batalla Talestra y Singrana. La historia se compone únicamente de misiones, enlazadas con el argumento lineal del título, de necesario cumplimiento. Muchas de ellas se componen de varias fases diferenciadas, pero no hay libertad de acción.
Esto simplifica el juego en gran medida, y por lo visto en la versión que se vende ahora mismo en las tiendas del extranjero, podríamos asegurar que Tarr Chronicles consiste en pilotar nuestro caza lo mejor posible, disparar a los enemigos con puntería y precisión, y armarse de paciencia para recorrer largas distancias en el oscuro espacio intergaláctico.
Nuestros tres compañeros de escuadrón participarán en la contienda, y con acertada visión de la situación de combate. Como no podría ser de otra manera, nuestra habilidad será decisiva para la supervivencia del equipo, y la mayor cuenta de enemigos derrotados será la nuestra. Esto no quiere decir que la inteligencia artificial de nuestro aliados sea mala.
Tampoco la de los enemigos, aunque una de sus tácticas favoritas sea la de lanzarse contra nosotros, frente a frente, disparando sus cañones a toda potencia y dispuestos a un choque frontal, siempre y cuando eso suponga nuestra muerte. Anhelamos encontrar enemigos dispuestos a sobrevivir, como todo ser humano normal y corriente.
Antes de cada misión, satisfaremos nuestras necesidades de rol mediante la personalización de nuestro transporte. Fuselaje, motores, escudos, armamento... todos ellos con unas cuantas opciones que nos permiten diseñar una nave a nuestra medida, dentro de unos límites claros. Para los que no quieran preocuparse por esto, se puede automatizar el proceso.
Por ello, la interfaz de juego es clara, y todos los datos aparecen de manera concisa. Nuestro estado actual, objetivos, armamento, radar... todo ello echando una simple ojeada a la pantalla. Alternaremos entre dos modos de visión, ya sea desde la cabina del piloto, o en tercera persona, con una perspectiva más completa de nuestra nave y alrededores.
En cualquiera de los dos modos, la visión del espacio es espectacular, y puede que se trate de una de las más trabajadas del género. A nuestros ojos, astros y otros elementos de la galaxia ocuparán nuestro campo de visión, algunos estáticos, otros en movimiento continuo gracias a las fuerzas de la gravedad que dominan todo el universo.
Esto incluye a las naves aliadas o enemigas, siempre y cuando nuestra vista felina nos alcance para distinguir detalles a altas velocidades. La personalización de nuestro caza será apreciable en pantalla, y los efectos causados por explosiones y disparos son realmente buenos. Todo aporta una sensación de realismo a nuestras aventuras como piloto.
Por otro lado, el sonido no es nada de lo que uno se pueda sentir orgulloso. Aunque el ritmo del hilo musical se ve alterado según la cantidad de acción de la escena, siendo más frenético cuando hay enemigos al acecho, no deja de ser altamente repetitivo. Lo único que salva en cierta medida el apartado auditivo, son los efectos de sonido.
Concluyendo, y a pesar de las pretensiones, Tarr Chronicles no parece un digno competidor con los ejemplos expuestos al principio de este texto. A falta de su llegada a nuestro país, posiblemente traducido, no hay duda de que se trata de un juego con buenas dosis de acción, pero repartidas en una historia complicada y repetitiva. Si acaso, volvamos a los clásicos.
Tarr Chronicles: Sign of Ghosts
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