Pequeño gran derrape

El mundo del tuning es una de las corrientes actuales más en boga. Por ello no es de extrañar que veamos continuamente productos bajo esta influencia ya sea en forma de película o, como es el caso que nos ocupa, de videojuego.

Juiced es una franquicia nacida a raíz de esta tendencia, explotando el camino que esbozaron en Electronic Arts con sus entregas de Need For Speed: Underground. No obstante, el acercamiento pasó con más pena que gloria, sucediéndole una segunda parte algo más pulida y remozada que sí que tiene algo que ofrecer.

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De este modo y como es frecuente en este tipo de lanzamientos multiplataforma, la "hermana pequeña"  no ha querido ser menos. Así, tenemos entre manos un título que bebe directamente de su homónimo de sobremesa, pero que no llega a convencer en ninguno de sus aspectos, pese a intentarlo.

Aspecto Técnico

Gráficamente, Hot Import Nights resulta bastante correcto para lo que tiene que ofrecer Nintendo DS. Se muestra sobrio en su conjunto, aunque hay detalles que hemos visto que podrían ser pulidos. El modelado de los coches es uno de ellos, puesto que en ocasiones resultan confusos, sin diferenciarse de forma notoria unos de otros, quedándose algo rígidos a la vista. Los escenarios sin embargo trabajan con bastante eficiencia, otorgando una ambientación urbana bastante digna, con variantes nocturnas y diurnas ambientadas en varias ciudades importantes. En el resto tenemos unos efectos visuales para luces u óxido nitroso bastante pobres y la típica disposición de pantalla con el mapa en la inferior y la acción en la superior, relegando el uso del lápiz táctil para funciones de menú.

La cuestión de efectos de sonido sí que palidece de verdad a causa de, sobre todo, la música. Los sustitutos son una mera ambientación de nula variedad que carece de interés alguno para el jugador; una mayor disposición de temas hubiese sido de agradecer, aunque por desgracia esto es algo común en el género. También resulta molesto el ruido que causa el rugir de los motores, que forma un desorden sonoro nada agradable.

Jugabilidad

El método de ejecución a la hora de ponernos al mando de nuestro vehículo pretende ser directo, relegando el botón de freno a un segundo plano o a maniobras más difíciles. Casi todo el tiempo alternaremos el acelerador con el uso del conocido "nitro", dado que al derrapar -tomando cualquier curva ya lo hace- éste se rellenará de nuevo automáticamente.

Para asegurar nuestra victoria, además del "nitro", tenemos la figura del llamado acoso. Funcionando a modo de rebufo el coche objetivo se chocará automáticamente en cuanto la barra indicadora se complete, interrumpiendo su marcha lo suficiente como para tomarle una ventaja importante.

Los modos a elegir se resumen a dos: modo carrera, que te permite jugar libremente y bajo tus reglas, y la trayectoria, donde pasaremos la mayor parte de nuestro tiempo. Como en el resto de versiones, nuestra misión será ir avanzando a través de las llamadas ligas, consiguiendo dinero y cumpliendo los diversos objetivos que se nos van proponiendo. Éstos variarán entre la conocida modalidad de derrape, eliminación, contrarreloj, torneo, duelo 1 vs 1 y alguna combinación entre ellas. También podremos apostar con otro de los participantes para así ganar dinero extra, que luego podremos gastar en el garaje. Allí le realizaremos las mejoras oportunas tanto al motor como a la apariencia del vehículo. Ésta última es la más completa, con varios tipos de piezas a insertar y la posibilidad de dibujar tu propio logo en los laterales.

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En lo que a modelos se refiere existe bastante variedad: están desde un modesto Clio Renaultsport V6 a un Ford Mustang Fastback pasando por BMW M3, Audi 1.8 TT Quattro, Nissan Silvia S15 Spec-R... El problema en ellos es que sólo se rigen bajo dos variables -aceleración y velocidad-. Por lo tanto, la decisión resulta obvia a la que vamos avanzando, no existe un balance que te permita hablar de ciertas marcas para cierto tipo de carreras.

Por otro lado, si combinamos esto al hecho de que las mejoras son simples, baratas y eficientes y a lo anteriormente mencionado en referencia al uso del óxido nitroso, nos da como producto una victoria bastante fácil. El problema está en que al avanzar notamos un tremendo contraste entre las primeras ligas y las últimas. La curva de dificultad es absurda, pasando de eliminar a tus contrincantes y varios objetivos de un plumazo a quedarte media hora para completar sólo uno de ellos.

Asimismo, la presencia del dinero es más un capricho que otra cosa. Las transformaciones baratas suelen ser las necesarias, y a no ser que seas un obseso y quieras cambiar las piezas de cada automóvil no deberás preocuparte lo más mínimo, quitándole un factor importante a su desarrollo.

Desarrollo que, por cierto, es poco. Completar el modo trayectoria y modificar todos tus coches no puede llevarte más de 7 u 8 horas. A la hora de seguir exprimiendo después de hacer todo lo posible, sólo quedaría el modo multijugador, local y multitarjeta, por lo que la rejugabilidad terminaría siendo casi nula.

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