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Blue Dragon

Blue Dragon

Potencial por explotar

Uno de los RPGs más esperados de los últimos años llega a nuestro país con una inmejorable puesta a punto doblado al español. Una aventura muy interesante y digna de la nueva generación a la que, desgraciadamente, le quedan algunos aspectos por pulir.

Actualizado a

Nota: a pesar de las imágenes en inglés, el juego está totalmente traducido y doblado al español

Los aficionados a los RPGs de corte japonés han seguido muy de cerca el desarrollo y la evolución de este título, uno de los más esperados de esta generación y exclusivo de Xbox 360. Blue Dragon es un juego que reunió, en su proceso creativo, a tres maestros japoneses, cada uno en su especialidad, con el fin de crear una auténtica joya videolúdica.

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Hironobu Sakaguchi se presenta como director, guionista y, por tanto, padre de la criatura, como ya lo fuera de la saga Final Fantasy en su momento, que con Blue Dragon estrena su actual estudio Mistwalker. Todos los diseños del juego correrían a cargo de Akira Toriyama, autor de Dragon Ball y de los diseños de Dragon Quest o el clásico Chrono Trigger. Para acabar, del apartado sonoro se encargaría el compositor Nobuo Uematsu, habitual de la saga Final Fantasy.

Después de las aproximadamente 36 horas que nos ha llevado llegar al final del título, podemos decir que el trabajo de todos ellos está más que patente a cada momento de Blue Dragon, no sólo en los elementos visibles más evidentes, sino también en los rincones más recónditos. El resultado es más que satisfactorio, un RPG de calidad digno de la generación de la alta definición que, pese a todo, tiene sus características mejorables.

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De menos a más
Si por algo destaca el argumento es por su más que destacable evolución de menos a más. Es algo que ocurre en muchos títulos, pero en Blue Dragon la historia nace de forma sencilla para ir creciendo según lo hacen los personajes hacia un tramo final oscuro y llenos de sorpresas y giros inesperados. Por eso no se puede hacer una valoración real de la historia que nos presenta Mistwalker hasta haber descubierto todos sus entresijos.

El inicio nos cuenta la historia de Shu, Jiro y Kluke, tres niños de una pequeña aldea azotada por los ataques anuales de una gigante criatura metálica con forma de tiburón. Los jóvenes deciden tomar cartas en el asunto y, ante una nueva embestida, optan por tenderle una trampa para acabar con ella. No obstante, algo se tuerce y acaban siendo arrastrados por el tiburón primero hasta una cueva y posteriormente hasta la nave de Nene.

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Este se nos presentará como el gran enemigo del juego, el creador de la criatura que azotaba nuestro pueblo y que no duda en dejar claras sus intenciones. Al intentar deshacerse de los protagonistas, estos caen en otra zona de la nave, donde se hacen con unas bolas que les proporcionarán sus sombras, cada una correspondiente a un animal mitológico.

Tras esto, consiguen huir intentando llegar de nuevo a su aldea, pero por el camino se irán encontrando con mil y una sorpresas mientras aprenden a utilizar sus sombras. Sin incurrir en grandes destripes argumentales, poco más se puede contar del juego salvo este inicio. Como ya hemos dicho, va ganando en complejidad según avanza, llegando a su apoteósico final en el tercer DVD, el más interesante de los tres que componen el juego.

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Personajes y sombras
En total, a lo largo de esta historia, llegaremos a tener en nuestro equipo hasta a cinco personajes. Aparte de Shu, el protagonista propiamente dicho, están Jiro, su mejor amigo, y Kluke, una chica amiga de ambos, todos del mismo pueblo. De otra raza se unirá posteriormente Marumaro, muy carismático y simpático. La última en llegar será Zola, al servicio del rey de Jibral.

Todos ellos tiene algo de lo que vengarse de Nene, y todos ellos pueden emplear la magia de sus sombras: dragón, minotauro, fénix, dientes de sable y murciélago respectivamente. Aún cuando las sombras sean de ataque físico, el simple hecho de poder utilizarlas es una muestra, en el mundo del juego, del poder mágico del que hacen gala los personajes.

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Entra aquí un elemento muy importante de personalización. Aún cuando empiezan, lógicamente, con una por defecto, le podremos cambiar la clase a cada sombra a nuestro antojo, pudiendo al subir a determinado nivel ampliar el número de clases disponibles: maestro de espadas, usuario de magia negra, usuario de magia blanca, usuario de magia de apoyo, maestro de barreras, asesino, monje, guardián y generalista.

Por supuesto, cada una de estas clases supondrá obtener diversas habilidades y magias, así como también afectará a los atributos físicos del personaje. Cada una de las clases sube de nivel de forma independiente, según la experiencia que vayamos consiguiendo. Cabe también la posibilidad de cambiar constantemente de clase según lo que más nos convenga en cada momento, o incluso dejar siempre la clase por defecto y evolucionarla a sus últimas consecuencias.

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Según la clase se irán desbloqueando habilidades que se podrán equipar, pero sólo hasta un cierto número, por lo que llegará un momento en el que tengamos que elegir entre las disponibles las que más nos interesen y dejando fuera otras, que no perderemos y podríamos cambiar más adelante. Esta opción de personalizar a los dragones a nuestro antojo es un elemento muy positivo del juego, por cómo está llevado y las opciones que ofrece.

Sistema de juego
Blue Dragon es, a todos los efectos, un J-RPG de corte clásico. Que nadie se confunda en este aspecto, ya que no hablamos de un título que tan siquiera intente innovar como lo pueden haber hecho otros títulos recientes como Final Fantasy XII. Es un título que parte de un sistema clásico para añadirle mejoras y adecuarlo más a la espectacularidad acorde con la nueva generación.

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Es decir, los combates se disputan de forma idéntica a los de los primeros Final Fantasy, clara herencia de Sakaguchi, ese sistema que todavía mantiene la saga Dragon Quest con solvencia. Aquí no iba a ser menos, y el sistema es el que mejor le pega a cómo está pensado el título, sobre todo gracias a los numerosos elementos extra que se le añaden y que permiten, por ejemplo, que los combates sean mucho más rápidos.

Las opciones que cada personaje tendrá en el combate dependerán directamente de la clase que tenga asignada cada sombra y de las habilidades que tengamos seleccionadas, y el número de opciones va ampliando a lo largo de las horas de juego de modo que la sencillez del principio (con ataque, defensa, objeto, formación y huir) puede llegar a verse doblada en opciones, con distintos efectos, tipos de ataque, etc.

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Pese a todo, los combates tienen un rival muy en su contra: su estilo clásico provoca en cierta medida la repetición y el subir de nivel implica mantener muchos combates. El gran fallo en este punto es la sensación de mal equilibrio que se percibe: los enemigos normales que pueblan los escenarios son realmente sencillos, y salvo contadas excepciones pueden morir de uno o dos ataques; pero los enemigos finales elevan de forma considerable la dificultad. Esta dinámica se hace más patente hacia el final del juego.

Acceder a estos combates no será de forma aleatoria, sino que los enemigos estarán en el campo y podremos atacarles, huir de ellos o pueden cogernos por sorpresa por la espalda. Si se trata de una mazmorra, los enemigos no vuelven a aparecer una vez eliminados, pudiendo limpiar la zona y luego explorar con calma, algo muy de agradecer aunque no son demasiado complejos los puzzles a resolver.

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Por el contrario, en el mapa del mundo los enemigos aparecen de forma incesante, aunque es más fácil escapar de ellos en un entorno abierto que en un pasillo estrecho de una mazmorra. Viajar por el mapa del mundo nos deja bastante libertad a la hora de tomar un camino, aunque siempre dentro de unas limitaciones argumentales lógicas.

En los últimos compases del juego obtenemos una nave para poder explorar con calma y con total libertad el mapa, con la posibilidad de llegar a zonas antes inaccesibles. En ellas se pueden encontrar tanto misiones secundarias como enemigos finales ocultos e incluso pueblos perdidos, que no afectan directamente al argumento pero ofrecen todavía más horas de juego. Descubrir todos los secretos de Blue Dragon implica muchísima exploración.

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Los pueblos están representados de forma excelente según la importancia de cada uno y su situación: helado en las montañas, pequeño el de los personajes protagonistas o enorme y muy poblada la ciudad del castillo real, por poner algunos ejemplos. Cada uno tiene su historia que contar, y en todos y cada uno habrá cosas que hacer más allá de ser una simple visita para 'repostar' en las clásicas tiendas.

Aparte de las sombras, con sus clases y habilidades, se puede también añadir accesorios a los personajes principales. Sorprende lo bien adaptado que está, obteniéndose los efectos de forma lógica mediante pulseras, colgantes, anillos, etc. Nada de grandes armaduras o grandes espadas, todos los elementos de ataque y defensa dependen de la magia y de los accesorios que equipemos.

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Este aspecto del título es digno de destacar, ya que la navegación por los menús es muy sencilla e intuitiva. Se ponen tantas facilidades que el menú incluye hasta una opción de Curación de modo que se tiene acceso directo a todas las opciones para recuperar la vitalidad de los personajes sin tener que acceder mediante submenús. También hay una opción para teletransportarse a una localización ya visitada en la que hayamos activado el aparato en cuestión, y otra para salvar, aunque sólo en el mapa, en las mazmorras y pueblos hay que recurrir a los puntos de rigor.

Apartado visual
A nadie se le escapa, ya en un primer vistazo, el hecho de que detrás de los diseños del juego se encuentra el mismísimo Akira Toriyama. Todo en Blue Dragon destila el estilo del autor de Dr. Slump y Dragon Ball, desde los personajes principales hasta los enemigos finales, pasando por enemigos comunes, pueblos y, sobre todo, máquinas, hacia las cuales este autor tiene una predilección especial.

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A diferencia de otras ocasiones, en las que se le nota un estilo más bien estancado, en Blue Dragon Toriyama consigue ofrecer diseños muy especiales y únicos, aunque también es cierto que en ocasiones cae inevitablemente en las limitaciones que un estilo tan marcado como el suyo acarrean. No obstante, resulta bastante agradable y muy variado en general, sin caer en la saturación de otras ocasiones.

Ya a nivel técnico, hay que destacar el buen hacer de Mistwalker al conseguir representar un mundo tridimensional casi perfecto, con escenarios de mucha calidad, personajes bien modelados y cargado de detalles. Destaca los efectos visuales de distorsionar los distintos planos según la situación del jugador y dónde se esté fijando la cámara, muy logrados y creíbles.

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Los escenarios son de grandes dimensiones, y aunque están muy detallados, a veces dan la sensación de resultar bastante vacíos, con muchos espacios libres y, por tanto, sus dimensiones no terminan de resultar aprovechadas. En los combates esto empeora, desgraciadamente, ya que el fondo resulta completamente vacío, enorme y lejano, con un resultado que no satisface, aún a pesar de que cumple.

El gran fallo visual que se observa en Blue Dragon son unas caídas importantes de la tasa de frames que se traducen en ralentizaciones puntuales bastante molestas. Parece como si el personaje intentase correr y le costase arrancar; aunque consigue superar el bajón de forma bastante natural, el efecto general no es el idóneo para atravesar un pueblo lleno de gente, por ejemplo.

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Sobre las secuencias de vídeo que narran la historia, el nivel técnico del propio juego consigue que no destaquen sobremanera sobre cualquier otro momento, ofreciendo un aspecto similar tanto de estilo como de calidad. Se diferencian principalmente en su fuerte carga argumental y su aspecto cinematográfico, resultando estas muy potentes y emotivas por lo general.

Apartado sonoro
Una vez más las composiciones de Nobuo Uematsu son capaz de ofrecer temas de calidad que se adecuan perfectamente a cada situación. Destacan algunos temas del final del juego, donde con el aumento de la tensión consigue estar a la altura y proporcionar una tensión aún mayor. Sin embargo, en algunas ocasiones las melodías no terminan de cuajar.

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En concreto, la única melodía con letra, que se inicia cada vez que tiene lugar un enfrentamiento contra un jefe final. No termina de encajar del todo con el resto del juego, y aunque ayuda a reconocer estos combates especiales, no convence. Los efectos sonoros por lo general son excelentes, muy reales y ajustados a cada elemento.

Hay que destacar el esfuerzo de Microsoft a la hora de ofrecer un completo doblaje al español en un título de tantas horas y con un número tan importante de secuencias de vídeo a las que poner voz. Un trabajo que cumple con solvencia su cometido, con unas voces y tonalidades escogidas con acierto y que completan una satisfactoria experiencia. Una pena que no se haya conservado la posibilidad de seleccionar el audio original japonés.

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Jugabilidad
El control con el mando es excelente. Blue Dragon resulta muy intuitivo y sencillo de controlar, y ofrece un montón de opciones de juego y libertad al jugador, adaptándose con facilidad a todo tipo de jugadores. Por momentos puede resultar repetitivo y llegar a aburrir, pero la intensidad va en aumento, y llegar hasta el final consigue dejar una importante sensación de satisfacción.

También cuenta con numerosos guiños, como que el propio Akira Toriyama (o más bien su autorretrato en forma de robot) sea un vendedor de potenciadores de nivel que aparece muy de vez en cuando, bajo el nombre de Toripo. Sin olvidar la posibilidad de inspeccionar prácticamente todos los elementos del escenario, pudiendo obtener dinero, objetos, experiencia o nada.

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Blue Dragon ofrece una experiencia bastante larga; conseguir cumplir todos los objetivos puede suponer más de 40 horas, y de intentar conseguir todos los logros esa cifra se elevaría de forma importante, ya que estos no se basan sólo en acabarse el juego, es más, no hay recompensa por ello, sino por alcanzar los niveles de experiencia más elevados o encontrar accesorios o enemigos complejos. No queda otra que rejugar el título varias veces para poder conseguirlos todos.

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7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.