Unos encantadores colonos

l año pasado se cumplía una década del lanzamiento de The Settlers II, la hasta ahora más apreciada entrega de la saga por los aficionados en general. En esta secuela, titulada Veni Vidi Vinci, se dotaba al juego de un encanto gráfico especial que encandilaba a los jugadores pasando literalmente horas viendo únicamente a sus aldeanos andar de un lado para otro muy atareados.

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Para conmemorar el décimo aniversario, Ubisoft puso a la venta el año pasado una nueva versión del juego adaptada a los nuevos tiempos, llamada The Settlers II 10th Anniversary, donde presentaba la jugabilidad de toda la vida aderezada con unos gráficos a la altura de los tiempos que corren.

Pero el PC no ha sido la única plataforma que ha querido conmemorar el cumpleaños y el juego de Blue Byte, el origina en este caso, ha llegado a Nintendo DS. Adaptado a las dos pantallas de la consola y con un uso intensivo del puntero, el juego muestra su aspecto original tanto en los gráficos como en la interfaz.

The Settlers II es un juego de estrategia en tiempo real muy original, puesto que se aleja de los típicos juegos en el que gana el que más unidades tiene y tampoco es táctico hasta el nivel de, por ejemplo, el añejo Ground Control, por citar un título más cercano al que nos ocupa explicar temporalmente hablando. En realidad, se acerca más a la línea de los tycoon como Sim City o Theme Park.

Para nombrar un ejemplo más reciente, Imperivm Civitas propone una idea similar aunque con un sistema de juego completamente diferente. En ambos títulos, lo de menos son los combates, relegados a un plano inferior, lo más importante es la gestión de, en un caso una ciudad, y en otro una pequeña región unida por caminos. Y más aún, la clave en ambos juegos es lograr el equilibrio entre los distintos recursos y la forma de conseguirlos.

En The Settlers los distintos edificios se comunican por carreteras que podemos construir nosotros mismos. El terreno muestra una serie de símbolos (banderas, minas, casas de distinto tamaño...) indicando qué se puede construir ahí. Un camino siempre va entre dos banderas, con un aldeano en medio que se encarga de transportar los materiales de un extremo a otro de su tramo para continuar la cadena.

En un primer momento, los materiales son llevados al cuartel general y luego distribuidos según se necesiten, aunque posteriormente podemos construir almacenes y hacer así más eficiente el transporte. Las carreteras más utilizadas van mejorando poco a poco añadiendo más medios para hacer el transporte más veloz.

Otra restricción es que cada edificiación desemboca en una bandera para que pueda conectarse con la red de carreteras. Esto es imprescindible puesto que si no, ni siquiera podrá llegar el constructor para realizar su trabajo, todo está conectado. Además, cada edificio, para ser ocupado por un aldeano, puede requerir alguna herramienta para ser utilizada por el trabajador que allí entrará, la cual hemos de fabricar.

A primera vista, The Settlers parece un juego sencillo y accesible, pero en realidad resulta muy complejo, hay una parte de gestión muy importante detrás, ajustando parámetros como la prioridad en el transporte de materiales, o la prioridad en la asignación de materias primas. Todo esto se requiere para lograr el ya mencionado equilibrio y resulta fundamental dominarlo, requiriendo además muchas horas.

De todos modos, los personajes siguen siendo tan encantadores como siempre, con sus animaciones propias cocinando, trasladando materiales, rebuscando para hallar nuevas minas o pozos, construyendo o cualquiera de las otras acciones cotidianas que realizarán durante las partidas. También se mantiene el sonido idéntico al original, aunque se queda escaso en cuanto a pistas de audio.

Desgraciadamente, o no se ha puesto el cuidado suficiente, o el juego le viene grande a la portátil de Nintendo. No se mueve agilmente, le cuesta hacer determinadas cosas como desplazarse por el mapa y presenta ralentizaciones con bastante facilidad. Es jugable, pero resulta incómodo detectar esto todo el tiempo.

La interfaz se ha dividido en dos aprovechando, como debe ser, la doble pantalla, pudiendo intercambiarlas en cualquier momento con el gatillo izquierdo. Generalmente, tenemos el mapa en una y un menú, el que nosotros elijamos, en la otra. Aunque hay determinadas ventanas que en lugar de aparecer aparte se muestran delante del mapa.

La adaptación en este punto está bien realizada, bien pensada y este juego no es de los típicos que requieren un buen puñado de teclas para manejarlo correctamente. En realidad, con la pantalla táctil, la cruceta y el gatillo izquierdo está casi todo solucionado. El resto de botones se usan a modo de acceso directo a determinadas ventanas de una forma inmediata y la selección de las mismas es bastante adecuada.

También cuenta con 30 tipos de trabajadores diferentes y 6 graduaciones para los militares, 4 naciones distintas (romanos, vikingos, asiáticos y nubios), varios tipos de escenarios (pradera, lava, nieve, desierto...), 7 continentes, etc. Realmente completo.