Código de honor ninja

Ha pasado casi una década desde que el primer Tenchu saliese al mercado en la primera PlayStation. El éxito de aquel juego provocó que las secuelas y versiones se sucediesen a lo largo de los años, visitando casi todas las consolas. From Software no quiso que su famosa saga se hiciese esperar en la nueva generación y se puso manos a la obra con una nueva entrega, Tenchu Z, exclusiva para Xbox 360.

Lanzada en Japón en octubre del año pasado, llega ahora a nuestro territorio este título de infiltración y sigilo ninja, ambientado en el Japón feudal, cuyo principal atractivo radica en un modo multijugador a través de Xbox Live. A pesar de que muestra un buen número de virtudes, Tenchu Z tiene unos cuantos elementos mejorables que emborronan un poco el resultado final, aunque los aficionados a la saga seguramente podrán perdonárselos.

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Del mismo modo, el segundo punto obligatorio del juego será seguir el tutorial, una pequeña fase de entrenamiento donde se explican todos los pormenores del sistema de control y donde el usuario puede practicar con calma las distintas tácticas de sigilo ninja. Una vez superado este tutorial, se tendrá acceso al menú del juego, donde se puede seleccionar o bien el modo para un jugador, el multijugador a través de Xbox Live o mediante interconexión, o bien repetir el tutorial.

El modo para un jugador sitúa a nuestro personaje creado como discípulo de Rikimaru, el cual ahora se dedica sólo a encomendar misiones a los ninjas más jóvenes del clan Azuma. El trasfondo del juego esconde una guerra civil entre clanes, pero a la hora de la verdad la puesta en escena para afrontar las misiones es mucho más sencilla, limitándose a que luchamos por la justicia.

El número de misiones es importante, unas cincuenta, y por tanto la duración de este modo es considerable. Antes y después de cada una de estas misiones, habrá una secuencia que nos explique lo justo para tener un motivo por el cual restaurar la justicia, pero sin profundizar en la historia de fondo en ningún momento. En el creador de personaje se pide que creemos a Shinobu, nuestra acompañante, pero su papel también parece bastante secundario a lo largo del juego.

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Cierto es que lo de llamar la atención no es esencial, y al estilo de juego de cada usuario quedará cómo enfrentarse a las distintas misiones. Se trata del mismo estilo de combate de toda la saga, básicamente, y bien se puede matar a los enemigos de manera sigilosa y segura, acechándoles en las sombras o acercándonos por la espalda, o bien atacarles abiertamente, aunque esta opción puede ser más costosa y peligrosa.

El esquema se repite en todas las misiones, y el modo de afrontarlas es muy similar, independientemente del objetivo final de la misma. Esto provoca que, al final, el elevado número de misiones pueda llegar a ser repetitivo, debido a su falta de un argumento sólido y que se centra en un cumplir pequeños encargos, algo que se llega a hacer de forma sistemática prestando la atención justa.

Entre misiones, se acude de vuelta al hogar de Rikimaru, donde se podrá hablar con él para empezar una nueva misión o bien ir a la tienda, en la que se podrán adquirir, con el oro conseguido en las misiones, nuevas habilidades, técnicas, objetos y ropa. Del mismo modo, se puede configurar a nuestro ninja según todas estas diversas características.

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La opción más interesante es la de comprar ropa, ya que el gestor de creación inicial de personaje del que hablábamos antes es bastante limitado, y gracias a los nuevos elementos que se adquieren el nivel de personalización aumenta considerablemente. Del mismo modo, los parámetros a modificar son más numerosos y se puede crear un ninja único.

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También se pueden observar algunos detalles extraños que desentonan. Por ejemplo, al andar sobre el agua, el efecto es nulo, sin llegar a parecer en ningún momento un agua viva y resultando indiferente pisar agua que tierra. Más preocupante es la animación de subir escaleras, en la que los personajes flotan por encima de ellas como si hubiese una rampa invisible unos centímetros por encima.

Además, a la hora de realizar algunas muertes, los personajes saltan en el espacio apareciendo en otro punto del mapa (cercano, claro está), desorientando al jugador al no saber qué ha pasado. En el aspecto sonoro resulta bastante más atractivo, con melodías atractivas y voces en japonés bastante buenas, aunque no de las mejores que se han oído.

La jugabilidad está muy bien adaptada al mando de Xbox 360, con todos los comandos sencillos de acceder y una excelente respuesta del mando. Un juego largo, interesante en su concepción y divertido, pero que cae en la repetición y que pese a la presencia de diversos objetos, estos son demasiado secundarios y su uso no es demasiado habitual.

Del mismo modo, la extraña IA de los enemigos, que son totalmente imprevisibles en su respuesta, entorpece un poco el disfrutar de una experiencia plena. Nunca se sabe si verán los cuerpos de sus compañeros (algo que pueden hacer o no, según cuadre), o del mismo modo pueden vernos a través de la esquina de una pared pero no nos ven a medio metro enfrente suya si estamos agachados en una pequeña sombra.

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