Crimen a ritmo de Funk

Poder, dinero, drogas, chicas...  varios años han pasado desde la explosión de GTA y tanto su planteamiento como sus argumentos más evidentes han sido y siguen siendo explotados sin miramientos, pese a la dificultad técnica que supone crear un escenario tan vasto y complejo por el que uno puede moverse libremente. Está claro que esta clase de títulos han llegado para quedarse y ofrecer esa fantasía de estar por encima de la ley -una fantasía que no es originaria de los videojuegos por cierto, pero que en este medio queda mucho mejor ejecutada-

Puesto que PSP ha demostrado solvencia a la hora de reproducir esta clase de títulos -con los GTA como máxima referencia- no resulta extraño ver que algunos de sus más cercanos seguidores también prueben en la portátil de Sony y uno de ellos es Driver, que desde hace tiempo lleva intentando cabalgar sobre la ola del éxito de Rockstar.

Ambientado en el Nueva York de mediados de los 70, el protagonista es Ray, un mecánico cuya pasión por la velocidad le ha acarreado no pocos problemas a lo largo de su vida. En una noche como otra cualquiera conoce a Shen, una explosiva mujer que resulta ser la hija del jefe de la Tríada neoyorquina. Como suele pasar en estas situaciones, las cosas se descontrolan muy rápidamente y Ray empieza a cavar más y más hondo lo que parece su propia tumba, a medida que él y su colega Slink van cabreando a las diferentes bandas mafiosas de la ciudad,

La historia se desarrolla por medio de unos cómics que intentan reproducir el estilo de dibujo y el precario uso de color de las publicaciones en los 70, lo que da un extra de personalidad a la narración. La historia no está mal, pero se hace un tanto predecible y carece de giros o argumentos demasiado profundos. Con todo, los personajes se dejan querer y seguramente habrá quien aprecie especialmente la forma de ser de Ray y Slink, pese a que pecan un poco de tópicos. El peor aspecto de la trama reside en su encasa duración y en cierta incapacidad de crear tensión o algún tipo de clímax; es bastante plana en líneas generales.

Gráficos y Audio

Sumo Digital ha hecho un trabajo bastante decente creando el motor de  Driver 76, aunque no es comparable al trabajo de Rockstar con Liberty City. Nueva York aparece bastante reconocible pese a la evidente falta de detalles en los entornos. Lugares emblemáticos como el puente de Brooklyn están visibles y la distancia de visionados es lo suficientemente efectiva como para ofrecer la ilusión de estar recorriendo una gran ciudad.

El tráfico no es excesivamente denso y los coches a tu alrededor no son de lo más variado. Tampoco el modelado de los coches propios es notable, pero hay bastante variedad y se puede considerar un trabajo aceptable, que queda remachado por la posibilidad de añadir detalles y capas de pintura a cualquiera de los vehículos que tengas a tu disposición en el garaje. El motor físico disponible también hace bien su papel, lo que, entre otras cosas, deja un convincente efecto de deformación en los coches

Pero a pesar de las virtudes gráficas del juego, que las tiene, el resultado tampoco consigue impresionar en varios aspectos. El framerate no es todo lo alto que podría ser, por lo que se echa en falta cierta suavidad en los desplazamientos; los modelos de los personajes fuera del coche tienen poca atención en el detalle -aunque no se verán mucho porque la mayor parte del juego exige que conduzcas algún vehículo- Otro defecto particularmente molesto es la tendencia del juego a quedarse unos segundos parado de forma aleatoria, cargando una parte del escenario. Precisamente, una de las reglas no escritas de esta clase de títulos es la de no cortar la acción, ya que cuanto más cortes hayan, más se pierde la sensación de inmersión, que es precisamente lo que se busca.

El aspecto más sobresaliente de Driver 76 e su banda sonora, que será posiblemente uno de los aspectos que más inviten a disfrutar del título. La marcada personalidad Funk de los temas y su incuestionable cualidad, hacen que el jugador se contagie del ambiente de la época de un modo que los gráficos no consiguen ofrecer, además de que acompañan de forma efectiva la acción.

Jugabilidad

Aquellos que ya conocen la mecánica de los GTA ya tienen mucho ganado a la hora de enteder algunos de los fundamentos básicos de la acción. Con Nueva York como vasto escenario a recorrer, la tarea del jugador es la de cumplir misiones, casi siempre con coches de por medio. Pero incluso aunque el escenario es libre, existe cierta secuenciación en la forma de plantear las historias.

Cada vez que empiezas una tarea marcada arrancas inmediatamente en la zona relevante, por lo que no hace falta recorrer la ciudad para asistir a los puntos de interés. En un primer lugar parece un método más rápido y conveniente, pero a la larga arruina un tanto la sensación de inmersión ya que es fácil ignorar que estás dentro de una ciudad coherente. De hecho, el "modo libre" existe, en el que puedes ir donde quieras en la ciudad para cumplir tareas secundarias. Esta separación entre la linealidad de la trama principal y la libertad en las misiones secundarias no acaba de convencer, aunque tampoco es un defecto en sí.

Sí resulta más problemático la falta de originalidad en plantear las misiones, que salvo en contados casos, suelen ser refritos de objetivos  más que trillados: persecuciones, tiroteos, robos... hay algunos toques verdaderamente originales, pero que se pierden ante lo que es un diseño de misiones bastante plano.

Hay un elemento de personalización que permitirá experimentar cierta sensación de progresión, pero sólo la justa y se adquiere de forma bastante peregrina. Cada vez que se cumplan misiones se desbloquearán vehículos que luego puedes seleccionar cuando comienzes una tarea. Es un proceso que se desarrolla a partir de menús, así que nada de ir a tu garaje particular y recoger el vehículo que necesitas, por lo que nuevamente la sensación inmersión se resiente. Los vehículos a su vez pueden ser modificados y mejorados en diversos puntos, de modo que puedes cambiar las pinturas, añadir logos o mejorar el motor o el sistema de suspensiones, entre otras cosas.

En el vehículo, el protagonista de Driver  bien en cuanto a control, dejando que los jugadores conduzcan sus vehículos sin grandes problemas. El tráfico de la ciudad es un tanto raro en su comportamiento y no hay mucha gente en tu camino, lo que contribuye a que sea bastante fácil conducir por este escenario, quizás demasiado. Pero el peor aspecto de este juego radica en su pobre inteligencia artificial; detalles como las persecuciones policiales son de risa ya que resulta increíblemente fácil despistar a los coches patrulla. Es un detalle que daña mucho las cualidades de Driver, ya que cancela la tensión que pudiera generar.

Es un juego bastante corto dentro de su género, si lo que pretendes es ir sólo a por la misión principal. Siempre tienes las opciones multijugador y las misiones secundarias que te permitirán recolectar más dinero, recoger nuevas piezas para tus máquinas y explorar la ciudad, por gusto o para encontrar estrellas, bien repartidas por toda la urbe.

Conclusión