¡Al abordaje!

Después de su retorno en PC y su aparición en Xbox, la revisión del clásico por parte de Firaxis llega en su versión portátil para ofrecer sus mejores cualidades: una aventura entretenida y sencilla en la que podrás conseguir riquezas y la gloria... en cualquier sitio donde decidas encender tu PSP.

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Pirates! fue uno de los juegos que causaron mejor impresión en Xbox a pesar de su poca repercusión mediática. La recuperación del clásico de 1987 por parte de Firaxis se convirtió en uno de los juegos más entretenidos del catálogo de la primera consola de Microsoft. Dos años después, 2K decide traspasar con gran acierto una versión para la portátil de Sony. Una combinación, el tipo de juego con la naturaleza portátil de PSP, que convierten a Pirates! en una de las mejores opciones dentro del catálogo de la más pequeña del gigante nipón.

El juego te pone en la piel de Sid, un joven al que un malvado pirata le arrebata toda su família. Ya entrado en años, primero se escoge que tipo de pirata eres, poniendo el acento en alguna habilidad en concreto, aunque esta opción, tan típica de los juegos de Rol, en realidad no tiene tanta fuerza como parece ni afecta de sobremanera al desarrollo del juego. Acto seguido, ahora sí, empiezas decidiendo alistarte en una de las cuatro opciones que te permite el juego: Un barco de nacionalidad española, inglesa, holandesa o francesa. En esta primera decisión ya se escoge, a priori, un camino a seguir, ya que según que nación elijas tendrás a los otros países como amigos o enemigos. Una vez en tu nueva embarcación, un motín te da el mando de tu primera nave, y a partir de aquí, empieza lo bueno: la libertad.

La historia principal está basada en tú camino siguiendo el rastro de tu família. Hablar con gente, visitar ciudades, encontrar piratas y en definitiva, buscar cualquier indicio para recuperar a tus más próximos servirá para dar con quién te quitó tú infancia. Pero la realidad de Sid Meier's Pirates! es que, a pesar de esta trama principal, eres libre de hacer lo que te de la real gana. Puedes olvidarte de tus familiares y convertirte en el pirata más temido del Caribe asaltando mercaderes y cualquier barco que se cruce en tú camino. Puedes ser más patriota que William Wallace y luchar hasta el último suspiro contra los enemigos de la bandera que escogiste como tuya, buscar la fama derrotando a los legendarios piratas o por el contrario, convertirte en el mayor galán de las aguas tropicales y conquistar a las hijas de los gobernadores. Tú escoges como vives los años en alta mar y cual es tu destino hasta que la edad pase factura y debas retirarte de la vida enmedio del océano. Con bastantes años a las espaldas y una salud frágil, el protagonista perderá velocidad en los combates mano a mano, haciéndose casi imposible asaltar un enemigo a una edad muy avanzada. Si no te retiras a tiempo, el tiempo te retirará sin contemplaciones.

Cabe decir que la versión PSP queda por debajo gráficamente respecto de su homóloga de Xbox. Si bien es cierto que el trabajo realizado en las escenas de primer plano, ya sea en los diálogos con los personajes o en los combates a espadazos, es meritorio y se acerca bastante al resultado de la versión de sobremesa de Microsoft, el mapa donde el jugador pasará más rato en todo el juego, carece del detalle y el color que se puede apreciar en Xbox o en PC. En la portátil de Sony el mar es más soso, y las texturas referentes a los barcos, las islas o las ciudades quedan bastante por debajo a la hora de hacer la conversión. Dicho esto, uno de los puntos negativos del juego es la poca relevancia de las melodías.

Una lástima, ya que las melodias son muy acertadas y van acorde a cada momento, pero hay demasiados silencios a lo largo del juego que empobrecen la experiencia general, ya que si no te acercas a una ciudad concreta o a un barco, el silencio del mar y las campanas que anuncian el paso de los meses seran los únicos compañeros de viaje. Por lo demás, efectos de sonidos, el juego cumple con creces. Seguramente lo más molesto de todo sean los tiempos de carga, que a pesar de no ser excesivamente largos, pueden hacerse incómodos cuando se intenta hablar con los gobernadores o luchar mano a mano con algunas embarcaciones, un lastre del que tampoco, aunque en menor medida, se salvaba la versión de Xbox.

Jugabilidad

La sencillez en el desarrollo y la simpleza de las acciones son dos de las bazas del juego de Firaxis. Con tu barco navegando por el mar podrás visitar ciudades para comerciar, recoger información útil, ya sea sobre tu família o sobre tesoros, piratas con un alto valor por captura, etc. El control es bastante sencillo, ya que con el stick analógico se dirige el camino del barco, que, eso sí, está supeditado al viento y a las condiciones metereológicas a la hora de ir más o menos rápido (sin tener en cuenta la tripulación, que como más numerosa sea, más rápido irá tu embarcación). La sencillez en el control también está patente en las otras facetas del juego, como son las batallas, los bailes o la infiltración.

En las batallas navales, con un solo botón se disparan los cañones, mientras con el stick se intenta dirigir el barco ya sea para abordar al enemigo o para obtener una buena posición de disparo; escoger la artillería adecuada, evitar que se escapen los enemigos más débiles o intentar buscar el choque de barcos ante la superioridad de quien tienes delante serán las decisiones más importantes a la hora de escoger como salir vivo de una batalla. En la lucha cuerpo a cuerpo con los capitanes enemigos, también un solo botón nos permitirá, apretándolo en el momento preciso, derrotar espada en mano a flotas y piratas, y es que a pesar que en el mano a mano el jugador tiene opcines d edefensa, esquivar ataques altos o bajos, y atacar también a diversas alturas, el botón de ataque por si solo en el momento preciso será suficiente. Otra de las facetas del juego es la de invadir ciudades.

En batalla, un tablero al más puro estilo juego de estrategia te permite hacer movimientos por turnos ante los soldados enemigos. El número de efectivos y por donde se ataque serán decisivos para lograr la victoria. Al introducirte sigilosamente en alguna ciudad, solo el caminar en el momento justo (cuando los guardias no te tienen entre su campo de visión) será suficiente para noquearlos y seguir tu camino. Por último, los bailes con las hijas de los gobernadores también tendrán un control sencillo, aunque su ejecución será más complicada de lo que parece en un principio. Seguir el ritmo de la música y de la doncella y apretar la dirección correcta en el momento preciso para encandilar a la señorita puede parecer todo un reto en los primeros compases de juego. La combinación de todos estos elementos que conforman el juego dan como resultado una aventura tranquila, sin grandes dosis de acción, una historia para jugar sin estrés en la que uno se siente reconfortado por el simple hecho de ir ganando fama, dinero o avanzando en tú búsqueda al superar este microcosmos de minijuegos ambientados en el Caribe y entrelazados por la siempre convincente trayectoria de un pirata ambicioso.

Con estas herramientas, uno puede conquistar ciudades enteras, casarse con hijas de gobernadores y ser condecorado con distintos rangos para cada una de las naciones. Cada condecoración nos permitirá obtener mejorías para nuestra embarcación a menor precio, reclutar más fácilmente a más tripulación y poder ser visto con buenos ojos ante los gobernadores. Nuestras acciones tendrán repercusión en las ciudades que visitemos, y de este modo, tanto podemos ser recibidos como héroes por hundir flotas enemigas o acabar con piratas legendarios en las ciudades de una bandera concreta como,  por contra, y al mismo tiempo, ser rechazados por otras naciones que se hayan sentido atacadas u ofendidas por nuestros actos.

En este punto, saber buscar el equilibrio a la hora de asaltar mercaderes y demás embarcaciones nos servirá para poder contentar relativamente a todas las naciones, aunque también está la opción de cruzarse con un país sin compasión para meterse en el bolsillo una nación (por ejemplo, Inglaterra está en contínua guerra con España, por lo que un ataque indiscriminado hacia una de las dos naciones provocará el reconocimiento de la otra por nuestros sevicios). Al final, como buen aventurero, será hora de recordar todo lo conseguido en tus largos años en el mar, tierras en propiedad, enemigos abatidos, condecoraciones, corazones de doncellas conquistados... y volver a empezar otra partida, que si nos lo proponemos, será completamente distinta a la anterior.

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El modo multijugador se basa en las batallas navales en el mar a balazo limpio. EL dinamismo que tienen estas luchas es mucho mayor que el presente en el modo de un jugador, y a pesar de ser una opción poco relevante por su simpleza, no deja de ser un añadido al juego siempre bienvenido y que cuenta, además, con nuevos mapas respecto a sus anteriores versiones.

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