Minijuegos de Minimoy

Arthur y los Minimoys es el título castellanizado de la última película de animación de Luc Besson. Al igual que el resto de plataformas, Nintendo DS también contará con su versión del juego y, lo que es más, será la más alternativa, desmarcándose del estilo aventura que engloba el título de Atari en en las demás consolas. En DS nos encontramos con rápidos minijuegos y diversión arcade, sin importar nada más que eso: divertirnos.

Pero Arthur no conseguirá engancharnos tan fácilmente, pues trae bajo el brazo un juego que acaba siendo difícil y frustrante en muchas ocasiones. Con una estructura y organización idéntica a la que ya nos mostró Wario en su Wario Ware Touched, este título de los Minimoys ofrece un total de 90 minijuegos repartidos entre diferentes personajes que se van desbloqueando uno tras otro.

Algunos alicientes, como el cuidado de una adorable mascota y su nidito, dotan al juego de una duración considerable, dentro de lo que cabría esperar en un juego de este género. Nos esperan unas 15 horas rodeados de plantas, insectos y todo tipo de cositas mágicas y pequeñitas, salvando, siempre de forma táctil, a nuestros minúsculos protagonistas de variadas situaciones y peligros.

Peligros en miniatura

Arthur es un chico normal que por casualidad acaba cruzando a un extraño mundo diminuto poblado de unas curiosas criaturas llamadas Minimoys. Pronto conoce al príncipe Betameche y la princesa Selenia a los que decide ayudar en su lucha contra los secuaces de M el Maldito, un tirano rey de los insectos que quiere acabar con el maravilloso mundo Minimoy.

En la película vivimos el largo viaje de nuestro protagonista y sus amigos, cómo van conociendo nuevos aliados y entrañables personajes, etc. En DS, en cambio, cada personaje nos propondrá diferentes minijuegos y si los superamos sin gastar nuestras tres oportunidades o, más clásicamente conocidas como vidas, desbloquearemos al siguiente personaje y su saco de nuevos minijuegos.

Once son los elegidos, empezando por Arthur, Betameche, Selenia y el Rey Minimoy. Después, el Jefe de Estación, el DJ de una minúscula discoteca o el Minimoy tribal Max traerán sus propios retos. Finalmente, el equipo de los malos nos pondrá a prueba con unas propuestas casi imposibles, pero, como todo el juego, muy adictivas.

Animal, vegetal, mineral

Uno de los puntos fuertes de Arthur y los Minimoys es su marcadísima estética. Un mundo fantástico, de luces y colores, poblado de estos duendecillos con peinados alocados, lleno de vida y naturaleza marcará el deleite de nuestros ojos mientras toqueteamos a toda velocidad la pantalla táctil. Gráficamente no impresiona ni explota las capacidades de DS, ni mucho menos. Pero es tan preciosista y original que resulta muy agradable visualmente.

El sonido, regular… Melodías sacadas de la película y efectos adecuados pero que se repiten hasta la saciedad. Canciones frenéticas nos impulsarán a darnos prisa en resolver las diferentes situaciones que nos propone cada juego, pero hay muy pocos temas y siempre estarán dando vueltas los mismos.

La doble pantalla es algo irrelevante en Arthur. Las dos permanecerán, en todo momento, activas pero toda la acción recae sobre la inferior dejando a la no táctil imágenes que son simple decoración y ampliación de datos, poca cosa, y para nada imprescindible. El micrófono responde a la perfección aunque bien es cierto que únicamente lo usaremos en un 10% de los minijuegos y sólo para soplar. Uso muy reducido y prácticamente ridículo también.

Con el Stylus en la masa

Nintendo DS siempre ha buscado caracterizarse por las posibles jugabilidad y diversión que ofrezcan sus títulos así como por dar entretenimiento rápido y sin complicaciones. Pues bien, Arthur y los Minimoys es un ejemplo más de esta política tan característica de la portátil. Nada más empezar a movernos por los simplísimos menús, nos encontramos con que los botones no funcionan, sólo el Start para pausar la partida. Así que, una vez más, calibrad vuestra DS, sacad el Stylus y olvidaos de los controles clásicos…

El primer personaje, Arthur, nos propone 10 juegos que resolver sin llegar a gastar los tres intentos que nos deja para ello. Bien, no parece muy difícil. El problema viene cuando estamos más avanzados en el título y los minijuegos a superar con tan sólo tres vidas ¡pasan a ser 30! A esto hay que sumar la destreza manual que requieren algunos de estos mini-retos y ciertas ambigüedades en el control, las cuales nos pueden llegar a hacer apretar los dientes al mandarnos a empezar injustamente. Por suerte, podemos practicar los juegos ya desbloqueados en una galería especial, para que cuando aparezcan en el modo principal, saber superarlos sin complicaciones.

La doble pantalla también se verá poblada de estas pequeñas criaturas junto a todos sus peligros. Pero esta vez Arthur y sus amigos lucharán por la supervivencia en 90 variados minijuegos que sacarán todo el partido táctil y fónico a la portátil. ¡Calibra tu DS y cuidado con los insectos! 

La rapidez es la otra gran característica del juego junto al control táctil. 3 segundos solamente nos dejan algunos de los juegos para ser resueltos, una locura, pues casi uno de esos segundos ya se nos va en leer el imperativo entre exclamaciones que nos da una pista de lo que hay que hacer. Como ya ocurría en Wario Ware, aunque en Arthur más aún, a veces estos verbos en imperativo son una pista algo floja y tendremos que ver pasmados cómo se nos va el tiempo y perdemos, casi injustamente, una de nuestras preciadísimas tres vidas.

Las acciones a realizar en los pequeños retos son muy variadas aunque, poniéndonos superficiales, en ocasiones resultan algo parecidas entre sí. Tendremos que buscar una piedra preciosa en un montón de arena al estilo Lost in Blue, atravesar un laberinto con un único trazo del Stylus, soplar para encender tres lámparas mata-insectos, dar cuerda a un cochecito de juguete, aplastar a malvados mosquitos o el clásico de encontrar las parejas en cartas boca abajo.

Mucha variedad en hasta 90 juegos diferentes, que, eso sí, se repetirán una y otra vez en cada nuevo personaje entremezclados con los nuevos que éste aporte.

Realizando una visión general sobre los retos que propone y en leve comparativa con su gran inspirador, Wario Ware Touched, diremos que quizá haya demasiados minijuegos basados en rasgar la pantalla y pulsar en sitios determinados de forma instantánea. No obstante trazaremos, deslizaremos, mantendremos pulsado un punto de la pantalla, dibujaremos, etc. pero de una manera un poco más simplona y repetitiva que la que proponía el título de Wario.

Con nuestros éxitos, avances y entrenamientos conseguiremos diferentes premios con los que mantener contento a nuestro Mul-Mul. El Mul-Mul es una especie de bolita de algodón a la que podremos apadrinar nada más empezar el juego. Se puede decir que el fin máximo del juego es mantener contenta a esta criaturita dándole de comer, limpiándole su nido o durmiéndolo, recordando en gran medida a uno de aquellos curiosos, y ya legendarios, Tamaghotchi.

Pero el Mul-Mul también se querrá relacionar con otros de su especie, y es aquí donde encontramos la única modalidad multijugador que nos ofrece el título. Con otros usuarios del mismo cartucho, daremos a nuestra mascota virtual un paseo para cubrir sus necesidades afectivas. Un modo que se podría haber explotado mucho más y que finalmente se ha quedado en una simple curiosidad.