Como cada año por estas fechas, las principales compañías desarrolladoras se inventan alguna excusa para lanzar, de forma más o menos agraciada, una nueva aventura de sus principales estandartes. Este año le toca a Spiderman en cartucho con aires de tebeo que, como era de esperar, está a la altura de los primeros juegos que vio GBA. Sobreviviendo en Nueva York.
Spider-Man: Battle for New York (GameBoy)
Desde la salida al mercado de GBA, muchas compañías se han centrado única y exclusivamente en desarrollar títulos 'menores' para la misma. Digital Eclipse es uno de los mejores ejemplos de cómo dedicarse solamente a una tarea y no dar pie con bola. Torus Games, los encargados de dar a luz esta nueva aventura de 'Spidey', han seguido el mismo camino de los anteriormente nombrados. El cartucho que hoy tenemos entre manos es el vivo ejemplo de ello. Y Activision, con casi total seguridad, los mayores responsables de que este pobre, pobrísimo título aparezca en las que serán las últimas navidades de GBA. En cualquier caso, Spiderman: La batalla por New York nos ofrece exactamente lo que todos esperábamos; lo mismo de siempre. Si cogemos cualquier cartucho de acción con scroll lateral de hace algunos años y lo comparamos con este hallaremos pocas diferencias. Salvando, claro está, que este caso tiene mayor pecado que los demás. ¿Cómo es posible que en casi cinco años de carrera todavía alguien se atreva a lanzar al mercado un juego de estas características?
Spider-Man: Battle for New York (GameBoy)
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Torus se encarga pues ofrecer una mirada distinta a la habitual a la historia de Spiderman, aunque sin dejar de caer en los típicos clichés, en la forma de originalidad, en la despreocupación más absoluta por el apartado sonoro y gráfico. Cambiando la historia 'Spiderman' gira en torno a un guión muy flojo, muy típica, y que gracias a los tebeos, las series de televisión y a las recientes películas ya todos conocemos y hemos masticado en mil ocasiones. Sin embargo, hay algunos datos que hacen que este cartucho sea diferente a lo que, a priori, un aficionado podría imaginar. En primer lugar, toda la historia está tomada directamente del cómic. Es decir, que aunque los personajes que se nos presentan en las típicas escenas para narrar la historia no tengan absolutamente nada que ver con los dibujos originales - ni tan siquiera con los de las películas -, la historia es la misma. Peter Parker adquiere un buen día por culpa de la picadura de una araña mutada genéticamente súper poderes que utilizará para hacer el bien. Mientras tanto, sus enemigos se empeñarán en hacer el mal. Hasta aquí todo normal. El juego comienza con un Osborn distinto, igual de malvado y obsesionado con sus experimentos. Tanto es así que termina por ofrecerse como conejillo de indias para uno de ellos y acaba convirtiéndose en el Duente Verde. Uno muy distinto al que hasta ahora estamos acostumbrados a ver. Nada de gorros puntiagudos y sonrisa maléfica. No. Ahora es una mezcla entre Rhino, el próximo enemigo de Spiderman en su tercera aventura que verá la luz en mayo aproximadamente y Hulk, que no tiene nada que ver con Spiderman. Por lo tanto, las primeras dos fases transcurrirán en la piel del antagonista de nuestro héroe. Está claro que Torus ha intentado ofrecer una visión distinta de la historia, que los 'malos' también tomen protagonismo para que Parker no sea el dueño y señor de la aventura. En realidad la idea no es mala. La forma de llevarla a cabo es lo que no convence. Principalmente, porque las fases entre sí no difieren salvo en algunos detalles como explicaremos a continuación.
Spider-Man: Battle for New York (GameBoy)
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Corre, Spidey, corre Correr. De aquí hacia allá. Saltando. Y mucho. Estas son las cuatro premisas que mejor definen el cartucho. El sistema de juego es extremadamente simple; la historia se divide en tres capítulos más el prólogo. En cada uno de ellos tendremos que hacer frente a diferentes enemigos, todos con historias muy similares. Primero tomaremos el mando del malo de turno, luego de Spiderman. Así, hasta cuatro veces. Dentro del juego las cosas se simplifican mucho más. Nuestro personaje se limita a correr y a saltar, todo ofrecido a través de una cámara con scroll lateral, típica dentro de esta clase de aventuras. Nuestros personajes se pegan a las paredes, saltan alturas de vértigo e incluso tienen poderes incorporados además de los habituales. Telas de araña, bolas de fuego, armas etc. Cuando manejemos al Duente, por ejemplo, tendremos que cumplir varios objetivos. En este caso, y como es uno de los enemigos del protagonista, será romper coches y eliminar todo aquel sujeto que se nos cruce por delante y atente contra nuestra vida. Una vez cumplido, cambio de fase y repetir. Es así, telegráfico, cansino, insultante. No se puede comentar más algo que no tiene más contenido.
Spider-Man: Battle for New York (GameBoy)
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Durante la aventura tendremos opción de recuperar energía o de ir rellenando la barra de poderes especiales. Algunos son útiles para eliminar a nuestros adversarios, otros para cumplir objetivos, y otros no tienen utilidad alguna. Sirven, simple y llanamente, para adornar. Los escenarios son de lo más variopintos; desde edificios en llamas, pasando por edificios derruidos, calles en construcción, más edificios en llamas (aunque de distinto color) e incluso algún que otro decorado moderno, de tecnología punta. No lo podemos describir de otra forma; es insultante. Lo más triste es que el juego se queda ahí. Algunos enemigos de final de fase, viñetas bien hechas - lo único medianamente salvable - aunque irrelevantes, y poco más. Los apartados técnicos del juego, como estáis apunto de comprobar, son si cabe tan o más terribles que el sistema de juego en sí. Tecnología punta El cartucho luce un colorido decente, el único elemento que nos recuerda que estamos ante un juego que tiene menos de un año de vida (entre los distintos mercados, claro). Los movimientos de los personajes son simples y molestos, difíciles de controlar por su torpeza. Sólo los de Spiderman lucen algo, aunque son igualmente inservibles a la hora de la verdad. Así, nos volvemos a ver las caras con uno de los enemigos más insistentes de GBA: el poco detalle de todo lo que no concierne a los protagonistas. Los transeúntes, a los que veremos corriendo durante unos segundos, gozan todos del mismo diseño, al igual que nuestros enemigos. Menos de diez tipos distintos de adversarios, que por extraño que parezca son los mismos desde el principio hasta el fin de la aventura.
Spider-Man: Battle for New York (GameBoy)
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El apartado sonoro es digno de mención. Por su pobreza para sacado de los tonos telefónicos que nos invaden todos los días por televisión. De hecho - y sin ánimo de bromear al respecto -, un móvil cualquier que encontremos por la calle cuenta con mayor variedad de melodías que este juego. La melodía del menú principal se repite incesantemente, al igual que las de 'tensión'. Decimos tensión entre comillas porque, al ser siempre la misma, pierde mucho el factor sorpresa. Marea, irrita. Al menos se nos ofrece la posibilidad de bajarla sin tener que recurrir al volumen de la consola. Todo un detalle. Más de lo mismo, pero peor . Hay que ser justos; Spiderman: La batalla por Nueva York es probablemente uno de los muchos juegos peor que mediocres que tiene la consola. A estas alturas no es permisible que una compañía, sea cual sea, tenga el valor de lanzar un producto semejante a este al mercado. El único aspecto que se puede salvar, haciendo la vista gorda, es quizás el gráfico. No consta de problemas, probablemente porque es tan simple y rácano que no puede tenerlos. En algunos juegos en los que no son necesarios grandes alardes técnicos se puede justificar. Aquí no. La historia es pasable, aunque está mal llevada a escena, por no decir que pierde todo su atractivo ante el pobrísimo modo de juego que se ha empleado en esta ocasión. Para que os hagáis una idea, este título se parece mucho a otros juegos al estilo 'Tigre y Dragón ' o 'La vuelta al mundo en 80 días ', con la pequeña salvedad de que hace dos años que estos salieron al mercado. Porque 'Spiderman' trata de ofrecer un sistema distinto, de entrar en edificios y salvar rehenes (ya muy visto en muchas ocasiones), de disfrutar jugando con los antagonistas (algo que, aunque menos frecuente, también nos suena), de cuajar una historia divertida y sencilla (Max Payne , por ejemplo, es a día de hoy el máximo exponente en este sentido). 'Spiderman', por desgracia, no consigue nada de lo que pretende, sino todo lo contrario. Totalmente prescindible e inadmisible a estas alturas.
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