Uno de terroristas

Patriots: A Nation Under Fire ofrece dentro del marco de la acción un título en estado puro. Un FPS de manual que define la esencia de este género, un núcleo formado por el combate y la ausencia total de elementos adicionales e innovadores. Un  despojo que evitará distracciones al jugador, pero que puede darnos una sensación de monotonía y vacuidad tal, que no estemos dispuestos a suplirlo con una cantidad tan elevada de enfrentamientos y emboscadas.

Algunas veces el éxito de un título depende en gran medida de los factores externos del mundo real que forman un medio publicitario de por sí. Es aquí donde este juego trata de aprovechar la situación bélica actual y el consecuente temor al terrorismo internacional. De esta manea plantea un argumento un tanto ofensivo para los implicados, sobre todo cuando queda claro que serán los Estados Unidos los que padecerán el ataque procedente de sus enemigos musulmanes.

Ha llegado el momento de interpretar nuestro papel, de adoptar el rol de un patriota estadounidense en la defensa y recuperación de un terreno que otros amenazan con destruir. Un argumento simple cogido de la mano de un juego muy básico, pero que nos ofrecerá alguna que otra dificultad a la hora de jugarlo. Es el momento de recoger la munición y las armas para comenzar la acción en Patriots: A Nation Under Fire.

No hay tiempo para entrenamientos, ni aprendizaje, pronto veremos nuestro campamento base atacado y directamente nos sumergiremos en la acción. Como viene anunciado al comienzo, formamos parte de la Guardia Nacional y somos de los pocos supervivientes a las explosiones. Todo comenzó a las 4 p.m. hora del Pacífico y los terroristas insisten en que continuará el fuego y las detonaciones nucleares, mientras sus exigencias no sean atendidas.

Un escenario así reúne todas las condiciones para desplegar la acción, serán algunos factores en nuestra contra los que supondrán pequeños retos, como la posición ventajosa del enemigo, las numerosas emboscadas que aprovechan las zonas urbanas semidestruidas, numerosos incendios que retrasarán nuestro avances, o la obligación, en algunas misiones, de conseguir determinados objetivos para no fracasar.

La elección de un argumento con una introducción así, define por sí mismo las escenas que podremos encontrarnos, facilitando la intuición para prever el tipo de campaña que posiblemente realizaremos. De este modo el ataque sobre nuestra base marca el principio, teniendo las usuales misiones de rescatar prisioneros, recuperar documentos enemigos, destruir infraestructuras enemigas y entre otras de similar índole, concluiremos evitando la instalación de una nueva bomba atómica en un muelle de la ciudad.

Un guión tan cercano y tenso como éste, extraído de la vida cotidiana, no se presta mucho a la diversificación, y cualquier exceso de libertad puede producir malestar si el jugador incauto es sensible a éste tema. Pese a las alegaciones que se pueden hacer por ser meramente un juego, o por representar las posibles inquietudes de mucha gente, no nos resultaría extraño encontrar más de una crítica en este sentido.

Tras los primeros pasos, nos habremos adaptado completamente a sus controles sin dificultad alguna. Una sensación de comodidad cuando comprobemos además la ausencia de capacidades como asomarse tras los muros, rodar por el suelo, combinaciones para esquivar, o simplemente lanzarnos al suelo para el modo francotirador. Los movimientos de toda la vida siempre han funcionado y por su eficiencia perduran, así que no tenía sentido añadir más.

Los encuentros con los terroristas guardan el mayor logro a destacar del juego, sus constantes emboscadas unidas a la buena implementación de la inteligencia, nos crearán bastantes problemas cuanto mayor sea la dificultad. Cuando pensemos que el camino está libre sufriremos por el exceso de confianza, los francotiradores o peor, los soldados armados con lanzacohetes aparecerán de la nada, y tras encontrar a los prisioneros, bastante duro será el regreso asegurando su protección.

Los múltiples escenarios en edificios y zonas cerradas nos obligarán al mayor manejo de armas de disparo concentrado, preparadas para las distancias más cercanas. En estos pasillos también sufriremos para cubrirnos, y sentiremos el pánico si escuchamos un grito de un enemigo que, en un intento suicida, tratará de arrastrarnos con él. De no localizarlo a tiempo sus plegarias también serán las nuestras.

Aparte de los enemigos dispondremos de soldados amigos que combatirán a nuestro lado, pudiendo regenerarse según el escenario un número ilimitado de veces o solamente una cantidad concreta. Este aspecto dota cierta jugabilidad a la hora de realizar asaltos, o cubrir nuestros desplazamientos al descubierto, ya que en ciertos momentos no habrá otro remedio que confiar en la IA de estos bots.

Entre los mayores inconvenientes a resolver está la ausencia de munición en casi todos los emplazamientos, lo que nos obligará a recoger la que nuestras víctimas o nuestros aliados dejen con generosidad en el suelo. Entre el peligro que supone recogerlas bajo fuego cruzado, la obligación para hacerlo ya que siempre estaremos escasos de recargas, y que sólo permanecerán un breve período de tiempo, la diversión está asegurada, y cuanto mayor riesgo a correr más lo disfrutaremos.

Al comienzo de cada carga el alto mando que coordina nuestras acciones nos describirá brevemente los avances de las tropas que resisten, así como indicará nuestro próximo objetivo, haciendo hincapié en los factores que determinarán su éxito o no. Tales advertencias se tornan un poco excesivas cuando descubrimos que todas las misiones tienen sólo una vía para cumplirlas, no encontraremos múltiples caminos, atajos o diferentes resoluciones, incluso será muy difícil perdernos o desorientarnos sobre el mapa. Tal ausencia de posibilidades es una muestra más de la simplicidad de éste título.

No serán pocos los momentos donde tengamos que cargar una partida ante una inesperada muerte, pero es incomprensible como una carga rápida se hace tan desesperadamente lenta, mientras que reiniciar todo el nivel se efectúa de manera instantánea. No es algo carente de lógica si lo pensamos bien, pero no se puede trabar de esa manera tan molesta un título que por sus características tendría que ser de lo más rápido y ágil hoy por hoy, acorde a las técnicas actuales.

A la hora de jugarlo, un factor también que debemos tener en cuenta son las condiciones de salud y munición al acabar el nivel, ya que serán las del comienzo de la próxima misión. Es lógico pensar que encontraremos cierta ayuda en forma de botiquines al principio de cada uno, pero a nadie le gusta pensar en la posibilidad de que éstos no existan, o sentir el malestar que produce tener sólo un arma con apenas balas y muchos blancos sobre las que repartirlas.

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Pese a todo el título muestra períodos de gran lucidez donde se nos hará más entretenida la rutina de avanzar y disparar. Teniendo en cuenta que nuestra capacidad de acción viene determinada por las características de nuestra arma. Se agradece cualquier pequeña variación respecto al combate, pocas serán pero las agradeceremos con mucha más franqueza.

Por último, indicar que la ausencia del modo multijugador otorga a este título el remate final, indicando un mal pronóstico respecto al período de caducidad que pudiese ofrecer en un principio. Algo que sorprende porque es el tipo de juegos que dotado de una intención tan apta para el juego online, no ha realizado el esfuerzo de implementar ese modo. Un digno colofón para incluir en la serie de carencias que dispone el juego.

Acortar las capacidades gráficas reduciendo texturas, detalles o modelados es una técnica muy recurrida para incrementar la velocidad, para dotar al título de una fluidez máxima cuando la actividad del combate llegue a los puntos de mayor confrontación. Pero, hasta qué punto hay que sacrificar ese aspecto cuando, hoy por hoy, la capacidad de las tarjetas gráficas y los avances realizados en este aspecto permiten unas posibilidades que hace años ni siquiera podían imaginarse.

Las voces del alto mando y de la introducción dotadas de un severo tono preocupado, aporta un sentimiento trágico, ayudando a mostrar la preocupante situación y despertando cierta empatía. Además la tensión se mostrará patente ante la constante repetición de las demandas terroristas, rechazadas tajantemente por el gobierno. El resto de voces tanto de aliados como de enemigos también cubren su función de manera desapercibida.

Pese a todo conserva lo primordial del género de la acción, un combate que resalta por su desgaste, por ser un constante enfrentamiento que no permite pausas. Logrando, si nuestro deseo es no dejar ni un instante de apuntar, llamar nuestra atención. Asegurando con sus escasos tipos de misiones y su lograda inteligencia alimentar las demandas de los más adeptos.

Ha llegado el momento de juzgarlo, conociendo de ante mano las peculiaridades de un juego que procede del pasado, pero que pretende lanzarse a sí mismo usando como catapulta un argumento muy relacionado con el mundo real. Sucumbiremos a las primeras de turno, o lograremos despertar ese sentimiento estadounidense tan patriótico, que desconocíamos de su existencia. En caso de ser así será el momento de probarnos a nosotros mismos en Patriots: A Nation Under Fire.