Nuevo no quiere decir mejor...

Narrar la historia de los King of Fighters sería reiterar en algo que los fans de la lucha 2D se saben al dedillo. Pero la nueva encarnación del one vs one más popular de SNK llega a las tiendas con una novedad bien reseñable, y es el hecho de que Neowave es el primer King of Fighters en abandonar en su programación base el hardware de la Neo Geo original (AES), siempre y cuando obviemos la incursión tridimensional de los Maximum Impact.

Lo cierto es que la nueva placa de Sammy, aún sin llegar al nivel de potencia del hard de Dreamcast (o la placa Naomi), posee interesantes bondades de cara al cada vez más famélico mundo de los arcades recreativos. Capacidad para recrear bump mapping, nieblas, alpha-bending, mip mapping, filtros tri-lineares, anti-aliasing, environment mapping, efectos especulares... Virtudes que prácticamente deberían poner los juegos programados en ella al día, sólo que The King of Fighters Neowave no usa ni una sola de las características arriba mencionadas.

De hecho, al experto jugador de la saga le parecerá todo un retroceso, una vuelta a los orígenes que resulta, incluso, inferior al ya vetusto KOF 94. No por su metodología de juego, que con la base de KOF 2002 hasta cierto punto depura los despropósitos de las penúltimas entregas de SNK-Playmore, sino por su aspecto técnico, que a pesar de hacer gala de fondos en alta resolución, transforma a este Neowave en un arcade vació, soso y totalmente falto de personalidad.

Con todo, se trata de un título que vuelve a llevar la clásica jugabilidad de la compañía de Osaka a los circuitos de Playstation 2, y eso casi siempre puede llegar a ser bienvenido. Analicemos los pro y los contra para ver si merece la pena este nuevo Neowave, o si será mejor que desempolvemos la vieja Dreamcast y pongamos en ella ese maravilloso ejercicio del one vs one que era The King of Fighters Dream Match ‘99.

Pero los escenarios... Ay, amigo, los fondos a la vista saltan que son bonitos como pantallas estáticas, pero una vez dentro del juego, son más sosos que la última edición de Operación Triunfo. Están totalmente desprovistos de encanto, apenas representan localizaciones interesantes o simbólicas con los personajes, por no decir también que huyen radicalmente de esa ambientación llena de multitudes que tanto gustaba a la vieja SNK. Vamos, que no encontraremos ni una sola alma animando nuestros combates... y eso en un KOF es muy triste. Al menos, la visualización tridimensional de estos al elegir el modo gráfico "normal" rezuma cierta espectacularidad, alejándose de los aburridos fondos del modo "arcade".

Y es que, al lado de Neowave, cualquier juego anterior de la saga parece más atractivo y dinámico gráficamente. No hay más que mirar los fondos del primero, de KOF 94, y ver, por ejemplo, el escenario del Pao Pao Café, que luce una ambientación a años luz del juego que hoy nos ocupa. O mismamente, a nuestros compañeros de equipo esperando su turno y reaccionando al son del combate, cosa que no vemos en un King of Fighters desde que entrase el presente milenio.

Por consiguiente, parece ser que la resolución se paga con lo estático de todo el entorno, que tan sólo presenta vida en base a unos cuantos frames sueltos en determinados elementos (un motor, una fuente de agua... cosas así) y, en algunos casos, por los múltiples planos de scroll. Una ridiculez a día de hoy, todo hay que decirlo... Afortunadamente, los sprites se siguen moviendo de forma notable, aunque sin mejorar un ápice lo visto en anteriores entregas.

Visto así, el resultado es bastante desalentador, sobre todo si tenemos en cuenta que en Atomiswave hemos visto cómo la serie Guilty Gear o el nuevo título de Hokuto no Ken lucen sus mejores galas, con atractivos escenarios y detallados personajes en alta resolución. O más aún, KOF Dream Match '99 para Dreamcast da lecciones de estilo combinando los sprites de toda la vida con unos fondos tridimensionales implementados de forma sublime y con todo el encanto "made in Neo Geo". En cambio, The King of Fighters Neowave está en una encrucijada que defenestra las bondades de la nueva tecnología y se arroja al foso de los leones en busca de la muerte del estilo 2D de la saga. Al menos, Neowave 2, en su versión para recreativas, parece mejorar sobremanera lo visto... ¡esperemos!

Tampoco se puede decir muchas cosas positivas de la banda sonora. No está mal, con una instrumentación que delata rápidamente la procedencia arcade del juego, pero distan y mucho de la genialidad de las composiciones de los primeros King of Fighters, en especial las maravillosas melodías de las entregas que van desde el 95 hasta el 98.

Así pues, la calidad sonora de Neowave se puede calificar de poco innovadora y sumamente anodina.

Así, los tres contra tres posibilitan el uso de cientos de combinaciones y estrategias varias que darán mucho juego a los combates. Y es que, con tan gran plantel de luchadores, las posibilidades se pueden multiplicar hasta el infinito. Ni más ni menos que cuarenta y tres luchadores, reuniendo a casi toda la trouppe de la saga. Por supuesto, no veremos a estos personajes tal y como eran en KOF 98, sino que, al estilo evolutivo de la serie, notaremos que Mr Karate pierde sus lanzamientos energéticos, Robert Garcia cambia su control o Geese Howard rejuvenece para ponerse a la altura de los hermanos Bogard.

La novedad más jugosa de cara al control es la inclusión de un quinto botón que enciende a nuestro luchador al más puro estilo berserker. El significado de este nuevo estado es el de aumentar sobremanera la potencia de ataque y defensa, a cambio de reducir drásticamente la barra de vida. Visto y catado, otorga otro matiz de interés a la acción, del mismo modo que contribuye al factor estratégico que siempre ha caracterizado a los King of Fighters sobre otros one vs one.

Pero poco más encontraremos en Neowave, puesto que sigue siendo un King of Fighters puro y duro. Sus nuevas premisas tecnológicas no han supuesto el salto que se esperaba, lo cual puede ser incluso mejor para los más puristas de la saga. Pero la verdad es que este KOF es un título ramplón a nivel técnico, por mucho estilo heredado que lleve en sus venas. Seguimos pensando que, tras ver en las entrañas de máquinas como Dreamcast juegazos de la talla de Guilty Gear, continuar manejando a los viejos sprites de KOF empieza a dejar de tener sentido...

Por lo demás, lo mismo de todos los años.