Vuelta a la oscuridad

Que la compañía de Redmond haya apostado por un juego como este, remarca aún más su estrategia de acercar a los hogares auténticas joyas del entretenimiento, aunque haya que pasar por caja para disfrutar de todas sus posibilidades en la consola. En este caso, los 800 puntos Microsoft que cuesta la versión completa nos permitirá acceder a un clásico renovado con interesantes añadidos, pero que sigue manteniendo intacta toda su personalidad.

Este coste se sitúa al mismo nivel que el de casi todos los títulos del bazar, lo que puede dar lugar a agravios comparativos. Sin lugar a dudas, Doom es de los títulos que merece cada punto de lo que cuesta, aunque a estas alturas a muchos jugadores pueda parecerles excesivo el pago de semejante cantidad por un título de hace una década. Solo echamos en falta algún elemento más de valor añadido, que comentaremos posteriormente.

La historia sobre la que se basa Doom es de sobras conocida por cualquiera con un mínimo de años en el mundo de los videojuegos. Como marine espacial se nos sitúa en una base alienígena que deberemos limpiar de cualquier rastro de enemigos. Esto desemboca rápidamente en una sucesión de niveles donde nuestra única preocupación a priori será eliminar cualquier rastro de vida que se nos cruce en el camino, así como recolectar el máximo de objetos y armas disponibles en las fases.

Pero no todo será tan sencillo, ya que los laberínticos escenarios nos proporcionarán más de un quebradero de cabeza, debiendo recorrerlos arriba y abajo en busca de interruptores y palancas con las que activar las puertas y escaleras que nos permitan avanzar. También deberemos recopilar las tarjetas de colores que nos den acceso a determinadas zonas restringidas. Por supuesto, todo esto mientras ejercitamos nuestro dedo contra el gatillo del arma que llevemos equipada, de entre las 9 disponibles.

Tecnología de la época.

A nivel sonoro, se han transportado las melodías originales aunque con un aumento lógico de la calidad y el paso a formato 5.1, lo que resulta en una absoluta nitidez de las músicas y efectos. Cada nivel poseerá su melodía que nos acompañará en todo momento aportando una nota frenética en la mayoría de ocasiones. Lamentablemente, la mayoría de canciones resultan cortas y se repetirán una y otra vez, algo que puede llegar a cansar al usuario.

Jugablemente, Doom se puede disfrutar desde dos perspectivas bastante diferenciadas. La primera es la de la cautela, ya que podemos recorrer minuciosamente cada mapeado, buscando las zonas secretas y los ítems escondidos. La otra forma es la del jugador veterano, que conoce al dedillo cada área y prefiere recorrerlas a toda velocidad mientras masacra a los enemigos al ritmo de la música. Como siempre, será la experiencia la que nos permita pasar de una a otra.

El paso al sistema Live! de Microsoft ha permitido la implementación de tablas de récords, así como el uso del mencionado modo multijugador. Lo cierto es que los cinco niveles de dificultad disponibles cumplirán bien su función de ponernos las cosas difíciles, aunque se echa de menos algún tipo de ampliación de mapas. Un pack de mapeados extra, tan de moda durante los años 90, no hubiera ido mal para redondear este fantástico clásico.

­- Juego multijugador, incluso a pantalla partida.
- Cinco niveles de dificultad bien escalados entre si y que nos pondrán las cosas muy difíciles.
- Sonido 5.1.
- Sabor a clásico de los pies a la cabeza.