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Diario de un TGS: Dentro del Makuhari

Comienza el otoño en Tokio. Los árboles de momiji, el arce japonés, están preparando ya sus hojas para mudar su color a los entrañables y preciosos tonos rojizos y amarillos. Los cerezos han perdido todo su follaje, pero están esperando, en su letargo a que llegue la primavera.

Mientras la naturaleza sigue su curso, los aficionados japoneses a los videojuegos, y los de todo el mundo, saben que cuando el otoño se asoma por el calendario en Japón, todos tienen una cita ineludible: el Tokio Game Show.

Y este año, puntual a su cita otoñal, lo volvemos a tener aquí. Parece que fue ayer, pero hace ya un año de la última edición. El tiempo pasa volando. Y más por estas tierras.
 
Este TGS es especial porque estamos a pocos meses del lanzamiento de las dos nuevas consolas de Nintendo y Sony que, junto con la Xbox 360 de Microsoft forman lo que se ha venido a llamar la 'nueva generación'. Es curioso como cada cierto tiempo este término sirve para bautizar a la generación en curso. En este caso nos encontramos a las puertas (quizás ya cruzadas con un pie) de la séptima.
 
Hoy, primer día de la feria, el pistoletazo de salida lo dio Kutaragi sama con un discurso bastante espeso en el que nos explicó las bondades del nuevo vástago de Sony: PlayStation 3. Centró su alocución principalmente en las capacidades online de la consola y el futuro prometedor que se le abre con esta característica. El mandatario de Sony nos ha hecho volar la imaginación a un mundo que todavía se nos antoja en el futuro a medio plazo. Eso sí, nos ha dejado un muy sabor de boca la sorpresa de la conferencia: 'Afrika'. Esta apuesta de Sony, cuyo título es provisional, es realmente algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver últimamente. Un soplo de aire fresco. Veremos en qué se concreta, pero de momento no ha dejado buenas sensaciones. Tenéis más información sobre 'Afrika' en la cobertura ininterrumpida que estamos haciendo de la feria.
 
Después de nuestro encuentro con esta personalidad del videojuego, nos introducimos de pleno en la marabunta. Y es que es igual que hoy sea el día de los profesionales y la prensa. El gentío es abrumador, ordenado y respetuoso, pero abrumador. Lo peor viene, eso sí, el sábado y sobre todo el domingo, donde invito a cualquiera a identificar el color del suelo en las fotos que tomaremos del ambiente del TGS. Simplemente imposible. Sólo podremos ver personas y más personas en sus ordenadas colas para jugar o haciendo fotos a las sonrientes azafatas, preciosas y 'kawaii' como siempre. Pero es ley de vida. Es el TGS. Es Tokio. Es Japón. 'But I like it', como dirían aquellos.
 
¿Y qué hemos podido catar y saborear? Mucho y variado. La calidad también variada, pero en general notable. Sony, como siempre y más en esta edición, con su enorme stand nos ha saturado los sentidos con 200 PlayStation 3 prestas a ser jugadas con los títulos de lanzamiento y las apuestas de futuro. Por fin hemos podido jugar a nuestras anchas y sin restricciones a nueva 'negra' de Sony. Nos ha gustado, y mucho. Pero queremos seguir jugando para hacernos a la idea de que ya estamos inmersos en la séptima generación de consolas. Ya no hay vuelta atrás.
 
La decepción, no por menos conocida menos decepción, es la tradicional ausencia de Nintendo. La adorada compañía de Kioto nos ha dejado con la miel en los labios. Hemos podido ver fugaces vídeos de algún juego de terceros y poca cosa más. Ya lo sabíamos, pero eso no nos quita la contrariedad. La rompedora y fantástica consola de Nintendo no está en el TGS.
 
También nos hemos divertido con la 'veterana' Xbox 360, que con una ventaja de varios meses con respecto a sus competidoras, nos ha mostrado en su stand su vitalidad, madurez y solidez. Una perfecta máquina de jugar con un sistema online envidiable, que es presente y realidad absoluta. Aquí en Japón no triunfa, pero en el resto del mundo sí. Y es comprensible. En la instalación de Microsoft hemos podido jugar a auténticas joyas. Sony y Nintendo llegan. Pero Microsoft ya está. La batalla está servida. Que sea en beneficio del consumidor.
 
Nos vamos de Makuhari Messe, el recinto ferial del TGS con un gran sabor de boca y con muchas ganas de explicar lo acontecido dentro de sus muros. Queremos que lo sepáis todo. Para ello estamos aquí.
 
Tokio, la megalópolis que nunca descansa, nos provee el entorno ideal para rumiar y asimilar todo lo que hemos visto, oído y sentido.
 
Mañana, más. Y aquí estaremos para contároslo.